Todavía quedan luteranos cristianos en Finlandia

El 75% de la población de los finlandeses son luteranos, y de ellos la inmensa mayoría pertenece a la “Iglesia Nacional Luterana de Finlandia” que es una de las dos “iglesias” (*) oficiales de dicha nación báltica. La otra es la Iglesia ortodoxa en Finlandia, a la que pertenece un 1,1% de los ciudadanos fineses. Ambas reciben la financiación del estado vía impuestos. De hecho, es obligado para los fieles de esas iglesias el pagar el impuesto religioso, de forma que si no quieren hacerlo, tienen que darse de baja de las mismas. Eso, dicho sea de paso, ocurre también en Alemania con católicos y luteranos, lo cual es un problema no pequeño para la Iglesia Católica allá, vista la secularización interna que padece.

Eso quiere decir que cuatro millones de finlandeses pertenecen nominalmente a comunidades eclesiales que profesan el cristianismo según lo enseñó Martín Lutero. Ahora bien, según reconocen los propios pastores luteranos, apenas un dos por ciento de los finlandeses acude al culto dominical cada semana. Por tanto, podríamos hablar de un total de entre 80-100.000 luteranos practicantes en el país.

La semana pasada el parlamento finés aprobó la ley del “matrimonio” homosexual. Inmediatamente, el primado eclesial de los luteranos del país, Mari Mäkinen, arzobispo de Turku, se manifestó a favor de dicha ley. Y a raíz de semejantes declaraciones, al menos doce mil luteranos se han dado de baja, por ahora, de la “Iglesia” oficial.

Aunque supongo que no hay manera de saberlo, es altamente probable que la mayoría de esos doce mil provengan de los luteranos practicantes. Si tan solo diez mil lo fueran, tendríamos que alrededor del 10% de los luteranos practicantes le han dicho adiós con la mano a su “iglesia”. Y eso en apenas un fin de semana. 

¿Qué significa esto? Pues que muchos de los escasísimos cristianos que quedan en ese país no parecen dispuestos a estar al cuidado pastoral de un sujeto que ningunea miserablemente la Escritura. Y significa también que el luteranismo oficial está podrido hasta la médula, cosa que algunos llevamos diciendo desde hace años. No en vano quedan muy pocas cosas que los luteranos “oficialistas” de diversos países europeos no se atrevan a hacer. Por tener, tienen hasta obispas lesbianas con pareja.

Cuando siendo todavía protestante evangélico, entablé una relación amistosa con un pastor luterano sueco, de cuyo nombre desgraciadamente no me acuerdo. Fue él quien, por gracia de Dios y Biblia en mano, me “convenció” de que Cristo estaba realmente presente en la Eucaristía, aunque fuera solo a través de la doctrina errada de la consubstanciación, que no llega a la verdad plena que está en el dogma católico de la transubstanciación. Aquello me ayudó luego no poco a la hora de dejar el protestantismo camino de las iglesias ortodoxas primero y de la Iglesia Católica después.

Ese pastor luterano no pertenecía a la Iglesia Luterana de Suecia oficial, sino a una a las “iglesias” luteranas no oficiales, de carácter conservador. Su opinión sobre la iglesia oficial es que había caído en la apostasía de la teología liberal, algo en lo cual yo coincidía con él. No sé qué habrá ido de él pero ruego al Señor que finalmente le conduzca a la fe católica.

Desde el punto de vista de nuestra Iglesia, y especialmente desde el ámbito ecuménico, este tipo de aberraciones de las comunidades eclesiales protestantes históricas -ocurre parecido con los anglicanos pero bastante menos con los reformados calvinistas- debería ser un aviso a tener en cuenta. No tiene el menor sentido que busquemos el ecumenismo con gente así. El único sector con el que merece la pena tener buenas relaciones es el del protestantismo conservador -los evangélicos “born again"- que al menos respetan la Biblia y no la pisotean miserablemene como hacen los protestantes liberales. Sinceramente no sé de qué tenemos que hablar con arzobispos que apoyan el gaymonio e incluso el aborto, ni con comunidades eclesiales que “ordenan” obispas lesbianas amancebadas.

Esto que acaba de ocurrir en Finlandia sirve también para que todos tengan claro una cosa. Los cristianos, estén donde están, no aceptan que se les dé gato por liebre. No admiten así como así que se les engañe presentando como cristianismo aquello que tiene a Satanás por padre. Los ortodoxos, cosa peculiar, apenas cuentan entre sus filas con apóstatas liberales o modernistas. Los protestantes europeos están plagados de ellos. Los protestantes de EE.UU y del resto de América están libres en un 95% de ese cáncer. Ese 95%, por cierto, es el que crece a ojos vista. ¿Y los católicos? Pues de todo hay en la viña del Señor, pero aunque no llegamos a la situación de los protestantes europeos, estamos bastante lejos de la situación de ortodoxos y protestantes evangélicos conservadores, sobre todo en Occidente.

Puede que haya cardenales católicos que piensen que el camino a seguir es el del protestantismo europeo oficialista, que tiene “apertura” hacia todo tipo de pecado contra el matrimonio de y depravación sexual. Como dijo el cardenal Pell, “la comunión para los divorciados vueltos a casar es solo la punta del iceberg, el caballo de Troya“:

«La comunión para los divorciados vueltos a casar es para algunos padres sinodales -muy pocos, ciertamente no la mayoría- solo la punta del iceberg, el caballo de Troya. Ellos quieren cambios más amplios, el reconocimiento de las uniones civiles, el reconocimiento de las uniones homosexuales»,

Sabemos por fe que Dios no permitirá tal cosa, pero en todo caso, bien harán todos en tomar nota de lo que acaba de ocurrir en Finlandia. Somos bastante más de doce mil los católicos, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, que haremos lo que Dios nos conceda hacer, si es necesario, para que no conviertan a la Iglesia en cómplice del pecado y del mal.

¡Santidad o muerte!

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) Es bien sabido que no existe realmente una “iglesia” luterana, pues los luteranos no han conservado la sucesión apostólica. De los ortodoxos sí se pueden decir que son iglesias.