ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 14 de diciembre de 2014

La frase del día domingo 14

"En el atardecer de la vida seremos juzgados según nuestro amor".
(San Juán de la Cruz)

 


El papa Francisco

El Papa visita una parroquia e invita a llevar la alegría de Jesús
Es la octava visita del Obispo de Roma en su diócesis. Pidió rezar, y buscar la alegría verdadera y no la del consumismo

Francisco en el ángelus: 'Con Jesús la alegría es de casa'
Texto completo. El Santo Padre regala a los presentes un librito de oraciones 'para vivir todo el día con Dios'.' Nunca se oyó de un tanto triste o de una santa con la cara fúnebre'

Iglesia y Religión

El cardenal De Paolis ordenó 35 sacerdotes Legionarios de Cristo
Los nuevos sacerdotes provienen de 11 países, y tienen entre 30 y 40 años. La ceremonia fue en la basílica de San Juan de Letrán

Espiritualidad

¿Qué es una Iglesia samaritana?
'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Beato Carlos Steeb - 15 de diciembre
«De origen luterano, al convertirse fue repudiado por su familia. Cofundador del Instituto de Hermanas de la Misericordia. Conocido como la mamá y el samaritano de Verona por sus desvelos y ternura con los enfermos»


El papa Francisco


El Papa visita una parroquia e invita a llevar la alegría de Jesús
Es la octava visita del Obispo de Roma en su diócesis. Pidió rezar, y buscar la alegría verdadera y no la del consumismo

Por H. Sergio Mora

ROMA, 14 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha ido este domingo por la tarde a una parroquia romana, en el barrio Aurelio, periferia urbana dentro del cinturón de autopista que rodea la ciudad de Roma. Es la octava visita que el Obispo de Roma realiza en una parroquia, durante su pontificado.

El Papa llegó poco antes de las 16 horas en un auto utilitario, y fue recibido por una multitud deseosa de verlo y de estar con él. El Santo Padre saludó a muchos de los presentes, entró a la parroquia y volvió a salir para saludar a otros fieles.

Ya en los salones, un par de niños le hicieron algunas preguntas, y después estuvo con una decena de gitanos que viven a 16 kilómetros de allí, una comunidad poco integrada en la cual hay dos mamás jóvenes que piden limosna y bautizaron a sus hijos en dicha iglesia. Recibió también a 25 representantes de familias en situación de fragilidad que están en un edificio a alguna distancia de allí y que son apoyados por jóvenes de la comunidad de San Egidio y del proyecto 'Dame una mano'. 

A las 17,30 aproximadamente el Santo Padre presidió la santa misa, con paramento rosado. Concelebró el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini; el cardenal Giuseppe Bertello; el obispo auxiliar del sector oeste de la ciudad; el párroco, vicepárrocos, y otros sacerdotes.

En su homilía el Papa recordó que "la alegría de la Navidad es una alegría especial, no es una alegría solamente para el día de Navidad pero para toda la vida del cristiano, una alegría serena tranquila, una alegría que siempre acompaña al cristiano, también en los momentos difíciles, en los momentos de dificultad, esta alegría se vuelve paz. El verdadero cristiano no pierde nunca la paz, porque la paz es un don cristiano".

Indicó que "una buena comida esta bien, pero esa no es la alegría cristiana de la que hablamos hoy, la alegría cristiana es otra cosa”. Y que la alegría cristiana "se encuentra en la oración". Es necesario saber decir: "Gracias Señor por tantas cosas lindas". Hay gente que no saben agradecer a Dios y busca siempre algo para lamentarse. Recordó que había conocido a una monja buena que le llamaban 'sor lamentosa', e invitó a aceptar las dificultades de la vida sin lamentarse. "Eso no es cristiano. Hace mal encontrar a cristianos que tienen la cara amarga de quien no tiene paz. Nunca un santo o santa tuvo cara fúnebre", y durante los sufrimientos "tienen el rostro de la paz". Y recordar cuantas cosas Dios nos ha dado.

Incentivó también a "llevar a los otros el feliz anuncio", a los necesitados, para proclamar al Señor. Porque “ir a los otros es la vocación del cristiano”.  Llevar "la paz, la unción de Jesús, ese aceite de Jesús que hace tanto bien y consuela a los otros".

En particular en este tiempo de Adviento, cuando faltan solamente 13 días para la Navidad pidió: primero, "rezar para que yo viva esa alegría en la preparación de la Navidad, con la  alegría verdadera y no con la del consumismo, en ansia porque me falta esto o aquello, esa no es la alegria"; segundo: agradecer las cosas buenas que el Señor nos ha dado, y agradecer la fe; tercero, ir y llevar un poco de paz y de alegría al necesitado o al enfermo.

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Francisco en el ángelus: 'Con Jesús la alegría es de casa'
Texto completo. El Santo Padre regala a los presentes un librito de oraciones 'para vivir todo el día con Dios'.' Nunca se oyó de un tanto triste o de una santa con la cara fúnebre'

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 14 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco rezó este domingo de diciembre la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, que da hacia la plaza de San Pedro, en donde una multitud de varios miles de fieles y peregrinos le aguardaba.

En este III domingo de Adviento se encontraban también en la Plaza, cientos de niños de los 'Centros Oratorios Romanos' para la bendición que en esta fecha el Papa hace de las imágenes del Niño Jesús que irán en los pesebres de sus casas, escuelas, o parroquias.

El Santo Padre además, hizo llegar como regalo a los fieles y peregrinos allí reunidos, de un librito de oraciones, preparado por la Limosnería Apostólica y publicado por la Librería Editora Vaticana. Durante sus palabras de detuvo varias veces para comentar un cartel que un grupo de fieles llevava: 'Con Jesús la alegría es de casa',

«Queridos hermanos y hermanas, queridos niños y jóvenes, buenos días.

Desde hace dos semanas el Tiempo de Adviento nos ha invitado a la vigilancia espiritual para preparar el camino al Señor, del Señor que viene. En este tercer domingo la liturgia nos propone otra actitud interior para vivir la espera del Señor, o sea la alegría. La alegría de Jesús, como dice ese cartel, la alegría de Jesús es de casa. O sea que nos propone la alegría del Jesús.

El corazón del hombre desea la alegría, todos nosotros aspiramos a la alegría,Cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. ¿Pero cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir y testimoniar? Es la que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde que Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad ha recibido el germen del Reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No necesitamos buscar en otras partes! Jesús vino a traer la alegría a todos y para siempre.

No se trata de una alegría solamente esperada o desplazada al paraíso, 'aquí en la tierra estamos tristes pero en el paraíso estaremos alegres', no, no es esto. Pero una alegría ya real y que se puede sentir ahora, porque el mismo Jesús es nuestra alegría, es nuestra casa,

Como decía ese cartel vusetro, 'Con Jesús la alegría está en casa', repitamos esto, nuevamente: 'Con Jesús la alegría está en casa', y sin Jesús hay alegría? ¡No! Jesús está vivo, es el resucitado, y opera en nosotros, especialmente con al palabra y los sacramentos.

Todos nosotros bautizados, hijos de la Iglesia, estamos llamados a acoger siempre nuevamente la presencia de Dios en medio de nosotros y a ayudar a los otros a descubrirla, o a redescubrirla si la hubiéramos olvidado. Es una misión bellísima, similar a la de Juan el Bautista: orientar la gente a Cristo --no a nosotros mismos-- porque Él es la meta hacia la cual tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad.

Nuevamente san Pablo en la liturgia de hoy nos indica las condiciones para ser “misioneros de la alegría”: rezar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, seguir su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal. Si esto será nuestro estilo de vida, entonces la Buena Noticia podrá entrar en tantas casas y ayudar a las personas y familias a descubrir que en Jesús está la salvación. En Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para enfrentar cada día las diversas situaciones de la vida, mismo las más pesadas y difíciles.

Nunca se oyó de un tanto triste o de una santa con la cara fúnebre, nunca se ha oído, sería un contrasentido.

El cristiano es una persona que tiene el corazón colmo de paz, porque sabe poner su alegría en el Señor, incluso cuando atraviesa momentos difíciles en la vida.

Tener fe no significa no tener momentos difíciles, pero tener la fuerza de enfrentarlos sabiendo que no estamos solos. Y esta es la Paz que Dios dona a sus hijos.

Con la mirada dirigida a la Navidad que está cerca, la Iglesia nos invita a dar testimonio que Jesús no es un personaje del pasado: Él es la palabra de Dios que hoy sigue iluminando el camino del hombre, sus gestos, los sacramentos, son la manifestación de la ternura, de la consolación y del amor del Padre hacia cada ser humano. La Virgen María 'causa de nuestra alegría' nos vuelva siempre alegres en el Señor, que viene a liberarnos de tantas esclavitudes interiores y exteriores».

El Papa reza la oración de el ángelus. Y a continuación dice las siguientes palabras:

«Queridos hermanos y hermanas, me he olvidado comó esta frase, veamos: 'Con Jesús la alegría es de casa'. Todos juntos:'Con Jesús la alegría es de casa',

Saludo a los presentes, familias, grupos parroquiales y asociaciones que han venido aquí desde Roma, de Italia y desde tantas partes del mundo. En particular saludo a los peregrinos de Civitella Casanova, Catania, Gela, Altamura, y a los jóvenes de Frosinone.

Al saludar a los fieles polacos, me uno espiritualmente a sus compatriotas que hoy encienden la 'vela de Navidad', y reiteran el empeño de solidaridad, especialmente en este Año de la Cáritas que se celebra en Polonia.

Ahora saludo con cariño a los niños, que han venido para la bendición de los 'Niño Jesús', que organiza el Centro Oratorios Romanos. Felicitaciones, han sido muy buenos, llenos de alegría aquí en la plaza, felicitaciones. Y ahora lleven el nacimiento bendecido. Queridos niños, les agradezco vuestra presencia, y les deseo una feliz Navidad. Cuando rezarán en casa, delante del pesebre, les pido se acuerden también de mi, como yo me acuerdo de ustedes.

La oración es la respiración del alma: es importante encontrar momentos durante el día para abrir el corazón a Dios, también con simples y breves oraciones del pueblo cristiano. Por esto he pensado de hacerles hoy un regalo, a todos los que se encuentran aquí en la plaza, una sorpresa, un regalo. Un pequeño librito de bolsillo que recoge algunas oraciones, para los diversos momentos de la jornada y para las diversas situaciones de la vida. Es esto. Algunos voluntarios lo distribuirán. Tomen uno cada uno y llévenlo siempre con ustedes, como ayuda para vivir todo el día con Dios.

No olvidemos ese mensaje tan bello que han traido aquí con el cartel: 'Con la alegría Jesús es de casa'. Y a todos ustedes les deseo un cordialmente una 'buona domenica' y 'buon pranzo'. Y no se olviden, por favor, de rezar por mi. ¡Arrivederci! ¡Y tanta alegría!

(Traducido y ampliado con la transcripción del audio por ZENIT)

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Iglesia y Religión


El cardenal De Paolis ordenó 35 sacerdotes Legionarios de Cristo
Los nuevos sacerdotes provienen de 11 países, y tienen entre 30 y 40 años. La ceremonia fue en la basílica de San Juan de Letrán

Por Redacción

ROMA, 13 de diciembre de 2014 (Zenit.org) -  El cardenal Velasio De Paolis C.S., ordenó sacerdotes a 35 Legionarios de Cristo en una misa celebrada este sábado en la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma.

Lo informó un comunicado de la oficina de prensa de congregación enviado a la redacción de ZENIT, precisando que en su homilía el Cardenal dijo: «Las ordenaciones sacerdotales son siempre motivo de confianza en el futuro, de esperanza».

El purpurado añadió: «Y este año tanto más porque marcan un momento de particular importancia para la vida del mismo Instituto. Durante los últimos tres años la Legión, siguiendo las instrucciones y directivas del mismo Santo Padre, ha afrontado y recorrido un camino de verificación de su historia y de su vida».

De Paolis les recordó también que el sacerdocio los introduce a una intimidad especial con Jesucristo: «Vuestra vocación es al amor, y al amor más grande, que es el don de la propia vida. Es una vocación a la amistad con Jesús».

Dirigiéndose a los ordenados el Cardenal les dijo que su vocación «es un don para los demás: para la Iglesia, para la salvación del mundo». Y también les señaló: «Queridísimos jóvenes, hoy alcanzáis la meta de vuestra vocación. Una meta imposible para los esfuerzos y las fatigas humanas, aunque éstas se requieran y en modo perseverante".

"Para vosotros --prosiguió el purpurado-- ha sido una decisión que habéis madurado durante muchos años delante de Dios y de vuestra conciencia, ayudados por el consejo de vuestros superiores; en la oración asidua, para tener la luz necesaria y el conforto de la fuerza del Espíritu Santo».

Además agradeció a los padres de familia, a los formadores y a quienes con su oración han acompañado los nuevos sacerdotes a llegar a este momento decisivo de sus vidas.

Los nuevos sacerdotes
Los 35 nuevos sacerdotes provienen de 11 países: Alemania (1), Australia (1), Brasil (3), Colombia (3), España (1), Estados Unidos (9), Francia (1), Guatemala (1), Hungría (1), México (12), Nueva Zelanda (2).

El mayor de los nuevos sacerdotes tiene 40 años, el más joven 30. Es también la primera vez que se ordenan sacerdotes en una misma ceremonia tres legionarios procedentes de Oceanía.

De los 35 nuevos sacerdotes, 16 iniciaron su discernimiento vocacional y en los centros vocacionales (seminarios menores) de la Legión de Cristo. El resto ingresó directamente al noviciado después de haber concluido el bachillerato, durante el período universitario o después de haber tenido alguna experiencia laboral.

Entre los nuevos sacerdotes se encuentran el P. Mauricio Ruiz (Colombia), quien descubrió su vocación tras la experiencia en las fuerzas armadas de su país y en el estudio de la ingeniería. Trabaja ahora en Valencia, España; el P. Manuel Reyes (Monterrey, México) quien es también arquitecto y ahora capellán de la Universidad Anáhuac de Puebla; los padres Simon Cleary (Nueva Zelanda) y  Benjamin O’Loughlin (Estados Unidos), que llevan adelante el proyecto Music Inside U, una web para jóvenes que profundiza en el sentido de la letra de las canciones de moda; el P. Carlos Padilla (Querétaro, México), autor del libro Doce en la cancha y empeñado en la pastoral juvenil en la Ciudad de México; los brasileños Alexandre Nunes y Antônio Dubena quienes colaboran como formadores de seminaristas diocesanos, uno en Roma y otro en Brasil. El P. Sergio Salcido (Hermosillo, México), que es ingeniero químico y fue voluntario durante un año en el programa de colaboradores del Regnum Christi antes de ingresar a la Legión y actualmente trabaja en Puebla. El P. Fredi Durán es el primer sacerdote legionario originario de Guatemala. El P. Randall Meissen (Estados Unidos) es autor de varios libros y prepara un doctorado en lenguas clásicas. Por su parte, el P. Bruno do Spirito Santo (Brasil) es autor de la antología de poesías Parnaso sacro.

Sobre la Legión de Cristo

La Legión de Cristo es una Congregación religiosa clerical de derecho pontificio fundada en 1941. En 1965 el Papa Pablo VI le concedió el Decreto de Alabanza. Su director general es el P. Eduardo Robles-Gil, L.C., quien fue elegido en el Capítulo General Extraordinario de 2014. En octubre de 2014 la Santa Sede aprobó las nuevas constituciones de la Legión.

Al 1 de enero de 2014 la Legión de Cristo contaba con 4 obispos, 954 sacerdotes y unos 836 religiosos en formación, además de cerca de mil seminaristas menores.

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Espiritualidad


¿Qué es una Iglesia samaritana?
'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Por Cardenal Lluís Martínez Sistach

BARCELONA, 14 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Tomo el título de este comentario del tercer objetivo del Plan Pastoral que está poniendo en práctica nuestra archidiócesis de Barcelona. Recordemos los tres objetivos, que son: el anuncio de Jesucristo a quienes no lo conocen, la pastoral de la iniciación cristiana y la solidaridad como expresión de la fe cristiana.

Ante la Navidad, quisiera recordar también alguna de las reflexiones expuestas en la carta pastoral que publiqué al inicio de este curso, titulada Una Iglesia samaritana en medio de las grandes ciudades. La expresión Iglesia samaritana es de raíces evangélicas y se han hecho muchas referencias a ella en el reciente Congreso sobre la Pastoral de las Grandes Ciudades que hemos celebrado en Barcelona y clausurado en Roma, poniendo nuestras conclusiones en manos del Santo Padre.

La parábola del buen samaritano es muy oportuna para la Iglesia de hoy, para los cristianos que vivimos en medio de los hombres y las mujeres que sufren. Jesús nos dice que el buen samaritano se acercó, vio y se compadeció de aquel hombre que estaba en el margen del camino malherido por unos ladrones. El amor efectivo es un lenguaje universal que todo el mundo entiende. Una Iglesia samaritana es aquella que une en un todo el mensaje y el gesto, que explica lo que es mediante lo que hace. "Hechos, hechos y no sólo palabras", decía el fundador del Cottolengo de Barcelona, el padre Jacint Alegre Pujals, que está en proceso de canonización.

Nuestro Congreso sobre los cristianos en las grandes ciudades de hoy no podía olvidar a los pobres. Y no los ha olvidado. En la gran ciudad los pobres son a menudo considerados como un estorbo, una incomodidad que se intenta ocultar. Pero el realismo cristiano no puede olvidar la pobreza, tanto la del mundo urbano como la del mundo rural. Si como dice el papa Francisco "Dios vive en la ciudad", esto nos obliga a los cristianos -y a toda persona que tenga sentimientos humanitarios- a ser solidarios con todas las formas de pobreza, tanto la de los barrios marginales como la que hay, a menudo escondida, en los barrios más céntricos. También es cierto -y en la carta pastoral de este año lo he recordado de manera especial- que una forma de marginar a las personas pobres sería no cuidar de sus necesidades espirituales y culturales.

Todo ello conlleva el esfuerzo de convertirse en una Iglesia samaritana. Cáritas Diocesana nos lo recuerda estos días con el lema de su campaña: “Porque nunca sabes cuando la vida te dejará de sonreír. Esta Navidad, ayúdanos”. La crisis que aún perdura en muchas personas y en muchas familias pide que nos esforcemos para escuchar y actuar con solidaridad.

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Beato Carlos Steeb - 15 de diciembre
«De origen luterano, al convertirse fue repudiado por su familia. Cofundador del Instituto de Hermanas de la Misericordia. Conocido como la mamá y el samaritano de Verona por sus desvelos y ternura con los enfermos»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 14 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Nació en Tübingen, Alemania, el 18 de diciembre de 1773 en un hogar de prósperos comerciantes de lana. Su familia era luterana de gran influencia y reconocimiento social porque su padre se ocupaba de la administración de las posesiones del duque de Württemberg. Además, su abuelo paterno había ocupado puestos relevantes en la ciudad. Su infancia estuvo marcada por la sucesiva muerte de sus hermanos, seis de los cuales no sobrevivieron a los primeros años de vida, quedándole solo una hermana. A su padre estas pérdidas le afectaron sobremanera. Pero a Carlos las desgracias familiares le enseñaron el valor de la paciencia y de la generosidad; hicieron de él una persona indulgente y comprensiva. Su madre, una mujer fuerte, influyó en su formación.

Recibió una esmerada educación humanística en su ciudad y con 16 años fue enviado a estudiar a París, pero la enrarecida situación política que culminó en la Revolución aconsejó su salida del país en 1791 y regresó a su hogar. Al año siguiente se trasladó a Verona con la misma idea que guió su viaje anterior: consolidar el aprendizaje de idiomas e irse introduciendo en el mundo de los negocios textiles, aprovechando las excelentes relaciones de su padre. Su madre, férrea luterana, temía el influjo que podían tener en él los católicos. Y no se equivocó. La Providencia había guiado los pasos de Carlos, porque fue allí donde su contacto habitual en foros donde existía una viva presencia eclesial le atrajo al catolicismo.

Hasta ese momento había sido un fiel luterano, como toda su familia, pero se encontró con muchas preguntas sobre la fe católica y la protestante. Leyó, reflexionó y tras encomendarse a María y aceptar la dolorosa ruptura que impuso su familia, que rechazó su decisión y le cerró las puertas del hogar por completo, en septiembre de ese mismo año 1792 se convirtió. Quedaba sin recursos económicos, desamparado en un país lejano al suyo. Pero era más fuerte su convicción espiritual y no le faltó la ayuda de amigos religiosos que habían apreciado ya sus muchas virtudes.

Ingresó en el Oratorio de san Felipe Neri y fue ordenado sacerdote el 8 de septiembre de 1796. Verona era invadida y saqueada por las tropas napoleónicas. Y Carlos, a sus 24 años, influenciado por el testimonio del padre Pietro Leonardi, artífice de la «Fraternidad evangélica de sacerdotes y laicos hospitalarios», se implicó de lleno en acciones caritativas de asistencia y consuelo a enfermos, heridos de guerra, mutilados y moribundos, sin tener en cuenta sus ideologías y bandos en los que luchaban. Además, se volcó con los «sin techo», abandonados y faltos de trabajo para elemental sustento.

Su dominio de lenguas le permitió ser un providencial traductor de emociones y necesidades. Hombres, mujeres, ancianos, niños, los huérfanos, todos sintieron el calor de su ternura y la generosidad que brotaba de él a manos llenas, hasta el borde del agotamiento. Su estrecho contacto con los enfermos hizo que contrajese el tifus, y pensando que llegaba su fin redactó su testamento. Estaba dispuesto a morir. Pero el padre Bertolini, su director espiritual, vaticinó: «No es tu hora, el Señor espera algo grande de ti».

Fue profesor de teología en el seminario de Verona y también en colegios de Alemania y de Francia, pero su vocación a paliar las carencias humanas, que tanto sufrimiento reportan, alimentaban sus súplicas a la Santísima Trinidad. Y en torno a 1835 compartió el sueño que tenía de poner en marcha una fundación destinada a la asistencia de los que padecen con una veronesa que dirigía espiritualmente: la beata Vincenza Luigia Poloni. «Hija mía, el Señor la quiere fundadora de un Instituto de Hermanas de la Misericordia, ninguna dificultad la atemorice o la detenga, para Dios nada es imposible», le dijo. Como le sucedió a Carlos, ella había perdido a nueve de los doce hermanos que nacieron en su hogar, una familia de farmacéuticos, negocio en el que trabajaba. Cuando conoció al beato en 1821 ya pensaba ser religiosa. Así que, alentada por él, y mostrando su plena disponibilidad, se unió a unas cuantas mujeres dispuestas a entregar su vida junto a los que sufren, en los que veían el rostro de Jesucristo, y en 1840 dieron origen a ese Instituto.

A la muerte de su hermana el padre Steeb heredó los bienes de la familia, y pudo ayudar económicamente a la fundación, aunque tuvo que afrontar muchos contratiempos y críticas malsanas. Entonces ya se hallaba muy agotado físicamente; estaba enfermo. Siguieron llenando su vida los constantes desvelos por los necesitados, al punto que fue denominado «mamá» de los enfermos por su trato hacia ellos, plagado de ternura. Y de hecho, por esta acción fue galardonado por el emperador de Austria con la Cruz de Oro. También se le ha denominado el «samaritano de Verona»

Fue un gran director espiritual y apóstol ejemplar. No perdió ocasión para animar a los jóvenes en la búsqueda del ideal religioso. La última etapa de su vida atendió a sus hijas, las formó y las acompañó en la senda incomparable de la caridad, prestando servicio junto a ellas con el lema: «Servir al hombre en humildad, simplicidad, caridad por el solo amor a Dios». Llegó a conocer la expansión del Instituto dentro y fuera del país. Vincenza le antecedió en su ingreso en el cielo, falleciendo de forma inesperada con 53 años el 11 de noviembre de 1855. Él murió el 15 de diciembre de 1856 a la edad de 83 años dejando a sus hijas este postrer testamento con su bendición: «la unión, la paz, la obediencia, y los enfermos…». Fue beatificado por Pablo VI el 6 de julio de 1975.

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