El mantra de la "nueva evangelización"

Ayer escribí lo siguiente en mi muro de Facebook, que uso a veces para contar cosas que no ocupan el espacio suficiente como para convertirse en un post:

Las palabras “nueva evangelización” se han convertido mayormente en un mantra inservible. Salvo en algunos movimientos, no evangeliza prácticamente NADIE. Y además, no puede ser de otra manera. Cuando se desprecia el proselitismo, no se puede evangelizar. Es como intentar hacer una tortilla sin huevos.

Esta mañana me encontré cerca de 60 comentarios, así que es evidente que el tema interesa. Algunas opiniones versaron sorbe lo que es o deja de ser el proselitismo. Que si es agresivo y contraproducente o lo contrario. Así que ya da la cosa como para post, :D.

En relación a la manera de evangelizar, que en el caso católico es mayormente -siempre hay excepciones- la manera de NO evangelizar, lo cierto es que los evangélicos son “hostiles” evangelizando, hacen proselitismo descarado, y no les va nada mal en el continente americano.

Pero como nosotros somos más buenos, más respetuosos, más tolerantes y más chachi-chupitiguay, pues nos vamos quedando sin fieles allá. Y así, de respeto en tolerencia y de tolerancia en respeto, hasta la batalla final donde el protestantismo reclamará para sí el una vez llamado continente de la esperanza. Ah, pero eso sí, tenemos un Papa de allá. Eso, que quede claro. Para muchos eso es lo más importante. ¿Que se siguen largando con los protes? Da igual. El caso es tener un Papa “latinoamericano". Como si eso les importara un pimiento a los evangélicos de allá. Como si eso fuera a frenar la estampida.

Y antes de que nadie me acuse de echarle la culpa al papa Francisco, ya digo que no, que no es culpa suya. Que esto viene ocurriendo desde hace 30 y pico años. ¿Qué hicieron San Juan Pablo II y Benedicto XVI para parar el tsunami protestante? Prácticamente nada. El papa Francisco ha podido tener cierta co-responsabilidad en su momento como cardenal arzobispo de Buenos Aires. De hecho, el análisis que hizo hace días de las razones de ese avance protestante es sencilla y llanamente errado y muestra de que, por mucho que haya estado encontacto con ellos, no conoce bien cómo son los evangélicos ni por qué avanzan imparablemente (*). En todo caso, como Papa, ya poco puede hacer. Eso solo se arregla con un cambio radical en la formación de seminaristas, laicos, sacerdotes y hasta obispos. O sea, no se hará. Porque para formar, hay que tener formadores. Y no hay suficientes. Medio siglo de secularización interna -allá, según el modelo TL- y de avance del liberalismo teológico en el seno de la “erudición” católica no se elimina de un plumazo. Y además, no parece que haya la menor intención de eliminarlo.

Aun así, se puede decir que el continente americano tiene más suerte que la vieja Europa. Acá la gente se va al ateísmo, el agnosticismo, el hedonismo, el neopaganismo, la indiferencia, etc. Allá al menos se van hacia otro tipo de cristianismo. Herético, sí, pero cristianismo. En mi opinión, Dios ha demostrado que no piensa esperar a que la Iglesia Católica se decida a aclararse sobre si evangeliza o no. Usa a aquellos que se dejan usar para llevar el evangelio, siquiera sea de forma imperfecta, a los que viven sin tener un encuentro con Él. Mientras a nosotros se nos llena la boca de buenismo, de ecumenismo de salón y de “no se evangeliza por proselitismo sino por atracción", ellos crecen, crecen y crecen. 

Luis Fernando Pérez Bustamante

 

(*) Esto opinaba el Papa en la entrevista a La Nación sobre las razones del avance del protestantismo:

Evidentemente hay factores que intervienen en eso, externos a la Iglesia; por ejemplo, la teología de la prosperidad, por poner un ejemplo, inspira muchas propuestas religiosas que atraen gente. Pero luego la gente queda a mitad de camino. Pero dejando afuera lo externo a la Iglesia, me pregunto cuáles son las cosas nuestras, dentro de la Iglesia, que hacen que los fieles no se sientan satisfechos. Y es la falta de cercanía y el clericalismo.

Seamos claros:

1- La teología de la prosperidad afecta solo a un sector, no mayoritario, del pentecostalismo. Y además, está siendo rebatida expresamente por el resto de evangélicos.

2- Respecto al clericalismo, la realidad es que el funcionamiento interno de los protestantes es, aunque pueda parecer paradójico, mucho más clerical que lo que hay en el catolicismo. Por ejemplo, la autoridad del pastor -o consejo de ancianos- es casi siempre mucho más clara y rotunda que la del párroco. 

3- En lo de la falta de cercanía sí tiene parte de razón. Digo parte, porque ese problema también ocurre en las comunidades eclesiales evangélicas de decenas de miles de miembros, donde el trato personal no es el mismo que en las más pequeñas. Por otra parte, tenemos un déficit en muchas parroquias, pero en los nuevos movimientos eclesiales católicos el trato entre sus miembros no difiere gran cosa del que se da entre los evangélicos. 
 

Benedicto XVI tampoco supo entender el problema