ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 26 de diciembre de 2014

La frase del día - 26 de diciembre

"María lo contempla, lo acaricia y lo arropa, interrogándose sobre el sentido de los prodigios que rodean el misterio de la Navidad". (San Juan Pablo II)

 


El papa Francisco

El Papa en el ángelus: 'La coherencia es una gracia que hay que pedir al Señor'
Texto completo. Francisco advierte de quienes se dicen cristianos y viven como paganos

'San Esteban nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad'
El papa Francisco propone el ejemplo del primer mártir de la Iglesia

Mirada al mundo

El Primer Ministro de Israel felicita la Navidad a todos los cristianos
Netanyahu lamenta la difícil situación que están experimentando las comunidades de Oriente Medio. Se une a los cristianos en una oración común por un mundo más pacífico y tolerante

Cáritas visita a los damnificados del tsunami en el décimo aniversario
La organización eclesial ha construido hogares para 33 mil familias y recuperado los medios de vida de 85 mil personas en las zonas devastadas

'El Niño de Belén nos recuerda el valor de la vida humana'
Mensaje de Navidad del Patriarca Latino de Jerusalén

Espiritualidad

Beato Francisco Spoto - 27 de diciembre
«Digno discípulo del beato Cusmano, su fundador, todo en Spoto pone de manifiesto que su existencia fue una encendida llama de amor a Cristo hasta el martirio acaecido en el Congo»


El papa Francisco


El Papa en el ángelus: 'La coherencia es una gracia que hay que pedir al Señor'
Texto completo. Francisco advierte de quienes se dicen cristianos y viven como paganos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - En la fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban. Elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad --es decir, para asistir a los pobres, los huerfanos, las viudas-- en la comunidad de Jerusalén, se convirtió en el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, ofreciéndole el don de su propia vida al servicio de los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad.

El Evangelio de esta fiesta muestra una parte del discurso de Jesús a sus discípulos cuando los envían a la misión. Dice, entre otras cosas: "Seréis odiados por todos a causa de  mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin se salvará" (Mt 10, 22). Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Noche Santa, el camino es precisamente el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide, sin embargo, que sea coherente en cada circunstancia con la fe que profesa.Es la coherencia cristiana. Es una gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir 'soy cristiano' y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy.

Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente --pero bello, ¡bellísimo!-- y el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantaban los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz! Esta paz donada por Dios es capaz de serenar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final (cfr. Mt 10, 22).

Hoy, hermanos y hermanas, rezamos de manera particular por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si lleváis esta cruz con amor, habéis entrado en el misterio de la Navidad, estáis en el corazón de Cristo y de la Iglesia.

Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy --son muchos, muchísimos-- se fortalezca en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y garantizar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana.

Queridos hermanos y hermanas, os deseo que paséis serenamente las fiestas navideñas. Que san Esteban, diácono y primer mártir, nos sostenga en nuestro camino cotidiano, que esperamos coronar, al final, en la asamblea festiva de los santos en el Paraíso.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:

Angelus Domini nuntiavit Mariae...

Al concluir la plegaria, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:

"Queridos hermanos y hermanas,

os saludo en la alegría de la Navidad y renuevo a todos mi deseo de paz: paz en las familias, paz en las parroquias y comunidades religiosas, paz en los movimientos y en las asociaciones. 

Saludo a todas las personas que se llaman Esteban o Estefanía. ¡Muchas felicidades!

En estas semanas he recibido muchos mensajes de felicitación de Roma, y de otros lugares. No siéndome posible responder a cada uno, expreso hoy a todos mi sentido agradecimiento, especialmente por las oraciones. ¡Gracias de corazón! ¡El Señor os recompense con su generosidad!".

A continuación, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:

"Y no os olvidéis: coherencia cristiana, es decir, pensar, sentir y vivir como cristiano, y no pensar como cristiano y vivir como pagano. ¡Eso no! Hoy, pedimos a Esteban la gracia de la coherencia cristiana. ¡Coherencia cristiana! Y, por favor, seguid rezando por mí. No lo olvidéis.

¡Buena fiesta y buen almuerzo! Hasta pronto".

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'San Esteban nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad'
El papa Francisco propone el ejemplo del primer mártir de la Iglesia

Por Redacción

ROMA, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El papa Francisco ha propuesto este viernes el ejemplo de san Esteban. "Elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad --es decir, para asistir a los pobres, los huerfanos, las viudas-- en la comunidad de Jerusalén, se convirtió en el primer mártir de la Iglesia", ha explicado. 

Antes del rezo del Ángelus, el Pontífice ha destacado que "con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, ofreciéndole el don de su propia vida al servicio de los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad". "Si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide, sin embargo, que sea coherente en cada circunstancia con la fe que profesa", ha añadido.

Así, el Santo Padre ha pedido "ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir 'soy cristiano' y vivir como pagano". "La coherencia cristiana es una gracia que debemos pedir al Señor", ha reiterado. "Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente --pero bello, ¡bellísimo!-- y el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad", ha asegurado. 

Durante su mensaje, el Papa ha invitado a los presentes a rezar de manera particular "por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo". "Quisiera decir a cada uno de ellos: si lleváis esta cruz con amor, habéis entrado en el misterio de la Navidad, estáis en el corazón de Cristo y de la Iglesia", ha enfatizado.

"Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy --son muchos, muchísimos-- se fortalezca en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y garantizar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana", ha proseguido.

Por último,  Francisco ha deseado que "san Esteban, diácono y primer mártir, nos sostenga en nuestro camino cotidiano, que esperamos coronar, al final, en la asamblea festiva de los santos en el Paraíso".

San Esteban, protomártir

El 26 de diciembre se celebra la fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia y uno de los primeros diáconos. El relato de los últimos días de su vida ha perdurado en el tiempo a través de las páginas de los Hechos de los Apóstoles.

Esteban, además de administrar los bienes comunes, dedicaba parte de su tiempo a anunciar la buena noticia. Era un gran orador y al oír su prédica, que acompañaba con "grandes prodigios y señales" (Hch 6, 8), muchos se convertían.

Algunos judíos, celosos de la influencia que este ejercía sobre el pueblo, lo llevaron ante el Sanedrín y lo acusaron falsamente de haber blasfemado contra Dios y Moisés. Al oír las acusaciones el rostro de Esteban se iluminó y pronunció un poderoso discurso recordando la historia de Israel y acusó a los judíos de haber desoído a Dios.

Frente a estas palabras los judíos se llenaron de rabia y lo arrastraron fuera de la ciudad donde lo lapidaron. Mientras lo apedreaban, oraba así: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Dentro de la turba que consintió esta muerte se encontraba un joven llamado Saulo, quien tiempo después se convertiría en el apóstol de los gentiles. 

Tras la muerte de Esteban, se desató una gran persecución contra la comunidad cristiana en Jerusalén. Muchos fueron encarcelados; otros lograron huir y predicaron la palabra de Dios en los lugares donde se refugiaron.

En el año 415 un sacerdote llamado Luciano supo --por revelación divina-- que el cuerpo del santo estaba enterrado en Caphar Gamala, lugar a alguna distancia al norte de Jerusalén. Las reliquias de Esteban fueron exhumadas y llevadas primero a la iglesia de Monte Sión y luego, en 460, a la basílica erigida por Eudoxia junto a la Puerta de Damasco, en el lugar dónde, según la tradición, tuvo lugar la lapidación.

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Mirada al mundo


El Primer Ministro de Israel felicita la Navidad a todos los cristianos
Netanyahu lamenta la difícil situación que están experimentando las comunidades de Oriente Medio. Se une a los cristianos en una oración común por un mundo más pacífico y tolerante

Por Iván de Vargas

MADRID, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha enviado este jueves un mensaje de felicitación a la comunidad cristiana. En un vídeo difundido por la Oficina de Prensa del Gobierno (GPO), Netanyahu ha deseado "a los cristianos en Israel y en todo el mundo una muy feliz Navidad". "Desde Jerusalén, la capital eterna del pueblo judío, la ciudad de la paz, me uno a los cristianos de todo el mundo, y especialmente a los de Oriente Medio, en una oración común por un mundo más pacífico y tolerante", ha añadido.

"La Navidad es una oportunidad especial para pasar tiempo con los seres queridos y para celebrar la más festiva de las vacaciones", ha señalado el líder israelí. "A medida que se reúnen con sus familias y sus amigos para celebrar esta Navidad y, mientras disfrutan de las bendiciones del Año Nuevo, estoy seguro de que van a recordar a aquellos que son menos afortunados, porque las comunidades cristianas de Oriente Medio están experimentando un momento particularmente difícil", ha proseguido. "Experimentan violencia, persecución y miedo. Esto se ha convertido en la situación diaria de las comunidades cristianas en todo el Medio Oriente", ha enfatizado.

Para Netanyahu, "no es así aquí en Israel, la única excepción. Porque aquí, en Israel, la libertad religiosa es un principio sagrado". "Los ciudadanos cristianos de Israel gozan de todas las bendiciones de la libertad y la democracia, la igualdad de derechos está consagrada en la ley israelí", ha asegurado. "Así que en este día tan importante en el calendario cristiano, recordemos el patrimonio y los valores comunes que nos unen frente al extremismo y el odio, que nunca aceptaremos", ha destacado.

Finalmente, el Primer Ministro de Israel ha concluido sus palabras invitando a los cristianos del mundo entero a vivir una "¡feliz Navidad y un prospero Año Nuevo!".

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Cáritas visita a los damnificados del tsunami en el décimo aniversario
La organización eclesial ha construido hogares para 33 mil familias y recuperado los medios de vida de 85 mil personas en las zonas devastadas

Por Redacción

MADRID, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Este viernes se cumplen diez años del terremoto de 9,1 grados que sacudió la isla de Sumatra y originó un tsunami en el Océano Índico y arrasó las costas de Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia. "Mirando hacia atrás --ha escrito con motivo de este aniversario el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, presidente de Cáritas Internationalis--, hemos logrado dar a las víctimas sus debidos derechos, en un espíritu de promoción de la dignidad y del respeto de las aspiraciones de los que perdieron todo. Aunque nunca podemos deshacer la pérdida de los seres más queridos, como familia hemos expresado la compasión y el amor a los que sufren, a fin de ayudarles a recuperar la esperanza en el futuro".

Una década después, algunos miembros de la red internacional de Cáritas han vuelto a la provincia indonesia de Aceh. Y aunque todavía han encontrado rastros del maremoto, también han hallado huellas del trabajo inmenso que los indonesios han realizado para superar la tragedia y construirse un futuro. Ejemplo de ello es Matakin, que vive hoy en una casa construida con la ayuda recibida, se ha casado, tiene un hijo y un taller de carpintería que le permite mantener a su familia.

Matakin estaba en su casa de Lamlumpu, al norte de Sumatra, en la provincia de Aceh, cuando la ola de diez metros de altura llegó. "No sabía dónde correr, me quedé atrapado en las aguas negras y perdí la conciencia". Cuando la recuperó, estaba colgado de un cocotero, gravemente herido, pero vivo. Doce de sus familiares murieron. Lamlumpu, perdió a tres de cada cuatro de sus habitantes. "El maremoto me dejó sin nada", cuenta este joven. "La ola me arrancó las ropas y la casa, y todo lo que me quedó en este mundo fue un anillo en el dedo y los pantalones cortos que llevaba puestos".

La provincia de Aceh fue la primera costa a la que llegó la ola y la más afectada. Allí fallecieron más de 160 mil personas del total de 230 mil muertos y desaparecidos provocados por el maremoto. La destrucción en esta zona fue inimaginable. Medio millón de personas perdieron su hogar, sus medios de vida, y a sus familiares. La sociedad internacional se volcó con esta región indonesia y con el resto de países afectados por el maremoto. La ayuda llegada desde todos los países del mundo contribuyó a llevar a cabo la que, según el Banco Mundial, ha sido "la labor de reconstrucción más exitosa de la historia" y que permitió edificar 140 mil viviendas, 1.759 escuelas y 363 puentes.

En los meses inmediatamente posteriores a la catástrofe, la red internacional de Cáritas prestó ayuda de emergencia a cerca de un millón de personas y, en los años siguientes, llevó a cabo un ambicioso programa de rehabilitación y desarrollo a largo plazo, que contó con un presupuesto de 390 millones de euros y que permitió construir hogares para 33 mil familias y recuperar los medios de vida de 85 mil personas. 

La Confederación Cáritas Española se sumó a esa corriente de solidaridad desde el primer momento, gracias a la respuesta masiva de los ciudadanos españoles, que se volcaron en prestar ayuda a los damnificados a través de la campaña “Cáritas con el Sudeste Asiático”, que se lanzó apenas 24 horas después del impacto del tsunami. "Gracias a las donaciones aportadas, Cáritas Española ha podido destinar desde 2004 más de 16 millones de euros a las Cáritas de Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia para apoyar a las comunidades más vulnerables a través de acciones orientadas en cinco ejes prioritarios: ayuda de emergencia, apoyo psico-social, restablecimiento de los medios de vida, construcción de alojamientos permanentes y rehabilitación de infraestructuras comunitarias, sanitarias y educativas", ha informado la organización en un Comunicado.

La red Cáritas ha vinculado los proyectos de construcción de casas con programas de ayuda económica a las familias, con objeto de que pudieran recuperar su autosuficiencia y reactivar la economía local. Otra de las claves de la reconstrucción llevada a cabo en los países afectados por el tsunami, fue preparar a la población ante posibles fenómenos climatológicos adversos e implementar una respuesta eficaz en el caso de que ocurrieran. Todo ese trabajo se ha realizado respetando las tradiciones culturales de cada una de las zonas y apoyándose en los conocimientos de las propias comunidades y la economía local. 

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'El Niño de Belén nos recuerda el valor de la vida humana'
Mensaje de Navidad del Patriarca Latino de Jerusalén

Por Redacción

MADRID, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Miles de cristianos participaron en la celebración de la Navidad en Belén, donde el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, instó a poner fin a los conflictos en la región. En su homilía, Mons. Twal señaló "la arrogancia humana" como "el origen de todos los conflictos y de todas las guerras".

En presencia del presidente palestino, Mahmud Abás, y otras autoridades, el Patriarca destacó que "además de la humildad, el Niño de Belén nos recuerda el valor de la vida humana, creada a imagen y semejanza de Dios". "Es verdaderamente doloroso saber que millones de niños sufren en el mundo, especialmente en Siria, Irak, el sur de Sudán, África Central, Nigeria y Afganistán, y no nos olvidemos de los niños de Gaza", lamentó.

Al reflexionar sobre la situación en Tierra Santa, "en la que hoy descansa la mirada del mundo", Su Beatitud dijo que "el Señor ha reunido aquí los fieles de las tres religiones y los exhorta a que vivan en armonía". "No se puede negar una memoria bíblica, inicialmente declarada por Dios sobre esta Tierra. Todos los fieles, judíos, musulmanes y cristianos, deben vivir juntos como iguales y con respeto mutuo", manifestó al recordar el conflicto armado que hace cuatro meses sacudió la región y causó unos 2.200 muertos en Gaza y 70 en Israel. "Esta guerra ha profundizado el odio y la desconfianza entre los dos pueblos y los ha llevado a un círculo vicioso de violencia y represalias. Esta violencia se ha extendido recientemente a los lugares de culto. El torbellino de la muerte sigue golpeando y agobiando", enfatizó.

Monseñor Twal apeló también a una cuestión de "carácter humanitario", la del Valle de Cremisán, donde la construcción de un muro por Israel amenaza con separar a "58 familias palestinas cristianas de sus tierras en Beit Yala". "Estas familias podrían perder el acceso directo a sus propiedades. En nombre de la justicia y de los principios morales y los valores, hago un llamamiento a las autoridades políticas pertinentes para evitar que este muro sea construido", urgió. 

Durante su peregrinación a Tierra Santa, el papa Francisco se detuvo frente al muro que separa a Belén de Jerusalén; se inclinó y rezó. Con este gesto, el Santo Padre "deseó derribar los muros inmateriales establecidos en los corazones y mentes: Los muros del odio, el miedo y la arrogancia", explicó el Patriarca. Por último, exhortó a "la reconstrucción de Gaza" y "la humanización de las condiciones de vida de sus habitantes".

Por su interés, ofrecemos a continuación el Mensaje de Navidad que su beatitud Fouad Twal pronunció durante la Misa del Gallo en la Iglesia de Santa Catalina, próxima a la Basílica de la Natividad.

                                                                   ***

(Tras las palabras de bienvenida al Presidente de Palestina, al Primer Ministro, a los Cónsules Generales y a los fieles, Su Beatitud continúa con la homilía)

En Belén, los ángeles anunciaron la noticia a los pastores: “Que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor.” (Lc. 2:11)  Este versículo nos revela un Salvador del cual tenemos tanta necesidad, y una salvación que abarca todos los aspectos de la vida, una salvación que nos saca de la situación difícil y alarmante. Los enfermos quieren ser sanados, los presos quieren ver la luz, los desempleados quieren encontrar trabajo y los refugiados están a la espera de volver a casa.

Los que padecen persecución por motivos de raza, color o religión tratan de liberarse de la opresión y la injusticia, los oprimidos buscan su independencia. En resumen, toda la humanidad observa y aspira por un futuro mejor. Jesús tiene todas las cualidades de un salvador, dado que Él hizo que la profecía de Isaías se hiciera realidad: “Los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se le anuncia el Evangelio” (Mt. 11:5).

Es cierto que se puede hablar sobre la salvación económica, la salvación política y la salvación social. Pero lo más importante, hay que hablar de una salvación espiritual y moral, que son la base del progreso humano. De hecho, nuestros pecados y transgresiones son la causa de nuestro sufrimiento y el sufrimiento de los demás, con todas las consecuencias sociales y políticas. A menudo, somos víctimas de egoísmo, orgullo, pasiones, mentiras y viceversa …. La salvación se encuentra en el arrepentimiento, al pedir perdón, en la obtención de tal perdón y, finalmente, en la conversión. Además, Jesús anunció la misericordia del Padre y su voluntad de perdonar.

Dios quiere sanarnos de nuestras heridas y sobre todo de la arrogancia humana, el origen de todos los conflictos y de todas las guerras. Es Él quien nos enseñó que: “El más importante entre vosotros será siervo de los demás. Porque el que a sí mismo se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Mt. 23: 11-12). El remedio que el Niño nos trae es el de la humildad y la gentileza. Una bienaventuranza importante surge de estas dos virtudes: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt. 5:5).

– Además de la humildad, el Niño de Belén nos recuerda el valor de la vida humana, creada a imagen y semejanza de Dios. Es verdaderamente doloroso saber que millones de niños sufren en el mundo, especialmente en Siria, Irak, el sur de Sudán, África Central, Nigeria y Afganistán, y no nos olvidemos de los niños de Gaza. Están sufriendo por razones absurdas, visto que ellos tienen el derecho a la dignidad, a una vida normal, a estar adecuadamente alimentados, a una vivienda, a la educación, a una familia que los ama y apoya.

Este maravilloso Niño nació en una familia feliz y unida para llamar nuestra atención, sobre la importancia de la institución de la familia, el núcleo de la sociedad y la primera escuela, donde se aprende a conocer a Dios y a practicar las virtudes. San Pablo describe brevemente virtudes domésticas: “Hermanos, les ruego que vivan de una manera digna del llamado que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz” (Efesios 4: 1-3).

El último Sínodo sobre la Familia, celebrado en Roma en octubre pasado, reafirmó la unidad e indisolubilidad del matrimonio. ¿Por qué? Por el bien de la pareja, para el conjunto de la sociedad y, sobre todo, del niño que tiene derecho a un desarrollo normal, emocional y psicológico.

Hermanos y hermanas,

En presencia del Misterio del Verbo encarnado que habita en nosotros, vamos a reflexionar sobre nuestra situación en Tierra Santa, en la que hoy descansa la mirada del mundo. El Señor ha reunido aquí los fieles de las tres religiones y los exhorta a que vivan en armonía. No se puede negar una memoria bíblica, inicialmente declarada por Dios sobre esta Tierra. Todos los fieles, judíos, musulmanes y cristianos, deben vivir juntos como iguales y con respeto mutuo. Jerusalén tiene una vocación universal de paz y felicidad. “Orad por la paz de Jerusalén … Haya paz  dentro de tus muros y prosperidad en tus palacios. Por amor de mis hermanos y de mis amigos diré ahora: Sea la paz en ti” (Salmos 122: 6-9)

Pero, en realidad esta Tierra Santa se ha convertido en una tierra de conflicto.

Hace cuatro meses, hemos vivido una tercera guerra consecutiva en Gaza, que dejó miles de víctimas en ambos lados. Peor aún, todos estos sacrificios parecen ser en vano, dado que no ha cambiado en nada el problema de fondo: Los israelíes continúan viviendo en el miedo y la inseguridad, mientras que los palestinos continúan exigiendo su independencia y libertad, y Gaza está esperando a ser reconstruida por la tercera vez. Esta guerra ha profundizado el odio y la desconfianza entre los dos pueblos y los ha llevado a un círculo vicioso de violencia y represalias. Esta violencia se ha extendido recientemente a los lugares de culto. El torbellino de la muerte sigue golpeando y agobiando!

Quiero hacer dos llamados desde este lugar. El primero es para la reconstrucción de Gaza y para la humanización de las condiciones de vida de sus habitantes. El segundo, también de carácter humanitario, se refiere al Valle Cremisan, bajo amenaza de ser tragado por una muralla que corre el riesgo de separación de 58 familias palestinas cristianas de sus tierras, en Beit Jala. Estas familias podrían perder el acceso directo a sus propiedades. En nombre de la justicia y de los principios morales y los valores, hago un llamado a las autoridades políticas pertinentes, para evitar que este muro sea construido.

Durante su peregrinación a Tierra Santa, Su Santidad, el Papa Francisco, se detuvo frente al muro que separa a Belén de Jerusalén; se inclinó y rezó. El mundo puede que olvide todos los lugares que el Papa Francisco visitó durante su visita, pero su breve parada ante el muro, no será olvidada. A través de sus oraciones, el Papa Francisco igualmente deseó derribar los muros inmateriales establecidos en los corazones y mentes: Los muros del odio, el miedo y la arrogancia.

Hermanos y hermanas,

En esta noche de Navidad, hablar de la paz no es suficiente; sobre todo hay que orar por la paz. Oremos por la paz de todo el mundo, para la reconciliación en el Medio Oriente, para los presos y detenidos políticos. Oremos por los refugiados, acogidos en nuestros países vecinos de Jordania y el Líbano. Oremos por los pobres y por los perseguidos por su fe y su raza. Por último, oremos por nuestros líderes políticos, para que el Señor les dé sabiduría y fuerza. Oremos unos por otros.

+ Fouad Twal
Patriarca Latino de Jerusalén

(Texto difundido por el Patriarcado Latino)

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Espiritualidad


Beato Francisco Spoto - 27 de diciembre
«Digno discípulo del beato Cusmano, su fundador, todo en Spoto pone de manifiesto que su existencia fue una encendida llama de amor a Cristo hasta el martirio acaecido en el Congo»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - En esta festividad de san Juan Evangelista, al examinar la vida de Spoto, que también celebra hoy la Iglesia, vuelve a detectarse que el equipaje de un apóstol no es otro que la cruz. De ella extrae la imponente fortaleza para emular a Cristo encarnando su misión con religiosa intrepidez, dispuesto siempre por amor a Él a derramar su sangre, si es preciso. En dificilísimas condiciones, peligrando su vida, Francisco quiso correr la misma suerte que sus hermanos en la fe.

Nació el 8 de julio de 1924 en la localidad italiana de Raffadali. Fue uno de los tres hijos de un honrado y creyente matrimonio que vivía de forma ejemplar. Dieron a sus vástagos lo mejor que poseían: la fe. La madre puso al pequeño bajo el amparo de san Francisco Javier y pasado el tiempo emularía a este gran misionero. El cabeza de familia padecía una discapacidad que afectaba a su pierna izquierda, causada por una lesión contraída durante la guerra de 1915-1918. Con todas las dificultades afrontaba su día a día dando testimonio a sus hijos de fortaleza, esforzándose para proveer de lo necesario a su familia, acompañado de su fiel y abnegada esposa. De esa época, el beato recordaría entrañables gestos de piedad aprendidos en el hogar que han sido patrimonio de otras muchas personas, como, por ejemplo, besar el trozo de pan que se ha caído en el suelo por haber apreciado en él el símbolo del Cuerpo de Cristo.

Seguro que le llenaría de orgullo y le edificaría la generosidad y ternura de esos padres que lo educaron y acompañaron espiritualmente en esos primeros años de su vida. Y, de hecho, tanto calaron en su espíritu las enseñanzas que le dieron, que en 1936 ingresó en el seminario de la Congregación de los Misioneros Siervos de los Pobres. Profesó en 1940. En 1951 fue ordenado sacerdote, y en 1959 fue designado superior general. Por encima de su juventud, 35 años, que requirieron dispensa de la Santa Sede para poder asumir este alto oficio, se tuvieron en cuenta sus muchas virtudes y cualidades. Era un asceta, un hombre de auténtica oración. En ella se fraguaron su caridad, humildad y obediencia manifestadas en todo momento fuesen cuales fuesen las circunstancias de su acontecer.

Se caracterizó por su alto sentido de la responsabilidad, tenacidad y el ardor apostólico que latía en su alma misionera. Al recibir el sacramento del orden había tomado nota del pasaje evangélico «Id y predicad…» que sintetizaba sus anhelos. Pasó por el orfanato de la Congregación de Vía Pindemonte en Palermo, enseñó francés y ejerció una intensa misión pastoral junto a las Siervas de los Pobres. En cualquier acción que desempeñaba, su eficacia al servicio del evangelio era más que patente. Con una gran formación intelectual, que puso a merced de la evangelización, ejerció una encomiable labor periodística y literaria, sin atisbos de vanidad ni de orgullo, lejos de la fama y oropeles. Dejó numerosos escritos. Fue un gran predicador y comunicador; un orador excelente que con su vida de entrega supo transmitir la fuerza de la Palabra de Dios a través de homilías cuidadosamente preparadas en la oración. Era honesto y justo; estaba siempre disponible para todos.

Admirado, respetado y querido tanto por miembros de la Iglesia como por sus hermanos, de los que se ocupaba con gran delicadeza, fue fiel transmisor del carisma de su fundador, el padre Cusmano. Una de sus grandes debilidades fueron los pobres. Con penetrante visión impulsó la Orden, promovió vocaciones y abrió casas en distintos lugares. Su antecesor fundó la misión en el Congo, y él continuó alimentándola. Precisamente en esta República Democrática africana pasó la última etapa de su vida. Llegó a Biringi en agosto de 1964. La situación altamente difícil y comprometida de sus hermanos, debido a cuestiones de índole política, hizo que acudiera a confortarlos personalmente. Entonces muchos religiosos y religiosas derramaban su sangre por Cristo en medio de la persecución a la que eran sometidos. El beato no ignoró que él mismo podía sumarse a este insigne grupo de apóstoles, perdiendo su vida.

En un momento dado, previendo que no regresaría puso su oficio apostólico a merced de la Orden, ya que no estaba dispuesto a dejar a sus hermanos. En noviembre de ese año se inició una durísima persecución contra ellos, que se vieron obligados a huir sin rumbo fijo acosados por los Simba que perseguían su muerte. En medio de esa tragedia el padre Spoto escribió un diario en el que narraba de forma pormenorizada lo que aconteció. El 3 de diciembre de ese año 1964 sus hermanos fueron apresados. En una noche espantosa, lleno de heridas, descalzo, sediento y hambriento siguió corriendo. Al día siguiente vio con gozo que sus hermanos habían sido liberados. Pero el 11 de diciembre fue atacado con tamaña furia que quedó paralítico. Y en esas condiciones le portaban por la selva en una improvisada y rústica camilla huyendo de los captores. Sobrevivió hasta el 27 de diciembre, día en que murió en la humilde cabaña en la que se cobijaron. Sus hermanos, que pudieron regresar a Italia más tarde, depositaron sus restos en un lugar cercano. Fue beatificado por Benedicto XVI el 21 de abril de 2007.

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