Hace 53 años vive dedicado a la ONG Mensajeros de la Paz. Ángel García Rodríguez, o como todo el mundo lo conoce, el P. Ángel, nos concede una entrevista para hablar de los llamados “pobres de corbata”, de buenas y malas noticias y de lo solas que han pasado esta Navidad cientos de personas en nuestro país.

P. ¿Cuándo y por qué decide fundar Mensajeros de la Paz?

R. Cuando nació Mensajeros de la Paz hace 53 años, ni yo ni nadie –creo- sabíamos lo que era una ONG. Empezamos en Asturias y queríamos ayudar a niños huérfanos o en abandono, que tuvieran una infancia normal, que se sintieran queridos bajo un techo, y hacer para ellos la familia que la vida les negó. Pero he de decir que en el nacimiento de Mensajeros de la Paz tuvimos una gran ayuda y un magnífico valedor. Fue el Cardenal Tarancón, un gran hombre de Dios y de la Iglesia, que me dijo: -Ven a Madrid y crea una organización, pero que sea laica; así podrás ser más independiente y llegar a más gente. Seguí su consejo y creo que no nos equivocamos; ni él ni yo.

“Soy un privilegiado, lo reconozco y doy gracias a Dios todas las noches por tanta gente buena”

P. Monseñor Osoro, Arzobispo de Madrid, dijo de usted que “ha implantado una manera de vivir que lleva paz a las heridas del mundo” ¿Cuáles son las heridas de este mundo?

R. Son unas palabras preciosas, y es que Monseñor Osoro conoce la obra de Mensajeros de la Paz, y nos quiere, como nosotros le queremos a él. Todos los que trabajamos junto a los que sufren, ya sea en una parroquia, en una misión o en una ONG recordamos cada día las palabras de San Pablo. La falta de amor es la peor herida del hombre y del mundo, y se manifiesta de muchas formas crueles y dolorosas: la injusticia, el hambre, la guerra, el odio, la violencia… todo eso es falta de amor.

P. El pasado 4 de noviembre fue homenajeado por más de 500 amigos, voluntarios, colaboradores, y trabajadores de Mensajeros de la Paz  por toda una vida dedicada a los demás ¿qué ha hecho para tener más de 500 amigos que quieran homenajearle?

R. Pues creo que no he hecho más que querer y dejarme querer. Soy un privilegiado, lo reconozco y doy gracias a Dios todas las noches por tanta gente buena, esos 500, y muchos más, que he ido encontrando en mi camino todos estos años. Son ellos con su apoyo, su ayuda, su trabajo y su confianza los que hacen posible la labor de Mensajeros de la Paz cada día.

P. ¿Se nace siendo o se hace una persona con vocación de servir a los demás?

R. Yo creo que se hace; nadie ha nacido médico, ni sacerdote, ni músico… igual con el servicio y la dedicación al otro. Es la vida, el ejemplo de quienes admiramos, lo que nos enseñan los buenos maestros, y lo que nos vamos encontrando, lo que nos hace ser lo que somos y cultivar y que de frutos lo mejor que Dios ha puesto en cada uno de nosotros.

P. En una ocasión usted dijo que “la soledad es sentir que no eres importante para nadie”,¿en España hay mucha soledad?¿Muchas personas han pasado solas esta Navidad?

R. Sí, tristemente. Han sido muchos cientos, miles los que han pasado solos las navidades, muchos, como cada año: son los enfermos, los mayores olvidados, los que están en hospitales, en albergues, o en la calle… Muchas veces la soledad es la peor enfermedad, la que más duele, porque está en el alma, no solo en el cuerpo.

“Los políticos que son quienes primero tienen la obligación de poner fin a las dramáticas situaciones que vivimos.”

P. ¿La crisis ha cambiado el perfil de “persona necesitada”?

R. Y tanto. La crisis nos ha traído un nuevo perfil de persona en riesgo social. Son los llamados pobres de corbata. Antiguos profesionales, muchas veces con amplia preparación o experiencia. Cabezas de familias que antes pasaban una semanita en verano en la playa y que ahora viven en un coche, o “de patada” en una casa ocupada que ahora pertenece a un banco. Son muy vulnerables, sienten miedo, vergüenza, culpabilidad, no conocen las redes de ayuda, ni como recurrir a los servicios sociales. Muchos lloran cuando piden plaza en alguno de nuestros comedores.

P. La Iglesia acompaña a los más desfavorecidos con su labor social a través de Cáritas, Manos Unidas…etc., sin embargo en los medios de comunicación se centran en aspectos negativos de la Iglesia ¿a qué cree que se debe esto?

R. En algunos medios parece ser más noticia lo malo que lo bueno, cuando todos sabemos que la verdadera buena noticia, y la que gusta escuchar es cuando nace un niño, no cuando muere. De cualquier modo la intensa labor social de la Iglesia, la de toda la vida en todo el mundo, y el esfuerzo que esta realizando estos últimos años en España, cada vez tiene más presencia en los medios y en la información en nuestro país. Los informes de Caritas se han convertido en un aldabonazo para las conciencias, en un acicate para los que trabajan por los demás y en una preocupación constante para los políticos que son quienes primero tienen la obligación de poner fin a las dramáticas situaciones que vivimos.

P. ¿Qué retos, esperanzas y preocupaciones se presentan para el 2015 para el P. Ángel? ¿Y para Mensajeros de la Paz?

R. Siempre más esperanzas que preocupaciones. La Esperanza, además de una gran virtud, es una palabra que siempre esta en la boca del Papa Francisco: ese gran regalo que Dios ha hecho para la Iglesia y para toda la humanidad. Tengo esperanza en los políticos, en su renovación, en los nuevos que emergen, y en los cambios de los antiguos, y sobre todo confío y espero en la gente buena, ojalá que se mueva más, que se deje oír, que la dejen expresarse.  Además hay un deseo que tengo cada año y  cada año espero que sea el definitivo: que no se ponga más a Dios, sea cual sea su nombre, como excusa para el odio, la guerra, la violencia, o la persecución. Así sea.

(Lourdes Artola – Agencia SIC)