Los malthusianos vuelven a la carga

Población mundial

Si hay algo que me resulta tedioso son las periódicas voces catastrofistas que nos advierten de una especie de inminente apocalipsis demográfico por culpa de un exceso de población. ¡Somos muchos! ¡No cabemos! Uno piensa en el metro en hora punta. Nos reproducimos como moscas, como ratas, como conejos…

Llevamos así demasiado tiempo. Cada predicción ha resultado fallida. La realidad es que nos enfrentamos a un “invierno demográfico” de aúpa, y si no que se lo pregunten a los laboriosos funcionarios del Ministerio de Hacienda intentando cuadrar la pirámide demográfica con el pago de las pensiones. Y sin embargo, contra toda evidencia, en vez de abandonar sus refutadas pretensiones, los malthusianos repiten su mantra, una y otra vez. Resulta tedioso, pero haremos un esfuerzo adicional para señalar la inconsistencia de estas advertencias.

La última, al menos que yo conozca, proviene de la revista Science, que publica un escenario en el que en 2100 seremos 11.000 millones, o incluso 12.000, bastante por encima de la cifra máxima que se suele manejar de 9.000. Y esto, dicen, provocará desastres climáticos, hambre, enfermedades, guerras y no sé cuantas plagas más. Más o menos el escenario que desde los años 70 del siglo pasado nos vienen presentando periódicamente y que, también periódicamente, viene siendo desmentido por la realidad. Un escenario, no obstante, que no es inocuo, pues en base a estas previsiones fallidas se ha justificado y siguen justificándose políticas control de la población, incluyendo esterilizaciones forzadas y la promoción del aborto.
El estudio publicado en Science viene firmado por profesores de la Universidad de Washington y avalado por la División para la Población de Naciones Unidas, ya saben, ese organismo que pagamos entre todos y cuya tarea consiste básicamente en extender el aborto, las esterilizaciones y los dius por todo el mundo. El presupuesto subyacente resulta obvio: el ser humano es una especie de virus, si no conseguimos detener su avance acabará con la madre Tierra. Y claro, como este año toca redefinir los objetivos globales de Naciones Unidas para luchar contra la pobreza, toca también bombardearnos con catastrofismo malthusiano.

Solo que, cuando uno lee con detenimiento el estudio, resulta que los autores reconocen que han usado nuevos métodos de cálculo, que en el fondo lo único que hacen es ajustar el modelo matemático al alza y jugar a los intervalos. De hecho, el informe dice que existe “un 80% de probabilidad de que la población mundial, actualmente de 7.200 millones de personas, alcance entre los 9.600 y los 12.300 millones en 2100″. ¡Menuda precisión! Evidentemente, el titular de los periódicos tiene menos matices: “Expertos afirman que en 2100 seremos más de 12.000 millones". Y nos quedamos tan anchos.

La realidad es que todas estas estimaciones a largo plazo se equivocan siempre (a menos que vayamos ampliando la horquilla para que quepa absolutamente todo). Los modelos matemáticos no recogen el factor humano, las múltiples variables que influyen en el hecho de que una pareja tenga más o menos hijos. En Asia-Pacífico la tasa de fertilidad de 5,5 en los años 60 ha caído a 1,6, una caída que por intensidad y velocidad nunca se había visto en la historia de la humanidad y que, obviamente, ningún modelo matemático recogió.

De hecho, el aumento previsto de casi 4.000 millones se concentra en el África subsahariana, donde las tasas de fertilidad se sitúan en torno a los 5 hijos por mujer y su caída está siendo más bien lenta. El estudio en cuestión prevé que esta tasa será estable a lo largo del siglo; ya veremos. En cualquier caso, resulta muy discutible el presupuesto de que cualquier crecimiento de población resulta un factor negativo para el desarrollo y para el medio ambiente. La realidad hasta ahora demuestra lo contrario. Como señalaba recientemente. Ricardo Cascioli, precisamente en un informe de la ONU de 2001 se reconocía que entre 1900 y 2000 la población mundial se había casi quintuplicado (pasando de 1.600 a 6.100 millones) mientras que el PIB ha aumentado 40 veces, la esperanza media de vida ha aumentado notablemente y que incluso los problemas medioambientales no son provocados por el aumento de población y, en los países desarrollados, hace ya décadas que se reducen. Así pues, la ecuación que iguala mayor población a miseria, muerte y catástrofe ecológica es sencillamente falsa si nos basamos en los hechos.

La ONU prefiere hablar de bomba demográfica en referencia al crecimiento de población, pero ignora la verdadera bomba. Por ejemplo, la situación que se ha creado en Asia por la caída de la fertilidad de la que hablábamos, unida a las campañas de control de la natalidad y a la eliminación por aborto de millones de mujeres. Los desequilibrios a los que se enfrentan los países asiáticos sí son un problema de envergadura, pero no sirven de coartada para enviar dius o promover al aborto en aquellos países, por lo que la ONU prefiere ignorarlos. Y aún hay quien propone un gobierno global en manos de esta gente.