Ante los acontecimientos vividos últimamente en la ciudad de París y las sucesivas manifestaciones de todo tipo, los misioneros y misioneras del SCAM queremos aportar nuestra reflexión:

1. Como misioneras y misioneros creemos que toda persona es fruto del amor y un regalo para los demás. Por lo tanto, todo ser humano merece el respeto y el cariño de todos y su afectuosa acogida porque con su cultura y su religión nos enriquecen. También es verdad que muchas personas viven experiencias tan difíciles y duras que terminan siendo marcadas interiormente por el dolor, la desesperación y la decepción. Dicho esto, creemos que en los acontecimientos pasados es necesario y urgente distinguir muy claramente entre las personas que por ser víctimas de situaciones injustas y dolorosas han tomado como solución la violencia terrorista, y las personas que aun siendo cercanas a los anteriores por su experiencia religiosa, no están de acuerdo con dicha solución violenta. Es preciso diferenciar a los terroristas de los fieles musulmanes. Como misioneros y misioneras con experiencia de compartir nuestra vida con personas y comunidades de religión musulmana, podemos proclamar que el encuentro entre los pueblos y el diálogo entre las diversas religiones es posible.

2. Como misioneros y misioneras nos ha alegrado ver la respuesta rápida y contundente de todos aquellos que se manifestaron contra los atentados. Nos hubiera gustado ver la misma reacción unánime y clamorosa ante acontecimientos tanto más graves que los de Paris que ocurrieron en las mismas fechas, pero fuera de Europa. El 3 de enero, varios terroristas asesinaron a 2.000 personas en Nigeria y dos niñas de apenas 10 años fueron utilizadas como portadoras de armas letales. Nos apena que no se organicen manifestaciones y protestas con la misma fuerza contra las violencias en Irak, Siria, Rep. Centroafricana, Sudan del Sur y tantos otros lugares del mundo.

3. Como miembros que somos de esta sociedad, los misioneros y las misioneras, somos partidarios de la libertad de expresión porque creemos que es un medio para expresar nuestra opinión y para conocer la de los que no piensan y actúan como nosotros. Pero las diferencias no pueden ser un obstáculo que impida el   respeto y provoque el desprecio y el rechazo del otro. Creemos que en nuestras relaciones con los que son diferentes, por su cultura y su religión, debemos hacer lo posible por decir lo que pensamos del otro, pero sin eliminarlo, destruirlo o violentarlo en su persona y en sus valores. A nuestra enérgica condena del atentado de Charlie Hebdo, y de cualquier otro acto de terrorismo, queremos unir nuestra llamada a un uso responsable de la libertad de expresión que respete la sensibilidad y los valores de la cultura y religión musulmana, del cristianismo y de todas las demás creencias religiosas.

Las manifestaciones de protesta contra las caricaturas de Mahoma, que se han sucedido en el mundo musulmán, que han creado tensión e incluso odio contra Occidente y contra todo el mundo cristiano; el gran despliegue militar en nuestras grandes ciudades de occidente y la necesidad de reforzar los controles en fronteras y aeropuertos, con el consiguiente crecimiento de la xenofobia y el rechazo hacia los emigrantes; los recientes acontecimientos en Níger, con la quema de más de 60 iglesias protestantes y católicas, la destrucción de parroquias y casas de religiosas, la tensión entre comunidades religiosas, musulmanas y cristianas, que desde años han vivido  en entendimiento y, lo  aún peor, la muerte de 10 personas, nos lleva a proponer una alternativa diversa: la libertad de expresión como un poderoso cauce a favor de la construcción de la paz y del entendimiento entre los pueblos, para construir actitudes de acercamiento, de encuentro y de solidaridad.

(Archidiócesis de Tarragona)