Nuevo Cardenal de la Iglesia Universal

Entrevista a Abuna Berhaneyesus Suraphiel, Arzobispo de Adís Abeba

 

Entre el grupo de 15 nombres de nuevos cardenales, anunciados por el papa Francisco en la oración del Angelus del 4 de enero de 2015, estaba el del Arzobispo de Adís Abeba, presidente de la Conferencia Episcopal de Etiopía y Eritrea y presidente también, de 2014 a 2018, de la AMECEA. A los pocos días de su nombramiento tuvo la amabilidad de responder a las preguntas del P. Juan González Núñez, misionero en Etiopía.

7/02/15 9:30 PM


(Mundo Negro/InfoCatólica) No me era difícil localizar a «Abuna» (título dado en Etiopía a los obispos) Berhaneyesus, ya que nuestros caminos se cruzan con frecuencia en las actividades habituales de cada día: reuniones, celebraciones eucarísticas... Pero nuestra entrevista para Mundo Negro tuvo lugar en un escenario un tanto inesperado: una comida en honor suyo, organizada por el embajador de España en Adís Abeba, Don Miguel Fernández Palacios, apenas conocido su nombramiento como cardenal. Fue, que yo sepa, la primera embajada que hizo un gesto visible de simpatía.

Una pregunta era, pues, de rigor: ¿Cómo así esta invitación? ¿Cuáles son sus relaciones con España?

«Siempre me ha interesado mucho España y su historia. La considero una de las grandes naciones católicas. Muchos de los grandes fundadores de órdenes y movimientos eclesiales son españoles: basta recordar a Domingo de Guzman, a Ignacio de Loyola, a Santa Teresa, cuyo quinto centenario del nacimiento estamos celebrando aquí con la traducción al amárico de su libro «Castillo interior».

Quiero mencionar de forma especial al jesuita del siglo XVII Pedro Páez. Le costó siete años de cautiverio el poder entrar en Etiopía. Pero estaba decidido a ello y lo consiguió. Fue un gran misionero y un gran estudioso. Conocía la lengua y la cultura de la nación, que plasmó en su voluminoso libro «Historia de Etiopía». Tuvo que ser un hombre muy persuasivo para convertir al catolicismo al emperador etíope. Muchos todavía creen que fue James Bruce quien «descubrió» las fuentes del Nilo Azul, lo que es una mentira inventada por el mismo Bruce. En primer lugar, los habitantes de la región de Goyam habían estado bebiendo el agua de las fuentes por miles de años y las consideraban sagradas. Pero, si de extranjeros hablamos, el primero que las vio y describió fue Pedro Páez muchos años antes que Bruce.

Me gusta la lengua española y he estudiado un poco, especialmente en mi viaje a Ecuador para un Congreso Internacional Misionero. Por supuesto, visité España en varias ocasiones. Mi relación con la embajada ha sido frecuente, sobre todo desde que se celebró el cuarto centenario de la llegada de Pedro Páez y se organizó un simposio sobre su figura. Recientemente, la embajada nos ha ayudado a construir en Adís Abeba un centro de salud en una barriada pobre».

La persona de Berhaneyesus

Algo que no se le puede preguntar directamente ni esperar de él una respuesta es cómo es la persona de Abuna Berhaneyesus. Digamos de entrada que es un hombre al que le gusta bromear, que desdramatiza las situaciones tensas y que sabe crear un ambiente de entendimiento y cordialidad, cualidades que le han servido para sus diálogos con personas e instituciones de todo tipo. Alguien le achaca que navega sobre los problemas sin afrontarlos a fondo. Me permito a este respecto recordar una anécdota que le oí contar. Estando en Pamplona, en un acto presumiblemente serio, sorprendió a la audiencia diciendo: «Nosotros somos más listos que vosotros». Ante la sorpresa general, se explicó: «Vosotros corréis delante del toro y nosotros detrás». La anécdota quizá sirva para ilustrar su manera peculiar de afrontar los problemas.

Oigamos de él mismo la trayectoria de su vida.

«Nací en 1948 en Cheleleka, provincia de Harar. Mis antepasados vivían en la zona de Ankober (Shoa) y fueron convirtidos al catolicismo por el Cardenal Massaia. Ingresé en la Congregación de los Paúles y fui ordenado sacerdote en 1976. Mi primer destino pastoral fue Dembidolo, donde había un buen número de parroquias. A finales de 1977 fui nombrado párroco de Bonga, en Kafa, misión fundada en torno a 1860 por el Cardenal Massaia. La revolución marxista comenzó en 1974. En 1978, todos los misioneros extranjeros, incluidos los protestantes, fueron expulsados de Kafa; sus casas, cuentas bancarias y vehículos fueron requisados. Yo seguí trabajando solo como sacerdote. Había unas diez o 15 parroquias y las recorría todas. Dormía en las sacristías o en casa de los católicos.

El gobierno quería hacer un experimento en la provincia de Kafa, convirtiéndola en un enclave comunista modelo. Me propusieron que estudiara marxismo y que me hiciera «kadire» o animador político. Yo les dije que era un sacerdote católico y que lo que me proponían era imposible. Entonces me encarcelaron. Estuve 7 meses en la prisión de Jimma. También había muchos protestantes, ortodoxos y musulmanes encarcelados por su fe. El presidente de Iglesia luterana o «Makene Yesus», ahora ya retirado, fue uno de ellos. Él fue torturado. Yo, gracias a Dios, no lo fui, porque en el momento de mi encarcelamiento (1979), la furia antireligiosa había disminuido.

Al salir de la cárcel, fui expulsado de Jimma y vine a Adís Abeba. De aquí fui a Roma, donde estudié ciencias sociales. Cuando terminé, volví a Etiopía, donde desempeñé el cargo de maestro de novicios y profesor en el centro de estudios de filosofía y teología. En 1992 se me pidió ir a Jimma - Bonga como vicario episcopal del obispo de Nekemt. En 1994, la Santa Sede dividió el Vicariato de Nekemt en dos, creando el Vicariato de Gimma - Bonga del que fui nombrado Vicario. Como Jimma - Bnga era todavía muy grande, pedí que se separara Gambella e Ilubabor, creando otro Vicariato que fue confiado a los Salesianos. En 1998 pasé a ser obispo auxiliar de Adís Abeba. El Arzobispo de entonces, Abuna Paulos Tzadua, había presentado varias veces su dimisión. Esta fue aceptada un año después, en 1999, fecha en que pasé a ser Arzobispo».

La iglesia católica, una minoría significativa

La Iglesia católica en Etiopía, con sus 600 mil miembros sobre una población de 90 millones de habitantes, es una minoría realmente pequeña. Sin embargo, ha sido siempre más representativa de lo que su número indicaría, debido sobre todo a las muchas obras sociales. A lo largo de su historia, tuvo sus altos y sus bajos, que Abuna Berhaneyesus recuerda a grandes pinceladas:

«La Iglesia Católica estaba muy bien considerada antes de la invasión italiana de 1935. El emperador Haile Selasie fue educado de niño en la misión católica de Harar. Conservó siempre un gran reconocimiento hacia ella. Tras la invasión italiana, la subsiguiente derrota y salida del país, la Iglesia católica sufrió mucho porque fue identificada con los invasores. Muchas casas fueron nacionalizadas como «propiedad del enemigo». Por ejemplo, había una parroquia en el barrio de Kasanchis que ahora son oficinas del ministerio de Agricultura; la residencia católica de Jimma es ahora una escuela de agricultura. Y así sucesivamente en Gondar, Harar… Por un tiempo, había un solo obispo para toda Etiopía y un puñado de sacerdotes etíopes que recorrían en mula las misiones para que no fueran confiscadas.

Poco a poco fueron llegando nuevos misioneros que sustituyeron a los italianos expulsados: los capuchinos y lazaristas franceses, los jesuitas canadienses… Hoy hay en Etiopía toda una constelación de congregaciones masculinas y femeninas que cubren muchos campos, incluidas zonas remotas de primera evangelización. Si, por una parte, algunos de nuestros fieles, sobre todo jóvenes, se van hacia los protestantes, la Iglesia católica crece en lugares como Gambela o Gumuz. Un caso curioso es el de Kafa, donde muchos hechiceros dejan sus viejas prácticas para unirse a la Iglesia católica. Traen con ellos a su gente, construyen iglesias y piden la presencia de la Hermanas.

La Iglesia es apreciada por el gobierno y por la sociedad debido a los servicios sociales. Sus escuelas, centros de salud, centros sociales, como los de Madre Teresa, están entre los de más calidad del país. Poco a poco, creo que nuestro número y significatividad irá en aumento».

Relación con la Iglesia ortodoxa

Según el último censo, el 43 por ciento de los etíopes son miembros de la Iglesia ortodoxa. Los ortodoxos siempre se han tendido a considerarse la única confesión cristiana con derecho a existir en Etiopía y no han ocultado su hostilidad hacia católicos y protestantes. Cuando en 1985, el entonces arzobispo católico de Adís Abeba, Abuna Paulos Tzadua, fue nombrado cardenal, la Iglesia ortodoxa tuvo una reacción airada. Pero los tiempos cambian. Y el patriarca actual, Abuna Matías, fue uno de los primeros que se apresuraron a telefonear a Abuna Berhaneyesus para felicitarlo apenas oyó de su nombramiento a cardenal. Éste comenta:

«Gracias a Dios, la relación con la Iglesia ortodoxa es muy buena. El Patriarca Paulos (fallecido en 2012) era el presidente de los líderes religiosos de Etiopía. Cuando había conflictos, como la guerra entre Etiopía y Eritrea, hemos trabajado muy juntos por la reconciliación. También con el Patriarca actual, Abuna Matías, hay un buen entendimiento. La Iglesia ortodoxa sabe que no hacemos labor de proselitismo entre los ortodoxos y nos están agradecidos. El diálogo ecuménico va progresando. Uno de los encuentros internacionales entre la Iglesia católica y las Iglesias orientales tuvo lugar en Adís Abeba y eso fue apreciado por ellos. El patriarca quiere visitar al Papa y es posible que lo haca hacia Pascua de este mismo año. Con los obispos y los fieles en general tenemos un ecumenismo de vida. Celebramos juntos los eventos gozosos y tristes de cada día, como las fiestas parroquiales, los entierros...

Todavía hay ortodoxos recelosos de la Iglesia católica. En especial en relación con la ocupación italiana. Dicen que el Papa Pio XI bendijo a los soldados de Mussolini, que invadieron Etiopía y mataron a monjes, obispos, fieles… No distinguen entre el gobierno fascista y la Santa Sede. Por eso hay un sentimiento de sospecha. Pero tengo confianza que se superará. Uno de los embajadores ante la Santa Sede del tiempo del emperador Haile Selasie escribió un libro sobre el tema, informándose en los archivos vaticanos, y probó que era falso que Pio XI bendijera el ejército de Mussolini.

Dualidad de ritos

Desde sus mismos comienzos a mediados del siglo XIX, la Iglesia católica en Etiopía practica dos ritos, el etíope tomado de la Iglesia ortodoxa y el latino. La proporción es desigual, pues, mientras al rito etíope pertenecen tres diócesis y cuenta con el 15 por ciento de los católicos, al latino pertenecen 9 Vicariatos que engloban al 85 por ciento de los católicos. Las circunscripciones de ambos ritos están agrupadas en una única conferencia episcopal, presidida por Abuna Berhaneyesus. Aunque, en principio, la diversidad es riqueza, también puede ser fuente de tensiones y malentendidos, y así es de hecho. Y las tensiones llegan necesariamente al presidente, del cual ambas partes requerirían que estuviera más decididamente de su lado. Oigamos lo que él tiene que decir al respecto.

«Yo veo la dualidad de ritos como una riqueza y no creo que los ritos debieran crear conflicto. Pero existe la tendencia de convertirlos en un tema étnico: que si los del norte (rito etíope) son así, que si los del sur (rito latino) son de la otra manera. En el futuro espero que este problema se supere. Hay zonas latinas como Hawassa o Sodo, donde hay fieles de rito etíope y tienen derecho a practicar su rito; lo mismo que en Adís Abeba hay gente de rito latino y tienen el mismo derecho. Por eso los obispos en cada diócesis deberán ofrecer servicios en ambos ritos.

Hay un comité litúrgico para el rito etíope que está revisando el misal y traduciéndolo a las diversas lenguas locales: amárico, trigrino, oromo e inglés. El rito latino tiene ya sus traducciones locales desde hace iempo. Hay una sola Conferencia Episcopal y un solo liderazgo. La Iglesia católica es una y así debe aparecer ante el gobierno, ante la sociedad y ante nuestros fieles. Debemos cuidar mucho la unidad».

AMECEA: Agrupación de Conferencias Episcopales de Africa del Este

En el año 2014, tuvo lugar en Lusaka la asamblea plenaria que la AMECEA celebra cada cuatro años. En ella Abuna Berhaneyesus fue elegido presidente para los próximos cuatro años y la asamblea tendrá lugar en Adís Abeba en 2018. Es un título más y un cargo más para el que el hecho de ser cardenal le dará peso. Pero Etopía, aun siendo indiscutiblemente nación africana por lo que a geografía se refiere, culturalmente no se siente demasiado africana y, por tanto, tampoco demasiado identificada con la AMECEA. ¿Es realmente así?

«Los misioneros, llegados especialmente de Europa, hicieron un admirable trabajo de evangelización en Africa. Muchos de ellos murieron prematuramente de malaria y otras enfermedades, pero lograron plantar la fe en el este continente. La mayoría de las Iglesias africanas acaban de celebrar o están celebrando los cien años de existencia. Si Etiopía hubiera sido más misionera, hubiera podido evangelizar Africa. Pero, con el adviento de los musulmanes, Etiopía quedó cerrada a todo contacto externo y trató de proteger su herencia. Etiopía se ha relacionado tradicionalmente más con Europa y el Medio Oriente que con el resto de Africa. Tenía que proteger a sus peregrinos que iban a la tumba de Pedro en Roma, o al Santo Sepulcro en Jerusalén… Y a cada sitio que iban, trataban de tener su lugar donde refugiarse. En Jerusalén tenían un monasterio que aún subsiste; en Roma, la iglesia de Santo Stefano dei Mori, que también subsiste hoy y está dentro del Vaticano. Estoy seguro (aparece el Berhaneyesus bromista) que llegaron incluso al sepulcro de Santiago y deberíamos investigar si hay en Santiago de Compostela alguna propiedad etíope…

En tiempos más recientes, siendo Adís Abeba la sede de la Unión Africana, Etiopía tiene mucha mayor relación con el resto de Africa. El emperador Haile Selasie ayudó primero a las naciones africanas a hacerse independientes y, una vez conseguido ese objetivo, a que se unieran. Él se cuenta entre los grandes padres fundadores de la OUA. Nuestra identificación con la AMECEA sigue ese mismo proceso de intensificación y el hecho de que la próxima asamblea se vaya a celebrar en Adís Abeba contribuirá notablemente a acelerar ese proceso».