“Europa es tierra de misión porque tiene que recuperar la memoria de un Anuncio olvidado”, constató Taltavull en la conferencia inaugural. El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral realizó un diagnóstico de la cultura en Europa que ha silenciado la fe. El reto, según explicó, es buscar nuevos lenguajes y caminos para comunicarnos de una forma creativa con el hombre de hoy. Taltavull subrayó la importancia de la iniciativa de evangelización “Atrio de los Gentiles”, impulsada por Benedicto XVI, que intenta dialogar con el hombre contemporáneo a través de su lenguaje. Asimismo, explicó la necesidad de fomentar la apertura a la trascendencia en las guías turísticas que muestran el patrimonio de la Iglesia Católica en España.

Estos esfuerzos apuntados por el obispo auxiliar de Barcelona tomaron forma en la mesa redonda de la tarde del jueves, que reunió a tres experiencias misioneras de primer anuncio en España, y que fue moderada por José María Sainz, miembro de OCASHA. Jesús Romero, de la Comunidad de San Egidio, explicó su trabajo misionero en el ámbito social con los más pobres y excluidos del barrio de Pan Bendito en Madrid. Por su parte, Manuel Cabello, misionero redentorista, habló de las “misiones populares”, que ponen a las parroquias en estado de misión, para llegar a los más alejados. Por último, Jesús Vidal presentó la iniciativa “Centinelas del mañana”, proyecto que lleva 15 años despertando entre los jóvenes la vocación evangelizadora, a través del anuncio explícito y el testimonio personal. Una de las iniciativas más conocidas de este grupo son “Una luz en la noche”, que lleva el Evangelio a las calles de paso de jóvenes en las noches.

 Los misioneros, también en Europa

 ”Nuestra misión ha sido llevar la belleza de la familia cristiana a Estonia”, explicaron el viernes Alejandro Pérez y Matilde Toribios, matrimonio del Camino Neocatecumenal, que ha estado 9 años de misión en el país nórdico con sus diez hijos. Después de narrar con crudeza todas las dificultades que vivieron -quemaduras en la piel por el frío, soledad, racismo, incomprensión por el idioma-, ambos afirmaron que en la cruz se han encontrado con Cristo resucitado, y lo han testimoniado con su vida. “Si Dios existe, merece la pena darlo todo por él”, explicó Matilde. Junto con otras familias misioneras, acompañaron al único sacerdote católico de Tartu -segunda ciudad de Estonia-, y formaron un punto donde los estonios podían acercarse a la Iglesia, a través de catequesis, barbacoas, y su simple presencia. “Para la gente de allí es más fácil acercarse a las familias que al sacerdote”, afirmó Matilde, quien explicó que entraron a fondo en la cultura estonia para inculturar el Evangelio.

“La misión en Rusia es un camino a fuego lento: sereno, pero seguro”, testimonió José Pablo Pereira, misionero de Verbum Dei. Después de años de lo que él describió como “ecumenismo de pasillo”, este misionero portugués compartió cómo la misión de la Iglesia católica en Rusia no busca conversiones en masas, sino pequeños encuentros a través de la vida y el testimonio. “La cultura rusa está muy marcada por la guerra”, afirmó Pereira, quien explicó que una minoría de católicos ha mantenido su fe a pesar de las persecuciones.

Anastasio Gil, director de Obras Misionales Pontificias (OMP) valoró positivamente estas Jornadas, ya que han servido para unir a todos los que trabajan por la misión ad gentes en España. Gil afirmó que estas Jornadas han puesto sobre la mesa la necesidad de la cooperación misionera con nuevos ámbitos geográficos y sociales, más allá de los Territorios de Misión, destinatarios de la ayuda de OMP. “Se ha reafirmado la urgente necesidad de la misión ad gentes dentro del territorio europeo”.

 

(OMP)