Mañana será bendecida esta imagen

 

Hace ahora diez meses les contaba que nos habían ofrecido una cabeza de una Virgen Dolorosa para la parroquia y que me parecía una excelente adquisición que nos serviría para la fe de los fieles y el culto a la madre de Dios. Una imagen necesitada de restauración y de más cosas, pero que me pareció de una muy bella factura que suscitaría la devoción de los fieles.

No todos entendieron esa belleza. Más bien diría que no fueron pocos los que la tacharon de fea y de tener cara no de Virgen, sino de una mujer dolorida. Claro. Tan dolorida que acababa de perder a un hijo.

Quizá algunos aún recuerden esta foto del estado original de su cabeza.

Ya me conocen y servidor para nada es partidario de pseudo imágenes simbólicas en las que uno tiene que retorcer la mente para tratar de comprender que un amasijo de hierros es en realidad un Cristo sufriente y aquellos resplandores mezclados con la flor y el agua en realidad son la Virgen María en el misterio de la Anunciación.

Creo que el pueblo cristiano necesita de su estética, de una plástica concreta que le ayude a visualizar al Señor, a su madre, a los santos, sin necesidad de elucubraciones mentales y equilibrios pseudo místicos.

Esta simple cabeza, como pueden ver en la foto muy necesitada de restauración, ha pasado por un taller de toda confianza que le ha devuelto su primitivo esplendor y le ha preparado un cuerpo para que pueda lucir con la estética propia de una Virgen Dolorosa.

Mañana, para celebrar el segundo aniversario de la capilla de adoración perpetua, vendrá a la parroquia D. Carlos Osoro, nuestro arzobispo de Madrid. Entre otras cosas, bendecirá esta imagen que desde ese mismo momento quedará dispuesta para el culto de los fieles. De forma especial, en cuaresma, ocupará un lateral del presbiterio y ante ella recitaremos el rosario especialmente los viernes.

Una cabeza necesitada de restauración. Un taller que supo trabajar la imagen. Y sobre todo una feligresa, Gloria, permitidme que ponga su nombre, que ha sabido vestir a nuestra señora con sus mejores galas de mujer sufriente, llena de dolor por el hijo muerto.

Recuerdo su reacción cuando le propuse que se encargara de vestir a la Virgen: es que no sé si sabré hacerlo, es que tengo problemas, es que en casa nos están pasando cosas. Tranquila, le dije, que se puede rezar muy bien cosiendo con amor para la madre de Cristo.

Pues aquí está el resultado de la restauración y del trabajo de Gloria a la que han ayudado otras buenas mujeres en su preciosa tarea de nada menos vestir a la madre de Dios. Mañana será bendecida la imagen. Desde mañana tendrá culto. Hoy me apetecía que conocierais la imagen.