“A todos los que han elegido el camino del mal y pertenecen a organizaciones criminales, renueven esta invitación a la conversión: ¡Abran su corazón al Señor!”, lo dijo el Papa Francisco en un emocionante encuentro celebrado la mañana de este sábado 21 de febrero con siete mil peregrinos de la Diócesis de Cassano all’ Jonio, de Calabria al sur de Italia, región elegida por Francisco para realizar el cuarto viaje apostólico de su Pontificado, el pasado mes de junio. Una visita que dejó huella a todos, y como no también al Papa quien como ha confesado ante los fieles en el aula Pablo VI, “todavía vive en mi corazón el recuerdo de la visita a vuestra comunidad diocesana: los encuentros con los encarcelados, con los enfermos, los sacerdotes, los religiosos, los seminaristas, los ancianos, la visita a la catedral y al Seminario y después la extraordinaria presencia de la gente en Sibari”, “He tocado con la mano vuestra fe, vuestra caridad”, dijo.

Francisco ha reafirmado el pensamiento que ya les trasmitió en su momento los fieles de Cassano, asegurando que “quien escucha y acoge la Palabra y quien vive de manera sincera la respuesta a la llamada del Señor, no pueden de ninguna manera dedicarse a los trabajos del mal. No se puede uno definir como cristiano y violar la dignidad de las personas, los que pertenecen a la comunidad cristiana no puede programar y realizar gestos de violencia contra los otros y contra el ambiente. Los gestos exteriores de la religiosidad no acompañados de la verdadera y pública conversión no bastan para considerarse en comunión con Cristo y con su Iglesia. Los gestos exteriores de religiosidad no bastan para acreditar cuanto creyente somos, con la maldad y la arrogancia típica de los criminales, hacen la ilegalidad de su estilo de vida. A los que han elegido el camino del mal y están afiliados a organizaciones criminales que renueven esta invitación a la conversión. ¡Abran su corazón al Señor!, el Señor les espera y la Iglesia les acoge, si su elección de servir al mal fue pública, clara y pública será también vuestra voluntad de servir el bien”.

El obispo de Roma pidió a los peregrinos que conserven el esplendor del patrimonio de su tierra, que es un regalo de Dios, para las futuras generaciones. Y así recordó la “belleza” de la Comunidad Emmmanuel, dedicada a acoger a los más débiles, “Jóvenes devastados por la droga que han encontrado en ustedes y en sus estructuras ‘al buen samaritano’, que ha sabido inclinarse ante sus heridas y ha sabido ungir con el bálsamo la cercanía y el afecto. ¡Cuántas familias han encontrado en ustedes la ayuda necesaria para volver a esperar la suerte de sus hijos! La Iglesia les reconoce por este servicio”.

Y así recordó que “el tiempo que vivimos tiene una gran necesidad de esperanza y por eso les exhortó a que se opongan a la cultura de la muerte y les pido que sean testigos del Evangelio y de la vida”.

(MZ – RV)