Religión Confidencial
Conclusiones tras un encuentro el pasado mes de octubre en Dublín, Irlanda

La Fundación Centesimus Annus pro Pontifice propone 17 puntos concretos para luchar contra la crisis económica

El objetivo es crear “segmentos éticos” de la economía y de las finanzas globales

La Fundación Centesimus Annus pro Pontifice organizó el pasado mes de octubre en Dublín, Irlanda, dos seminarios con participación de un amplio grupo de banqueros, supervisores bancarios, economistas financieros y especialistas en ética de las finanzas.

Tras dos días de intensos debate en torno a la actual crisis económica y a la re estructuración del sector financiero, el grupo, entre el que se encontraron intelectuales de la talla de Diarmuid Martin, Jesus Estanislao, Alfredo Pastor o Paolo Garonna, encontró acuerdos sobre una serie de recomendaciones prácticas que acaba de hacer públicas.

La Fundación Centesimus Annus pro Pontifice propone ir a contracorriente de los requisitos de la técnica y de la regulación con el objeto de crear “segmentos éticos” de la economía y de las finanzas globales, y así construir poco a poco la ética de las finanzas en su totalidad. Algunos de los puntos propuestos por la fundación serían ayudar a la creación de empleos mediante el crédito descentralizado, buscar niveles razonables de rentabilidad sobre fondos propios o luchar contra el fraude, la corrupción, los abusos y las malas prácticas.

La Centesimus Annus pro Pontifice tampoco olvida hacer referencia a la lucha contra el fraude, la corrupción, los abusos y las malas prácticas al tiempo que insiste en hacer más efectiva la protección del consumidor. Otras de las medidas propuestas serían explorar vías equitables de desendeudamiento para hogares, integrar la perspectiva inter-generacional o movilizar la capacidad y la experiencia de los bancos en favor de unas finanzas inclusivas.

Apoyar a las instituciones financieras con vocación de desarrollo social así como ayudar y guiar las micro-finanzas también serían otras de las sugeridas medidas, que irían acompañadas de más propuestas concretas como, por ejemplo, promover -antes que impuestos- un fondo de solidaridad sobre los movimientos financieros o el capital.

Ya entrando en un perfil más marcadamente ético, la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice recalca una serie de puntos entre los que se encuentra hacer que el comportamiento anti-ético sea prohibitivamente caro, fijar incentivos a largo plazo, enriquecer la educación de negocios y financiera y educar para el libre juicio promoviendo la educación de los consumidores y reinventando la vocación y motivación al mundo de las finanzas.