En Andalucía ganó la catequista

 

La socialista Susana Díaz, catequista en sus tiempos mozos, ganó ayer las elecciones autonómicas en Andalucía. Aunque el PSOE ha perdido ciento y pico mil votos en relación al 2012, mantiene el mismo número de diputados. La corrupción molesta algo a la gente, obviamente no demasiado, pero no hace cambiar el voto.

Quien se ha dado un castañazo impresionante ha sido el PP, que se ha dejado medio millón de votos y diecisiete escaños. Los populares no son conscientes de lo mal que cae Mariano a la gente y que ya no cuela eso de la incipiente recuperación económica. Gran parte de ese medio millón de papeletas han ido a parar a Ciudadanos, que ya se configura como el partido al que votarán los que están hasta el gorro de los populares y un porcentaje pequeño, pero no desdeñable, del voto de centro-izquierda. UPyD, gracias a la soberbia de su presidenta, que no quiere pactar con Albert Rivera, puede ir haciendo las maletas y poniendo el cartel de “cerrado por desahucio”.

Podemos ha entrado con mucha fuerza en el parlamento andaluz (15 diputados) pero no con la que se esperaba (22-25). Lo ha hecho sobre todo a costa del desplome de Izquierda Unida. Es claro que el partido de Pablo Iglesias hará desaparecer del mapa a las siglas del seño Cayo Lara y además le pegará un bocado importante a los socialistas -en Madrid será enorme-, pero no parece que por el momento vaya a pasar aquí lo que ha ocurrido en Grecia.

Eso sí, es harto probable que veamos a unos cuantos alcaldes de Podemos tras las próximas elecciones municipales del 24 de mayo. Ayer, sin ir más lejos, fue el partido más votado en Cádiz capital. Es claro que allá donde hay más paro, el populismo barato y demagógico atrae a más desesperados. Populismo que, de ganar, solo llevaría más miseria, pero se ve que hay multitud de ciudadanos que no son capaces de entender que las bravatas demagógicas y totalitarias no dan de comer. Allá ellos. Que casi seiscientos mil andaluces voten a quien quiere para España lo que ocurre en Venezuela indica hasta qué punto hay un sector del electorado de izquierdas que vive la mar de bien con un concepto de la democracia meramente instrumental que sirve solo como herramienta para luego imponer su “revolución", cambiando si hace falta las reglas de juego.

Vox, ese partido que quiere presentarse como la derecha “pata negra” y provida -lo de profamilia no cuela (*)- ha obtenido dieciocho mil votos, que son un 0.45% del total. Es decir, catorce mil votos y un 0.75% menos de los que obtuvieron en Andalucía en las últimas elecciones europeas. PACMA, partido animalista, ha sacado trece mil votos más. Tengo la sospecha de que la aventura de Vox acabará en mayo. En este país no existe el voto provida ni profamilia. Y lo que se le va al PP por su nefasta gestión, su corrupción y su falta de fidelidad a ciertos valores, toma la dirección del centro o centro izquierda que representa Ciudadanos, partido tan abortista y tan contrario como el que más a los principios no negociables indicados por Benedicto XVI. Principios que la práctica totalidad de los católicos españoles desprecian a la hora de votar y que como mucho los tienen como algo bonito y decorativo que poner en el desván del olvido.

Dan ganas de decir que todo ello es en parte por obra y gracia de la COPE y 13TV -propiedad de los obispos-, pero resulta que el canal de televisión lo ven cuatro gatos mal contados y la emisora de radio tiene la sección de deportes como plato fuerte de sus niveles de audiencia. Mucho más que los informativos y tertulias. Con lo cual su influencia real a la hora de determinar el voto es más bien escasa. Aun así, no busquen ustedes en los medios de comunicación de la Conferencia Episcopal Española la aparición de nada que huela a partido político provida y profamilia y mucho menos a directores, presentadores y tertulianos que crean que el catolicismo fiel -no una versión tibia y mundana del mismo- tiene algo que decir en la vida socio-política española. No lo encontrarán. Y no los busquen dentro de 20 años. No existe un solo colegio o universidad católica de este país dedicado a formar jóvenes para semejante fin

La pura realidad es que el menguante voto católico conservador de España está en manos de un PP que se ríe del mismo y que además, si decide cambiar de aires, se busca opciones que nada tienen que ver con el catolicismo. En cuarenta años hemos pasado del confesionalismo del anterior régimen a la total y radical inutilidad a la hora de pintar algo en este país. Cosechamos lo que se sembró. Tenemos lo que nos merecemos. Y lo que nos llegue, en forma de más cultura de la muerte -eutanasia-, desaparición gradual de la asignatura de religión, educación obligatoria en valores contrarios a la moral católica, y acoso ideológico y social a todos los niveles, nos lo mereceremos también. Fuera de un nefasto apoyo largamente prolongado  al PP, cuyas consecuencias desastrosas ya conocemos, la inoperancia en España de la Iglesia católica en materia política es prácticamente absoluta, comenzando por sus medios de comunicación y asociaciones laicales, siguiendo por los obispos -salvo escasas excepciones-, teólogos y universidades, y continuando por los intelectuales y los políticos sedicentes católicos. Y de los fieles de a pié, mejor no hablo. Son los que votan. Y ya lo ven.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) No pretenderán que consideremos partido profamilia quien defiende las uniones civiles entre homosexuales, como es el caso de Vox.