ENTREVISTA

“El Papa llama a las parroquias a convertirse en islas de misericordia”


“La misericordia de Dios brota de su corazón de Padre para con sus hijos caídos en la miseria del pecado”

Iglesia en Plasencia entrevista a José María de Miguel González, Doctor en Teología y profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca.

–La penúltima jornada de Formación Permanente del Clero de este curso en la diócesis de Plasencia ha versado sobre “El sacerdote, testigo y ministro de la misericordia”: ¿qué se quiere expresar con esta formulación?

–En ese título se afirma algo esencial del ser y del actuar del sacerdote. Esto ha debido ser siempre así, pero en los últimos tiempos el Papa Francisco lo ha puesto de relieve con una fuerza tal que aparece a los ojos del mundo como el testigo de Dios misericordioso a través de sus gestos y obras de misericordia. Él quiere una Iglesia así y llama a las parroquias a convertirse en “islas de misericordia en medio del mar inmenso de la indiferencia” hacia los pobres y excluidos, o descartados, como dice él, de este mundo. El sacerdote está llamado a ser el testigo de Dios, esa es su encomienda principal, y eso es lo que de él se espera, pero ¿de qué Dios ha de dar testimonio? Del Dios misericordioso, cercano al pueblo, a los sufrimientos de la gente, tal como se nos ha manifestado en la persona de Jesús de Nazaret.

–¿Por qué dice que la misericordia es el atributo principal de Dios?

–De Dios decimos que es omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en entendimiento y voluntad, así como en toda perfección. Con estos atributos la fe quiere expresar algo sobre el misterio insondable de Dios. Pero a Dios tenemos acceso principalmente a través de lo que él nos ha comunicado de sí y de su plan de salvación sobre los hombres, si conocemos algo de Dios es contemplando su modo de actuar en la historia de la salvación: nos crea por amor y, a pesar del desamor de los hombres marcados por el pecado, por amor a nosotros envía a su Hijo para rescatarnos del poder del Príncipe de este mundo. La misericordia de Dios brota de su corazón de Padre para con sus hijos caídos en la miseria del pecado.

–¿Cómo debe mostrar un sacerdote la misericordia de Dios?

-Observando el comportamiento del primer sacerdote de la Iglesia, es decir, el Papa Francisco, podemos decir que la primera función del sacerdote es el anuncio del evangelio, en cuyo centro Jesús nos mostró al Padre misericordioso, por eso la predicación debe insistir en que la misericordia es el verdadero retrato de Dios. Luego, en la realización del ministerio sacramental el sacerdote acerca la misericordia de Dios a los fieles, por lo cual ha de celebrar los sacramentos de tal modo que todos experimenten al Dios bueno que se nos comunica en ellos. Finalmente, el sacerdote muestra la misericordia de Dios mediante el ejercicio de la caridad con los cercanos y con los alejados, como el Buen Samaritano.

–¿Por qué afirma que el sacramento de la Penitencia es el sacramento de la misericordia de Dios?

–Porque el pecado deja en nosotros muchas heridas, no sólo las que causamos a los demás, sino las que producen dentro del propio corazón, por eso Jesús, que es el médico de los cuerpos y de las almas, quiso dejarnos este sacramento de curación, en él se acerca a nuestras heridas y las sana con su misericordia. ¿Qué significa la palabra misericordia? Procede de corazón y mísero. El corazón de Dios cura a los míseros, pecado res y desgraciados, esta es la obra mayor de su misericordia. Por eso, nosotros, pecadores, deberíamos acoger y agradecer inmensamente este don que Cristo resucitado nos dejó como fruto de su muerte y resurrección.

–Finalmente, ¿qué relación hay entre la misericordia y la justicia?

–Hemos dicho que la misericordia es el principal atributo de Dios, el que mejor describe su ser y actuar para con nosotros, pero la justicia también pertenece al ser de Dios. Y por tanto, la misericordia no puede contradecir la justicia, es más, la misericordia bien entendida es como Dios ejerce su justicia, pues Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. El pecado exige justicia, el arrepentimiento atrae la justicia divina en forma de misericordia, es decir, de perdón. La estrecha relación entre la misericordia y la justicia se muestra en la cruz de Cristo, ella es la expresión más dramática de la maldad del pecado que exigiría una justicia vindicativa acorde con el crimen cometido, pero a la vez la cruz es la expresión sin parangón de la misericordia de Dios para los que a ella se acogen: el buen ladrón, pecador como era, acogió el perdón y se salvó, en él la justicia se convirtió en misericordia.

(Iglesia en Plasencia)