Pastores de mártires

El pasado fin de semana he asistido al Congreso “Todos Somos Nazarenos” organizado -maravillosamente, hay que decirlo- por Más Libres/Hazte Oir, en el que, entre otros, han participado el Patriarca católico de Antioquía, obispos católicos de Oriente Medio y Nigeria, un obispo copto, un pastor protestante, el marido y la hija de Asia Bibi, un sacerdote misionero el IVE, los padres de una joven norteamericana secuestrada por yihadistas y fallecida en un bombardeo de Jordania, etc.

Por allá asomaron Mons. Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y el P. Jose María Gil Tamayo, secretario y portavoz de la CEE. Digo esto para que quede claro que la presencia de Martínez Camino no fue la única de cierta relevancia “institucional” a nivel de la Iglesia en España, tal y como algunos andan malinformando.

Es harto complicado reflejar por escrito lo que he vivido en estos días. Las gracias recibidas han sido tantas y tan intensas, que supongo que tendrá que pasar un tiempo para que reposen en mi alma. 

 

 

 

Pero sí, ciertamente es una enorme gracia de Dios estar al lado de pastores y hermanos en la fe que viven al lado de mártires y confesores, comprobar como su fidelidad a Cristo llega hasta extremos que para los que vivimos en Occidente no es fácil vislumbrar. Por ejemplo, ¿qué decir cuando ves a una cristiana sirio-melquita-católica explicar lo mucho que disfruta de ir libremente cada día a Misa en Barcelona, cuando sabe que su familia se juega la vida cada vez que acuse a Misa en su país? ¿qué decir cuando oyes a un sacerdote o a un obispo explicar que los niños cristianos tiene como héroes a los mártires y se preguntan entre ellos cuál será el próximo en ser degollado por Cristo? ¿qué contar cuando ves a un obispo nigeriano diciendo que la oración, especialmente el rosario, es el mayor arma contra Boko Haram, al mismo tiempo que pide la intervención de la comunidad internacional para parar el genocidio de los fundamentalistas, citando el Catecismo para señalar lo católica que es la doctrina de la legítima defensa? ¿y qué explicar del testimonio de unos padres cuya hija acaba de morir hace dos meses tras año y medio secuestrada? ¿o del llanto de la hija de Asia Bibi, de la misma edad que mi propia hija, al recordar cómo fue encarcelada su madre? 

Siempre hemos sabido que la gloria de Dios son su mártires, pero una cosa es saberlo y otra que te llegue el aroma de su santidad y fidelidad a Cristo.

Es posible que más adelante escriba varios posts sobre algunos de los testimonios concretos. Mi alma y mi acbeza eran un hervidero de ideas y de sensaciones durante el congreso. De momento solo quiero dar gracias a Dios por el regalo que me ha concedido estos días.Y de paso, agradecer también a los organizadores por traernos ese pedazo de cielo en la tierra a Madrid.

Laus Deo Virginique Matri.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante