Chile: la policía investiga a varias sectas

La mañana del 1 de mayo de 2013, en una ruinosa casona en calle Sephi 872, a unas cuadras de la Plaza de Armas de Cuzco, en Perú, fue encontrado muerto Ramón Castillo (de 35 años), el profesor de música que se hacía llamar “Antares de la Luz” y era el líder de la secta que incineró a un recién nacido en un fundo en Colliguay, en la V Región de Chile.

Según informa el medio chileno Economía y Negocios, una semana antes, detectives de Investigaciones Especiales de la PDI (Policía de Investigaciones) habían arrestado a siete miembros del grupo que seguía a quien decía tener en su interior a un “ser de luz”.

Tras este crimen, la Policía de Investigaciones –que conformó un equipo llamado Grupo de Análisis e Intervención Antisectas (GAIA)– recibe, como promedio, una denuncia a la semana respecto de hechos sobre personas que dicen ser una divinidad o movimientos de índole sectaria.

El subcomisario del equipo GAIA, Eduardo Muñoz, explica que si bien “no todas las denuncias han sido efectivas”, en otras se han detectado casos en que las personas “han resultado con perjuicios físicos, psicológicos o económicos.

Actualmente, los detectives indagan a tres grupos: dos en el sur del país que operan bajo una fachada de supuestos seminarios de liderazgo para profesionales, y otro vinculado a una comunidad fundada en los EE.UU. y que es acusada de abusos sexuales a menores.

Maestros con un “conocimiento especial”

En la Región de La Araucanía, en Pucón, los policías ubicaron a dos grupos sectarios que atraen a profesionales para sustraerles su dinero. Según la indagación del equipo GAIA, se acercan a jóvenes mediante seminarios que ofrecerían el “éxito en la vida”.

Muñoz afirma que, “si bien las comunidades son similares, no existe una relación entre ellas”. La primera cuenta con unos veinte integrantes, mientras que la segunda tiene unos cincuenta. Ésta incluso ha reclutado a integrantes en Brasil, Argentina y México, además de enviar a sus seguidores a esos países como “misioneros”.

Cada grupo es liderado por un hombre, que es acompañado por un círculo íntimo conformado por sus madres y sus hermanas. El subcomisario de la PDI plantea que ambos cabecillas se hacen llamar “maestros” y declaran tener un “conocimiento especial” que les permitiría solucionar cualquier problema.

Para el policía, la elocuencia y el oportunismo de los cabecillas se muestra en el aprovechamiento de los desastres naturales como la erupción de los volcanes Villarrica y Calbuco para captar más seguidores. Cada persona podría pagar hasta $500.000 por un seminario.

“La Familia” en Chile

También se indaga a una decena de personas que afirman ser misioneros y que tendrían nexos directos con la agrupación de los Niños de Dios o, como se les conoce desde los años 90, La Familia Internacional, fundada en 1968 por el pastor David Berg en EE.UU. Se presume que éstas intentarían formar una red de apoyo en el país.

El subcomisario Muñoz sostiene que “este grupo está tipificado como una secta peligrosa, puesto que difunde el ejercicio sexual con menores de edad. Para el sociólogo y especialista en sectas Humberto Lagos, son un “grupo sectario radicalizado, de tipología destructiva”.

Hace más de una década, en Padre Las Casas, en Temuco, ya se detectó la supuesta presencia de este movimiento en el país. Lagos sostiene que esta secta se mantiene siempre oculta: “Tratan de pasar disimulados, jamás buscarán ser reconocidos por la Ley de Culto, a través del Ministerio de Justicia, porque así el Estado podría examinar sus conductas”.