La naturalidad contranatura de Zoido y el PP

Y oí otra voz del cielo que decía: «Pueblo mío, salid de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados y para que no os alcancen sus plagas.
Ap 18,4

En un ejemplo más de lo que es hoy el PP, que en el fondo es lo mismo que viene siendo desde hace muchos años, el alcalde de Sevilla y candidato de su partido para las próximas municipales, se ha manifestado a favor de la adopción de niños por parejas homosexuales así como de la maternidad subrogada, que consiste en que una mujer concibe un hijo que no es suyo y luego lo entrega a los que serán sus padres legales. Es decir, el conocido sistema del vientre de alquiler, que por lo general suele conllevar un pago a la mujer que presta su seno materno para “incubar” un hijo ajeno..

Lo peculiar del caso es que Juan Ignacio Zoido apela a la responsabilidad y, ojo al dato, la “naturalidad” para aceptar semejantes prácticas. Responsabilidad de los solicitantes y naturalidad de los que debemos, según él, aceptar los hechos.

Y yo me pregunto:

- ¿Qué es más natural? ¿que un niño tenga padre y madre o que tenga dos padres, dos madres o, como en Argentina, dos madres y un padre?

- ¿Qué es más natural? ¿que una mujer conciba un hijo para ser su madre o que lo conciba con el propósito de entregarlo a ortos a cambio de dinero?

- ¿Qué entiende el señor Zoido por naturalidad? ¿aceptar lo que va en contra de la ley natural, de aquello que es propio del ser humano? ¿aceptar que se subvierta y se patee el orden natural de las cosas?

Dice Zoido que a él le educaron en una serie de principios, que tiene sus propios valores, pero que también le enseñaron a vivir en libertad, y por eso hay que respetar esas prácticas. 

Por supuesto, la libertad y el derecho de los adoptados, queda descartada. Pero seamos sinceros, ¿a cuento de qué le va a importar a un representante de la derecha pagana que un niño tenga padre y madre si ni siquiera defiende su derecho a nacer?

Para esa derecha pagana, que sigue los pasos de la izquierda masónica, de la que es hermana de sangre y espíritu, los seres humanos son cosas con los que se puede experimentar. Primero, se les puede matar antes de nacer, especialmente si vienen con alguna enfermedad física o psíquica. Segundo, se les puede vender. Tercero, se les puede usar como cobayas para los proyectos de ingeniería social que tengan a bien inventar. Cuarto, se les podrá matar cuando padezcan enfermedades incurables. Quinto, en nombre de la libertad ajena, en nombre de la educación para la ciudadanía, se les impedirá educar a sus propios hijos en la idea de que precisamente el aborto, la adopción por parejas homosexuales, los vientes de alquiler y la eutanasia, son aberraciones inaceptables para la fe católica. Sexto… cualquier barbaridad que quepa en un mundo entregado a Satanás.

Den además ustedes por hecho que los cristianos que quieran oponerse a esa escalada diabólica, van a ser objeto de una persecución igualmente creciente. Primero, social. Segundo, penal. De hecho, esa persecución penal ya está en marcha en muchos países. Pero hay algo mucho más grave. Se trata de la mundanización de multitud de bautizados, practicantes incluidos, que asumen esos principios luciferinos. E incluso hay pastores que piden, demostrando su ausencia absoluta de temor de Dios, que la Iglesia reconozca más o menos abiertamente, que hay cierta bondad en esos males.

Y es que lo peor no es que el mundo sea mundo, sino que los hijos de Dios y de la Iglesia se dejen secuestrar por ese mundo, de forma que dejen de ser sal de la tierra. Quien acepta el mal, se convierte en su esclavo y pone su alma al borde del infierno eterno. Y una forma de aceptar el mal es colaborando con el mismo a través el voto en una urna.

… aunque conocían el veredicto de Dios según el cual los que hacen estas cosas son dignos de muerte (*), no solo las practican sino que incluso aprueban a los que las hacen.

Rom 1,32

Santidad o muerte.

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) Es obvio que se refiere a una muerte espiritual.