Las misas "de niños" me dejan bastante frío

 

No hace falta que vuelva a repetir que un servidor siente un cierto recelo hacia las misas con niños, que se convierte en mayor en la medida que las celebraciones se van infantilizando. No me causan envidia especial celebraciones llenas de impúberes dando palmitas mientras papá inmortaliza la primera lectura que hace su hijo Manolito aunque se trafulque veinte veces.

Para nada me siento interpelado por un sacerdote que baila y se agita coreado por los nenes de primera comunión mientras las mamás sonríen beatíficamente. No me causa especial emoción que con el pan y el vino se ofrezcan, por centésima vez, esas sandalias signo de un caminar que no se acaba (agotador por cierto, las sandalias y el caminar).

Completamente frío que cada domingo se suba al altar una nube de críos para dar la manita al reverendo en el padrenuestro y que bajen del altar y corran por toda la iglesia para poder ofrecer un besito a la abuela.

En absoluto me suliveya cantar con gestos, dramatizar cada domingo el evangelio, llenar la misa de moniciones explicativas, repartir gominolas. Nada. Frío como un témpano.

A mí lo que realmente me emociona y me hace reflexionar y preguntarme cosas es llegar a una misa, llena de niños, y mascar el silencio. Me interroga notar cómo responden niños y padres en misa. Impactante un templo entero de rodillas en la consagración mientras suena la campana. Sublime contemplar a esos niños después de comulgar cómo rezan en silencio y con qué devoción. Maravilloso observar a los papás y mamás y al resto de la comunidad gozando de la celebración y sostenidos en su fe por el ejemplo de los pequeños.

Lágrimas en los ojos el que llegue una fiesta de esas de entre semana y descubrir que no te falta a misa ni uno de los niños, ni uno de los padres. Llorar a moco tendido cuando te dejas caer por la parroquia en pleno agosto y compruebas que los niños siguen acudiendo a misa. Volverte loco de gozo si además sigues encontrando en las misas dominicales a esos niños que aprendieron el valor de la eucaristía cuando se preparaban para la primera comunión.

Por eso cuando hablamos de misas con niños, o de familias o cosa parecida, solo hago dos preguntas: ¿Cuándo no hay catequesis los niños y las familias siguen yendo a misa? No. Pues acabemos con esas misas que lo que enseñan es que hay que ir durante el tiempo de catequesis y nada más. Mi experiencia es que en la parroquia muchos niños y familias vienen a la misa de las 11:30, más destinada a ellos. Pero también acuden bastantes a las demás misas. Pues justo los que vienen a las misas más estándar son los que más perseveran. Para tomar nota.

Y el día en que en una parroquia vea eso que apunto más arriba iré corriendo a hablar con el párroco para que me lo explique, y que sepa que se lo voy a copiar.