El Obispo de Roma centro su Catequesis del 27 de mayo en el noviazgo, llamado a poner las bases de un proyecto de amor común asumido con plena conciencia.

Dijo que el matrimonio como vocación de Dios, “no es sólo una relación basada en la atracción y el sentimiento, sino que establece una alianza tan sólida y duradera, que hace de dos vidas una sola, un auténtico milagro de la libertad humana y de la gracia de Dios. Una alianza así no se improvisa. El noviazgo crea las condiciones favorables para que el hombre y la mujer se conozcan a fondo, para que maduren la decisión responsable por algo tan grande, que no se puede comprar ni vender”.

El Papa afirmó que “la cultura consumista del “usar y tirar”, del “todo y enseguida”, imperante en nuestra sociedad muchas veces tiende a convertir el amor en un objeto de consumo, que no puede constituir el fundamento de un compromiso vital”, y que por eso “la Iglesia, en su sabiduría, ha preservado la distinción entre el noviazgo y el matrimonio, precisamente para proteger la profundidad del sacramento”.Francisco finalizo expresando que “hoy más que nunca es necesario revalorizar el noviazgo, como una iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los cuales Dios bendice y enriquece a la familia”. Invitó a todos a rezar a la Sagrada Familia de Jesùs, José y María para “acompañar con la oración y el testimonio de amor y fidelidad, a los jóvenes novios que se preparan para el matrimonio”.

Síntesis de la catequesis

Queridos hermanos y hermanas: La catequesis de hoy está centrada en el noviazgo, llamado a poner las bases de un proyecto de amor común y que debe asumido con plena conciencia.

El matrimonio, como vocación de Dios, no es sólo una relación basada en la atracción y el sentimiento, sino que establece una alianza tan sólida y duradera, que hace de dos vidas una sola, un auténtico milagro de la libertad humana y de la gracia de Dios. Una alianza así no se improvisa de un día para otro. El noviazgo crea las condiciones favorables para que el hombre y la mujer se conozcan a fondo, para que maduren la decisión responsable por algo tan grande, que no se puede ni comprar ni vender.

La cultura consumista del “usar y tirar”, del “todo y enseguida”, imperante en nuestra sociedad muchas veces tiende a convertir el amor en un objeto de consumo, que no puede constituir el fundamento de un compromiso vital.

La Iglesia, en su sabiduría sabe que el amor no se compra y por esto ha preservado la distinción entre el noviazgo y el matrimonio, precisamente para proteger la profundidad del sacramento. Los cursos prematrimoniales son una expresión de esta solicitud por la preparación de los esposos. Hoy más que nunca es necesario revalorizar el noviazgo, como una iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los cuales Dios bendice y enriquece a la familia.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Invito a todos, especialmente a los esposos cristianos, a acompañar con la oración y el testimonio de amor y fidelidad, a los jóvenes novios que se preparan para el matrimonio. Muchas gracias.