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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de junio de 2015

La frase del día 6

'Buscad leyendo y hallaréis meditando'  San Juan De la Cruz

 


El papa Francisco

Programa del papa Francisco en su viaje a la ciudad de Sarajevo
Un viaje apostólico de un día, a la luz de la Fe, del diálogo y de la paz

Discurso del Papa a los miembros de la presidencia en Sarajevo
10.10 - Sarajevo: El Santo Padre habla de Bosnia como un país que ha pasado de una cultura del enfrentamiento, de la guerra, a hacer una cultura del encuentro

Francisco: 'Es posible curar las graves heridas del pasado reciente'
10.10 - Sarajevo: En la bienvenida del Santo Padre en el Palacio Presidencial de Sarajevo da el primer discurso de la jornada, en el que recuerda que los políticos están llamados a ser los primeros servidores de sus comunidades

Homilía del Papa en la misa en el Estadio de Sarajevo
La paz es el sueño de Dios que encuentra oposición por parte del hombre y del maligno             

Francisco en Sarajevo exclama: "¡Nunca más la guerra!"
11.00 hs. Misa en el estadio. El Santo Padre afirma que la paz es un trabajo artesanal que se realiza día a día. 'Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, tiene mi mismo Padre en el cielo'

Los ortodoxos le piden al Papa: 'la bendición de los mártires romanos'
17. 50 - Sarajevo. Encuentro Interreligioso.  Los ortodoxos lamentan que “en nuestro país, cristianos asesinaron a cristianos y no cristianos” y necesitamos ulteriores esfuerzos de convivencia

El ulema de Sarajevo indica que 'la fe en el Dios vivo es usurpada por las ideologías'
18.00 - Sarajevo. Encuentro interreligioso. El representante de los musulmanes indicó que apoyan "los programas de paz en los países donde los musulmanes, cristianos y otras personas, de todos los credos, son sometidos a terribles sufrimientos e injusticias"

El Papa al clero y religiosas de Sarajevo: 'No se olviden del testimonio de los mártires'
- 16.50 Sarajevo: Tras escuchar tres testimonios de víctimas de la guerra, el Santo Padre improvisa un discurso en el que pide no olvidar la memoria de su pueblo, no para vengarse sino para hacer la paz

Francisco se conmueve ante el testimonio de la guerra en Bosnia
- 16.40 - Sarajevo: un sacerdote, un religioso y una religiosa narran cómo vivieron la llegada del conflicto armado a su país                  

El rabino de Sarajevo señala que el mensaje del Papa ayudará a la reconciliación
18.10 - Sarajevo. Encuentro interreligioso. El presidente de la comunidad judía, Jakob Finci, indicó que la capacidad de entender al otro respetando las propias convicciones, “puede y tiene que ser siempre mejor”

El Papa en el encuentro interreligioso: 'Es posible vivir juntos en la diferencia'
- 18.20 Sarajevo: en el encuentro con representantes de las comunidades católica, ortodoxa, judía y musulmana, el Santo Padre ha pedido perseverar en el camino del perdón y de la reconciliación

Francisco a los jóvenes: 'Construir puentes y no muros'
El Papa conversa con los jóvenes de Bosnia, de la primera generación de postguerra     

Noticias del mundo

El presidente Maduro suspende su viaje a Roma
El mandatario venezolano tenía previsto reunirse con el Santo Padre en el Vaticano este domingo por la tarde

Iglesia y Religión

El Papa aprueba la beatificación de 26 nuevos mártires españoles
Se trata de los siervos de Dios Federico de Berga y 25 compañeros sacerdotes y hermanos laicos de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos

Espiritualidad y oración

San Antonio María Gianelli - 7 de junio
«El santo de hierro, gran confesor y formador, obispo de Bobbio, devoto de María. Fundador de las Hijas de María Santísima del Huerto quiso que extendiesen su labor caritativa en hospitales y hospicios»


El papa Francisco


Programa del papa Francisco en su viaje a la ciudad de Sarajevo
 

Un viaje apostólico de un día, a la luz de la Fe, del diálogo y de la paz

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

- 7.30 El santo padre Francisco parte del aeropuerto romano de Fiumicino y

- 8.30 El vuelo aterriza en el aeropuerto internacional de Sarajevo.

- 9.00 La Ceremonia de bienvenida al Papa en la plaza, junto al Palacio presidencial.
          Allí encontrará a la Presidencia de la República y a las autoridades locales y pronunciará el primer discurso del viaje.

- 11.00 En el Estadio Kosevo, el Pontífice celebrará la eucaristía

- 13.00  En la nunciatura apostólica comerá junto a los obispos del país.

- 16.20 En la catedral de Sarajevo, se reunirá con los sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas y pronunciará el segundo discurso.

-17,20 El Papa participará en un encuentro ecuménico e interreligioso en el Centro Internacional estudiantil franciscano, y dará su tercer discurso.

- 18.30 En el Centro diocesano juvenil “Juan Pablo II”, Francisco pronunciará el cuarto y último discurso del viaje.

- 20.00 El Santo Padre partirá hacia  Roma

- 21.20  Prevista su llegada al aeropuerto de Fiumicino alrededor de las 21.20 hora

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Discurso del Papa a los miembros de la presidencia en Sarajevo
 

10.10 - Sarajevo: El Santo Padre habla de Bosnia como un país que ha pasado de una cultura del enfrentamiento, de la guerra, a hacer una cultura del encuentro

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Señores Miembros de la Presidencia de Bosnia y Herzegovina Señor Presidente de turno

Miembros del Cuerpo Diplomático

Queridos hermanos y hermanas

Agradezco de corazón a los miembros de la Presidencia de Bosnia y Herzegovina por su amable acogida, y de modo particular al Señor Presidente de turno Mladen Ivanić por el cordial saludo que, en nombre de todos, me ha dirigido. Es para mí un motivo de alegría encontrarme en esta ciudad, que ha sufrido tanto a causa de los sangrientos conflictos del siglo pasado, y vuelve a ser un lugar de diálogo y de convivencia pacífica. Ha pasado de una cultura del enfrentamiento, de la guerra a hacer una cultura del encuentro.

Sarajevo, así como Bosnia y Herzegovina, tienen un significado especial para Europa y el mundo entero. En estos territorios hay comunidades que, desde hace siglos, profesan religiones diferentes y pertenecen a etnias y culturas distintas, cada una con sus características peculiares y orgullosa de sus tradiciones específicas, lo que no ha sido obstáculo para que durante mucho tiempo hayan tenido relaciones de mutua amistad y cordialidad.

 Incluso en la misma estructura arquitectónica de Sarajevo se encuentran huellas visibles y permanentes de esas relaciones, ya que en su tejido urbano, a poca distancia unas de otras, surgen sinagogas, iglesias y mezquitas, de tal modo que la ciudad recibió el nombre de la “Jerusalén de Europa”. Representa en efecto una encrucijada de culturas, naciones y religiones; y ese papel requiere que se construyan siempre nuevos puentes, que se sane y restaure los ya existentes, de modo que se asegure una comunicación fluida, segura y civil.

Tenemos necesidad de comunicarnos, de descubrir las riquezas de cada uno, de valorar lo que nos une y ver las diferencias como oportunidades de crecimiento en el respeto de todos. Se necesita un diálogo paciente y confiado, para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás.

Así, es posible también curar las graves heridas del pasado reciente, y mirar hacia el futuro con esperanza, enfrentándose con el corazón libre de temores y rencores a los problemas cotidianos que toda comunidad civilizada ha de afrontar. He venido como peregrinos de paz y de diálogo.

Dieciocho años después de la visita histórica de san Juan Pablo II, que tuvo lugar casi dos años después de la firma de los Acuerdos de Paz de Dayton, me complace ver los progresos realizados, que debemos agradecer al Señor y a tantas personas de buena voluntad. Sin embargo, es importante no contentarse con lo ya logrado, sino procurar que se adopten nuevas medidas para fortalecer la confianza y crear oportunidades para que aumente la comprensión y el respeto mutuos. Para facilitar este proceso se necesita la cercanía y colaboración de la Comunidad internacional, en particular de la Unión Europea, y de todos los países y organizaciones presentes y activas en el territorio de Bosnia y Herzegovina.

Bosnia y Herzegovina forma parte de Europa; sus logros y sus dramas se insertan de lleno en la historia de los éxitos y dramas de Europa, y al mismo tiempo son un serio llamamiento a hacer todo lo posible para que el proceso de paz comenzado sea cada vez más sólido e irreversible.

En esta tierra, la paz y la concordia entre croatas, serbios y bosnios, así como las iniciativas encaminadas a su fortalecimiento, las relaciones cordiales y fraternas entre musulmanes, judíos y cristianos, tienen una importancia que va más allá de sus fronteras. Testimonian ante el mundo que la colaboración entre los diversos grupos étnicos y religiones para el bien común es posible, que se puede dar una pluralidad de culturas y tradiciones que contribuyan a encontrar soluciones originales y eficaces a los problemas, que incluso las heridas más profundas pueden ser curadas a través de un proceso que purifique la memoria y dé esperanza para el futuro. He visto hoy esa esperanza en esos niños que he saludado en el aeropuerto. Musulmanes, ortodoxos, judíos, católicos, y otras minorías. Todos juntos, felices, esa es la esperanza. Apostemos en eso.

Para oponernos con éxito a la barbarie de los que toman ocasión y pretexto de cualquier diferencia para una violencia cada vez más brutal, tenemos que reconocer los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los cuales podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, permitiendo que el conjunto de las voces forme un noble y armónico canto, en vez del griterío fanático del odio.

Los responsables políticos están llamados a la noble tarea de ser los primeros servidores de sus comunidades con una actividad que proteja en primer lugar los derechos fundamentales de la persona humana, entre los que destaca el de la libertad religiosa. De ese modo, será posible construir, con un compromiso concreto, una sociedad más pacífica y justa, para que con la ayuda de todos se encuentre solución a los múltiples problemas de la vida cotidiana del pueblo.

Para ello, es indispensable que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley y su aplicación, independientemente de su origen étnico, religioso y geográfico: así todos y cada uno se sentirán plenamente participes de la vida pública y, disfrutando de los mismos derechos, podrán dar su contribución específica al bien común.

Excelentísimos señores y señoras:

La Iglesia católica, a través de la oración y la acción de sus fieles y de sus instituciones, participa en el trabajo de reconstrucción material y moral de Bosnia y Herzegovina, compartiendo sus alegrías y preocupaciones, deseosa de manifestar con decisión su cercanía especial con los pobres y necesitados, inspirada por la enseñanza y el ejemplo de su divino Maestro, Jesús.

La Santa Sede se alegra por todo el camino recorrido en estos años y asegura su compromiso de seguir promoviendo la cooperación, el diálogo y la solidaridad, a sabiendas de que, en una convivencia civil y ordenada, la paz y la escucha mutua son condiciones indispensables para un desarrollo auténtico y permanente. Espera fervientemente que, con la ayuda de todos y después de que las nubes oscuras de la tormenta han desaparecido finalmente, Bosnia y Herzegovina pueda proceder en el camino emprendido, para que después del frío invierno florezca la primavera. Y se ve florecer la primavera.

Con estos sentimientos, imploro del Altísimo paz y prosperidad para Sarajevo y para toda Bosnia y Herzegovina.

                 

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

 

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Francisco: 'Es posible curar las graves heridas del pasado reciente'
 

10.10 - Sarajevo: En la bienvenida del Santo Padre en el Palacio Presidencial de Sarajevo da el primer discurso de la jornada, en el que recuerda que los políticos están llamados a ser los primeros servidores de sus comunidades

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha aterrizado en Sarajevo a las 9 de la mañana de este sábado, 6 de junio. Así ha dado inicio su octavo viaje internacional del Santo Padre, el onceavo país que visita como Pontífice, el tercero en Europa.     

Durante el vuelo de Roma a Bosnia, el Papa ha definido la ciudad a la que viajaba como “la Jerusalén de Occidente” que “ha sufrido mucho”. De este modo, ha asegurado que hace “este viaje como signo de paz y oración de paz”, según han informado los periodistas que viajan en el vuelo papal.

A su llegada al aeropuerto de Sarajevo, el Pontífice ha sido acogido por el miembro croata de la presidencia, Dragan Čović, en representación de la presidencia tripartita de Bosnia-Herzegovina. También estaban en el aeropuerto para darle la bienvenida el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Sarajevo, el cardenal Vinko Puljić, y el nuncio apostólico, monseñor Luigi Pezzuto.

Del mismo modo un grupo de niños, jóvenes y adultos, muchos de ellos vestidos con trajes regionales, han dado la bienvenida al Papa con carteles que decían “mir vama” que en bosnio quiere decir “la paz sea contigo”. Tras unos instantes saludando y conversando con los presentes que le saludaban en fila, el Papa se ha dirigido al coche.

Desde el aeropuerto, se ha trasladado al Palacio Presidencial de Sarajevo para la ceremonia de bienvenida. Allí ha sido acogido por los tres miembros de la presidencia de la República. La presidencia de este país está compuesta por tres miembros que representan las tres comunidades étnicas del país (bosnia musulmana, serbia y croata). El encargo de presidente de la presidencia se cubre por turnos cada ocho meses. Actualmente, es el turno del representante serbio: Mladen Ivanić

Después del encuentro privado, los tres miembros de la presidencia han presentado al Papa a sus familiares y se han realizado el intercambio de regalos. El regalo de Francisco ha hecho ha sido un cuadro en mosaico inspirado en una fotografía de los jardines vaticanos donde se ve la cúpula de la Basílica de San Pedro.         

El Santo Padre en su primer discurso de la jornada ha manifestado la alegría de estar en esta ciudad, “que ha sufrido tanto a causa de los sangrientos conflictos del siglo pasado, y vuelve a ser un lugar de diálogo y de convivencia pacífica”. De este modo, ha señalado que tanto Sarajevo, como este país, “tienen un significado especial para Europa y el mundo entero”. El Papa ha hecho referencia a las comunidades que viven aquí y profesan religiones diferentes y pertenecen a etnias y culturas distintas, pero esto “no ha sido obstáculo para que durante mucho tiempo hayan tenido relaciones de mutua amistad y cordialidad”.

Esta “Jerusalén de Europa”, representa  una encrucijada de culturas, naciones y religiones. Y ese papel --ha observado el Papa-- requiere que se construyan siempre nuevos puentes, que se sanen y restauren los ya existentes, de modo que se asegure una comunicación fluida, segura y civil.

 Asimismo, Francisco ha asegurado que “se necesita un diálogo paciente y confiado, para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás”. De este modo, “es posible también curar las graves heridas del pasado reciente” y “mirar hacia el futuro con esperanza”.

Por otro lado, ha asegurado que dieciocho años después de la visita histórica de san Juan Pablo II, “vengo como peregrino de la paz y el diálogo”. El Santo Padre ha advertido que “es importante no contentarse con lo ya logrado, sino procurar que se adopten nuevas medidas para fortalecer la confianza y crear oportunidades para que aumente la comprensión y el respeto mutuos”. Para facilitar este proceso, el Pontífice ha asegurado que se necesita la cercanía y colaboración de la Comunidad internacional, en particular de la Unión Europea.

La paz y la concordia de este país es testimonio ante el mundo que la colaboración entre diversos grupos étnicos y religiones es posible, “que se puede dar una pluralidad de culturas y tradiciones que contribuyan a encontrar soluciones originales y eficaces a los problemas, que incluso las heridas más profundas pueden ser curadas a través de un proceso que purifique la memoria y dé esperanza para el futuro”, ha afirmado.

Por eso, Francisco ha asegurado que para oponernos con éxito a la barbarie de los que usan las diferencias como escusa para la violencia, tenemos que reconocer “los valores fundamentales de nuestra humanidad común”, “los valores en virtud de los cuales podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer”.                     

Por otro lado, el Papa ha recordado que los responsables políticos están llamados a ser los primeros servidores de sus comunidades “con una actividad que proteja en primer lugar los derechos fundamentales de la persona humana, entre los que destaca el de la libertad religiosa”. Y para ello, “es indispensable que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley y su aplicación, independientemente de su origen étnico, religioso y geográfico”, ha añadido.

Finalmente, el Santo Padre ha recordado que la Iglesia católica “participa en el trabajo de reconstrucción material y moral” de este país y que la Santa Sede “se alegra por todo el camino recorrido en estos años y asegura su compromiso de seguir promoviendo la cooperación, el diálogo y la solidaridad”. Espera que Bosnia “pueda proceder en el camino emprendido, para que después del frío invierno florezca la primavera”.

Por su parte, el presidente de turno, Mladen Ivanic ha asegurado en su discurso que Bosnia ha sido símbolo de la verdadera comprensión y del amor entre las diferentes naciones y religiones, pero también el símbolo de la profunda división, de recíprocos enfrentamientos y sufrimientos. “Creemos que el tiempo de la incomprensión, de la intolerancia y de la división ya ha quedado atrás para nosotros, esperemos haber aprendido la lección del pasado reciente y que delante de nosotros haya un tiempo nuevo, un tiempo de comprensión y de reconciliación, un tiempo de colaboración”.

Al finalizar el encuentro, el Papa ha liberado unas palomas blancas, ha saludado a los fieles que le esperaban en la calle diciendo "mir vama” y se ha subido al papamóvil para dirigirse al Estadio donde celebra la eucaristía. 


 

                

            

            

                

                    

                

            

        

 

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Homilía del Papa en la misa en el Estadio de Sarajevo
 

La paz es el sueño de Dios que encuentra oposición por parte del hombre y del maligno             

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Queridos hermanos y hermanas:

En las lecturas bíblicas que hemos escuchado ha resonado varias veces la palabra «paz».

Palabra profética por excelencia. Paz es el sueño de Dios, es el proyecto de Dios para la humanidad, para la historia, con toda la creación. Y es un proyecto que encuentra siempre oposición por parte del hombre y por parte del maligno. También en nuestro tiempo, el deseo de paz y el compromiso por construirla contrastan con el hecho de que en el mundo existen numerosos conflictos armados. Es una especie de tercera guerra mundial combatida «por partes»; y, en el contexto de la comunicación global, se percibe un clima de guerra.                

Hay quien este clima lo quiere crear y fomentar deliberadamente, en particular los que buscan la confrontación entre las distintas culturas y civilizaciones, y también cuantos especulan con las guerras para vender armas. Pero la guerra significa niños, mujeres y ancianos en campos de refugiados; significa desplazamientos forzados; significa casas, calles, fábricas destruidas; significa, sobre todo, vidas truncadas. Vosotros lo sabéis bien, por haberlo experimentado precisamente aquí, cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor. Hoy, queridos hermanos y hermanas, se eleva una vez más desde esta ciudad el grito del pueblo de Dios y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad: ¡Nunca más la guerra!

Dentro de este clima de guerra, como un rayo de sol que atraviesa las nubes, resuena la palabra de Jesús en el Evangelio: «Bienaventurados los constructores de paz» (Mt 5,9). Es una llamada siempre actual, que vale para todas las generaciones. No dice: «Bienaventurados los predicadores de paz»: todos son capaces de proclamarla, incluso de forma hipócrita o aun engañosa. No. Dice: «Bienaventurados los constructores de paz», es decir, los que la hacen. Hacer la paz es un trabajo artesanal: requiere pasión, paciencia, experiencia, tesón. Bienaventurados quienes siembran paz con sus acciones cotidianas, con actitudes y gestos de servicio, de fraternidad, de diálogo, de misericordia... Estos, sí, «serán llamados hijos de Dios», porque Dios siembra paz, siempre, en todas partes; en la plenitud de los tiempos ha sembrado en el mundo a su Hijo para que tuviésemos paz. Hacer la paz es un trabajo que se realiza cada día, paso a paso, sin cansarse jamás.

Y ¿cómo se hace, cómo se construye la paz? Nos lo ha recordado de forma esencial el profeta Isaías: «La obra de la justicia será la paz» (32,17). «Opus iustitiae pax», según la versión de la Vulgata, convertida en un lema célebre adoptado proféticamente por el Papa Pío XII. La paz es obra de la justicia. Tampoco aquí retrata una justicia declamada, teorizada, planificada... sino una justicia practicada, vivida. Y el Nuevo Testamento nos enseña que el pleno cumplimiento de la justicia es amar al prójimo como a sí mismo (cf. Mt 22,39; Rm 13,9).

Cuando nosotros seguimos, con la gracia de Dios, este mandamiento, ¡cómo cambian las cosas! ¡Porque cambiamos nosotros! Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, en realidad tiene mi mismo rostro, mi mismo corazón, mi misma alma. Tenemos el mismo Padre en el cielo. Entonces, la verdadera justicia es hacer a esa persona, a ese pueblo, lo que me gustaría que me hiciesen a mí, a mi pueblo (cf. Mt 7,12).

San Pablo, en la segunda lectura, nos ha indicado las actitudes necesarias para la paz: «Revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo» (3, 12-13).

Estas son las actitudes para ser “artesanos” de paz en lo cotidiano, allí donde vivimos. Pero no nos engañemos creyendo que esto depende sólo de nosotros. Caeríamos en un moralismo ilusorio. La paz es don de Dios, no en sentido mágico, sino porque Él, con su Espíritu, puede imprimir estas actitudes en nuestros corazones y en nuestra carne, y hacer de nosotros verdaderos instrumentos de su paz. y, profundizando más todavía, el Apóstol dice que la paz es don de Dios porque es fruto de su reconciliación con nosotros. Sólo si se deja reconciliar con Dios, el hombre puede llegar a ser constructor de paz.

Queridos hermanos y hermanas, hoy pedimos juntos al Señor, por la intercesión de la Virgen María, la gracia de tener un corazón sencillo, la gracia de la paciencia, la gracia de luchar y trabajar por la justicia, de ser misericordiosos, de construir la paz, de sembrar la paz y no guerra y discordia. Este es el camino que nos hace felices, que nos hace bienaventurados.

                

            

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

        

 

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Francisco en Sarajevo exclama: "¡Nunca más la guerra!"
 

11.00 hs. Misa en el estadio. El Santo Padre afirma que la paz es un trabajo artesanal que se realiza día a día. 'Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, tiene mi mismo Padre en el cielo'

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Música, cantos, aplausos y bailes en el Estadio olímpico de Sarajevo desde primeras horas de la mañana para recibir al Santo Padre. Más de 60 mil personas han acogido con entusiasmo la llegada del Pontífice a las 11 de la mañana. Banderas del Vaticano y de Bosnia-Herzegovina ondeaban mientras Francisco hacía su entrada en el jeep descubierto.         

En la santa misa, que ha sido celebrada por la paz y la justicia, han participado heridos y mutilados de la guerra que en los años 90 golpeó a los Balcanes.

Durante la homilía, el papa ha recordado que la palabra “paz” es palabra profética por excelencia. Paz “es el sueño de Dios, es el proyecto de Dios para la humanidad, para la historia, con toda la creación. Y es un proyecto que encuentra siempre oposición por parte del hombre y por parte del maligno”, ha asegurado el Papa. Asimismo ha advertido que actualmente estamos viviendo una especie de tercera guerra mundial combatida ‘por partes’; y, en el contexto de la comunicación global, se percibe un clima de guerra.

Al respecto, Francisco ha indicado que hay quien quiere crear y fomentar deliberadamente este clima, “en particular los que buscan la confrontación entre las distintas culturas y civilizaciones, y también cuantos especulan con las guerras para vender armas”. Por eso, el Pontífice ha querido explicar qué significa la guerra: niños, mujeres y ancianos en campos de refugiados; desplazamientos forzados; casas, calles, fábricas destruidas y sobre todo vidas truncadas. Hoy se eleva una vez más desde esta ciudad el grito del pueblo de Dios y de todos las personas de buena voluntad “¡Nunca más la guerra!”, ha exclamado.

La palabra de Jesús, “Bienaventurados los constructores de paz”, resuena como un rayo de sol en este clima de guerra, ha asegurado el Papa. Y ha añadido que “es una llamada siempre actual, que vale para todas las generaciones”.

Al respecto, Francisco ha subrayado que hacer la paz es un trabajo artesanal: requiere pasión, paciencia, experiencia, tesón. Hacer la paz --ha observado-- es un trabajo que se realiza cada día, paso a paso, sin cansarse jamás.

Y¿cómo se construye la paz?, se ha preguntado el Obispo de Roma. “La paz es obra de la justicia”. Y no una justicia declamada, teorizada, planificada... “sino una justicia practicada, vivida”. A propósito, el Santo Padre ha recordado que el Nuevo Testamento enseña que el pleno cumplimiento de la justicia es amar al prójimo como a sí mismo. Y las cosas cambian cuando seguimos este mandamiento. “Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, en realidad tiene mi mismo rostro, mi mismo corazón, mi misma alma. Tenemos el mismo Padre en el cielo”, ha observado.

Y San Pablo en la segunda lectura indica las actitudes necesarias para la paz: compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. Estas son las actitudes para ser “artesanos” de paz en lo cotidiano, allí donde vivimos, ha explicado Francisco.

Pero también ha advertido que “la paz es don de Dios, no en sentido mágico, sino porque Él, con su Espíritu, puede imprimir estas actitudes en nuestros corazones y en nuestra carne, y hacer de nosotros verdaderos instrumentos de su paz”.

Antes de la bendición final, el cardenal Puljić, arzobispo de Sarajevo, en su discurso dirigido a Francisco le ha dicho que “su palabra de padre, la oración de pastor y su presencia fuerte y con autoridad nos dan la fuerza de vivir aquí y trabajar con los otros para construir la paz y el diálogo en este país”. Por otro lado ha recordado que a lo largo de la historia han vivido distintas oleadas de persecuciones, de martirio y de injusticia, como muchos otros. “Gracias a la fe valiente de nuestros antepasados y al fomento de la fe en la familia, hemos sobrevivido hasta hoy”, ha acentuado el cardenal. Para concluir sus palabras, ha pedido al Pontífice que “nos incluya en sus oraciones para que no renunciemos a afrontar cada día los numerosos desafíos de la vida”.

Al finalizar la Santa Misa, el Santo Padre se ha trasladado en coche a la nunciatura apostólica donde come con los obispos de Bosnia-Herzegovina.

 
 

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Los ortodoxos le piden al Papa: 'la bendición de los mártires romanos'
 

17. 50 - Sarajevo. Encuentro Interreligioso.  Los ortodoxos lamentan que “en nuestro país, cristianos asesinaron a cristianos y no cristianos” y necesitamos ulteriores esfuerzos de convivencia

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

En el viaje apostólico del sábado 6 de junio que el papa Francisco realizó a Sarajevo, por la tarde se realizó un encuentro ecuménico e interreligioso en el Centro Internacional estudiantil franciscano. 

Allí, el obispo de la Iglesia ortodoxa, Vladika Grigorije, se dirigió al papa Francisco “con el saludo evangélico: Bendito es el que viene en nombre del Señor”. Y le agradeció que haya venido a “Sarajevo, porque da aliento a una tierra sufrida y martirizada para que pueda levantarse nuevamente y encontrar su rostro humano”. Y que la capital de Bosnia y Erzegovina, junto con la ciudad de Mostar donde le esperan “son lugares de sufrimiento, pero también anuncio de la Resurrección”.

El obispo ortodoxo indicó que sentían una alegría similar a la de los católicos, porque el Papa “es jefe de nuestra Iglesia hermana, y obispo de Roma”. Y le pidió: “Denos su bendición de los santos mártires romanos caídos en el Coliseo y en toda la antigua Roma, cuya sangre se volvió semilla que generó a tantos cristianos”.

“Para la Iglesia -añadió el obispo ortodoxo- son esenciales los profetas, personas idóneas llenas del Espíritu Santo, los cuales con valentía indican las faltas y orientan a la verdad. Por ello con alegría y consentimiento seguimos cada iniciativa suya, en la que actúa como profeta hacia el mundo, y aún más, para la misma Iglesia”.

Y tras recordar que veinte años atrás se pudo salir de la guerra y sus crímenes, deberíamos “estar llenos de vergüenza porque en nuestro país, cristianos asesinaron a cristianos y no cristianos”.

Bosnia-Herzegovina tiene algo hermoso y original, “es el fruto de la mezcla de las diversas culturas, religiones y pueblos que viven aquí”, dijo, aunque reconoció que la recíproca convivencia, después de la última guerra “no se cumplió plenamente” y necesitamos “ulteriores esfuerzos para desarrollar sentimientos de comprensión, confianza y afecto”, con la idea de que “la convivencia puede subsistir solamente en la verdad”. 

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El ulema de Sarajevo indica que 'la fe en el Dios vivo es usurpada por las ideologías'
 

18.00 - Sarajevo. Encuentro interreligioso. El representante de los musulmanes indicó que apoyan "los programas de paz en los países donde los musulmanes, cristianos y otras personas, de todos los credos, son sometidos a terribles sufrimientos e injusticias"

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El líder musulmán Kavazovic Reisu-I-ulema, en nombre de la comunidad islámica de Bosnia-Herzegovina le dio la bienvenida al papa Francisco en el viaje apostólico del sábado 6 junio,  “en mi nombre y de los musulmanes que viven en este país”.

Recordó que en su país “se encuentran y se mezclan grandes y antiguas tradiciones religiosas y culturales y al mismo tiempo el país es un área de gran sufrimiento para el pueblo”, donde "los valores universales se relativizan y se afirman ideas inquietantes que desacralizan y humillan a toda la humanidad”. Añadió que “la fe en el Dios vivo, de la que hablaron todos los profetas, parece apagarse y su lugar usurpado por las ideologías, por el mercado y el degrado moral: ídolos obra de los hombres”.

Indicó también que “todas las ambigüedades y polémicas sobre la identidad europea se reflejan directamente en Bosnia- Herzegovina. El genocidio sufrido por los musulmanes bosnios, nos obliga a examinar nuevamente nuestra fe y nuestra misión”.

El ulema explicó además que “la obediencia a un único Dios significa estar al servicio de todos los hombres”. Y que "el Dios reconciliador' (as-Salam), significa encontrar la paz con los otros y con el propio yo”. Y quiso precisar que las formas teológicas dominantes hoy están focalizadas principalmente en conseguir objetivos políticos globales, más que en la misericordia de Dios.

“Santo Padre Francisco -prosiguió el líder musulmán- juntos con la Iglesia Católica en Bosnia-Herzegovina, queremos reforzar la fe en el único Dios, la moral religiosa y la espiritualidad contra la alienación de la civilización material y de sus productos que desacralizan los valores humanos”. Y recordó su fe en la familia, en el matrimonio entre el hombre y la mujer, y en la educación, y que abandonar estos principios sería una traición.

Además de mostrarse impresionado por el gesto del Papa de viajar a Sarajevo, deseó que los responsables de este país encuentren en el mensaje que trae, “un estímulo a la promoción y a la mejora de la paz social fundada sobre el respeto recíproco” así como una mejor integración social en Bosnia-Herzegovina”.

“Recibimos con favor – concluyó el ulema- su llamada para apoyar los programas de paz en los países donde los musulmanes, cristianos y otras personas, de todos los credos, hombres y mujeres, son sometidos a terribles sufrimientos e injusticias, en Oriente Medio y en todo el mundo". 

 

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El Papa al clero y religiosas de Sarajevo: 'No se olviden del testimonio de los mártires'
 

- 16.50 Sarajevo: Tras escuchar tres testimonios de víctimas de la guerra, el Santo Padre improvisa un discurso en el que pide no olvidar la memoria de su pueblo, no para vengarse sino para hacer la paz

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha escuchado en la tarde de este sábado, en la Catedral de Sarajevo, durante su viaje apostólico, los testimonios de un sacerdote, un religioso y una religiosa sobre cómo vivieron la llegada de la guerra al país. Visiblemente emocionado, Francisco ha escuchado a cada uno. Al finalizar, ha explicado que iba a dejar de lado el discurso que había preparado porque prefería decir lo que le venía en ese momento, tras escuchar esas conmovedoras historias.

“Los testimonios hablaban por sí solos. Esta es la memoria de vuestro pueblo. Un pueblo que olvida su memoria no tiene futuro. Esta es la memoria de cuatro padres y madres en la fe. Solamente han hablado tres, pero detrás de ellos hay muchos y muchas que han sufrido lo mismo”, ha asegurado.

Por eso, el Santo Padre ha dicho a los presentes que no tienen “derecho a olvidar vuestra historia” no para vengaros, sino “para hacer la paz”, “para amar como ellos han amado”. De este modo ha explicado que “en vuestra sangre, en vuestra vocación, está la vocación y la sangre de estos tres mártires”. Está la sangre y la vocación de muchos y muchas religiosos, sacerdotes, seminaristas, ha proseguido.

A continuación, Francisco ha recordado que el apóstol Pablo en la carta a los hebreos, dice “no olvidéis de vuestros antepasados. “Esos que os han dado y transmitido la fe. Estos os han transmitido la fe. Estos os han transmitido cómo se vive la fe”, ha indicado. El mismo Pablo --ha añadido-- os dice nos os olvideis de Jesucristo. El primer mártir.  

De este modo ha insistido en hacer memoria para hacer la paz.  Haciendo referencia a los testimonios escuchados, el Pontífice ha reconocido que la palabra perdón se le ha quedado grabada. “Un hombre una mujer que se consagra al servicio del Señor que no sabe perdonar no sirve”, ha afirmado. De este modo ha reconocido que perdonar un amigo que te ha insultado o una hermana que está celosa no es tan dificil difícil.

“Pero perdonar al que te pega, te tortura, te amenaza con el fusil para matarte. Esto es dificil. Y ellos lo han hecho, y ellos predican cómo hacerlo”, ha asegurado.

El Papa se ha preguntado cuántas veces el espíritu del mundo nos hace olvidar estos antepasados nuestros, sus sufrimientos. Así, ha subrayado las veces que nos lamentamos cuando tenemos una muela que nos hace daño, o porque queremos tener la tele en la habitación con tantas comodidades. O las veces que nos quejamos de la superiora cuando la comida no está buena. Por ello, Francisco ha pedido a los presentes “no olvidar estos testimonio de vuestros antepasados. Pensad cuánto han sufrido estos”. Y así, les ha invitado a llevar un vida digna de la Cruz de Jesucristo. “Monjas, sacerdotes, seminaristas, obispos mundanos son una caricatura”, ha advertido.  

Y ha añadido: “No sirven. No tienen la memoria de los mártires. Han perdido la memoria de Jesucristo crucificado”.  Por otro lado les ha exhortado a “buscar el bien de todos”. Todos --ha recordado-- tienen la posibilidad, la semilla del bien. Todos somos hijos de Dios.

Finalmente, el Pontífice ha invitado a rezar por la familia, “para que florezcan muchos hijos” y “para que haya muchas vocaciones”.

Al concluir su mensaje improvisado, el Santo Padre ha recordado que esta ha sido una historia de crueldad. Por eso les ha pedido: “haced siempre lo contrario a la crueldad. Tended actitudes de ternura, de fraternidad, perdón. Llevad la cruz de Jesucristo”.

Y ha añadido: “La Iglesia, santa madre Iglesia, os quiere así. Pequeños mártires delante a estos, pequeños,

Pequeños testimonios de la cruz de Jesús”.


 

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Francisco se conmueve ante el testimonio de la guerra en Bosnia
 

- 16.40 - Sarajevo: un sacerdote, un religioso y una religiosa narran cómo vivieron la llegada del conflicto armado a su país                  

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

 El santo padre Francisco contó recientemente en una entrevista con un diario argentino que ver dramas humanos le conmueve y le lleva al llanto interior. Y hoy hemos vuelto a verlo en la catedral de Sarajevo, acompañado por sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas de Bosnia-Herzegovina.

El Pontífice ha escuchado el testimonio de tres personas que sufrieron en su propia carne la crueldad de la guerra que llegó a este país hace ya más de veinte años. La tortura, los golpes, las humillaciones, pero sobre todo el perdón; esto es lo que han testimoniado ante el Santo Padre, al contar sus historias un sacerdote, un religioso y una religiosa. El Papa ha abrazado y besado las manos de cada uno de ellos cuando terminaban de hablar. 

“Muchos entre nosotros han estado marcados por la brutal experiencia de la guerra reciente y de la posguerra, como también de la experiencia del régimen comunista y, hoy, del agresivo relativismo”. Lo ha recordado el cardenal de Sarajevo, Vinko Puljić, al iniciar el encuentro. 

Tal y como ha recordado el purpurado, antes de la guerra ésta fue una tierra llena de vocaciones a la vida consagrada. Después de la guerra muchos hogares fueron desplazadas, con la consecuente reducción de número de familias jóvenes que, lamentablemente tienen cada vez menos hijos. Por eso el cardenal ha pedido al Santo Padre unas palabras de aliento.

El primero en dar su testimonio ha sido el sacerdote Zvonimir Matijević. Cuando en febrero de 1992 mataron a un parroquiano suyo, muchos le sugirieron escapar. Pero no quiso hacerlo, ni dejar a los fieles en una situación de peligro. Y lo mismo hicieron casi todos los sacerdotes de sus diócesis, de lo cuales ocho fueron asesinados o murieron como consecuencia de las torturas. El Domingo de Ramos de 1992 le capturaron los soldados. Le golpearon hasta el punto de hacerle perder la conciencia. Intentaron hacerle decir en televisión que era criminal de guerra, que todos los sacerdotes católicos son criminales y que educan a la criminalidad. Como no lo dijo le llevaron ante el comandante. Las esposas estaban tan apretadas que aún hoy tiene las marcas. Parecía que no resistiría y le llevaron al hospital a morir. Pasó 26 días en el hospital y se recuperó. Y por petición del obispo fue intercambiado como prisionero de guerra. Yo, don Zvonimir, “perdono de corazón a todos aquellos que me han hecho mal y rezo por ellos para que Dios misericordioso les perdone y se conviertan al camino del bien”, ha afirmado.

Después ha hablado el sacerdote franciscano Jozo Puškarić, cuando llegó la guerra ya era párroco. “El 14 de mayo de 1992 policías serbios armados llegaron a la casa parroquial y me llevaron al campo de concentración, junto a muchos de mis parroquianos, aún sin haber hecho nada malo”, ha narrado. Allí pasó cuatro meses. “120 días que pasaron como 120 años o más”, ha añadido. Vivieron en condiciones deshumanas, pasaron hambre y sed, sin condiciones higiénicas. Cada día eran maltratados físicamente, golpeados torturados con diversos objetos… A él llegaron a romperle tres costillas. “¡Estoy seguro que ningún hombre podría soportar todo esto solo, sin la ayuda de Dios y de otras personas!”, ha exclamado. Y Dios le mandaba ayuda, en forma de comida, gracias a una mujer musulmana y su familia. "La oración continua, llena de esperanza, pronunciada en el corazón, ha hecho maravillas", ha asegurado el religioso.

Y ha añadido. “Confieso delante de la Virgen que una vez llegué a desear morir para poner fin a mi agonía. Me amenazaron con desollarme vivo, arrancarme las uñas y poner sal en mis heridas…” Pero cuando un guardia le dijo “por ti recibiremos a cambio a 150 de los nuestros” le volvió la esperanza. “El deseo de vivir se fundó cada vez más sobre el hecho de que mañana y hasta el final de mi vida, podría testimoniar los horrores de la guerra”, ha asegurado el religioso.  Finalmente ha asegurado que nunca ha sentido odio por sus torturadores y que les ha perdonado “porque Jesús nos invita al perdón”.

Para concluir los testimonios ha intervenido Ljubica Sekerija, hermana de la Congregación de las Hijas de la Divina Caridad. Su congregación se ocupaba, antes de la guerra, de cuidar de personas ancianas y discapacitadas en el territorio de Travnik, en Bosnia central. Allí trabajó durante cinco años. Cuando explotó la guerra, aparecieron milicianos extranjeros procedentes de algunos países árabes de Oriente Medio.

“El día 15 de octubre de 1993, en torno a las 11 de la mañana, cinco milicianos extranjeros, armados, interrumpieron en la casa parroquial donde estaba preparando la comida", ha contado. Los milicianos --ha proseguido-- me obligaron a ir con ellos. La forzaron a subir en un camión. En torno al camión, ciudadanos no cristianos aplaudieron la acción de los milicianos. En el camión estaban también el párroco y tres laicos que trabajaban en cáritas parroquial. Le vendaron los ojos con su propio hábito.

El camión se detuvo, les encerrando en un habitación, les quitaron las vendas y sus objetos personales. Los milicianos obligaron al párroco a pisar el rosario que encontraron en el bolsillo de la religiosa. Pero se negó a hacerlo aunque lo amenazaron. A la religiosa le quitaron también su alianza. “Los milicianos nos provocaban constantemente y nos humillaban dirigiéndonos palabras obscenas y vulgares, nos pegaban con patadas y palizas”, ha recordado.

Don Vinko, el párroco, les tranquilizaba “he dado la absolución a todos, estamos listos para morir en paz”.  Con el cañón del fusil en su frente, la obligaron a confesar el Islam como única y verdadera religión. “Estaba asustada pero me quedé en silencio". Pero finalmente otro milicano la liberó. Pudo regresar a su convento, donde sus hermanas rezaban delante del Santísimo esperando su vuelta.

Estos tres testimonio, sin dejar indiferente al Santo Padre, han servido como base para el discurso que a continuación a pronunciado Francisco. 

(RLG) (HSM)

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El rabino de Sarajevo señala que el mensaje del Papa ayudará a la reconciliación
 

18.10 - Sarajevo. Encuentro interreligioso. El presidente de la comunidad judía, Jakob Finci, indicó que la capacidad de entender al otro respetando las propias convicciones, “puede y tiene que ser siempre mejor”

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El presidente de la comunidad judía en Bosnia-Herzegovina, Jakob Finci, durante la visita del papa Francisco a Sarajevo este sábado 6 de junio, en el encuentro ecuménico e interreligioso en la sede de los franciscanos, se dirigió a los líderes católicos, ortodoxos y musulmanes.

Después de darle la bienvenida al Santo Padre “en la ciudad donde la comunidad judía vivió en paz con otras comunidades religiosas y las Iglesias, en los últimos 450 años” señaló que “tenemos la intención quedarnos aquí al menos por los próximos 450 años”, porque “no buscamos ni tenemos otra patria”.

Reconoció que “no fue fácil sobrevivir por 450 años en los Balcanes, definidos por muchos como un polvorín”, pero que gracias a “la comprensión, buena voluntad y a la ayuda de Dios, todo es posible”.

El presidente de la comunidad judía recordó que durante la visita de Juan Pablo II, el Consejo Interreligioso que reúne a las comunidades religiosas, indicaron que defienden los principios de tolerancia religiosa, de la convivencia y de una actuación común”. Si bien reconoció que esta capacidad de entender al otro respetando las propias convicciones, “puede y tiene que ser siempre mejor”.

"Su visita anima y da alegría a todos nosotros. Sabemos que ha venido un amigo, uno que nos quirere sin reservas, que quiere ayudarnos y enseñarnos a ser mejores creyentes, y por tanto, mejores personas", ha asegurado.

Ironizó que no quería mentir como los políticos, porque los problemas son muchos, “pero son problemas que nosotros mismos hemos creado, y por lo tanto nosotros tenemos que superarlos” y “sus sabias palabras y paterno consejo no pueden sino ayudarnos en esto”.

Al concluir sus palabras le regaló un libro, una reedición del Haggadah de Sarajevo, único en toda la historia judía. Y le deseó que pueda volver a visitarles.


 

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El Papa en el encuentro interreligioso: 'Es posible vivir juntos en la diferencia'
 

- 18.20 Sarajevo: en el encuentro con representantes de las comunidades católica, ortodoxa, judía y musulmana, el Santo Padre ha pedido perseverar en el camino del perdón y de la reconciliación

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El diálogo interreligioso, es una condición indispensable para la paz, y por eso es un deber para todos los creyentes. Lo ha dicho el papa Francisco en el Centro internacional estudiantil franciscano, este sábado 6 de junio por la tarde, en un encuentro ecuménico e interreligioso. Han participado unas 300 personas en representación de las comunidades musulmana, ortodoxa, católica y judía. Después de escuchar la intervención del representante de cada comunidad, el Santo Padre ha pronunciado su discurso.

Este encuentro es “signo de un deseo común de fraternidad y de paz y da fe de una amistad que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo y que ya se vive en la convivencia y la colaboración cotidiana”, ha asegurado el Papa. Estar aquí es ya un ‘mensaje' de ese diálogo que todos buscamos y por el que estamos trabajando.

Haciendo referencia al Consejo local para el Diálogo Interreligioso, que reúne a musulmanes, cristianos y judíos, el Papa ha reconocido que su trabajo “es de gran valor para esta región”. No es casualidad --ha observado-- que este Consejo surgieran al final de la guerra, como una respuesta a la exigencia de reconciliación y para hacer frente a la necesidad de reconstruir una sociedad desgarrada por el conflicto armado. 

En el diálogo interreligioso “se aprende a vivir juntos, a conocerse y aceptarse con las propias diferencias, libremente, por lo que cada uno es”. En el diálogo --ha añadido-- se reconoce y se desarrolla una convergencia espiritual, que unifica y ayuda a promover los valores morales, la justicia, la libertad y la paz.

Por este motivo, “el diálogo interreligioso no puede limitarse solo a unos pocos”, sino que “debería extenderse lo más posible a todos los creyentes, involucrando a las distintas esferas de la sociedad civil”. Y una atención particular merecen en este sentido los jóvenes, llamados a construir el futuro del país, ha asegurado el Santo Padre.

Sin embargo, ha advertido que para que el diálogo sea auténtico y eficaz, presupone una identidad formada: “sin una identidad formada, el diálogo es inútil o perjudicial”.

Por otro lado, Francisco ha subrayado que “todos somos conscientes que todavía hay mucho camino por recorrer” pero ha pedido no dejarse “desanimar por las dificultades” y continuar con perseverancia “por el camino del perdón y de la reconciliación”. El Papa ha exhortado a “evitar los reproches y recriminaciones” y  dejarse “purificar por Dios, que nos da el presente y el futuro, Él es nuestro futuro: Él es la fuente última de la paz”.

Esta ciudad “puede llegar a ser nuevamente signo de unidad, lugar en el que la diversidad no represente una amenaza, sino una riqueza y una oportunidad para crecer juntos”, ha subrayado el Pontífice.  Esta tierra puede convertirse en un mensaje: “Dar testimonio de que es posible vivir uno junto a otro, en la diferencia pero en la humanidad común, construyendo juntos un futuro de paz y de hermandad”.

(RLG) (HSM)

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Francisco a los jóvenes: 'Construir puentes y no muros'
 

El Papa conversa con los jóvenes de Bosnia, de la primera generación de postguerra     

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Los jóvenes de Bosnia han acudido a compartir con el Santo Padre, el que ha sido el último encuentro de la jornada de Francisco en Sarajevo. El evento ha tenido lugar en el Centro Juan Pablo II. Una estructura de la arquidiócesis que está abierta a los jóvenes de las distintas etnias y confesiones religiosas.

Desde el palco el Papa ha asistido a los animados cantos y coreografías organizados por los jóvenes y niños. Además, ha podido escuchar el testimonio de dos jóvenes: uno católico y otra ortodoxa.

Darko Majstorovic, joven profesor de educación física y presidente de la asociación de los estudiantes católicos Emaús ha observado que este encuentro es una invitación “a no tener miedo frente a los desafíos de nuestras diferencias, para salvaguardar a los otros, para salvaguardarnos a nosotros mismo, para que tolerancia y conciliación sean la carta ganadora de un mañana mejor”.

Por su parte, Nadezda Mojsilovic, miembro de la iglesia ortodoxa serbia, ha hablado del proyecto “Caminando juntos” para jóvenes, del que es coordinadora. Este proyecto tiene como objetivo “conocerse a través del trabajo, reconocer las similitudes y aceptar las diferencias recíprocas con comprensión y tolerancia”, porque solo evitando los prejuicios se alimenta el deseo de conservar la paz en Bosnia-Herzegovina.

Siguiendo con el ritmo natural y cordial del encuentro, el Santo Padre ha decidido dejar nuevamente los papeles para hablar improvisando. De este modo, ha respondido a las preguntas de tres jóvenes presentes en el escenario.

Una primera pregunta ha sido sobre el hecho de que el Papa contó recientemente que no ve nunca televisión. A propósito, Francisco ha explicado que dejó de hacerlo porque sintió que no le hacía bien, le “alienaba”. “Cuando he querido ver una buena película iba al centro televisivo del arzobispado y la veía allí”, ha contado.

Es verdad --ha bromeado-- que yo soy de la Edad de Piedra, soy antiguo. Pero, ha proseguido, “entiendo que el tiempo ha cambiado y que vivimos en el tiempo de la imagen”. Y en el tiempo de la imagen, ha explicado Francisco, “se debe hacer lo mismo que se hacía en tiempo de los libros, elegir lo que hace bien”.

Sobre este asunto el Papa ha hablado de la responsabilidad de las “cadenas de televisión”, que deben promover valores que construyan a la sociedad, que la lleven adelante y no hacia abajo. Pero también está la responsabilidad de cada uno. “Si yo veo que un programa no me hace bien, que no tiene valores, me lleva a ser vulgar, tanto en vulgaridad como en suciedad. Debo cambiar de canal”.

Finalmente, Francisco ha advertido sobre la fantasía que mata el alma. “Si tú que eres joven, estás pegado al ordenador y te haces esclavo del ordenador, pierdes la libertad. Y si en el ordenador buscas programas sucios, pierdes la dignidad. Ver televisión y usar el ordenador, para cosas bellas grandes, que nos hacen crecer. Esto es bueno”, ha asegurado el Pontífice.  

En la segunda pregunta ha respondido a una joven sobre qué ha visto en los jóvenes bosnios. Por eso les ha hablado de una singularidad que ha encontrado en ellos. "Es la primera generación posguerra. Flores de una primavera que quiere ir adelante y no volver a la destrucción, a las cosas que nos hacen enemigos. Yo encuentro en vosotros este deseo y este entusiasmo”, ha explicado Francisco. Nosotros somos, ellos y yo, “somos nosotros”. Queremos ser “nosotros” para no destruir la patria, el país. El Papa les ha invitado ser puentes y no muros.

La última pregunta ha sido un mensaje de paz para los jóvenes de Bosnia. Al respecto, el Pontífice ha advertido que algunos poderosos de la tierra hablan dicen cosas muy bonitas sobre la paz, pero por debajo venden armas. Y que de ellos "yo espero honestidad, pero honestidad entre lo que pensáis, sentís y haceis. Las tres cosas juntas. Lo contrario se llama hipocresía”, ha observado. El Papa espera de esta primera generación de posguerra honestidad, “unión es hacer puentes y dejar que se pueda ir de una parte a otra. Esto es fraternidad”, ha concluido.

La visita del Pontífice a Sarajevo ha concluido desde la terraza de este lugar, impartiendo a los que esperaban fuera su bendición. 'Mir Vama' --la paz esté contigo, en bosnio-- han sido las últimas palabras que Francisco ha querido dejar a la población, que le ha acogido con gran entusiasmo durante esta jornada.         



 

                

            

        

 

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Noticias del mundo


El presidente Maduro suspende su viaje a Roma
 

El mandatario venezolano tenía previsto reunirse con el Santo Padre en el Vaticano este domingo por la tarde

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha informado este sábado que suspende su viaje a Roma por motivos de Salud. Lo ha durante una entrevista para el canal del Estado VTV. Maduro ha explicado que ha tomado la decisión por "recomendación de sus médicos" quienes le pidieron suspender todo tipo de actividad. 

El mandatario tenía previsto asistir a la 39ª conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) , y reunirse con el Santo Padre en la tarde del domingo en el Vaticano. 

 



 

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Iglesia y Religión


El Papa aprueba la beatificación de 26 nuevos mártires españoles
 

Se trata de los siervos de Dios Federico de Berga y 25 compañeros sacerdotes y hermanos laicos de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Santo Padre recibió este viernes por la tarde al cardenal Angelo Amato SDB, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y autorizó la promulgación de los decretos de martirio de los siervos de Dios Federico de Berga (en el siglo Martí Tarrés Paigpelat) y 25 compañeros, españoles, sacerdotes y hermanos laicos de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, asesinados por odio a la fe en 1936 durante la guerra civil española.

La última beatificación de mártires del siglo XX en España tuvo lugar en 13 de octubre de 2013 en Tarragona. Aquel día fueron beatificados 522 mártires.

 

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Espiritualidad y oración


San Antonio María Gianelli - 7 de junio
 

«El santo de hierro, gran confesor y formador, obispo de Bobbio, devoto de María. Fundador de las Hijas de María Santísima del Huerto quiso que extendiesen su labor caritativa en hospitales y hospicios»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Vino al mundo en Cerreta, Italia, el 12 de abril de 1789. Su familia era muy pobre; cultivaban tierras arrendadas en las que él trabajó hasta los 18 años, sin descuidar el estudio, la oración y las obras de caridad. Al plantearse el ingreso en el seminario que sus padres no podían costear en manera alguna, providencialmente recibieron ayuda de una acaudalada y noble viuda, Nicolasa Assereto, quien lo alojó en su mansión de Génova hasta que obtuvo plaza en el seminario. Se incorporó como alumno externo hasta 1808; luego quedó interno. Esta etapa fue, según sus palabras, la más feliz de su vida. Era tal su aplicación que el profesor de retórica, impulsor de la academia literaria «de los Constantes» integrada por alumnos destacados, lo seleccionó para encabezarla. Su lección inaugural sobre la virtud de la constancia mostró su madurez y permitió vislumbrar al santo que llegaría a ser. Participó en una misión y se le encomendó hablar de la muerte, uno de sus temas predicados más sobresalientes y preferidos para él.

Fue ordenado en 1812 tras una formación apresurada. Y, a pesar de ser sacerdote, prolongó un curso más sus estudios en el seminario. Su primera ocupación fue asistir al abad de la parroquia genovesa de San Mateo, que se hallaba impedido. Inició una labor pastoral y apostólica itinerante, que mantuvo toda su vida, y se convirtió en un destacado predicador. En 1814 se unió a los Misioneros Rurales, una congregación eclesial nacida en Génova en 1713, y después de asumir varios cargos, fue designado superior. Al morir el abad, el cardenal Spina, que lo conocía bien, lo nombró vice-abad. Impartió retórica en las Escuelas Pías de Cárcare con tan buenos resultados que el purpurado le encargó la cátedra de esa disciplina en el seminario de Génova. Diez años de docencia marcados por una clara consigna para los futuros sacerdotes: «Sean doctos, sí, pero sobre todo santos».

En 1826 monseñor Lambruschini, arzobispo de Génova, le envió como arcipreste a San Juan Bautista en Chiavari diciendo a sus habitantes: «Os envío la más bella flor de mi jardín». Y a Gianelli: «haga cuenta que emprende una misión, no de pocos días, sino de 10 o 12 años...». Doce años estuvo dejando allí lo mejor de sí, encaminando a todos hacia Cristo con una sublime caridad, ejercitada en medio de contratiempos, rivalidades e injusticias que se cernieron sobre él dentro del seminario. Exquisito en su trato, abrió sus «reglas dispositivas y preparatorias» con una sentencia de oro: «La primera cortesía y la más noble de todas las formas de urbanidad es tolerar y soportar a quien no la tiene». Fue confesor y director espiritual en el conservatorio de las Hijas de San José para las que redactó sus reglas y costumbres.

Se afilió a la Sociedad económica, de la que hizo una institución nueva ayudado por las mujeres, y se afanó por el hospicio de caridad y trabajo buscando el bien de los necesitados. Cumplió escrupulosamente el sentimiento que expuso a los feligreses cuando se hizo cargo de la parroquia: «Un párroco no es otra cosa, sino un padre de una gran familia, él tiene que regirla, gobernarla y nutrirla, sobre todo en el espíritu, pero como padre de los pobres y como primer custodio del templo y del altar... para converger a tan alto fin ora y predica el Evangelio...». Era muy devoto de María cuyo amparo solía buscar yendo a orar al santuario de la Virgen del Huerto. Y Ella fue su inspiración para instituir en 1829 el Instituto de las Hijas de María Santísima del Huerto con doce primeras mujeres que iban a dedicarse al servicio de hospitales, hospicios para huérfanos y escuelas.

Le urgía la caridad, y le preocupaba que sus hijas la pusieran en práctica con la radicalidad evangélica. De ahí su insistente recomendación: «La dulzura, las buenas maneras, la paciencia no pueden ser nunca excesivas»; «Sabed ejercitar una gran paciencia con las personas de afuera cuando acuden a vosostras. Oídles. Responded con dulzura y buenos modales». En 1835 no escondió su angustia por la tragedia de la peste que segó la vida de gran parte de sus fieles. Con hondo sentido penitencial, ceñido con una corona de espinas, exclamó: «Hiere, oh Señor al pastor, pero deja salva a la grey».

Fue consagrado obispo de Bobbio en 1838 por el cardenal Tadini. El rector del seminario de Génova, antiguo alumno de Gianelli y confidente suyo, al volver de la ceremonia dijo a los clérigos: «Hoy han consagrado obispo a un santo». En su despedida de Chiavari, Gianelli se había excusado pidiendo perdón a sus feligreses, en particular por haber callado alguna vez la denuncia de desórdenes y vicios. Humilde y sencillo, decía «¿Yo, nacido pobre; yo, de baja condición, yo, un don nadie… yo, obispo?». Partió habiendo repartido entre los pobres sus escasas pertenencias. Hasta se fue desprendiendo por el camino del préstamo que le hicieron unos amigos. Llegaba a Bobbio con este sentimiento: «No puedo ser bueno sino estoy dispuesto a morir por vosotros, por cada uno de vosotros».

En abril de 1844 en una de sus cartas develaba su grandeza de espíritu, y prontitud para responder con gozo al peso de la soledad que acompaña a la persona de gobierno; dejaba entrever también su celeste añoranza por lo divino: «Hay que estar alegres. Pero, ¿cómo conseguirlo, cuando todos los vientos traen tristeza y melancolía? Hay que hacer que la alegría surja de la melancolía, de la tristeza misma, aún cuando solo sea porque ha sido fiel compañera de nuestro Señor Jesucristo». Su labor apostólica y entrega tuvo la misma intensidad que había marcado su vida, aunque al recibir el viático se acusó de haber sido «un obispo indulgente y flojo». Murió en Piacenza el 7 de junio de 1846 a consecuencia de una tisis. Pío XI lo beatificó el 19 de abril de 1925, y Pío XII lo canonizó el 21 de octubre de 1951. Su biógrafo G. Frediani lo denominó «El santo de hierro».

 

 

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