ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de junio de 2015

La frase del día viernes 19

"El reino de Dios es Dios mismo que se hace presente en medio de nosotros y reina por medio de nosotros"
(Benedicto XVI)

 


Papa y Santa Sede

Inicia el Ramadán: Cristianos y musulmanes: juntos contra la violencia en nombre de la religión
El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado un mensaje para felicitar por el Ramadán. E indica que la alegría de la fiesta es contrastada por el recuerdo de los seres queridos muertos o que sufrieron a causa de la violencia

El papa Francisco

El Papa a los ortodoxos: 'Lo que nos une es superior a lo que nos divide'
El Pontífice ha recibido en audiencia al  patriarca siro-ortodoxo de Antioquía y de todo Oriente, Mor Ignatius Aphrem II, y a su delegación

El Papa en Santa Marta: ¿Dónde está tu tesoro?
En la homilía de este viernes, Francisco ha advertido sobre los riesgos de la codicia y de acumular riquezas para sí. Lo que salva el corazón del hombre es usar la riqueza que se tiene “para el bien común”  

Francisco pide defender el deporte como experiencia de valores humanos
El Santo Padre ha recibido a una delegación italiana de Special Olympics, proyecto para personas con discapacidad para una mejora de su calidad de vida

Francisco pide a la Iglesia una preocupación real por el encuentro personal con Cristo
El Santo Padre recibe los miembros de la Federación Bíblica Católica  y les recuerda la importancia de venerar, leer, escuchar, anunciar, predicar, estudiar y difundir la Palabra de Dios

Iglesia y Religión

Chile: VI Congreso Católicos y Vida Pública aborda 'El desafío de vivir'
A través de las historias de vida y las experiencias personales de los invitados, se generó un debate y análisis sobre los distintos obstáculos y dificultades que se presentan en la vida y la importancia de la fe para superarlos

Mundo

Día Mundial del Refugiado: hoy, la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial
El Papa pide responder con la globalización de la caridad. AIN destinó en 2014 más de 10 millones de euros para las personas que huyeron forzosamente de sus casas

III Jornadas Ciencia y Fe en Madrid: una respuesta al fundamentalismo cientifista
El encuentro ha sido organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria. El viceconsiliario de la ACdP, el sacerdote Andrés Ramos, ha invitado a “mirar hacia arriba y encontrar la verdad a través de la belleza”

Espiritualidad y oración

Vamos a la otra orilla
XII Domingo Ordinario

Míralos y que te miren y así construyan tu Reino
Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'Hemos sido llamados para vivir en una confianza absoluta en Dios'

Beata Margarita Ebner - 20 de junio
«Espíritu victimal de una gran mística renana. Esta penitente dominica, de frágil salud, fue agraciada con numerosos favores místicos, entre otros, los estigmas de la Pasión de la que fue devota. Con su ofrenda cosechó grandes frutos»


Papa y Santa Sede


Inicia el Ramadán: Cristianos y musulmanes: juntos contra la violencia en nombre de la religión
 

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado un mensaje para felicitar por el Ramadán. E indica que la alegría de la fiesta es contrastada por el recuerdo de los seres queridos muertos o que sufrieron a causa de la violencia

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los musulmanes de todo el mundo un mensaje con ocasión del inicio del mes del Ramadán. El mensaje, lleva por título "Cristianos y musulmanes: juntos para contrastar la violencia perpetrada en nombre de la religión" y ha sido firmado por el presidente del dicasterio, el cardenal Jean-Louis Tauran y por su secretario el padre Miguel Ángel Ayuso.

En el mensaje, el dicasterio vaticano transmite su deseo y oración para que los frutos de estas “buenas obras puedan enriquecer su vida”.

Asimismo, se recuerda que sobre la alegría de la fiesta está también la sombra del recuerdo de los seres queridos que han perdido la vida o sus bienes, o han sufrido físicamente, mentalmente e incluso espiritualmente a causa de la violencia. “Comunidades étnicas y religiosas en numerosos países han padecido sufrimientos enormes e injustos: el asesinato de algunos de sus miembros, la destrucción de su patrimonio cultural y religioso, emigración forzada de sus casas y ciudades, violaciones de sus mujeres, esclavización de algunos de sus miembros, trata de seres humanos, comercio de órganos e incluso venta de cadáveres”, subraya el texto.

A propósito, se reconoce que todos somos conscientes de la gravedad de estos crímenes en sí mismos. Y lo que es peor es “el intento de justificarlos en nombre de las religiones”. Se trata --aseguran-- de una clara manifestación de la instrumentalización de las religiones para obtener poder y riqueza.                 

La carta indica que quienes tienen la responsabilidad de la seguridad y del orden público, deben también proteger a las personas y a sus propiedades de la ciega violencia de los terroristas, Y subrayan además “la responsabilidad de aquellos que tienen la tarea de la educación: familias, escuelas, textos escolares, las guías religiosas, el discurso religioso, los medios de comunicación”. La violencia y el terrorismo --indican-- nacen antes en la mente de las personas desviadas, sucesivamente se perpetran.

A propósito, se advierte en el mensaje que todos los implicados en la educación deberían enseñar “el carácter sagrado de la vida y la dignidad que se deriva en cada persona, independientemente de su etnia, religión, cultura, posición social o elección política”. No hay una vida --aseguran-- que sea más preciosa que otra por motivo de su pertenencia a una raza o religión específica. Por tanto, “nadie puede matar, nadie puede matar en nombre de Dios; esto sería un doble crimen: contra Dios y contra la persona”.

Asimismo, el mensaje del dicasterio vaticano recuerda que “no puede haber ninguna ambigüedad en la educación”. El futuro de una persona, de una comunidad y de toda la humanidad no puede estar construida sobre esta ambigüedad o verdad aparente, se recuerda.

Del mismo modo se explica que “cristianos y musulmanes, cada uno según la respectiva tradición religiosa, mira a Dios y se refieren a Él como la Verdad. Nuestra vida y nuestra conducta en cuanto creyentes debería reflejar tal convicción”.

Finalmente se subraya que hay una gran necesidad “de nuestra oración: por la justicia, por la paz y por la seguridad en el mundo; por aquellos que se han alejado del recto camino de la vida y comenten violencia en nombre de la religión, para que puedan volver a Dios y cambiar de vida; por los pobres y los enfermos”. El mensaje concluye: "Juntos al papa Francisco les deseamos que los frutos del Ramadán y la alegría del ‘Id al-Fitr puedan traer paz y prosperidad, favoreciendo vuestro crecimiento humano y espiritual".

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El papa Francisco


El Papa a los ortodoxos: 'Lo que nos une es superior a lo que nos divide'
 

El Pontífice ha recibido en audiencia al  patriarca siro-ortodoxo de Antioquía y de todo Oriente, Mor Ignatius Aphrem II, y a su delegación

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

 La Iglesia siro-ortodoxa es una Iglesia de mártires desde el inicio y hasta ahora. En Oriente Medio continúan padeciendo, junto con otras comunidades cristianas y minorías, terribles sufrimientos provocados por la guerra, la violencia y las persecuciones. ¡Cuánto dolor! ¡Cuántas víctimas inocentes! ha exclamado el santo Padre Francisco en un encuentro con el patriarca siro-ortodoxo de Antioquía y de todo Oriente, Mor Ignatius Aphrem II, y su delegación. Además, en la Capilla Redemptoris Mater, han celebrado un momento de oración común.

Y frente a esta situación, parece que los poderosos de este mundo sean incapaces de encontrar soluciones, ha advertido.      

Esta visita --ha afirmado el Papa-- refuerza los lazos de amistad y de fraternidad que unen nuestras Iglesias, la Sede de Roma y la Sede de Antioquía. A propósito, ha recordado que San Ignacio, maestro de unidad entre los fieles en Cristo, exhortó a ser “una sola oración, una sola súplica, una sola mente, una sola esperanza en la caridad” a converger “todos como al único templo de Dios, en torno al único altar que es el único Jesucristo que procediendo del único Padre ha vuelto unido a Él”.

Del mismo modo, Francisco ha querido recordar que cuando el patriarca Mor Ignatius Jacob III y el papa Pablo VI se encontraron en Roma en 1971, iniciaron conscientemente lo que podemos definir una “peregrinación santa” hacia la plena comunión entre nuestras Iglesias. Y esto continuó con los encuentros entre el patriarca Mor Ignatius Zakka Iwas y san Juan Pablo II, primero en  Roma y después en Damasco,  marcando así nuevos pasos adelante, introduciendo elementos concretos de colaboración pastoral por el bien de los fieles.

En el discurso, el Pontífice ha invitado a rezar juntos “por las víctimas de esta violencia brutal y de todas las situaciones de guerra presentes en el mundo”. Y así ha dedicado un pensamiento especial al metropolitano Mor Gregorios Ibrahim y al metropolitano de la Iglesia greco-ortodoxa Paul Yazigi, secuestrados juntos hace más de dos años. También ha recordado a algunos sacerdotes y muchas personas, de distintos grupos, quienes han sido privados de su libertad. “Pidamos al Señor la gracia de estar siempre preparados para el perdón y trabajar por la reconciliación y la paz”, ha exhortado.

Esto es lo que nos anima el testimonio de los mártires, ha añadido. “La sangre de los mártires es una semilla de unidad de la Iglesia e instrumento de edificación del reino de Dios, que es reino de paz y de justicia”, ha indicado Francisco.

Asimismo, ha invitado a reforzar aún más los lazos de amistad y fraternidad entre las dos Iglesias en este “momento de dura prueba y de dolor”. Y así, ha pedido acelerar nuestra pertenencia a la única Iglesia de Cristo en torno al mismo altar del sacrificio y de la alabanza. “Intercambiemos los tesoros de nuestras tradiciones como dones espirituales, porque lo que nos une es superior a los que nos divide”, ha concluido.                     

    

 

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El Papa en Santa Marta: ¿Dónde está tu tesoro?
 

En la homilía de este viernes, Francisco ha advertido sobre los riesgos de la codicia y de acumular riquezas para sí. Lo que salva el corazón del hombre es usar la riqueza que se tiene “para el bien común”

 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Las riquezas acumuladas para sí mismo están en el origen de guerras, familias destruidas, pérdida de la dignidad. Así lo ha recordado el santo padre Francisco durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este viernes por la mañana. Y así, ha añadido que “la lucha de cada día” es sin embargo administrar las riquezas que se poseen y las de la tierra “para el bien común”.

El Pontífice ha advertido que las riquezas no son “como una estatua”, estáticas, que no influyen en la vida de una persona. Las riquezas --ha asegurado-- tienen la tendencia de crecer, moverse, tomar sitio en la vida y en el corazón del hombre.

Y si lo que empuja a ese hombre es el acumular, las riquezas le invadirán el corazón, que terminará “corrupto”, ha advertido Francisco. Sin embargo, lo que salva el corazón del hombre es usar la riqueza que se tiene “para el bien común”.

El Santo Padre ha hecho referencia al Evangelio del día, reflexionando sobre el pasaje en el que Jesús enseña a los discípulos esta verdad: “Dónde está tu tesoro, está también tu corazón”. Por lo tanto, les advierte, “no acumulen tesoros sobre la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban; acumulen sin embargo tesoros en el Cielo”. Al respecto, ha asegurado que en “la raíz” del acumular está “la necesidad de seguridad”. Pero, "el riesgo de hacerlo solo para sí mismo y de hacerse esclavo es altísimo”.

El Papa lo ha explicado así: “al final estas riquezas no dan la seguridad para siempre. Es más, te abajan en tu dignidad. Y esto sucede en la familia: muchas familias divididas. También en la raíz de las guerras está esta ambición, que destruye, corrompe. En este mundo, en este momento, hay tantas guerras por avaricia de poder, de riquezas. Se puede pensar en la guerra en nuestro corazón”.

Al respecto ha advertido que la codicia es “un paso, abre la puerta: después viene la vanidad --creerse importante, creerse poderoso-- y al final, el orgullo. Y de allí todos los vicios, todos. Son pasos, pero el primero es este: la codicia, el querer acumular riquezas”.

Del mismo modo ha reconocido que “acumular es precisamente una cualidad del hombre” y que “hacer las cosas y dominar el mundo es también una misión”. Entonces “esta es la lucha de cada día: cómo gestionar bien las riquezas de la tierra, para que están orientadas al Cielo y se conviertan en riquezas del Cielo”, ha añadido.

A continuación, el Santo Padre ha reflexionado sobre las personas a las que el Señor bendice con las riquezas. “Lo hace administrador de esas riquezas por el bien común y por el bien de todos, no para el bien propio. Y no es fácil convertirse en un administrador honesto, porque siempre está la tentación de la codicia, del hacerse importante. El mundo te enseña esto y nos lleva por este camino. Pensar en los otros, pensar que eso que yo tengo está al servicio de los otros y que nada de lo que tengo lo llevaré conmigo. Pero si yo uso lo que el Señor me ha dado para el bien común, como administrador, esto me santifica, me hará santo”, ha explicado.

A propósito, el Papa ha indicado que a menudo se escuchan “muchas excusas” de las personas que pasan la vida acumulando riquezas. Por ello, el Santo Padre ha invitado a preguntarnos cada día: “¿Dónde está tu tesoro? ¿En las riquezas o en esta administración, en este servicio para el bien común?”

Finalmente, el Pontífice ha advertido que muchos tranquilizan su conciencia con la limosna y dan lo que les sobra. Administrar la riqueza --ha precisado-- es un despojarse continuamente del propio interés y no pensar que estas riquezas nos darán la salvación. Acumular, sí, está bien. Tesoros sí, está bien: pero los que tienen precio en la ‘bolsa de valores’, la del Cielo.

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Francisco pide defender el deporte como experiencia de valores humanos
 

El Santo Padre ha recibido a una delegación italiana de Special Olympics, proyecto para personas con discapacidad para una mejora de su calidad de vida

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El verdadero sentido de la práctica deportiva es educativo, lúdico y recreativo y tiene una dignidad cultural y social. Lo ha recordado el santo padre Francisco ante una delegación de los atletas de Special Olympics que representan a Italia en los Juegos Mundiales de Los Ángeles, que se celebran del 25 de julio al 2 de agosto. El Papa les ha deseado que este viaje sea “una bella aventura”. El proyecto Special Olympics está destinado a personas con discapacidad para una mejora de su calidad de vida.

Durante su discurso, el Papa ha recordado que el mundo del deporte suele mirar a la Iglesia con confianza y atención, “porque sabe que es posible trabajar juntos para restituir a la práctica deportiva su verdadero sentido”. Y esto lo saben los presentes en esta audiencia, ha asegurado el Santo Padre, porque han elegido “el deporte como experiencia de promoción y de crecimiento, en presencia de una condición de fragilidad y de limitación.

Asimismo, ha reconocido que es bonito y significativo que jóvenes y adultos encuentren en el entrenamiento deportivo y en la participación en competiciones también internacionales un estímulo para vivir en plenitud su vida. “Es un desafío. Y vosotros la habéis aceptado y habéis ‘bajado al campo’. Os animo a seguir en este compromiso de ayudaros los unos a los otros a descubrir vuestras potencialidades y a amar la vida, y apreciarla con todos sus límites y sobre todo en sus lados bellos”, ha exhortado el Papa.

Por otro lado, ha recordado que el deporte es un camino muy apto para este descubrimiento, para abrirse, para salir de las propias clausuras y participar. “Así se aprende a participar, a superarse, a cansarse juntos. Y todo esto ayuda a convertirse en miembros activos de la sociedad y también de la Iglesia y ayuda a la sociedad misma y a la Iglesia a superar cada forma de discriminación y de exclusión”, ha añadido.

Además, les ha pedido que no se dejen contagiar por la falsa cultura deportiva, la del “éxito económico, de la victoria a toda costa, del individualismo”. Es necesario --ha añadido-- cuidar y custodiar y defender el deporte como experiencia de valores humanos, de competición sí, pero en la lealtad, en la solidaridad. Para finalizar ha pedido que nadie se sienta excluido de la práctica del deporte y recordó que para alcanzar este objetivo se requiere una acción generosa y concorde de las distintas instituciones y sociales.

            

 

                

            

        

 

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Francisco pide a la Iglesia una preocupación real por el encuentro personal con Cristo
 

El Santo Padre recibe los miembros de la Federación Bíblica Católica  y les recuerda la importancia de venerar, leer, escuchar, anunciar, predicar, estudiar y difundir la Palabra de Dios

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha recibido este viernes a los miembros de la Federación Bíblica Católica (FEBIC), institución que desde hace poco tiene como nuevo presidente al cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila. El encuentro ha tenido lugar con motivo de su décima asamblea plenaria dedicada al tema "Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros”.

En el discurso que ha entregado a los participantes, el Santo Padre indica que “para poder anunciar la palabra de verdad, hemos tenido que hacer nosotros mismos la experiencia de la Palabra: haberla escuchado, contemplado, casi tocado con nuestras manos”.

De este modo recuerda que los cristianos deben en primer lugar venerar, leer, escuchar, anunciar, predicar, estudiar y difundir la Palabra de Dios. Igualmente, “la Iglesia, que proclama la Palabra cada día, recibiendo de ella su alimento e inspiración, se hace beneficiaria y testigo excelente de la eficacia y la potencia inherentes a la misma Palabra de Dios”.

Al respecto, advierte que “no somos nosotros, ni nuestros esfuerzos, sino el Espíritu Santo, que actúa a través de los que se dedican a la pastoral y hace lo mismo en los que les escuchan, predisponiendo a unos y otros a la escucha de la Palabra anunciada y a la acogida del mensaje de vida''.

Francisco recuerda que san Juan Pablo II, en 1986, invitó a la FEBIC a llevar a cabo una relectura cuidadosa de la Constitución Dogmática Dei Verbum, a la aplicación de sus principios y a la puesta en práctica de sus recomendaciones. Asimismo, el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia en 2008 fue otra importante oportunidad para reflexionar sobre su aplicación.

Por esta razón, el Papa subraya en su discurso que también hoy le gustaría invitarles “a llevar a cabo este trabajo, valorando siempre el tesoro de esa Constitución conciliar, así como el Magisterio sucesivo mientras comunicáis la ‘alegría del Evangelio’ hasta los confines de la tierra, en obediencia al mandato misionero''.

Igualmente observa que hay lugares donde la Palabra de Dios aún no ha sido proclamada o, aunque proclamada, no ha sido aceptada como Palabra de salvación. Hay lugares --añade-- donde la Palabra de Dios se vacía de su autoridad. De este modo, afirma que “la falta del apoyo y de la fuerza de la Palabra lleva a un debilitamiento de las comunidades cristianas de antigua tradición y dificulta el crecimiento espiritual y el fervor misionero de las Iglesias jóvenes”.

El Papa asegura que “todos nosotros somos responsables si el mensaje corre el riesgo de perder su frescura y no tener el aroma del Evangelio”.

Por otro lado, invita a que en las actividades habituales de todas las comunidades cristianas, en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos, haya “una preocupación real por el encuentro personal con Cristo que se comunica con nosotros en su Palabra”.  

Finalmente, el Pontífice señala en el mensaje que la misión de los servidores de la Palabra --obispos, sacerdotes, religiosos y laicos-- es promover y facilitar este encuentro, que despierta la fe y transforma la vida.

 

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Iglesia y Religión


Chile: VI Congreso Católicos y Vida Pública aborda 'El desafío de vivir'
 

A través de las historias de vida y las experiencias personales de los invitados, se generó un debate y análisis sobre los distintos obstáculos y dificultades que se presentan en la vida y la importancia de la fe para superarlos

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

 

Con una gran asistencia en el Aula Magna de la Universidad Santo Tomás de Chile, se llevó a cabo este mes, la VI edición del Congreso Católicos y Vida Pública, el cual celebró sus 10 años y tuvo como principal objetivo reflexionar sobre la dimensión social del cristianismo.

Este año el congreso que se ha realizado en la sede de Santiago, se centró en el lema “El desafío de vivir”, en torno al cual destacadas personalidades del mundo político y social reflexionaron y entregaron su testimonio de vida.

La jornada se inició con una misa presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, quien aseguró que “el Congreso Católicos y Vida Pública es una tarea que el mismo Señor nos ha dejado, invitándonos a comprometernos con el bien común de todos”.

El Rector Nacional de Santo Tomás, Jaime Vatter, al dar la bienvenida a los asistentes dijo; “Esta es una instancia de discusión y de vivencia de fe, que nos invitará a reflexionar respecto de cómo podemos potenciar nuestra propia vida y ayudar a otras personas que también se enfrentan cada día al desafío de vivir”.

Durante las diversas conferencias y testimonios se abordaron temas fundamentales para la vida de todas las personas en la actualidad, especialmente para los católicos.

“Así, el valor de la familia apoyada en la acción providente de Dios se planteó como base fundamental para sobrellevar las dificultades de la vida diaria, ya sean cotidianas o extraordinarias, como la pérdida de un ser querido o complicaciones de salud o económicas”, le indicó a ZENIT, la subdirectora de Formación e Identidad, de la universidad.

Y añadió que ha quedado claro a medida que se han desarrollado los temas, que “la gracia divina reflejada en la superación personal y en el amor familiar es el sustento básico de todo ser humano para alcanzar su felicidad y vivirla en medio del mundo”.

En las ponencias se ha destacado también que “la labor del cristiano no puede sino estar dirigida a favor de la vida humana, que es regalo de Dios; por ello, los cristianos somos también responsables de defender la vida y de apoyar a quienes han perdido esa claridad que permite valorarla en todo su esplendor”.

A través de historias de vida y experiencias personales de los invitados, el encuentro generó un espacio de debate y análisis sobre los distintos obstáculos y dificultades que se presentan en la vida y la importancia de la fe para superarlos.

La primera en exponer fue la doctora Paulina Taboada, miembro de la Pontificia Academia para la vida, quien se refirió a la labor que realiza este organismo académico científico del Vaticano, y cómo se ha encargado de difundir en la sociedad la cultura del amor, la defensa de la vida humana y dignidad de las personas.

Más tarde se realizó una mesa redonda con el tema “La familia ante el desafío de Vivir”, que contó con la participación de la presidenta de la Fundación Chile Vive Sano y ex primera dama, Cecilia Morel, quien destacó la importancia de que el matrimonio se mantenga unido a pesar de las dificultades de la vida moderna.

Otro de los participantes fue Gonzalo Cruzat, promotor de la donación de órganos y padre de Felipe Cruzat, el niño de 11 años que el año 2009 murió tras una larga espera por un trasplante de corazón, quien se refirió al difícil momento que como familia tuvieron que vivir en ese tiempo. “La enfermedad de mi hijo nos unió, esto fue clave para, a pesar del dolor, disfrutar de la vida”, sostuvo.

Se llevaron a cabo dos mesas más, enfocadas en los temas “Jóvenes ante el desafío de la vida” y “El desafío de vivir desde sus inicios”, y por ello algunos de ellos transmitieron su testimonio a los estudiantes de la universidad allí presentes, y mostraron que la superación de dificultades en favor de un bien mayor y gracias a la ayuda de Dios y el amor de la familia, puede convertirse en un salto hacia la vida plena.

La mesa “El desafío de vivir desde sus inicios”, contó con la participación del rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, quien señaló que seguirán dando todos los argumentos necesarios para que Chile no entre en el grupo de países que aprueba el aborto.

“Las encuestas son indicadoras de un cierto apoyo de procedimientos, pero mucho de ese apoyo es reflejo de falta información (…) Cuando a mí me dicen ‘usted está de acuerdo con que una madre que está en riesgo de muerte tenga que morir porque no se puede hacer nada para salvarla’. Obviamente muchos de los que estamos aquí diríamos que eso no se puede aceptar, pero esa es una pregunta engañosa, porque hoy día sabemos que están todos los elementos para que esa decisión se tome”.

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Mundo


Día Mundial del Refugiado: hoy, la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial
 

El Papa pide responder con la globalización de la caridad. AIN destinó en 2014 más de 10 millones de euros para las personas que huyeron forzosamente de sus casas

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

Este sábado 20, se celebra el Día Mundial del Refugiado y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que 59,5 millones de personas han huido forzosamente de sus casas a finales de 2014. La cifra se ha cuadruplicado en cuatro años, y supone la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial.

El 8 de enero pasado, en cambio, el Papa ha enviado un mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2015, invitando a toda la Iglesia a contemplar a Jesús, “el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona”, y a dejarse sorprender por “su solicitud especial por los más vulnerables y excluidos”, a reconocer “su rostro sufriente” en las “víctimas de la nuevas formas de pobreza y esclavitud”, a acoger su palabra: “Fui forastero y me hospedasteis”.

La misión de la Iglesia, “peregrina en la tierra y madre de todos”, es por tanto amar a Jesucristo, “adorarlo y amarlo, especialmente en los más pobres y desamparados”; “entre éstos, están ciertamente los emigrantes y los refugiados, que intentan dejar atrás difíciles condiciones de vida y todo tipo de peligros”, subraya el Santo Padre en su escrito.

“A la globalización del fenómeno migratorio hay que responder con la globalización de la caridad y de la cooperación, para que se humanicen las condiciones de los emigrantes”, añade. Al mismo tiempo, “es necesario intensificar los esfuerzos para crear las condiciones adecuadas para garantizar una progresiva disminución de las razones que llevan a pueblos enteros a dejar su patria a causa de guerras y carestías, que a menudo se concatenan unas a otras”, advierte el Pontífice.

En esta línea, Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha aportado en 2014 más de 10 millones de euros para ayudar a los refugiados y desplazados en todo el mundo, y ahora que en España celebra su 50 aniversario, recuerda hoy en un comunicado, que desde su origen la actividad de esta fundación de la Santa Sede se ha centrado en “socorrer a los refugiados, y lo sigue haciendo aún hoy, especialmente con los cristianos de Oriente Medio”.
 
Con sus ayudas a los desplazados y refugiados, la organización internacional “lleva a su cumplimiento la herencia del padre Werenfried van Straaten quien, después de la II Guerra Mundial, vio las necesidades de los refugiados alemanes y solicitó donativos para ellos de sus compatriotas de Flandes”, explica la nota.

“Los refugiados huyen de la guerra y del terror, de la represión política o religiosa. Sus perseguidores llevan diferentes nombres, pero siembran la destrucción con la misma máscara de odio”, asegura AIN. 

En Oriente Próximo, la guerra y la organización terrorista Daesh (Estado Islámico, por sus siglas en árabe) “son los causantes del desplazamiento de cientos de miles de cristianos iraquíes y sirios, lo que refuerza la oleada de emigración de estos países, que se ha incrementado exponencialmente desde que comenzó la Primavera Árabe en 2011”. 

Según ACNUR, se han registrado 6,6 millones de refugiados iraquies y casi 4 millones de refugiados sirios. Muchos de ellos huyen a los países vecinos: Turquía, Líbano y Jordania. Desde 2014, la Fundación Pontificia ha destinado 7,2 millones de euros para la atención pastoral y caritativa de los refugiados iraquíes, así como 4,3 millones de euros, en su mayoría, ayuda de emergencia, para refugiados sirios, dentro y fuera del país. 

En Ucrania, AIN ha sostenido a las personas que huyeron de Crimea. “Este país ha sido, es y será uno de los países prioritarios” para la organización internacional. En 2014, destinó una ayuda global de más de 5 millones de euros.

Desde hace seis años, “el grupo terrorista islámico Boko Haram causa estragos al norte de Nigeria y Camerún”. Así, 1,5 millones de nigerianos han tenido que huir de sus casas convirtiéndose en refugiados internos, otras 136.405 personas han escapado a países vecinos. La fundación de la Santa Sede apoya a los desplazados de las diócesis especialmente afectadas de Bamburi y Maiduguri (Nigeria) y de Maroua-Mokolo (Camerún). En Centroáfrica “son los grupos de rebeldes Seleka los responsables de los excesos de violencia”. Allí se ha ayudado a las comunidades, “abarrotadas con desplazados”.
 
En el sur de Sudán y Eritrea, “la población huye de los disturbios que brotan repetidamente, entre diferentes grupos de rebeldes, y también ante la represión política y religiosa”. Más de 560 mil sudaneses del sur han abandonado sus casas, según ACNUR. Muchos se han salvado acudiendo a campos de refugiados de Etiopía. Ayuda a la Iglesia Necesitada les ha apoyado económicamente el año pasado y ha destinado fondos a proyectos para refugiados de Eritrea.

 

Clicar aquí para leer el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2015: “Una Iglesia sin fronteras, madre de todos”.
 

(IDV) (HSM)

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III Jornadas Ciencia y Fe en Madrid: una respuesta al fundamentalismo cientifista
 

El encuentro ha sido organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria. El viceconsiliario de la ACdP, el sacerdote Andrés Ramos, ha invitado a “mirar hacia arriba y encontrar la verdad a través de la belleza”

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

La vicesecretaria general de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y profesora de Matemáticas de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, María del Carmen Escribano, afirmó este viernes que “la teoría del Big Bang no contradice la teoría de la creación”. Lo hizo en la clausura de las III Jornadas Ciencia y Fe, organizadas por el grupo de Trabajo Ciencia y Fe de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria.

Escribano indicó también que “la ciencia y las religiones son complementarias para explicar la esencia de las personas y dar respuesta a todas las preguntas que se plantea el ser humano, especialmente las de naturaleza ética”. 

Por su parte, la vicepresidenta de la ACdP, Mª Isabel Martínez Torre-Enciso dijo que “estas jornadas han sido una respuesta al fundamentalismo cientifista, que pretende hallar todas las respuestas del ser humano desde un punto de vista exclusivamente científico”.

En esta línea, el director gerente de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, Raúl Mayoral reconoció que “no es fácil evangelizar en la sociedad actual, debido a que vivimos una democracia secularizada que pretende arrinconar la fe de la vida pública”. Asimismo, apuntó que “no basta con estar, sino que hay que influir y tener presencia en la vida pública y en los medios de comunicación”. 

Durante la inauguración de las Jornadas, que tuvo lugar ayer, el moderador del grupo de Trabajo Ciencia y Fe y patrono de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, Francisco Molina describió a la ciencia como un “camino para la búsqueda de la verdad”.

El presidente de la ACdP, Carlos Romero, y el viceconsiliario de la ACdP, el sacerdote Andrés Ramos, también participaron en este encuentro. En su intervención, el viceconsiliario invitó a “mirar hacia arriba y encontrar la verdad a través de la belleza”.

A continuación, el profesor de Filosofía de la Universidad CEU San Pablo, Miguel Acosta explicó que “al ser humano le preocupa la búsqueda de seguridad ante un futuro incierto”. Y el profesor de Filosofía de la Universidad CEU San Pablo, Leopoldo José Prieto, añadió que “la verdad no es patrimonio exclusivo de la ciencia”. Además, recordó que “Dios se nos da a conocer por su obra y por una segunda revelación de la Providencia”.

Las III Jornadas Ciencia y Fe, celebradas estos días en el Colegio Mayor de San Pablo de Madrid, contaron con la participación de profesores universitarios y expertos en Medicina, Derecho, Filosofía y Ciencia que analizaron la relación entre ciencia y fe; la naturaleza humana; y la ciencia vinculada a la manipulación en los medios de comunicación.

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Espiritualidad y oración


Vamos a la otra orilla
 

XII Domingo Ordinario

Por Mons. Enrique Díaz Díaz

San Cristóbal de las Casas, (ZENIT.org)

Job 38, 1. 8-11: “Aquí se romperá la arrogancia de tus olas”.
Salmo 106: “Demos gracias al Señor por sus bondades”
II Corintios 5, 14-17: “Ya todo es nuevo”
San Marcos 4, 35-41: “¿Quién es éste, a quien el viento y el mar obedecen?”

“El Gera” siempre ha sido un joven atrevido, inquieto y dispuesto a la aventura. Arriesgarse en una de las nuevas tirolesas que han proliferado en los diversos sitios turísticos de Chiapas, no representaba ningún problema para él. Le explicaron claramente: debía dejarse llevar por la inclinación de la cuerda y la fuerza propia de la tirolesa, solamente cuando ya fuera a llegar, oprimiría fuertemente el pequeño madero que servía de freno para no llegar demasiado atrabancado. Pero… cuando iba a medio tramo, lo invadió el miedo, oprimió el madero y quedó suspendido sobre el impresionante barranco, ni para atrás ni para adelante. El pánico a la altura y el peligro de pasar de largo, lo hicieron quedarse colgado a la mitad. Quizás a nosotros el miedo a ser generosos, a abrirnos a los demás, a arriesgarnos hacia la otra orilla, nos deja colgados en medio de nuestros egoísmos.

Ir a la otra orilla siempre es un reto. Lo hemos escuchado constantemente en las palabras del Papa Francisco enviándonos a las periferias, a las otras orillas, a los diferentes. Nos gustan sus palabras, las alabamos, pero continuamos anclados en la orilla de nuestras seguridades y comodidad. Por eso la importancia de este texto con todo lo que implica. Se inicia con la intención de Jesús de cruzar el lago de Genesaret para ir a la otra orilla, es decir, ir hacia el espacio dominado por las fuerzas malignas según la mentalidad judía. Atrás se queda la Galilea amable y familiar, donde Jesús ya es conocido. Al otro lado se encuentran los paganos, cercanos en distancia, pero muy distantes en cultura. La principal oposición no sé si la encuentren en su interior o si la encuentran en la tormenta que les impide seguir adelante y amenaza con hundirlos en las aguas. El mar es considerado por los israelitas de ese tiempo no solamente con sus peligros naturales, de un lago con fuertes y violentas tormentas, diferentes a las del mar abierto pero capaces de volcar las frágiles barcazas; sino que el mar es considerado también como símbolo de todas las fuerzas oscuras, de lo desconocido, de lo que traga y doblega. Entonces produce mucho más miedo que el que pueden superar unos experimentados pescadores. Pasar a la otra orilla con Jesús, implica dejar la orilla de las seguridades y de la tranquilidad, anunciar su Reino, seguir sus huellas. Dejar comodidades, confort y bienestar. Es arriesgarse, aventurarse a buscar un mundo diferente. Y esto nos causa miedo, miedo al fracaso, miedo al dolor y al sufrimiento. Pero ahí está la invitación de Jesús: “Vamos a la otra orilla”.

Fuertes y desafiantes son la imágenes que el Papa utiliza para que tratar de sacudirnos de nuestras seguridades y nos arriesguemos en la aventura de evangelizar: “Se desarrolla en una Iglesia dormida la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo, que apolillan el dinamismo apostólico. ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!”. Seguir a Jesús es aventurarse en un mundo nuevo, incierto, lleno de peligros, pero siempre con su presencia. Hoy podemos poner delante de Jesús todos nuestros miedos, incluidos aquellos que nos resulta humillante reconocer: nuestro miedo a la verdad, al fracaso, a lo desconocido, a los sentimientos, al cambio. Jesús, el aparentemente dormido, sabe de nuestros miedos y limitaciones y aún así nos invita a seguirlo y nos hace partícipes de su aventura. Nos da miedo la verdadera pobreza, el hambre, el ridículo y tantas otras cosas que nos atan y nos mantienen inactivos. La pregunta de Jesús, después de apaciguada la tormenta, a sus discípulos, va también para nosotros: “¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” Jesús pide confianza absoluta en Él. No tanto en su poder, ya que no ha venido a ejercer poder. Quien cree en Él participa de su experiencia de amor, de pobreza, de perdón y de entrega. Éste es quien vence a las fuerzas que parecían invencibles del pecado, del egoísmo y de la muerte.

Quizás hemos confiado demasiado en nuestras destrezas y en nuestras fuerzas y cuando la tormenta arrecia, nos sentimos impotentes. Ser discípulo de Jesús implica embarcarse con Él en la misma aventura, romper las amarras, a pesar de nuestros miedos, y emprender la travesía con Jesús a bordo. Estar bien conscientes de quién está a nuestro lado y seguir navegando para que podamos llegar a la otra orilla. Tenemos que reflexionar y descubrir la raíz de nuestros miedos, sobre todo aquellos que nos mantienen inactivos e indiferentes ante los problemas de los hermanos. Aquellos miedos que nos han impedido arriesgarnos en la construcción del Reino, las amarras que nos atan y nos dejan anclados en la orilla. Debemos romper las amenazas que están destruyendo la comunidad: la injusticia, la violencia y la corrupción. Con Cristo venceremos la tentación de caer en el pesimismo y de abandonarnos a los vientos de la resignación. Debemos dar rumbo a la barca de nuestra Iglesia y de nuestras comunidades. También para nosotros hoy Jesús se hace presente.

Escuchemos las palabras de Jesús retándonos a ir a la otra orilla: la orilla del hermano, la orilla del que sufre, la orilla del diferente. Rompamos la rutina y los miedos. Seamos muy conscientes que Jesús navega en la misma barca que nosotros y si Él viene en nuestra compañía, nada podrá derrotarnos. ¿A qué le tenemos miedo? ¿Son razonables nuestros miedos? ¿Qué hemos dejado de hacer por miedo y después nos hemos arrepentido? ¿Qué nos dicen las palabras de Jesús en estos días, en nuestros tiempos y circunstancias? ¿Cómo podemos fortalecer nuestra esperanza?

Padre Bueno, te pedimos que nos hagas apasionados discípulos de Jesús, de modo que podamos vencer nuestros miedos y sepamos transmitir a nuestros hermanos, con la palabra y con las obras, la esperanza que nos ha dado. Amén.

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Míralos y que te miren y así construyan tu Reino
 

Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'Hemos sido llamados para vivir en una confianza absoluta en Dios'

Por Mons. Carlos Osoro

Madrid, (ZENIT.org)

El título de la carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, para esta semana es Míralos y que te miren y así construyan tu Reino”. A continuación publicamos el texto íntegro de la misma:

¡Cómo me agrada decir que la gran opción del cristianismo es la opción por la racionalidad y por la prioridad de la razón! Es la opción mejor, pues muestra con  claridad que detrás de todo hay una Inteligencia de la que nos podemos fiar. Acerquémonos a Jesucristo. Necesitamos al Dios que se encarnó y que nos muestra con su vida que Él no sólo es razón matemática, sino que esta razón originaria es también Amor. Confiamos en la Razón creadora que es Amor y en este Amor que es Dios. La historia de la humanidad nos muestra, y muy recientemente, que allí donde se suprimió a Dios no sólo se destruyó la moral, sino también la intimidad del hombre en sus elementos más esenciales. La renovación de los pueblos sólo puede venir de la vuelta a Dios, de un reconocimiento sincero de la centralidad de Dios para así vivir en la racionalidad. ¿Es posible esto? Muchas han sido las búsquedas y el empeño para explicar que Dios es algo superfluo. Desde la Ilustración ha sido un empeño en el que se han gastado muchas energías. Pero hoy, con más fuerza que nunca, las cuentas y las medidas del hombre y del mundo, sin Dios, no cuadran.

Os propongo algo muy importante: que superemos el miedo a Dios y pongamos la confianza de nuestra vida y de la historia de esta humanidad en manos de Dios. Dios es bondad, es amor, es razón, es fidelidad, es encuentro, es fraternidad, es comunión, es horizonte. Nos da salida, no nos deja andar a tientas, es para nosotros luz. En Jesucristo descubrimos que Dios es tan grande que  puede  hacerse muy pequeño y  pasar por uno de tantos hombres. Pero el paso de Jesucristo por este mundo no nos deja indiferentes, Él mismo nos ha dicho: “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 9). Dios ha asumido un rostro humano. Ha amado tanto al hombre que se ha dejado clavar en la Cruz, llevando los sufrimientos del ser humano al corazón mismo de Dios. Hoy conocemos las patologías, las enfermedades, la destrucción de la imagen de Dios a través de Jesucristo. Él nos hizo ver con claridad la vaciedad y el sinsentido que se produce en la existencia humana y en las relaciones entre los hombres cuando hay vacíos existenciales provocados por vivir desde nosotros mismos, o con los proyectos que otros como nosotros nos ofertan. Es desde ahí desde donde podemos entender aquel poema de Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe,/nada te espante;/todo se pasa,/Dios no se muda./La paciencia/todo lo alcanza./Quien a Dios tiene/nada le falta./Sólo Dios basta”.

Hemos sido llamados para vivir en una confianza absoluta en Dios. Nos ha llamado Jesucristo. Somos miembros de su pueblo, un pueblo nuevo con la misión de mostrar, con la propia vida de quienes lo conforman, el rostro mismo de Cristo. Con gran belleza nos dice el profeta Ezequiel que el Mesías será una rama nueva: “También yo había escogido una rama de la cima del alto cedro y la había plantado; de las más altas y jóvenes ramas, arrancaré una tierna, y la plantaré en la cumbre del monte elevado; la plantaré en una montaña alta de Israel, echará brotes y dará fruto. Se hará un cedro magnífico. Aves de todas clases anidarán en él, anidarán al abrigo de sus ramas” (Ez 17, 22-23). El hombre no puede vivir de espaldas a Dios. El silencio y la indiferencia llevan al ser humano a tapar una dimensión esencial de la existencia humana que da sentido a todo, como es la dimensión religiosa. Silenciada y olvidada esta dimensión, la existencia humana se empobrece como tal y traiciona al hombre mismo. No podemos ignorar a Dios. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, ha venido a esta historia para acompañarnos, para que pongamos nuestra vida a buen recaudo. Es verdad que la situación histórica actual en muchos aspectos es diferente a la que vivió el apóstol San Pablo, que cuando llegó a Atenas vio que los hombres daban culto a muchos dioses. Pero, pese a la diferencia -nuestras ciudades no están llenas de altares e imágenes- más que nunca en la profundidad del ser humano está la pregunta sobre Dios, que en definitiva es la pregunta sobre el hombre.

¿A qué os invito hoy? Con palabras de San Pedro Poveda os digo: “En el momento de la Misa buscaba yo una palabra que sintetizase lo que quería pedirle a nuestro Señor y me vino a la memoria la historia del Santo Cura de Ars, que seguramente conoceréis. Dice que todos los días veía a un hombre que pasaba muchas horas delante del sagrario, sin libro, sin rosario y sin mover los labios; después de observarle algún tiempo, al fin un día le interrogó: ¿Qué reza usted? Nada, le contestó. ¿Medita? No sé qué es eso. ¿Qué hace, entonces, tantas horas delante del Señor? Pues…Él me mira y yo le miro, fue la respuesta”.  Esta expresión es la que sintetiza mi deseo para todos los que el Señor quiso que yo fuese pastor. Y, como San Pedro Poveda, le digo a Él: “Que Tú los mires y ellos te miren, porque si Tú los miras, sus pensamientos serán limpios, sus palabras serán puras, sus conversaciones caritativas”. Voy a deciros, en muy pocas palabras, lo que es la mirada de Jesucristo: es luz, es camino, es paz, es consuelo, es alegría, es bondad, es amor, es caridad, es suavidad, es seguridad, es bendición, es… Todo lo bueno. De lo que es la mirada de Jesús, recuerdo un verso de San Juan de la Cruz que dice: "ya bien puedes mirarme/después que me miraste,/que gracia y hermosura en mi dejaste”. (cf. Pedro Poveda, Obras I, Creí, por eso hablé, Narcea S.A. Ediciones, 2005, n 332).

Pon la confianza en el Señor, pues en cada momento de nuestras vidas dependemos completamente de Dios, en quien "vivimos, nos movemos y existimos", como nos dice el Apóstol San Pablo. Solamente Él nos protege, nos guía en todos los momentos de nuestra vida, cuando hay luz y cuando llega la oscuridad, en la tormenta y en la calma, en el agobio y en la serenidad. Dios está siempre con nosotros, no nos abandona. Está en los momentos fáciles y difíciles. Nos acompaña siempre, nunca estamos solos. Por ello, te invito a que vivas tu existencia así: “que tu lo mires con la seguridad de que Él te mira”.

Con gran afecto, os bendice.

+ Carlos, Arzobispo de Madrid

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Beata Margarita Ebner - 20 de junio
 

«Espíritu victimal de una gran mística renana. Esta penitente dominica, de frágil salud, fue agraciada con numerosos favores místicos, entre otros, los estigmas de la Pasión de la que fue devota. Con su ofrenda cosechó grandes frutos»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

 Cuando la enfermedad alcanza ciertas cotas impidiendo llevar el ritmo de las personas sanas es frecuente dudar de la posibilidad de realizar algo por los demás que merezca la pena, tanto humana como espiritualmente. Si las lesiones se producen en el contexto de una vida austera, tal exigencia añadida requiere un esfuerzo suplementario. Sin embargo, cualquier santo o beato, aún en el caso de verse acechado íntimamente por estos temores, los despeja con su comportamiento cotidiano. Ellos han cosechado infinidad de frutos con la oración, ofrendando lo que poseían, con especial acento en su propia debilidad e indigencia. Nunca dejaron pasar de largo este fértil activo que la vida puso en sus manos, como hizo Margarita, primera beatificada por Juan Pablo II.

Pertenecía a una influyente familia de Donauworth, Alemania, donde nació hacia 1291. Con 15 años ingresó en el monasterio dominico de la Asunción en Medingen, y progresivamente iría trazando el itinerario que hizo de ella una de las grandes místicas renanas del siglo XIV. Con su presencia Medingen atravesó una etapa de florecimiento significativo. En el convento le había precedido un familiar directo y otros la secundaron después. En 1311, cuando llevaba en él un lustro, experimentó irrevocable afán de crecer en el amor. Se sintió llamada a ser: «Salvadora para sí misma, ejemplar para los hombres, agradable a los ángeles y grata a Dios». Se propuso imitar a santo Domingo, y nunca volvió la vista atrás.

Era de constitución débil, presa fácil de las enfermedades que arreciaron en medio de los rigores conventuales. Durante tres años, de 1312 a 1315, la dolencia mantuvo su vida en situación de gravedad permanente. Además, era incapaz de controlar emociones compulsivas que iban de la risa al llanto, un estado que le sirvió como trampolín espiritual. Siete años más tarde estuvo al borde de la muerte. No llegó a recuperarse por completo, y los restantes trece años fueron difíciles al verse obligada a pasar en cama seis meses de cada uno de ellos. Hallarse atrapada en su lecho no constituyó un veto para las penitencias que no dejó de realizar, incluyendo determinadas privaciones moderadas dado su estado de salud. Oración, paciencia, sencillez y humildad; de ese modo se inmolaba. En esos largos periodos apenas pudo hacer nada. Cuando fue dispensada de la observancia comunitaria, padeció gran aflicción. Al final, quedó irremisiblemente afectada por las secuelas. Órganos como la vista, la lengua y el corazón sufrieron pronto desgaste cuando se ofreció a Dios con espíritu victimal, suplicándole que no la sanara. Fue muy discreta en lo concerniente a sus padecimientos corporales.

Agraciada con favores místicos, se le confirmó por revelación que Dios aceptaba sus sacrificios. Después recobró en parte la salud, dio gracias por ello, y reiteró su oblación. Se tiene rigurosa constancia de sus altas experiencias porque las relató por indicación de su confesor, el padre Enrique de Nördlingen, impulsor, junto al dominico Juan Taulero, del movimiento espiritual «Amigos de Dios» nacido en 1339, que solicitaron en muchos momentos sus consejos. La beata y su confesor se habían conocido cuando el sacerdote pasó por el monasterio en octubre de 1332. Fue un gran director espiritual. Ella tuvo el consuelo de saber que Dios aprobaba al religioso por la siguiente locución divina: «A Mí me place a causa de su profunda humildad».

Margarita se caracterizó por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Eucaristía, y a la Pasión de Cristo. Quería asemejarse a Cristo, y su ruego fue escuchado porque ese año de 1339 recibió los estigmas. Algunos de los favores se produjeron ante el crucifijo. Tenía por costumbre meditar en los misterios de la vida del Redentor que se hacía presente agraciándola con signos sobrenaturales. Éstos también se manifestaron en la oración y en la recitación del Padrenuestro, sobre el cual redactó un valioso comentario. Tuvo momentos de gran intimidad mística con el Niño Jesús, especialmente desde 1344, año en el que fue obsequiada con una imagen suya. En otra de las locuciones con las que fue bendecida, Él le reveló aspectos relativos a su concepción y Nacimiento: «Yo ocupaba todo el corazón de mi divina Madre, yo inundaba todo su ser de una alegría dulce y sobreabundante».

Había instantes extáticos en los que Margarita no lograba emitir sonido alguno. En ese estado signos de su amor y de santo temor se abrían paso entre los muros del monasterio. El horror a perder a Dios le llevaba a suplicar ardorosamente: «Señor, haz de mí lo que quieras pero no me dejes jamás»; Él le consolaba asegurándole que no la abandonaría. En 1347 se produjo su desposorio místico, y en 1348 recibió la impresión personal del Espíritu Santo. Al vaticinarle su muerte, supo que en ese instante la acompañarían María y el apóstol san Juan. Su tránsito, cuando ya tenía fama de santidad, se produjo el 20 de junio de 1351 mientras decía: «Demos gracias a Dios; Virgen María, Madre de Dios, ten misericordia de mí». El 24 de febrero de 1979 Juan Pablo II ratificó el culto que venía recibiendo desde hacía siglos.

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