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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 21 de junio de 2015

La frase del día

“El Dios que me llama es Amor”. San Luis Gonzaga

 


El papa Francisco

El papa Francisco ya está en Turín
Programa oficial de la visita pastoral del Santo Padre en Turín con motivo de la ostensión de la Sábana Santa y el bicentenario del nacimiento de don Bosco

Texto completo del discurso del Papa al mundo del trabajo
Durante el encuentro en la Placita Real de Turín, el Santo Padre invitó a todos los presentes a ser artesanos del futuro y recordó que los hijos y los abuelos son la riqueza de un pueblo

Francisco venera la Sábana Santa de Turín
El Santo Padre visitó este domingo la Catedral de San Juan Bautista y rezó durante unos minutos ante la tela de lino que muestra la imagen de un hombre con marcas físicas propias de la crucifixión

Texto completo de la homilía del Santo Padre en la Plaza Vittorio de Turín
El Pontífice invitó este domingo a difundir el amor de Dios en el mundo, como los santos libres y testarudos

El Papa en el Ángelus: 'La Síndone es un icono del amor más grande'
Texto completo. El Pontífice encomendó este domingo a la Virgen de la Consolación la ciudad de Turín, su territorio y todos los que viven allí, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad

El Papa pide a la familia salesiana una educación para los jóvenes a medida de la crisis
En la Basílica de María Auxiliadora de Turín, el Santo Padre se ha reunido con los discípulos de san Juan Bosco con quienes ha reflexionado sobre los tres 'amores blancos' de su fundador

Francisco se reúne en Turín con los enfermos del Cottolengo
Encuentro personal del Papa con los pacientes de la Pequeña Casa de la Divina Providencia

El Papa: ‘No seáis jóvenes que se jubilan con 20 años'
Reunidos en la Plaza Vittorio de Turín, el Santo Padre ha reflexionado sobre el verdadero amor, la castidad, la llamada a ir contracorriente y ha criticado la hipocresía de quienes se dicen cristianos y luego fabrican armas

Espiritualidad y oración

San Paulino de Nola - 22 de junio
«Maestro de la amistad espiritual. Su esposa y él convinieron en decantarse por la suma entrega de sus vidas a Dios. Este prelado recibió la estima y admiración de santos como Ambrosio, Agustín y Francisco de Sales»

El jubileo del papa Francisco
'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona


El papa Francisco


El papa Francisco ya está en Turín
 

Programa oficial de la visita pastoral del Santo Padre en Turín con motivo de la ostensión de la Sábana Santa y el bicentenario del nacimiento de don Bosco

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco llegó este domingo por la mañana a Turín, ciudad italiana en la que permanecerá hasta mañana y a la que se ha desplazado para, entre otras cosas, venerar la Sábana Santa y honrar a san Juan Bosco con motivo del segundo centenario de su nacimiento.

El Santo Padre partió desde aeropuerto romano de Ciampino a las 7:00 hora local, tal y como estaba programado, con destino a la base turinesa de Caselle, un trayecto de una hora. El Pontífice pasará en la capital piamontesa dos días y comenzará esta jornada de hoy con un encuentro con representantes del mundo laboral.

A continuación, el programa oficial de la visita pastoral del papa Francisco a Turín:

Domingo 21 de junio

6:30 a.m. Salida en automóvil desde el Vaticano hacia el aeropuerto de Ciampino.

7:00 a.m. Despegue desde el aeropuerto de Ciampino hacia Turín.

8:00 a.m. Llegada al aeropuerto de Turín-Caselle.
El Santo Padre es recibido por: 
- S. E. Mons. Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín 
- Sr. D. Sergio Chiamparino, presidente de la Región Piamonte 
- Dra. Paola Basilone, prefecto de Turín 
- Sr. D. Piero Fassino, alcalde de Turín
Traslado en automóvil a la Placita Real. En la plaza Rebaudengo el Santo Padre se sube al automóvil descubierto.

8:30 a.m. En la Placita Real: Encuentro con el mundo del trabajo.
Discurso del Santo Padre.
Saludo de una obrera, de un agricultor y de un empresario. 
Terminado el encuentro, el Papa va andando hasta la Catedral.

9:15 a.m. En la Catedral: Oración ante la Síndone y ante el altar del beato Pier Giorgio Frassati.
Están presentes: monjas de clausura y sacerdotes huéspedes de las casas del Clero de la Diócesis, el Cabildo de los canónigos, la Comisión para la Síndone, algunos parientes del beato Piergiorgio Frassati, el cardenal Poletto y los obispos de la Conferencia Episcopal del Piamonte-Valle de Aosta.

10:00 a.m. Traslado desde la Catedral a la Plaza Vittorio.

10:45 a.m. En la Plaza Vittorio: Celebración de la Eucaristía, homilía y Ángelus.
Palabras de agradecimiento de S. E. Mons. Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín.
Al final de la Misa, el Santo Padre se traslada en automóvil al Arzobispado.
A lo largo de la calle del Arzobispado formarán alineados, al paso del Papa, los militares de la cercana Escuela de Formación.

1:00 p.m. En el Arzobispado: Almuerzo con los jóvenes detenidos de la cárcel menor “Ferranti Aporti”, algunos inmigrantes y 'sin techo' y una familia romaní.

2:30 p.m. Traslado desde el Arzobispado al Santuario de la Consolación.

2:40 p.m. En el Santuario de la Consolación: Visita y oración privada.
En el santuario están presentes los sacerdotes huéspedes de la Casa.

2:45 p.m. Traslado desde el Santuario de la Consolación a la Basílica de María Auxiliadora.

3:00 p.m. En la Basílica de María Auxiliadora: Encuentro con los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora.
En la plaza situada antes de la Basílica, el Papa saluda a los jóvenes educadores y animadores de los oratorios.
Saludos de Don Ángel Fernández Artime, rector mayor de los Salesianos, y de sor Yvonne Reungoat, superiora general de las Hijas de María Auxiliadora.
Discurso del Santo Padre.

4:00 p.m. Traslado en automóvil a la Iglesia del Cottolengo.
En la Iglesia del Cottolengo: Encuentro con los enfermos y discapacitados.
Discurso del Santo Padre.
Saludos de Don Lino Piano, padre de la Pequeña Casa y de un enfermo.

5:30 p.m. Traslado en automóvil desde el Cottolengo a la Plaza Vittorio.

6:00 p.m. En la Plaza Vittorio: Encuentro con los jóvenes.
Saludos y preguntas de algunos jóvenes.
Discurso del Santo Padre.
Al finalizar el Encuentro con los jóvenes, el Papa regresa al Arzobispado.

7:30 p.m. En el Arzobispado: cena y descanso.

Lunes 22 de junio

8:45 a.m. El Santo Padre deja el Arzobispado y se desplaza en automóvil al Templo Valdense.

9:00 a.m En el Templo Valdense: Encuentro ecuménico.
Reciben al Santo Padre en la entrada del Templo: 
- el pastor Eugenio Bernardini, moderador de la Mesa Valdense 
- el presidente del Consistorio de la Iglesia Evangélica Valdense 
- el pastor Paolo Ribet 
En el Templo: 
Saludo del pastor Paolo Ribet 
Saludo del pastor Eugenio Bernardini
Discurso del Santo Padre.
Canto Coral, y rezo del Padrenuestro.
Al final del encuentro, el Santo Padre pasa a un salón adyacente para el intercambio de regalos y la entrevista con una delegación.

10:15 a.m. El Papa deja el Templo Valdense y vuelve al Arzobispado. Allí, se reúne privadamente con algunos familiares suyos, celebra la eucaristía y almuerza con ellos.

4:30 p.m. Breve encuentro en el Arzobispado con los miembros del Comité de la Ostensión, los organizadores y patrocinadores de la visita.

5:00 p.m. El Santo Padre parte en automóvil hacia el aeropuerto de Turín-Caselle. Durante el trayecto, el Pontífice es saludado por los jóvenes de “Estate Ragazzi”.

5:30 p.m. Despegue desde el aeropuerto de Turín-Caselle.

6:30 p.m. Llegada al aeropuerto de Ciampino, en Roma. Traslado en automóvil al Vaticano.

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Texto completo del discurso del Papa al mundo del trabajo
 

Durante el encuentro en la Placita Real de Turín, el Santo Padre invitó a todos los presentes a ser artesanos del futuro y recordó que los hijos y los abuelos son la riqueza de un pueblo

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El primer encuentro del papa Francisco en Turín fue con el mundo del trabajo. En la Placita Real, una trabajadora, un agricultor y un empresario contaron este domingo por la mañana sus experiencias al Santo Padre. Durante su intervención, el Pontífice instó a decir 'no' a fenómenos como la idolatría del dinero, la mafia o la corrupción. Además, recordó que el trabajo no solo es necesario para la economía, sino para la persona humana, para su dignidad, su ciudadanía y su inclusión social.

A continuación publicamos el discurso íntegro del Papa:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Saludo a todos ustedes, trabajadores, empresarios, autoridades, jóvenes y familias presentes en este encuentro, y les doy las gracias por sus intervenciones, que muestran un sentido de responsabilidad para hacer frente a los problemas causados por la crisis económica, y por haber dado testimonio de que la fe en el Señor y la unidad de la familia son de gran ayuda y apoyo.

Mi visita a Turín comienza con ustedes. Y en primer lugar quiero expresar mi cercanía a los jóvenes desempleados, a las personas que reciben una prestación social o están en situación de precariedad; pero también a los empresarios, a los artesanos y a todos los trabajadores de los diferentes sectores, sobre todo a los que tienen más dificultades para seguir adelante.

El trabajo no sólo es necesario para la economía, sino para la persona humana, para su dignidad, para su ciudadanía, y también para su inclusión social. Turín es históricamente un centro de atracción de trabajo, pero hoy está fuertemente afectado por la crisis: el trabajo que falta, han aumentado las desigualdades económicas y sociales, muchas personas se han empobrecido y tienen problemas con la vivienda, la salud, la educación y otros bienes básicos. La inmigración aumenta la competencia, pero los migrantes no deben ser culpados, porque son víctimas de la iniquidad, de esta economía que descarta y de las guerras. ¡Es lamentable ver el espectáculo de estos días, en los que los seres humanos son tratados como mercancía!

En esta situación estamos llamados a reafirmar el ‘no’ a una economía del descarte, que pide resignarse a la exclusión a quienes viven en la pobreza absoluta, en Turín casi una décima parte de la población. Se excluyen a los niños (¡natalidad cero!), se excluyen a los ancianos, y ahora se excluyen a los jóvenes (¡más del 40 por ciento de los jóvenes desempleados!). Lo que no produce se excluye a la manera de "usar y tirar".

Estamos llamados a reafirmar el ‘no’ a la idolatría del dinero, que nos impulsa a entrar a cualquier precio en el número de los pocos que, a pesar de la crisis, se enriquecen, sin tener en cuenta a muchos que se empobrecen, a veces hasta el hambre.

Estamos llamados a decir ‘no’ a la corrupción, tan difundida que parece una actitud, un comportamiento normal. Pero no con palabras, sino con hechos. ‘No’ a los acuerdos mafiosos, a las estafas, a los sobornos, y a este tipo de cosas.

Y solo así, uniendo las fuerzas, podemos decir ‘no’ a la inequidad que genera la violencia. Don Bosco nos enseña que el mejor método es el preventivo: también el conflicto social debe ser prevenido, y esto se hace con la justicia.

En esta situación, que no es solo turinesa, italiana, es global y compleja, no se puede simplemente esperar la “recuperación” --“esperamos la recuperación...”--. El trabajo es fundamental --se afirma desde el principio en la Constitución italiana-- y es necesario que el conjunto de la sociedad, con todos sus componentes, colaboren para que haya para todos y sea un trabajo digno para el hombre y la mujer. Esto requiere de un modelo económico que no esté organizado en función del capital y de la producción, sino más bien en función del bien común. Y hablando de las mujeres --de eso habló ella [la mujer que dio su testimonio]--, sus derechos deben ser protegidos con fuerza, porque las mujeres, quienes también llevan el mayor peso en el cuidado de la casa, los niños y los ancianos, siguen siendo discriminadas, también en el trabajo.

Es un gran reto que hay que afrontar con la solidaridad y la visión amplia; y Turín está llamada a ser una vez más la protagonista de una nueva era de desarrollo económico y social, con su tradición manufacturera y artesanal --pensemos, en el relato bíblico, que Dios ha hecho precisamente el artesano...--. Están llamados a esto: manufactura y artesanía, y al mismo tiempo con la investigación y la innovación.

Por eso es necesario invertir con valentía en la formación, tratando de cambiar la tendencia que ha visto caer en los últimos tiempos el nivel medio de educación, y a muchos jóvenes abandonar la escuela. Ella [dirigiéndose de nuevo a la trabajadora] iba a la escuela por la tarde, para poder ir adelante...

Hoy me gustaría unir mi voz a la de muchos trabajadores y empresarios para pedir que puede ser implementado también un “pacto social y generacional”, como ha indicado la experiencia del “Agora”, que están llevando a cabo en el territorio de la diócesis. Poner a disposición la información y los recursos, desde la perspectiva de “hacer juntos”, es un requisito previo para superar la difícil situación actual y construir una nueva identidad y adecuada a los tiempos y necesidades del territorio. Es el momento de reactivar la solidaridad entre las generaciones, para recuperar la confianza entre los jóvenes y los adultos. Esto también implica abrir posibilidades concretas de crédito para nuevas iniciativas, activar una constante orientación y apoyo en el trabajo, sostener el aprendizaje y la relación entre las empresas, la Escuela profesional y la Universidad.

Me gustó mucho que los tres hayan hablado de la familia, de los niños y de los abuelos. ¡No se olviden de esta riqueza! Los hijos son la promesa para llevar adelante este trabajo que señalaron, que recibieron de sus antepasados. Y los ancianos son la riqueza de la memoria. Una crisis no puede superarse, no podemos salir de la crisis sin los jóvenes, los chicos, los hijos y abuelos. Fuerza para el futuro, y memoria del pasado que nos muestra dónde se debe ir. No se olviden de esto, por favor. Los hijos y los abuelos son la riqueza y la promesa de un pueblo.

En Turín y en su territorio todavía hay un importante potencial de inversión para la creación de empleo: la ayuda es necesaria, pero no es suficiente. Se necesita promoción, para regenerar la confianza en el futuro.

Estas son algunas de las principales cosas que quería decirles. Añado una palabra que no quisiera que fuese retórica, por favor: ¡ánimo! No significa paciencia, resígnense. No, no, no significa esto. Sino al contrario, significa: osen, sean valientes, ¡vayan  adelante! ¡Sean creativos! ¡Sean artesanos todos los días, artesanos del futuro! Con la fuerza de aquella esperanza que nos da el Señor que jamás defrauda, pero que también necesita de nuestro trabajo. Por esto rezo y los acompaño con todo mi corazón. El Señor los bendiga a todos y que la Virgen los proteja. Y, por favor, les pido que recen por mí. ¡Gracias!

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Francisco venera la Sábana Santa de Turín
 

El Santo Padre visitó este domingo la Catedral de San Juan Bautista y rezó durante unos minutos ante la tela de lino que muestra la imagen de un hombre con marcas físicas propias de la crucifixión

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco veneró este domingo por la mañana la Sábana Santa de Turín, y esta tarde rendirá homenaje a san Juan Bosco con motivo de la conmemoración del bicentenario de su nacimiento.

Terminado el encuentro con el mundo del trabajo, en la Placita Real, el Santo Padre se trasladó andando a la Catedral de San Juan Bautista, donde está custodiado el Santo Sudario. Una vez allí, el Pontífice se dirigió con gran recogimiento al altar mayor del templo, donde rezó durante unos minutos en silencio, y con la luz apagada, ante la tela de lino que muestra la imagen de un hombre con marcas físicas propias de la crucifixión. Poco después, se detuvo a orar también ante el altar del beato Pier Giorgio Frassati.

En el interior de la Catedral, acompañaron al Papa un grupo de monjas de clausura, sacerdotes huéspedes de las casas del Clero de la diócesis de Turín, los canónigos del Cabildo catedralicio, la Comisión para la Síndone, algunos parientes del joven beato italiano, el cardenal Poletto, los obispos de la Conferencia Episcopal del Piamonte-Valle de Aosta y el séquito papal.

En 2013, el Santo Padre afirmó que el rostro desfigurado de la Síndone se asemeja al de tantos hombres y mujeres “heridos por una vida que no respeta su dignidad, por guerras y violencias que afligen a los más vulnerables”, pero que invita a la esperanza. El Pontífice realizó estas declaraciones en un vídeo mensaje, difundido por el Vaticano, con motivo de la anterior ostensión de la Sábana Santa.

En aquella ocasión, Francisco dijo que el rostro de la Síndone tiene los ojos cerrados, que es el rostro de un difunto. “Pero sin embargo, misteriosamente nos mira y en el silencio nos habla”, añadió.

“¿Cómo es posible que el pueblo fiel quiera detenerse ante este icono de un hombre flagelado y crucificado?”, se preguntó el Papa. “Porque el hombre de la Sábana Santa --explicó-- nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret”.

El Obispo de Roma aseguró también que la imagen grabada en el lienzo habla al corazón de los hombres “y nos lleva a subir al monte del Calvario, a mirar el madero de la cruz, a sumergirnos en el silencio elocuente del amor”.

La Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad del sudario al que, desde hace años, se ha sometido a pruebas científicas. Algunos estudios históricos y científicos ubican la Sábana Santa en la época de Cristo, otros como la prueba del carbono-14 llegaron a la conclusión de que era medieval (1260-1390), aunque los resultados recibieron objeciones. Todavía hoy la ciencia no logra explicar la impresión en el tejido del rostro y el cuerpo maltratados de un hombre que tiene los traumas físicos de la crucifixión. La imagen se ve más claramente en negativo, efecto que fue descubierto por el fotógrafo amateur Secondo Pia.

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Texto completo de la homilía del Santo Padre en la Plaza Vittorio de Turín
 

El Pontífice invitó este domingo a difundir el amor de Dios en el mundo, como los santos libres y testarudos

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Después de su encuentro con el mundo del trabajo y de venerar la Sábana Santa, el papa Francisco se trasladó este domingo por la mañana a la Plaza Vittorio de Turín, una de las más grandes de Europa, que estaba abarrotada de fieles, para celebrar la Santa Misa. 

En su homilía, el Pontífice destacó tres características del amor de Dios: es un amor fiel, un amor que recrea todo, un amor estable y seguro. A continuación publicamos las palabras que pronunció el Santo Padre:

En la Oración Colecta hemos rezado: "Dona a tu pueblo, oh Padre, vivir siempre en la veneración y en el amor a tu santo nombre, porque tú nunca privas de tu gracia a los que has establecido en la roca de tu amor". Y las lecturas que hemos escuchado nos muestran cómo es este amor de Dios hacia nosotros: es un amor fiel, un amor que recrea todo, un amor estable y seguro.

El salmo nos ha invitado a agradecer al Señor "porque su amor es eterno". He aquí el amor fiel, la fidelidad: es un amor que no defrauda, que nunca falla. Jesús encarna este amor, es su testigo. Él nunca se cansa de amarnos, de soportarnos, de perdonarnos, y así nos acompaña en el camino de la vida, según la promesa que hizo a sus discípulos: "Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo". Por amor se hizo hombre, por amor ha muerto y resucitado, y por amor está siempre a nuestro lado, en los momentos bonitos y en los difíciles. Jesús nos ama siempre, hasta el final, sin límites y sin medida. Y nos ama a todos, hasta el punto que cada uno de nosotros puede decir: 'Ha dado la vida por mí. ¡Por mí!' La fidelidad de Jesús no se rinde ni siquiera ante nuestra infidelidad. Nos lo recuerda san Pablo: "Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede renegar de sí mismo". Jesús permanece fiel, aun cuando nos hemos equivocado, y nos espera para perdonarnos: Él es el rostro del Padre misericordioso. He aquí el amor fiel.

El segundo aspecto: el amor de Dios recrea todo, es decir, hace nuevas todas las cosas, como nos ha recordado la segunda lectura. Reconocer los propios límites, las propias debilidades, es la puerta que abre al perdón de Jesús, a su amor que puede renovarnos en lo profundo, que puede recrearnos. La salvación puede entrar en el corazón cuando nosotros nos abrimos a la verdad y reconocemos nuestras equivocaciones, nuestros pecados; entonces hacemos experiencia, esa bella experiencia de Aquel que ha venido, no para los sanos, sino para los enfermos, no para los justos, sino para los pecadores. Experimentamos su paciencia --¡tiene mucha!--, su ternura, su voluntad de salvar a todos. Y ¿cuál es la señal? La señal es que nos hemos vuelto ‘nuevos’ y hemos sido transformados por el amor de Dios. Es el saberse despojar de las vestiduras desgastadas y viejas de los rencores y de las enemistades, para vestir la túnica limpia de la mansedumbre, de la benevolencia, del servicio a los demás, de la paz del corazón, propia de los hijos de Dios. El espíritu del mundo está siempre buscando novedades, pero solo la fidelidad de Jesús es capaz de la verdadera novedad, de hacernos hombres nuevos, de recrearnos.

Finalmente, el amor de Dios es estable y seguro, como los peñascos rocosos que reparan de la violencia de las olas. Jesús lo manifiesta en el milagro narrado por el Evangelio, cuando aplaca la tempestad, mandando al viento y al mar. Los discípulos tienen miedo porque se dan cuenta de que no pueden con todo ello, pero Él les abre el corazón a la valentía de la fe. Ante el hombre que grita: '¡ya no puedo más!', el Señor sale a su encuentro, le ofrece la roca de su amor, a la que cada uno puede agarrarse, seguro de que no se caerá. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Él está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto.

Queridos hermanos y hermanas turineses y piamonteses, nuestros antepasados sabían bien qué quiere decir ser ‘roca’, qué quiere decir ‘solidez’. De ello da un bonito testimonio un famoso poeta nuestro: "Rectos y sinceros --dice--, aparentan lo que son: cabeza cuadrada, pulso firme e hígado sano, hablan poco, pero saben lo que dicen,
aunque caminan despacio, van lejos. Gente que no ahorra tiempo, ni sudor --raza nuestra libre y testaruda--. Todo el mundo conoce quiénes son y, cuando pasan… todo el mundo los mira".

Podemos preguntarnos, si hoy estamos firmes en esta roca que es el amor de Dios. Cómo vivimos el amor fiel de Dios hacia nosotros. Siempre existe el riesgo de olvidar ese amor grande que el Señor nos ha mostrado. También nosotros, los cristianos, corremos el riesgo de dejarnos paralizar por los miedos del futuro y de buscar seguridades en cosas que pasan, o en un modelo de sociedad cerrada que tiende a excluir, más que a incluir. En esta tierra han crecido tantos santos y beatos que han acogido el amor de Dios y lo han difundido en el mundo, santos libres y testarudos. Sobre las huellas de estos testigos, también nosotros podemos vivir la alegría del Evangelio, practicando la misericordia, podemos compartir las dificultades de mucha gente, de las familias, en especial de las más frágiles y marcadas por la crisis económica. Las familias tienen necesidad de sentir la caricia maternal de la Iglesia para ir adelante en la vida conyugal, en la educación de los hijos, en el cuidado de los ancianos y también en la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones.

¿Creemos que el Señor es fiel? ¿Cómo vivimos la novedad de Dios que todos los días nos transforma? ¿Cómo vivimos el amor firme del Señor, que se pone como barrera segura contra las olas del orgullo y de las falsas novedades? El Espíritu Santo nos ayude a ser siempre conscientes de este amor ‘rocoso’, que nos vuelve estables y fuertes en los pequeños y grandes sufrimientos, nos hace capaces de no cerrarnos ante las dificultades, de afrontar la vida con valentía y mirar al futuro con esperanza. Como entonces en el lago de Galilea, también hoy en el mar de nuestra existencia, Jesús es aquel que vence las fuerzas del mal y las amenazas de la desesperación. La paz que Él nos dona es para todos; también para tantos hermanos y hermanas que huyen de guerras y persecuciones en busca de paz y libertad.

Queridísimos, ayer han festejado a la Bienaventurada Virgen de la Consolación --La Consola--, que está allí, pequeña y sólida, sin fastuosidades, como una buena madre. Encomendémosle a nuestra Madre el camino eclesial y civil de esta tierra. Ella nos ayude a seguir al Señor, para ser fieles, para dejarnos renovar todos los días y permanecer sólidos en su amor. Así sea.

(Texto traducido y transcrito del audio por ZENIT)

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El Papa en el Ángelus: 'La Síndone es un icono del amor más grande'
 

Texto completo. El Pontífice encomendó este domingo a la Virgen de la Consolación la ciudad de Turín, su territorio y todos los que viven allí, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco introdujo este domingo el rezo del Ángelus desde la Plaza Vittorio de Turín, donde hoy presidió la Eucaristía.

Dirigiéndose a la multitud de fieles congregada, el Pontífice les dijo:

“Al final de esta celebración, nuestro pensamiento se dirige a la Virgen María, Madre amorosa y premurosa con todos sus hijos, que Jesús le ha confiado desde la cruz, mientras ofrecía a sí mismo en el gesto de amor más grande.

Icono de este amor es la Síndone, que también esta vez ha atraído a mucha gente aquí en Turín. La Sábana Santa atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y, al mismo tiempo, impulsa hacia el rostro de toda persona sufriente e injustamente perseguida. Nos impulsa en la misma dirección del don de amor de Jesús. “El amor de Cristo nos apremia”: estas palabras de san Pablo eran el lema de san José Benito Cottolengo.

Recordando el ardor apostólico de tantos sacerdotes santos de esta tierra, desde Don Bosco, de quien recordamos el bicentenario de su nacimiento, los saludo con gratitud a ustedes, sacerdotes y religiosos. Ustedes se dedican con empeño al trabajo pastoral y son cercanos a la gente y a sus problemas. Los animo a llevar adelante con alegría su ministerio, apuntando siempre a lo que es esencial en el anuncio del Evangelio. Y mientras les agradezco a ustedes, hermanos obispos del Piamonte y del Valle de Aosta, por su presencia, los exhorto a estar junto a sus sacerdotes con afecto paterno y calurosa cercanía.

A la Virgen Santa le confío esta ciudad y su territorio, y aquellos que lo habitan, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad. De manera particular encomiendo a las familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los presos y a todos los que sufren; hoy un recuerdo especial para los enfermos de leucemia en el Día Nacional contra la leucemia, el linfoma y el mieloma. María de la Consolación, reina de Turín y del Piamonte, fortalezca vuestra fe, asegure vuestra esperanza y fecunde vuestra caridad, para ser “sal y luz” de esta tierra bendita, de la que yo soy nieto”.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la tradicional oración mariana:

Angelus Domini nuntiavit Mariae...

Al concluir la plegaria, el Papa impartió la bendición apostólica y pidió que, por favor, “no se olviden de rezar por mí”.

Antes de abandonar la plaza en el papamóvil, Francisco dijo también: “¡Buen almuerzo!”

(Texto traducido y transcrito del audio por ZENIT)

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El Papa pide a la familia salesiana una educación para los jóvenes a medida de la crisis
 

En la Basílica de María Auxiliadora de Turín, el Santo Padre se ha reunido con los discípulos de san Juan Bosco con quienes ha reflexionado sobre los tres 'amores blancos' de su fundador

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha improvisado su discurso, durante casi media hora, en el encuentro con la familia salesiana en Turín. Y así, el Santo Padre ha hablado sobre su experiencia personal con los salesianos y sobre los tres “amores blancos” de don Bosco. El encuentro ha tenido lugar en ocasión del bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco en el Santuario de María Auxiliadora. En la plaza junto a la Basílica se encontraban también los niños y jóvenes de los Oratorios. Antes de llegar allí, el Pontífice ha pasado por el Santuario de la Consolación para un momento de oración en privado.                 

Al entrar en la Basílica, el Papa ha pasado saludado a los presentes y se ha dirigido a la tumba de don Bosco, donde ha depositado unas flores y se ha detenido unos instantes en oración. A continuación, el rector mayor de los salesianos, don Ángel Fernández Artime, ha dirigido unas palabras.  En su intervención, ha recordado que don Bosco siempre dio una motivación precisa: “Dios quiere la salvación de los jóvenes, de cada joven, a partir de los más expuestos al malestar humano y religioso”. Seguir a don Bosco --ha añadido-- implica compartir plenamente su misión, saliendo de posiciones restringidas y cómodas, hacia las periferias, como usted nos enseña con vivacidad”.

Al inicio de su discurso, el Pontífice ha contado que conoció a don Ángel en un confesionario “pero ni yo me confesé con él, ni él conmigo”, ha bromeado. “Fue en una peregrinación a la Virgen de Luján de la juventud, y yo estaba confesando allí, y él acaba de llegar a Argentina”, ha narrado. “Cuando me lo presentaron como el nuevo inspector, yo dije: ‘ah, este es el nuevo gallego que nos viene a mandar’”, ha recordado Francisco provocando las risas de los presentes. Igualmente ha asegurado que han tenido buena relación, aunque les ha tocado vivir momentos difíciles, pero de don Ángel ha querido destacar su “servicio y humildad”.

A continuación, el Papa ha querido contar su experiencia personal con los salesianos. Así, el Santo Padre ha recordado que su familia estaba vinculada a los salesianos. A penas llegó su padre a Argentina fue a visitar a los salesianos. Conoció a muchos, y en seguida su papá se aficionó a una equipo de fútbol fundado por un salesiano. Después conoció a su madre y se casaron. Celebró el matrimonio un sacerdote salesiano de la Patagonia que siguió y acompañó a su familia. El Papa ha definido a este salesiano como un gran confesor y un buen hombre. Le bautizó, se confesaba con él, guió su vocación. “En el momento de pasar del seminario a la compañía de Jesús, él me guió. Y por eso reconozco mucho la labor de la familia salesiana por lo que han hecho en mi vida”, ha explicado.

Después del quinto parto, la madre de Bergoglio estuvo un año paralítica. Por eso decidieron mandar a los tres mayores a un colegio interno de salesianos.“Allí aprendí a amar a la Virgen. Los salesianos me formaron en la belleza, en el el trabajo. Y esto creo que es un carisma vuestro. Me formaron en la afectividad. Eso es un clave de don Bosco, porque con el amor formaba la afectividad, hacía madurar la afectividad de los jóvenes”.

También ha destacado el Pontífice el papel importante que tuvo la madre de don Bosco, “no se puede entender a don Bosco sin entender a mamá Margarita”, ha añadido.

Por otro lado, el Santo Padre ha reflexionado sobre la época en la que tuvo que desarrollar su labor don Bosco en esta región de Italia: masónica, anticlerical, demoníaca… Pero, ‘¡cuántos santos han salido, haced cuentas!’

El Señor --ha explicado-- ha dado una misión a estas familias que nacieron en ese tiempo. Así, ha advertido que hoy han mejorado muchas cosas pero la situación de la juventud, es más o menos la misma. Por eso, Francisco se ha preguntado qué hizo don Bosco. Trabajar con los chicos, sin trabajo, sin estudios, puso en peligro su ministerio. Y por eso muchos hablaron mál de él. A propósito, el Santo Padre ha recordado que hoy en Italia, el 40 por ciento de los jóvenes de 25 años hacia abajo están sin trabajo. Ni estudian, ni trabajan. “Vosotros salesianos tenéis el mismo desafío que tuvo don Bosco. Tomar a estos chicos y chicas”, ha subrayado.

Y ha invitado a hacerlo, como hizo su fundador, a través del deporte. “Porque el deporte te lleva a ser social, a una competitividad sana, a la belleza de trabajar juntos”. Asimismo ha reflexionado sobre la educación. Son necesarias --ha observado-- pequeñas escuelas para educarles en las profesiones, escuelas de “artes y oficios”, donde los jóvenes puedan aprender un trabajo. El Papa ha hecho un llamamiento a la educación a medida de la crisis. La creatividad salesiana tiene que ocuparse de este 40 por ciento que necesita trabajar, ha observado.

Del mismo modo les ha recordado la importancia de llevarles la alegría. “Esto lo aprendí y no lo olvido”, ha asegurado Francisco. Porque hoy en día hay muchos jóvenes que se suicidan, caen en depresión, dependientes… y a estos jóvenes hay que darles la alegría para salir adelante.

A continuación, el Pontífice ha reflexionado sobre los tres “amores blancos” de don Bosco: la Virgen, la Eucaristía y el Papa.

“Él no se avergonzaba de la Virgen porque nunca se avergonzó de su madre”, ha recordado. El Papa ha observado que muchas personas hoy “no hablan de la Virgen con el amor con el que lo hacía don Bosco”.

En segundo lugar ha hablado de la Eucaristía. A propósito ha señalado que en la familia salesiana se explica bien, el llevar a los chavales al misterio eucarístico.

Y el tercer amor, el Papa, porque amaba a la Iglesia. En este punto, Francisco ha subrayado el misterio de la mujer en la Iglesia. Asimismo ha recordado que el amor al Papa no es el amor a una persona, sino “a Pedro como cabeza de la Iglesia, como representante del esposo de la Iglesia”. Además, ha afirmado que “la mujer en la Iglesia tiene el mismo trabajo, por así decirlo, que tenía la Virgen con los apóstoles en la mañana de Pentecostés”.

El Santo Padre ha querido dar las gracias a los presentes por lo que hacen en y por la Iglesia. Por su misionaridad. A propósito ha querido dedicar unas palabras a la Patagonia, donde llegaron monjas evangelizando a caballo, con el carro… Y también los mártires salesianos. “No es que tenga obsesión por la Patagonia”, ha bromeado provocando las risas de los presentes.

Para finalizar, Francisco ha pedido salesianos “concretos”. ¡A los salesianos que no tienen esta concreción de las cosas les falta algo!, ha exclamado.





 

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Francisco se reúne en Turín con los enfermos del Cottolengo
 

Encuentro personal del Papa con los pacientes de la Pequeña Casa de la Divina Providencia

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha visitado este domingo por la tarde a los enfermos y discapacitados en la iglesia de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, conocida como “Cottolengo”, que toma el nombre de su fundador José Benito Cottolengo.

Prosiguiendo con su visita pastoral en Turín, el Santo Padre ha mantenido un encuentro de casi una hora, sin cámaras, para proteger la privacidad de los pacientes. Después de saludar y bendecir a los presentes de forma individual, el Pontífice ha pronunciado un breve discurso para rechazar la cultura del descarte. También ha pedido oraciones para la Iglesia.

José Benito Cottolengo, fue un santo italiano que vivió en el siglo XIX y que fue canonizado en el siglo XX. Desde niño fue dotado por Dios de una gran sensibilidad para los pobres y abandonados.

Fue ordenado sacerdote, y en la parroquia de Turín que le fue asignada se dedicó a la catequesis y a la atención a los moribundos. Ya entonces, se lamentaba de no tener una cama libre para los enfermos que acudían a él y comentaba: “Si falta algo es porque confiamos poco o nos hacemos indignos”.

No se trataba de un sueño o de un piadoso deseo, sino de una verdadera vocación. Tras algún intento infructuoso --por no haber visto todavía que Dios le pedía un abandono absoluto en sus manos, sin buscar ayudas humanas-- fundó la "Piccola Casa Della Divina Providenza" en la Volta Rossa. Por orden ministerial fue clausurada en 1881 a causa de una epidemia de cólera que se cernía sobre la ciudad.

José Benito pensó: “¿por qué esta orden, que parece absurda y sin piedad no puede ser providencial?” Lejos de amilanarse, Cottolengo se encaminó al barrio de Valdocco, por entonces en las afueras, y allí abrió otra Pequeña Casa de la Divina Providencia que más tarde, habría de convertirse en un magnífico y grandioso hospital. Y sobre sus puertas mandó esculpir las palabras de san Pablo: “La caridad de Cristo nos apremia”.

El ideal de caridad evangélica y abandono absoluto en manos de la Divina Providencia, que inspiró a san José Benito Cottolengo, ha alentado diversas obras apostólicas; aunque no todos se llaman Cottolengos.

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El Papa: ‘No seáis jóvenes que se jubilan con 20 años'
 

Reunidos en la Plaza Vittorio de Turín, el Santo Padre ha reflexionado sobre el verdadero amor, la castidad, la llamada a ir contracorriente y ha criticado la hipocresía de quienes se dicen cristianos y luego fabrican armas

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Los jóvenes de la región italiana de Piamonte, han acogido al Santo Padre con la energía y alegría que les caracteriza. La primera jornada del viaje de Francisco a Turín, ha concluido con ellos en la Plaza Vittorio. Música y cantos para comenzar el encuentro en el que la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud se alzaba en el palco.

Tres jóvenes han tenido ocasión de plantear al Santo Padre sus inquietudes. ¿En qué consiste la grandeza del amor de Jesús? ¿Cómo podemos experimentar su amor?, ha planteado Chiara de 19 años. Sara, un joven en paro de 27 años ha preguntado ¿qué hacer para no desanimarse y continuar esperando? Finalmente Luigi, universitario de 26 años, ha pedido al Papa un consejo sobre cómo manifestar la amistad con Jesús y su “amor más grande” hacia todos.

Dejando de lado el discurso que llevaba preparado, el Papa ha preferido hablar improvisando y mirando directamente a los jóvenes. Haciendo referencia a las palabras del beato Pier Giorgio Frassati, el Pontífice ha pedido a los presentes “¡vivir, no ir tirando!”

Y así, ha asegurado que es feo ver a un joven “quieto”. Que vive pero lo hace como “un vegetal”. El Pontífice ha asegurado que le da mucha tristeza en el corazón los “jóvenes que se jubilan a los 20 años, que envejecen pronto”. De este modo, Francisco ha recordado que lo que hace que un joven no se jubile son las ganas de amar.

A continuación, el Santo Padre ha explicado qué es el amor. No es el de “telenovela”, el del “culebrón”. Por ello, ha recordado que el amor “tiene dos asas sobre las que se mueve”. Y si este joven no tiene estas dos asas, estas dos dimensiones, no es amor.

En primer lugar ha subrayado que “el amor está más en las obras que en las palabras. El amor es concreto”. Por eso, ha recordado que Dios comenzó a hablar de amor cuando se implicó con su pueblo. Cuando eligió a su pueblo e hizo la alianza.

La segunda dimensión del amor es la comunicación, ha explicado el Papa. “El amor escucha y responde. El amor se hace en el diálogo, en la comunión. Se comunica. El amor no es ni sordo ni mudo. Se comunica”, ha subrayado.  Igualmente ha recordado que “no es un sentimiento romántico del momento”.

A propósito del amor, el Santo Padre ha hablado, "sin ser moralista", sobre la castidad. Una palabra que “no gusta, impopular”. El amor --ha indicado-- es muy respetuoso con las personas, no usa a las personas. El amor es casto. “Y a vosotros jóvenes, en este mundo hedonista, en este mundo donde solo tiene publicidad el placer, el pasarlo bien, tener una buena vida, yo os digo: sed castos. Sed castos”, ha exclamado el Pontífice provocando los aplausos de los presentes.  

Al respecto, ha asegurado que “todos hemos pasado en la vida momentos en el que esta virtud es difícil. Pero es la prueba de un amor genuino, que sabe dar la vida, que no trata de buscar al otro para el propio placer”. Un amor --ha afirmado-- que hace la vida del otro sagrada. Yo te respeto, no te quiero usar. Por eso, Francisco ha asegurado que esto no es fácil. “Todos sabemos las dificultades para superar esta concepción facilista y hedonista del amor”.  Y les ha pedido hacer el esfuerzo de vivir el amor castamente.

Con esta reflexión, el Papa ha hablado de otra consecuencia del amor, “el sacrificio”. “Mirad el amor de los padres, de tantas madres y padres que por la mañana llegan al trabajo cansados, porque no han dormido bien por cuidar a su hijo enfermo. Esto es amor. Y esto es respeto”, ha observado Francisco. Igualmente ha recordado que “el amor es servicio y servir a los otros”.

Para responder a la segunda pregunta, el Pontífice ha reflexionado sobre la decepción y la desilusión que en ocasiones se sufre en la vida. El Papa ha hecho mención a esta “tercera guerra mundial por partes que se vive en el mundo” de la que ya ha hablado en otras ocasiones.

¿Me puedo fiar de los dirigentes mundiales, cuando voy a votar por un candidato, me puedo fiar que no llevará a mi país a la guerra?, se ha preguntado. Y ha asegurado que “si te fías solo de los hombres, has perdido”.

Por esta razón, el Papa ha criticado con fuerza la hipocresía, de los que se dicen cristianos pero luego fabrican armas. Y así, ha aprovechado para reflexionar sobre algunos acontecimientos trágicos del siglo pasado como la tragedia Armenia, o la Shoah, Stalin en Rusia; en los que murieron millones de personas, por ser consideradas “de segunda clase”. Y mientras tanto las grandes potencias “miraban para otro lado” por su propio interés.

También ha criticado nuevamente la cultura del descarte, en la que se descarta a los niños, a los ancianos, a los jóvenes, “porque en el sistema económico mundial no está el hombre y la mujer en el centro, si no el dios dinero”. A propósito, el Santo Padre ha utilizado un refrán en español que dice: “por la plata baila el mono”. Por esta razón, ha pedido no poner nuestras seguridades en la riqueza y los poderes mundanos.

Para concluir su discurso, Francisco ha respondido a la tercera pregunta, sobre el proyecto de compartir, de unión y de construcción. Así ha asegurado que si te implicas con las cosas que construyen, el sentimiento de desconfianza se va.

El Pontífice ha exhortado a los jóvenes a no jubilarse pronto, a hacer cosas, a ir contracorriente. Por eso ha advertido sobre los valores que son como “pompas de jabón”, que no pueden ir adelante. El mejor antídoto contra la cultura que te ofrece el placer es “hacer cosas constructivas, aunque sean pequeñas, pero que unan”.

Asimismo ha advertido sobre las veces que nos hacen creer que nos ofrecen “diamantes” cuando en realidad nos están vendiendo “cristal”. Por eso ha pedido a los jóvenes no ser “ingenuos”.

Al finalizar ha bromeado diciendo, “seguramente me diréis ‘pero padre, usted habla así porque en el Vaticano tiene muchos monseñores que le hacen el trabajo y usted está tranquilo y no sabe lo que es la vida de cada día’. Alguno puede pensar así”. Pero --ha asegurado el Papa-- el secreto es entender bien dónde se vive.

El Santo Padre ha recordado que también a finales del siglo XIX en esta región se vivía una situación difícil, pero nacieron muchos santos en esta época “porque se dieron cuenta que tenían que ir contracorriente”. Por eso, Francisco ha pedido a los jóvenes pensar en ellos y en lo que hicieron.

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Espiritualidad y oración


San Paulino de Nola - 22 de junio
 

«Maestro de la amistad espiritual. Su esposa y él convinieron en decantarse por la suma entrega de sus vidas a Dios. Este prelado recibió la estima y admiración de santos como Ambrosio, Agustín y Francisco de Sales»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Meropio Poncio Anicio Paulino, aclamado patricio romano que se abrazó formalmente al cristianismo y alcanzó la gloria de Bernini, fue muy estimado por santos de la talla de Ambrosio y Agustín, que fueron sus amigos, como también de san Jerónimo con el que mantuvo correspondencia. San Francisco de Sales admiró de él su exquisita educación y amabilidad. Nació en Burdeos, Francia, el año 353. Su padre, prefecto en Aquitania, encomendó su formación a su amigo el poeta Ausonio, profesor de la universidad de la ciudad. Luego Paulino completó estudios en Milán.

Con un importante bagaje intelectual que incluía filosofía, derecho, física, poesía, etc., el año 378, apenas rebasados los 20 años, edad en la que ya poseía cuantiosos bienes, ingresó en la carrera política como senador del Imperio romano. Fue gobernador de la Campania donde se veneraba a san Félix, punto de referencia importante en su vida. Oraba en el santuario dedicado al santo percibiendo un íntimo destello, desconocido hasta entonces, que iba empujándole hacia Dios: «A las puertas de aquella iglesia —dirá más tarde— sentí que mi alma se volvía hacia la fe y que una luz nueva abría mi corazón al amor de Cristo». Pero aún no había resonado con fuerza en él la llamada a una entrega decisiva. Después viajó a Barcelona donde conoció a una cristiana, Teresa, con la que se casó. Ella influyó en su fe, y el año 389 recibió el bautismo de manos del obispo san Delfín.

Hasta ese momento Dios no había ocupado expresamente su corazón; quedaba oscurecido entre otra multitud de intereses. Dos años más tarde, nació el único vástago del matrimonio, Celso, un niño que sobrevivió ocho días. El trágico episodio, lejos de infundir en Paulino la desesperación, lo encaminó a una entrega definitiva a Dios. En su corazón latía la certeza de que ese ser de su carne y de su sangre, que tan raudo había volado al cielo, arrebataría esas gracias que juzgaba convenían a su otrora vida impenitente: «Largo tiempo lo habíamos deseado; pero se apresuró a partir a las moradas celestes. En otro tiempo fui pecador; tal vez esta pequeña gota de mi sangre sea mi luz».

En la misa de Navidad del año 393 los fieles le aclamaron unánimemente: «¡Paulino, sacerdote!», pidiendo al obispo de Barcelona que lo ordenase. Y de común acuerdo con su esposa, ambos determinaron llevar una especie de vida monástica que incluía la perfecta continencia. Era una decisión meditada, orada, pero incomprendida y sorprendente para muchas personas. Ante las murmuraciones de rigor el santo respondía con serenidad, dejando claro a quién sometía su conducta: «Mi afán es librarme de mis pecados... Me basta ser aprobado por Cristo».

Recibió el sacramento del orden el año 394 y vuelto a Italia trabó contacto con san Ambrosio. En este viaje fue acogido con visibles muestras de afecto y gratitud, con excepción de un sector del clero y del mismo pontífice Silicio, quien actuó con él de forma reservada y con cierta desconfianza. Probablemente tuvo en cuenta que fue ordenado sacerdote siendo casado, amén de recaer la elección en el pueblo, hecho inusual que se hallaba fuera de los cánones ordinarios. Su sucesor en el pontificado, san Anastasio, dirigió una carta a los obispos de Campania en la que elogiaba a Paulino. Había quedado conmovido por la virtud de este hijo de patricios que, pudiendo convertirse en una de las grandes figuras del Senado, había dado la espalda a su carrera política para llevar una vida heroica junto a su esposa. Estos fueron los reconocimientos que recibió de antemano por parte de sus santos amigos.

En cierto modo los recelos que había suscitado, de los que no era directo responsable, le confirmaron en su decisión de retirarse a Nola, donde se hallaba la tumba de san Félix, lugar en el que siendo gobernador hizo construir un albergue para los pobres. Allí vivieron austeramente su esposa y él entregados a la oración y la caridad con los pobres. Cultivaban un pequeño trozo de tierra. Él, ceñido con un cilicio de pelos de camello que le obsequió Sulpicio Severo, antiguo condiscípulo suyo y monje en san Martín, se formaba en el estudio de las Sagradas Escrituras. Al hilo de sus meditaciones surgieron escritos, que se conservan, en los que refuta las tesis pelagianas. Son bellísimas cartas en prosa y en verso, fruto de la importante correspondencia que mantuvo con los santos Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Sulpicio Severo y Delfín de Burdeos, así como con Alipio.

Parece que al inicio de su llegada a Nola, Paulino contrajo una enfermedad de la que sanó con la mediación de san Félix, en cuyo honor, y como signo de gratitud, erigió una basílica. En la primera década del siglo V falleció Teresa, que había llevado una vida cenobítica en otro lugar colindante, mientras el santo convivía con otros compañeros que se unieron a él. Teresa había prestado asistencia a todos en aspectos domésticos, y fue un estímulo para su vida de perfección. Alrededor de esas fechas, en el año 410, Alarico invadió la región. A la muerte de Pablo, los fieles que admiraban la edificante vida que había llevado el matrimonio, emulando a los catalanes mostraron su anhelo de que Paulino fuese el nuevo obispo de Nola, y él lo aceptó. Más tarde, los godos diezmaron a la población y muchos fueron apresados como esclavos. Entre ellos estaba el único hijo de una viuda. Paulino vendió la cruz episcopal para rescatarlo y se ofreció para ser canjeado por el muchacho. Lo trasladaron a África, y allí sirvió como jardinero.

Un día efectuó un vaticinio que afectaba a la integridad física del rey, y al descubrir que era obispo lo liberaron junto al resto de los prisioneros –a demanda suya, tras ser invitado a manifestar qué deseaba en pago por lo que hizo– proporcionándoles un barco cargado de viandas. A punto de morir acogió misericordiosamente a los que se había visto obligado a excluir del seno de la Iglesia por motivos disciplinares. Murió el 22 de junio del año 431. Los prodigios que obró en vida se multiplicaron tras su muerte.  

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El jubileo del papa Francisco
 

'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Por Card. Lluís Martínez Sistach

Barcelona, (ZENIT.org)

El Papa tiene el presentimiento de que su pontificado será breve y quizá por eso imprime un ritmo acelerado a su misión. Se puede inscribir dentro de este propósito el anuncio sorpresa de un Año Santo extraordinario dedicado a la misericordia. Comenzará en la festividad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre de 2015, coincidiendo con el simbólico 50 aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, y se clausurará el 20 de noviembre de 2016, domingo de Cristo Rey del universo.

Nadie esperaba que el Papa anunciara un jubileo extraordinario, que será el primero desde el celebrado en 2000 (el próximo jubileo ordinario se tiene que celebrar en 2025). La ocasión era propicia: Francisco celebraba ese día -el 13 de marzo, segundo aniversario de su elección como sucesor de Pedro- la liturgia de la penitencia en la Basílica de San Pedro. Él había convocado un acto de oración y de conversión en toda la Iglesia titulado "24 horas para el Señor".

"Queridos hermanos y hermanas -decía-, he pensado a menudo cómo la Iglesia puede poner más en evidencia su misión de dar testimonio de la misericordia. Es un camino que se inicia con una conversión espiritual. Por eso he decidido convocar un jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia, que queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: 'Seamos misericordiosos como el Padre'."

"Estoy convencido -añadió Francisco- que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la que todos estamos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo. Lo confiamos a partir de ahora a la Madre de la Misericordia para que nos dirija su mirada y vele en nuestro camino."

La misericordia es, de hecho, uno de los temas más importantes en el pontificado del Papa Francisco y al que se refiere más veces. Ya al ​​día siguiente de su elección, en la visita que hizo a la basílica de Santa María la Mayor, tras confiar su pontificado a la Virgen rezando ante su imagen, cuando saludó a los sacerdotes que administran el sacramento del perdón y la reconciliación en la basílica, les dijo: "Sed misericordiosos, que eso es lo que necesitan los fieles".

El inicio de este Jubileo, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro y en las otras basílicas mayores de Roma, será pocas semanas después de la asamblea del Sínodo ordinario sobre la familia. La convocatoria papal parece un signo para indicar que la pastoral de la Iglesia debe inspirarse siempre en la misericordia de Dios. La organización recaerá en el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, y así sitúa también la iniciativa en el marco de la propuesta del Evangelio a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Un Año Santo es un acontecimiento para la Iglesia universal. Para ello, será necesario que todas las diócesis, también evidentemente la nuestra de Barcelona, ​​se preparen para unirse a esta celebración y para alcanzar los frutos que el Papa nos propone.

+ Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona

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