El Vicario de Pastoral de Salamanca, Tomás Durán, ha concedido una entrevista a la publicación diocesana Comunidad con motivo del desarrollo de la Asamblea diocesana.

-A falta de unos días para que los grupos envíen las propuestas de esta primera fase de la Asamblea diocesana y extraer las primeras conclusiones, ¿Cuál es su balance, como Vicario de Pastoral, de lo que han sido estos primeros meses?

Hay que verlo con esperanza. En estos momentos hay bastante material para elaborar la Ponencia de Espiritualidad. Se ha realizado los Encuentros “motivadores y sanadores” con laicos, religiosos y sacerdotes. Todo lo expuesto y reflexionado en estos ámbitos está recogido y en ello se encuentran propuestas y sugerencias muy buenas. Además nos queda por recibir las aportaciones de los casi 150 Grupos de Asamblea, que con toda seguridad serán de mucha riqueza.

Lo que hemos ido haciendo y lo que está suponiendo la Asamblea y la acogida de la misma es un reflejo de la situación de la Diócesis. Lo he manifestado en muchas ocasiones, estamos en un momento de debilidad pero apasionante. Cerramos la época de cristiandad y se abre una etapa totalmente nueva en la que está brotando lo nuevo con mucha pequeñez, pero con mucha esperanza. La tierra de las nuevas generaciones, exponente de una nueva cultura, es una tierra virgen, en la que aun no sabemos sembrar de manera nueva la fe y el evangelio. Somos aprendices de ello, nos cuesta mucho y nos entristece el escaso fruto que tenemos y hasta nos enfadamos los unos con los otros, culpabilizándonos de los aparentes fracasos. El Papa Francisco nos sugiere la Alegría y la cercanía a estos nuevos destinatarios de la evangelización.

Y no son tópicos lo que estoy diciendo. Nuestra Asamblea no puede pretender un restauracionismo de las décadas pasadas, con acontecimientos diocesanos tales como nuestro Sínodo o la Misión 93. Es otra época y hay que amarla como la ama el Señor, y aceptarla no situándose en ensoñaciones pastorales grandiosas, sino con realismo. Esto último, lo del realismo, me lo ha enseñado nuestro Obispo.

-Y después de la fase de renovación espiritual… ¡la renovación pastoral! Esta fase comenzará en el mes de septiembre, después de la celebración de la Semana de Pastoral. ¿Nos puede adelantar algo de lo que se va a hacer en esta segunda fase? ¿Y algún contenido de la Semana de Pastoral?

Este tiempo de la renovación pastoral va a ser apasionante. La iglesia diocesana, para salir de su laberinto interno, debe ir a una conversión misionera. ¡Del laberinto al treinta!, dice el juego de la oca. Pues, ¡del laberinto diocesano a la salida misionera! Lo necesitamos. Percibo una Diócesis muy vuelta sobre sí misma, en el laberinto de sus personas y sus anécdotas de todo tipo. Es necesario salir, salir… Evangelii Gaudium nos plantea asignaturas nuevas para nuestra Diócesis: una conversión pastoral, un primer anuncio del evangelio, una catequesis kerygmática y mistagógica, unir confesión de fe y compromiso social, el lugar privilegiado de los pobres en la Iglesia, recuperar el gusto de ser pueblo…; en fin, una diócesis mas misionera, desde la riqueza que ya tenemos. Ojalá que este tiempo pastoral de la Asamblea nos sitúe en las perspectivas de Evangelii Gaudium.

La Semana de Pastoral quiere afrontar estos temas y otros. Este año va un poco retrasada en su preparación, pero será muy intensa, como siempre. Ya vamos por la novena Semana de Pastoral, ¡quién lo diría! Queremos, desde la Comisión Permanente de la Asamblea, confeccionar un programa atractivo y sugerente. Ya informaremos.

-Hay quien opina que la Asamblea diocesana pudiera quedarse en grupos muy reducidos y se apunta el reto de hacerse oír más en la sociedad salmantina, incluso a nivel nacional. ¿Comparte esta impresión?

He contestado un poco en la segunda pregunta que me hacías. Y ya lo he manifestado en otras muchas ocasiones. Me remito a mi artículo en Comunidad (nº 636, pg. 13), “¿Tirarse desde el pináculo del Templo”? No tengo más que añadir a lo que allí dije. Me reafirmo letra por letra. Sí, es verdad, debemos salir más a la misión e implicar a más gente, puede ser que los Grupos sean muy reducidos. Estamos programando unos encuentros y diálogos con los diversos sectores de la sociedad salmantina, políticos, los sindicatos, el mundo universitario, los medios de comunicación, las víctimas de la crisis, etc. Lo vamos a trabajar en estos días con las distintas delegaciones diocesanas. Puede ser muy enriquecedor.

Creo que el gran reto pastoral de nuestra diócesis se plantea en el Alfoz. Hemos de dedicar más medios y personas a estos sectores de población. Ver y pensar la diócesis desde esas parroquias plantea una visión muy diferente de la sociedad salmantina y de la pastoral diocesana.

Y me gustaría repetirlo una vez más: la novedad tan extraordinaria que vive hoy la Iglesia, aquí y ahora, la origina el paso del Señor que camina delante de nosotros invitándonos a seguirle en su aventura. Por eso debemos tomar en serio su propuesta: “A vino nuevo, odres nuevos”.

(Diócesis de Salamanca)