Se muestra muy preocupado por el conflicto en Ucrania

Hilarión Alfeyev asegura que puede darse un encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú en un país neutral

 

En una entrevista concedida al Corriere della sera, Hilarión Alfeyev, responsable de relaciones externas del patriarcado de Moscú, ha asegurado que «un viaje del Papa Francisco a Moscú no está en la agenda», pero sí. un encuentro entre el Patriarca Kirill y el Papa, que no sería ni en Moscú ni en Roma. Además critica que Europa abandone sus raíces cristianas y advierte que el conflicto en Ucrania podría conducir «no a una nueva Guerra Fría, sino a la Tercera Guerra Mundial».

29/06/15 6:23 PM


(Corriere/InfoCatólica) Hilarion explica en la entrevista lo que diferencia a las dos iglesias cristianas y aquello que todavía las divide. Igualmente da su visión sobre la situación mundial, lo que incluye una crítica profunda al secularismo de Europa y su indiferencia ante la tragedia de los cristianos en Oriente Medio. Además, advierte que el conflicto en Ucrania puede llevar no solo a una nueva Guerra Fría, sino a algo peor: una Tercera Guerra Mundial.

Eminencia, ¿han mejorado en los últimos años las relaciones entre el Patriarcado de Moscú y el Vaticano

Puedo decir que sí. Ha habido un desarrollo positivo desde el pontificado de Benedicto XVI, con quien me encontré muchas veces. E incluso con el papa Francisco me he reunido cuatro veces. Analizamos sus prioridades y vimos que ambos papas están muy bien informados e igualmente bien dispuestos.

¿Encontraron una continuidad entre Benedicto y Francisco?

Ciertamente.

¿Cree que ayuda que Bergoglio no sea ni europeo ni eurocéntrico? 

Ayuda mucho. Como bien sabe, habitualmente el análisis y el entendimiento del cristianismo está basado en categorías y hechos europeos. Y por lo tanto, puede llevar al error. Nos enteramos de que en Holanda han cerrado miles de parroquias, mientras que se desconoce que, al contrario, se han abierto veintisiete mil iglesias ortodoxas en el mundo en los últimos 27 años, unas tres al día. Y continuamos construyendo más. Con esto quiero decir que hay una visión a la que le falta perspectiva global, porque en Latinoamérica el cristianismo está creciendo, está vivo. Y en Norteamérica, el cristianismo no es como en Europa. Ídem en África, Asia, Australia. Por no mencionar Oriente Medio, donde la persecución anticristiana ha provocado una trágica realidad. Francisco entiende la dimensión global de estos problemas.

Según su opinión, ¿ha hecho Occidente lo suficiente para prevenir esas masacres?

Honestamente no. La gente no sabe casi nada sobre lo que está ocurriendo en esa parte del mundo, y la impresión es que durante mucho tiempo no se ha querido escuchar. Recuerdo que hablé hace tres años en la ONU y recibí un silencio de indiferencia. En la discusión política pública, este asunto ha sido negado demasiado tiempo. Y, de repente, se descubrió al así llamado Estado Islámico, ISIS y la persecución anticristiana. En Irak había un millón y medio de católicos hace 15 años. Hoy hay quizás doscientos o trescientos mil. Lo mismo ocurre en Libia y en Siria. Tengo la impresión de que en los últimos años, Rusia ha estado entre los pocos países que ha seguido una estrategia en defensa de los cristianos.

Parece muy crítico con Europa. ¿La considera como un modelo negativo?

Creo que es un modelo positivo su capacidad de unir diferentes países en una unión geopolítica. Pero veo una desviación de la trayectoria de los fundadores como el alemán Konrad Adenauer y el francés Frenchman Robert Schumann. Ellos fundaron una asociación de países cristianos con raíces cristianas. Ahora esas raíces han sido no solo ignoradas sino rechazadas en el nombre de valores secularistas y humanistas. La secularización es un fenómenos que vemos un por todas partes en Occidente. No es necesariamente algo malo. Lo es cuando muestra su forma anti-religiosa, como ocurre en gran parte de Europa. Ante la creciente presencia islámica, me parece que la Unión Europea no están posición de responder de forma efectiva. Si ustedes abandonan los valores cristianos, ¿qué pueden oponer al Islam? Piense en la familia. Si queremos una Europa fuerte, necesitamos una familia fuerte, que enfrente la desfavorable tendencia demográfica. No podemos responder a eso con matrimonios del mismo sexo, con familias donde no hay una madre y un padre.

¿No teme aparecer como homófobo, enemigo de los homosexuales?

No, los ortodoxos no somos eso. No es un problema de la vida privada de cada cual. Esto no es criminalizar, perseguir o encarcelar homosexuales. Pero debemos ser muy cuidadosos para no destruir las familias tradicionales. Y cuidadosos para dejar claro que el aborto es un crimen. En Rusia hablamos mucho de esto.

Pero en Rusia, el aborto es legal...

Pero yo no hablo de lo que es legal. Me refiero a lo que es moralmente correcto, el derecho de los niños a nacer.

¿Están en esto en sintonía con la Iglesia Católica?

En la moral y los valores sociales, estamos muy unidos.

¿Cómo recibieron la oferta del Papa Francisco de fijar una fecha común para la Pascua entre Católicos y Ortodoxos?

La recibimos bien, pero necesita ser clarificada. ¿Qué significa una fecha común? ¿Sólo una en el calendario y fijada para siempre, o que hay un sistema de cálculo fijado para siempre? Hay varios criterios. Para llegar a una reconciliación, debemos volver al entendimiento del primer milenio: de ahí llega el camino de la reconciliación.

¿Es usted consciente de que Vladimir Putin, tras su audiencia con el Papa, le dijo: «Espero que pronto pueda tener lugar el deseado encuentro entre usted y el Patriarca de Moscú, Kirill»?

Debemos hacer una distinción. Están la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica (instituciones religiosas). Y están la Federación Rusa y la Santa Sede (estados soberanos). Putin sigue su agenda y el Patriarcado la suya propia. Se preparó una reunión durante 20 años. Iba a ocurri en el año 1997 entre Alexis II y el Papa Juan Pablo II, pero el encuentro se canceló en el último minuto. Ahora estamos acercándonos día a día cada vez más a un encuentro, pero debe ser preparado. 

Usted siempre da esa respuesta estándar. ¿La posibilidad de un encuentro está mucho más cercana que en el pasado?

Un viaje del Papa a Moscú no está en la agenda. Más bien, lo que está en la agenda es un encuentro. Pero, de nuevo, debe ser preparado, quizás con una declaración común previa. Debe ser en una localidad neutral. Muchas naciones se han ofrecido para acoger dicho encuentro.

¿Por ejemplo?

Cito dos: Austria y Hungría

Se rumoreaba que tendrá lugar en el 2015 

No daré una fecha. Diré que hay una buena dinámica y veo que es un proyecto a corto plazo. Mi esperanza es que no serán un próximo Papa y un próximo Patriarca, sino estos dos, los que se encuentren.

¿Le sorprende que Francisco nunca haya caracterizado a Putin como un agresor en el conflicto en Ucrania?

Prefiero no hablar sobre política. Eso no es la Iglesia Ortodoxa. 

Usted sabe se considera que la Iglesia Ortodoxa Rusa está muy cercana al Kremlin y su política.

Eso no es cierto. Somos un cuerpo internacional, presente en muchos países y no tomamos parte en un conflicto entre países. Relacionarnos con el Kremlim es un error. Podemos tener una agenda común en algunos temas y podemos consultarnos. Pero decidimos independientemente. Estamos separados del estado no solo en el papel. El modelo anglicano, en el que el rey o la reina "bendicen" el primado de la iglesia nacional, como ocurre en Gran Bretaña, lo tuvimos desde el tiempo de Pedro el Grane hasta la Revolución de 1917. Desde entonces, no más.

¿Podemos decir al menos que usted ve el peligro de una confrontación «geo-religiosa» entre ortodoxos y entre católicos y ortodoxos, como resultado del conflicto que está teniendo lugar en Ucrania?

Veo un peligro, y es muy alto. Las relaciones entre Rusia y Occidente están yendo en una dirección que puede llevar no a una nueva Guerra Fría, sino a la Tercera Guerra Mundial. La espiral de sanciones-represalias-amenazas no lleva a ningún sitio. Y las consecuencias para la población que vive allá son grandes sufrimientos. La catástrofe humanitaria y las divisiones inevitablemente dañan las relaciones religiosas. Mucho más que una nación dividida, necesitamos una Iglesia unida.