ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de julio de 2015

La frase del día 6 de julio

"Seamos misioneros de la misericordia de Dios, que siempre nos perdona, nos espera siempre y nos ama tanto". (El papa Francisco)

 


El papa Francisco

Texto completo del presidente Rafael Correa a la llegada del Papa a Ecuador
El mandatario pronunica el discurso en el 'Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre' en Quito

El Papa: '¡Dejen dormir al vecindario!'
En la nunciatura de Quito, Francisco bromeó con los fieles que acudieron a saludarlo. Antes de retirarse, rezó un Ave María con los presentes

Texto completo de la homilía del Santo Padre en el Parque Los Samanes
En la celebración eucarística en Guayaquil, Francisco recuerda el papel fundamental de María en las bodas de Caná e indica que la familia constituye la gran riqueza social

Una niña paraguaya le pide a Francisco que sea su papá
En una carta, Kiara explica al Santo Padre que sus padres se encuentran en la cárcel por causa de la droga. La pequeña de 9 años podrá saludar al Pontífice durante su visita al Bañado Norte, una zona deprimida de Asunción 

"Las bodas de Caná se repiten con cada familia, con cada uno de nosotros"
12,15. Guayaquil. El Santo Padre en el Parque Los Samanes pide oraciones por el Sínodo de la familia, para que aun aquello que nos parezca impuro, o espante, Dios lo pueda transformar en milagro  

El Papa se reencuentra con su amigo el padre 'Paquito'
Guayaquil-Quito. Francisco almorzó con los jesuitas en el Colegio Javier y se reunió con el presidente Correa en el palacio de Carondelet

Francisco bendice al noble pueblo ecuatoriano en la Catedral de Quito
20.30. Quito. El Santo Padre concluye su segunda jornada en Ecuador

Iglesia y Religión

Chile: el cardenal Ezzati ordenó a tres diáconos de los Legionarios de Cristo
En un oficio celebrado en la Parroquia María Madre de Misericordia

El santuario de Torreciudad celebra su 40 aniversario
Su construcción fue promovida por san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y se abrió al culto en 1975

Venezuela: los obispos inician su 104 asamblea ordinaria
El Papa les ha enviado un mensaje. Abordarán la realidad nacional, dos ordenaciones episcopales y el 50 aniversario de la diócesis de Los Teques

Mundo

El lugar donde fue bautizado Jesús es declarado Patrimonio de la Humanidad
Betania de Transjordania es el enclave bíblico más importante del Reino Hachemita de Jordania

Espiritualidad y oración

Doxología
Catequésis para toda la familia

Comentario a la liturgia dominical
Domingo 15 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Am 7, 12-15; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13

Beata María Romero Meneses - 7 de julio
«Nicaragüense, un ángel en los suburbios de la ciudad. Declarada “mujer del año” por la Unión de mujeres americanas, y galardonada con la Medalla de Oro del Rotary Club de Costa Rica»


El papa Francisco


Texto completo del presidente Rafael Correa a la llegada del Papa a Ecuador
 

El mandatario pronunica el discurso en el 'Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre' en Quito

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

"Bienvenido, papa Francisco, a nuestra América, a su América, a este tesoro de la Patria Grande, llamado Ecuador, que lo recibe con los corazones de todos los ecuatorianos desbordantes de alegría y esperanza. Bienvenido al país megadiverso más compacto del mundo.

Por su ubicación geográfica, Ecuador es el ecocentro del planeta. Bienvenido a Quito, primer Patrimonio Cultural del Planeta y Capital de Sudamérica. Somos orgullosos de un mestizaje luminoso, somos geografía multicolor y tierra germinadora de pensamientos y acciones revolucionarias de quienes como usted, nos exasperamos por la injusticia y la exclusión.

Ecuador ama la vida. Nuestra Constitución obliga a reconocer y garantizar la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción. Establece reconocer y proteger a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y nos compromete profundamente a cuidar nuestra casa común, al ser la primera Constitución en la historia de la humanidad en otorgar derechos a la naturaleza.

El 20 por ciento de nuestro territorio está protegido en 44 reservas y parques naturales. La gama multicolor de nuestra flora y fauna se complementa y enriquece más con la diversidad de nuestras culturas humanas. Tenemos además de una mayoría mestiza, 14 nacionalidades indígenas con sus correspondientes lenguas ancestrales, incluyendo a dos pueblos no contactados, que han preferido el aislamiento voluntario en el corazón de la selva virgen.

Nuestra Constitución define al Ecuador como un Estado unitario, pero plurinacional y multicultural. Los argentinos muy orgullosos dicen ‘El papa es argentino’; mi querida amiga Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, dice ‘Bueno, el Papa será argentino, pero Dios es brasileño’. Por supuesto que el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño, pero de seguro el paraíso es ecuatoriano’.

Bienvenido, Su Santidad. Querido Santo Padre, el gran pecado social de nuestra América es la injusticia. ¿Cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo, siendo a su vez el más desigual? Cuando uno de los signos más recurrentes en el Evangelio es compartir el pan.

Por eso los obispos latinoamericanos, reunidos en Puebla hace 40 años, nos decían ‘Vemos a la luz de la fe como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres’. Nos llamamos un continente de paz, pero la insultante opulencia de unos pocos al lado de la más intolerable pobreza son también balas cotidianas en contra de la dignidad humana.

Usted, como un gigante moral para creyentes y no creyentes, nos dijo a los jefes de Estado reunidos en la Cumbre de las Américas en Panamá –cito- ‘la inequidad, la injusticia, la injusta distribución de las riquezas y de los recursos es fuente de conflictos entre los pueblos, porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros, y que para poder vivir dignamente hay que luchar contra los demás.

El bienestar así logrado es injusto en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas’. Y agregó que mientras no se logre una justa distribución de la riqueza no se resolverán los males de nuestra sociedad. Nos insistió que la pobreza no se eliminará con limosnas, sino con justicia, al sostener que la teoría del goteo o del derrame se ha revelado falaz.

No es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que han tirado los ricos. Por ello, con claridad, usted sostiene que tiene que exigirse la distribución de la riqueza. Estas injusticias claman al cielo. La fundamental cuestión moral en América Latina es precisamente la cuestión social, más aún si por primera vez en la historia, la pobreza y la miseria en nuestro continente, no son consecuencia de la falta de recursos, sino de sistemas políticos, sociales y económicos perversos.

En ese maravilloso regalo que usted ha dado a la humanidad, su encíclica ‘Laudato si’, nos dice que la política no debe someterse a la economía y que necesitamos imperiosamente que la política y la economía en diálogo se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana.

Nos recuerda a todos los fieles que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. Cita en su encíclica las palabras de San Juan Pablo II, quien nos visitó hace 30 años, cuando dice ‘Dios ha dado la tierra a todo el género humano, para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno’ y que añade, la Iglesia defiende sí el derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado.

Usted ha denunciado con fuerza la tragedia de la migración, la cual bien conoce nuestro país. No entiendo, Santo Padre, cómo los países ricos, muchos de ellos mayoritariamente cristianos, podrán justificar éticamente a la futuras generaciones la búsquedas cada vez mayor de mayor movilidad para mercancías y capitales, al mismo tiempo, que penaliza, e incluso criminaliza la principal de las movilidades, la movilidad humana.

La solución, como tantas veces lo ha sugerido usted, no es más fronteras; es solidaridad, es humanidad, y crear las condiciones de prosperidad y paz que desincentiven a las personas a migrar.

Vivimos, Santo Padre, una globalización inhumana y cruel, totalmente en función del capital y no de los seres humanos, ya que no busca no busca ciudadanos globales, sino tan solo consumidores globales. No busca crear una sociedad planetaria, sino tan solo crear mercados planetarios. Y que, sin adecuados mecanismo de control y 'governace', puede destrozar países, como también lo menciona en su encíclica.

Santo Padre, el orden global no solo es injusto, sino inmoral. Todo está en función del más poderoso y los dobles estándares cunden por doquier.

Los bienes ambientales producidos por países pobres deben ser gratuitos; los bienes públicos, producidos por los países hegemónicos como el conocimiento, la ciencia y la tecnología, deben privatizarse y ser pagados. Usted en su encíclica cuestiona el estilo de vida de los países ricos por insostenible y antihumano. Y acertadamente nos habla de la deuda ecológica que estos países tienen con los países pobres. La mejor forma de enfrentar este injusto orden mundial es con la unidad de nuestros pueblos.

La construcción de la Patria Grande es impostergable, talvez los europeos tendrán que explicar a sus hijos porqué se unieron, pero nosotros tendremos que explicarles a los nuestros porqué nos demoramos tanto. Santo Padre, en lo personal, jamás acabaré de darle gracias a Dios y a la vida por todos los privilegios que me ha dado.

Entre ellos poder conocerlo y recibirlo en mi patria. El Evangelio dice ‘donde está tu tesoro, está tu corazón’. Tenga la seguridad que mi tesoro no es el poder, sino el servicio. Tener un país sin miseria, pero también sin lujuriosos derroches, un país que supere la cultura de la indiferencia, donde se acaben los descartables de la sociedad. En la cual trabajemos para los hijos de todos y así, juntos, alcancemos el Buen Vivir, el Sumak Kawsay de nuestros pueblos ancestrales.

La doctrina social de la Iglesia nos dice que el bien común es la razón de ser de la autoridad política. Es ese bien común el que hemos tratado de construir en Ecuador desde hace ocho años, considerando --cito-- ‘al prójimo como otro yo’, cuidando primero de su vida y de los medios para vivirla dignamente, como nos dice la Constitución Pastoral.

La Conferencia Episcopal Latinoamericana, reunida en Medellín, nos ha dicho hace casi medio siglo ‘el Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza cercana en muchos casos a la inhumana miseria.

Un zurdo clamor brota de millones de hombres pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte’. Gracias a Dios la Iglesia latinoamericana nos ha dado extraordinarios pastores, como Monseñor Óscar Arnulfo Romero, mártir de nuestra América recientemente beatificado por usted; nuestro Leonidas Proaño, el obispo de los indios, quien luchó por la verdad, por la vida, por la libertad, por la justicia, los valores del reino de Dios, como él los llamaba. Nos dio un Hélder Câmara: ‘Cuando doy de comer a los pobres me llaman santo; cuando pregunto por qué hay pobres, me llaman comunista'. Ahora esa iglesia nos la da usted, Francisco, el primer papa latinoamericano’, con su mensaje profético que si alguien quisiera callar, lo gritarán hasta las piedras. Bienvenido a su casa, Santo Padre".

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El Papa: '¡Dejen dormir al vecindario!'
 

En la nunciatura de Quito, Francisco bromeó con los fieles que acudieron a saludarlo. Antes de retirarse, rezó un Ave María con los presentes

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco saludó este domingo a los fieles que acudieron a la nunciatura apostólica en Quito, para poder saludarle con motivo de su primera noche en Ecuador. El Papa agradeció su presencia y les pidió que dejaran “dormir al vecindario”. Tal y como informa Radio Vaticano, el Pontífice además rezó junto a los presentes un Ave María antes de retirarse a descansar.

Así concluyó el primer día del viaje papal a América Latina que tendrá tres paradas: Ecuador, Bolivia y Paraguay. El padre Federico Lombardi, director de la sala de prensa del Vaticano, comentó en una entrevista a Radio Vaticano algunos detalles de la primera jornada del viaje, el domingo 5 de julio.

Así contó que el vuelo desde Roma hasta Quito fue "muy sereno", pudo saludar personalmente a cada uno de los periodistas que le acompañan en el avión. “Creo que es un momento muy bello e importante porque crea comunidad, crea comunión entre el Papa y los comunicadores que, de alguna manera, están llamados a la ‘misión’ de ayudar al Papa en su misión, multiplicando las voces y los mensajes”, aseguró el padre Lombardi. Durante el viaje, el Santo Padre pudo también descansar, preparar sus discursos y rezar, como hace en estos casos, añadió.

A propósito del primer discurso del Pontífice en Ecuador, el que pronunció en el aeropuerto de Quito tras el saludo del presidente Rafael Correa, el portavoz vaticano indicó que “el Papa tiene conciencia del momento histórico que viven estos países y de la importancia de ayudarlos a orientarse bien por un camino de verdadero desarrollo – en la dignidad humana, en el bien común –  un desarrollo que se inspire en la fe cristiana”.

Además, afirmó que “el Papa da un mensaje y un impulso muy fuerte, que puede ayudar a encontrar la dirección justa, a poner a punto las direcciones que tal vez sean justas pero tienen necesidad de ser corregidas en diversos aspectos”.

Finalmente, el padre Lombardi indicó que le llamó la atención positivamente lo que de alguna manera ya esperaban “este calor, esta alegría del pueblo al recibir al Papa, a quien se lo siente como un Papa de familia, un Papa cercano, un Papa que habla a este pueblo de modo espontáneo, de modo simple, de modo concreto”. Asimismo aseguró que la acogida fue “maravillosa ya a lo largo de las calles de Quito”.  



 

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Texto completo de la homilía del Santo Padre en el Parque Los Samanes
 

En la celebración eucarística en Guayaquil, Francisco recuerda el papel fundamental de María en las bodas de Caná e indica que la familia constituye la gran riqueza social

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar es el primer signo portentoso que se realiza en la narración del Evangelio de Juan. La preocupación de María, convertida en súplica a Jesús: «No tienen vino» y la referencia a «la hora» se comprenderá, en los relatos de la Pasión.

Está bien que sea así, porque eso nos permite ver el afán de Jesús por enseñar, acompañar, sanar y alegrar desde ese clamor de su madre: «No tienen vino».

Las bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, fecundos y alegres. Demos un lugar a María, «la madre» como lo dice el evangelista. Hagamos con ella ahora el itinerario de Caná.

María está atenta en esas bodas ya comenzadas, es solícita a las necesidades de los novios.

No se ensimisma, no se enfrasca en su mundo, su amor la hace «ser hacia» los otros. Tampoco busca a las amigas para comentar lo que está pasando y criticar la mala preparación de la boda. Y como está atenta con su discreción se da cuenta de la falta de vino. El vino es signo de alegría, de amor, de abundancia. Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay. Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, cuándo el amor se escurrió de su vida. Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos. También la carencia de vino puede ser el efecto de la falta de trabajo, enfermedades, situaciones problemáticas que nuestras familias en todo el mundo atraviesan. María no es una madre «reclamadora», tampoco es una suegra que vigila para solazarse de nuestras impericias, de nuestros errores o desatenciones. ¡María simplemente es madre!: Ahí está, atenta y solícita. Es lindo escuchar esto, María es madre. ¿Se animan a decirlo todos juntos conmigo? María es madre. Otra vez. María es madre. Otra vez. María es madre.

Pero María en ese momento que se percata que falta el vino acude con confianza a Jesús, esto significa que María reza, va a Jesús, reza. No va al mayordomo; directamente le presenta la dificultad de los esposos a su Hijo. La respuesta que recibe parece desalentadora: «¿Qué podemos hacer tú y yo? Todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2,4). Pero, entre tanto, ya ha dejado el problema en las manos de Dios. Su premura por las necesidades de los demás apresura la «hora» de Jesús. María es parte de esa hora, desde el pesebre a la cruz. Ella que supo «transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura» (Evangelii gaudium, 286) y nos recibió como hijos cuando una espada le atravesaba el corazón, nos enseña a dejar nuestras familias en manos de Dios; rezar, encendiendo la esperanza que nos indica que nuestras preocupaciones son también preocupaciones de Dios.

Rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo que nos duele, nos agita o nos falta a nosotros mismos y ponernos en la piel de los otros, en sus zapatos. La familia es una escuela donde la oración también nos recuerda que hay un nosotros, que hay un prójimo cercano, patente: vive bajo el mismo techo, comparte la vida y está necesitado.           

Y finalmente María actúa. Las palabras «Hagan lo que Él les diga» (v. 5), dirigidas a los que servían, son una invitación también a nosotros, a ponernos a disposición de Jesús, que vino a servir y no a ser servido. El servicio es el criterio del verdadero amor. El que ama sirve, se pone al servicio de los demás. Y esto se aprende especialmente en la familia, donde nos hacemos servidores por amor los unos de los otros. En el seno de la familia, nadie es descartado; todos valen lo mismo. Me acuerdo que una vez a mi mamá le preguntaron a cuál de sus cinco hijos, nosotros somos cinco hermanos, a cual de sus cinco hijos quería más. Ella dijo, como los dedos, si me pinchan este me duele lo mismo que si me pinchan este. Una madre quiere a sus hijos como son. Y en una familia los hermanos se quieren como son. Nadie es descartado. Allí en la familia «se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir “gracias” como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a allí se aprende también a pedir perdón cuando hacemos algún daño, cuando nos peleamos, porque en todas las familias hay peleas. El problema es después pedir perdón. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea» (Laudato si’, 213). La familia es el hospital más cercano, cuando uno está enfermo lo cuidan ahí para que se cure. La primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos. La familia constituye la gran «riqueza social», que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudada y potenciada, para no perder nunca el justo sentido de los servicios que la sociedad presta a los ciudadanos. En efecto, estos servicios que la sociedad presta a los ciudadanos, no son una forma de limosna, sino una verdadera «deuda social» respecto a la institución familiar, que es la base y que tanto aporta al bien común de todos.

La familia también forma una pequeña Iglesia, la llamamos «Iglesia doméstica» que, junto con la vida, encauza la ternura y la misericordia divina. En la familia la fe se mezcla con la leche materna: experimentando el amor de los padres se siente más cercano el amor de Dios.

Y en la familia, de esto somos todos testigos, los milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos, con lo que uno tiene a mano... muchas veces no es el ideal, no es lo que soñamos, ni lo que «debería ser». Hay un detalle que nos tiene que hacer pensar, el vino nuevo, ese vino tan bueno que dice el mayordomo en las bodas de Caná nace de las tinajas de purificación, es decir, del lugar donde todos habían dejado su pecado, nace de los peorcito, «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rm 5,20). En la familia de cada uno de nosotros y en la familia común que formamos todos, nada se descarta, nada es inútil. Poco antes de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones y ayudas concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia hoy debe afrontar. Les invito a intensificar su oración por esta intención, para que aun aquello que nos parezca impuro, como el agua de las tinajas, nos escandalice o espante, Dios –haciéndolo pasar por su «hora»– lo pueda transformar en milagro. La familia hoy necesita de este milagro.

Y toda esta historia comenzó porque «no tenían vino», y todo se pudo hacer porque una mujer –la Virgen– estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, y actuó con sensatez y coraje. Pero hay un detalle, no es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir. Está por venir el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está en esperanza, por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y en la familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. Y el mejor de los vinos está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo. Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir, murmúrenselo cada uno en su corazón. Y susúrrenselo a los desesperados o desamorados. Tened paciencia, tened esperanza. Haced como María, rezar, actuar, abrir el corazón porque el mejor de los vinos va a venir. Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.

Como María nos invita, hagamos «lo que él nos diga» y agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperar el gozo de ser familia., el gozo de vivir en familia.

              

          

      


 

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Una niña paraguaya le pide a Francisco que sea su papá
 

En una carta, Kiara explica al Santo Padre que sus padres se encuentran en la cárcel por causa de la droga. La pequeña de 9 años podrá saludar al Pontífice durante su visita al Bañado Norte, una zona deprimida de Asunción 

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

“Me gustaría que seas mi papá por siempre, porque mi papá y mi mamá están en la cárcel, te quiero mucho...”. Esta es la petición al papa Francisco de Kiara, una niña de 9 años que vive en el Bañado Sur, una zona situada en la orilla del río Paraguay, y que están muy cerca del vertedero de basura Cateura de Asunción.

En un conmovedor escrito que hizo de puño y letra, la pequeña reconoce que le gustaría sentirse querida, tener una madre, un padre, un hogar. La iniciativa de escribir al Santo Padre surgió del coordinador logístico de la visita papal en el Bañado Norte, Luis Fretes, quien ideó que todos los niños del Bañado Sur hicieran sus respectivas cartas, que él se encargaría de hacer llegar al Pontífice, ya que Francisco no visitará esta zona de la ribera.

En total fueron 2.300 niños los que redactaron sus misivas, y entre todas destacó la de Kiara. “Solo escribí lo que me decía el corazón, ya que no tengo padre ni madre, vivo con mis abuelos y si le llego a ver y a hablar, con el Papa, le pediré también que le saque a mi mamá de la cárcel”, explicó la niña que está en el tercer grado de la escuela San Blas de Fe y Alegría.

Su madre está hace dos años en prisión por microtráfico, al igual que su padrastro, quien la crió desde los tres años. De su padre biológico poco sabe, ya que emigró hace mucho tiempo, señaló a los medios de comunicación locales la familia de la pequeña.

Cientos de niños de los Bañados viven no solo en medio de la miseria y las inundaciones, sino también víctimas de la venta y consumo de droga, especialmente el crack. 

La gente vive en chozas de madera terciada y láminas de cinc, y cada vez que las lluvias torrenciales provocan el desbordamiento del río Paraguay, las calles de tierra se transforman en lodazales intransitables.

El Bañado Norte es una de las zonas de pobreza extrema que el Papa visitará durante su gira por Paraguay. Ese día Kiara será presentada ante Francisco acompañada por su director de escuela, Germán Acevedo.

Por su parte, Magdalena Ramos espera llamar la atención del Pontífice cuando visite la pequeña capilla de paredes desnudas en el Bañado Norte, para que ayude a su hijo, cuyos problemas neurológicos congénitos lo tienen en cama. “Quisiera que el Papa lo vea y pida una donación de silla de ruedas y tratamiento médico”, dijo la mujer de 51 años, quien se encuentra desocupada.

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"Las bodas de Caná se repiten con cada familia, con cada uno de nosotros"
 

12,15. Guayaquil. El Santo Padre en el Parque Los Samanes pide oraciones por el Sínodo de la familia, para que aun aquello que nos parezca impuro, o espante, Dios lo pueda transformar en milagro

 

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha viajado este lunes por la mañana a Guayaquil, en el segundo día de su visita pastoral a Ecuador. Tras apenas una hora de vuelo desde Quito, el Papa ha llegado a las 9 de la mañana a la ciudad más poblada del país, donde ha sido acogido por el arzobispo, monseñor Antonio Arregui Yarza y las autoridades locales.

Su primera parada en Guayaquil ha sido el Santuario Nacional de la Divina Misericordia, donde el Papa ha sido recibido con entusiasmo por los fieles allí reunidos, enfermos y ancianos en su mayoría. Dentro del Santuario, el Pontífice ha depositado unas flores a la Virgen y ha rezado unos instantes. El Papa ha dado los buenos días y ha invitado a “todos juntos a rezar a la Virgen”. A continuación, improvisando unas palabras, el Pontífice les ha asegurado a que les llevaría en el corazón en la misa que iba a celebrar a continuación. “Le voy a pedir a Jesús, para cada uno de ustedes mucha misericordia, que los cubra con su misericordia, que los cuide. Y a la Virgen que esté siempre al lado vuestro”, ha indicado.   

Y desde allí se ha trasladado en coche hasta el Parque de Los Samanes para la celebración eucarística. Según fuentes oficiales, un millón de personas ha participado, con entusiasmo y devoción, en la misa presidida por el Santo Padre. Además, la música tradicional ha acompañado la liturgia. Durante la homilía, el Pontífice, haciendo referencia a la lectura del Evangelio, ha señalado que “las bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, fecundos y alegres”. Así, el Papa ha invitado a hacer con María el itinerario de Caná. María, “no se ensimisma, no se enfrasca en su mundo, su amor la hace ser hacia los otros”.  

Francisco ha recordado que el vino es signo de alegría, de amor, de abundancia. Por eso se ha preguntado “cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay”, “cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, se escurrió de su vida”, “cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano”.

Por otro lado, ha advertido que la carencia de vino puede ser “el efecto de la falta de trabajo, enfermedades, situaciones problemáticas que nuestras familias atraviesan”. María, ha advertido, no es una madre reclamadora, no es una suegra que vigila para divertirse de nuestras impericias, errores o desatenciones.    

Y María acude con confianza a Jesús, María reza, le presenta la dificultad de los esposos a su Hijo. “Su premura por las necesidades de los demás apresura la ‘hora’ de Jesús. María es parte de esa hora, desde el pesebre a la cruz”, ha explicado.

Asimismo ha subrayado que “rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo que nos duele, nos agita o nos falta a nosotros mismos y ponernos en la piel de los otros, en sus zapatos”. A propósito, ha indicado que “la familia es una escuela donde la oración también nos recuerda que hay un nosotros, que hay un prójimo cercano, patente: vive bajo el mismo techo, comparte la vida y está necesitado”.

Y finalmente María actúa. De este modo, el Papa ha afirmado que las palabras de María ‘Hagan lo que Él les diga’ son “una invitación también a nosotros, a ponernos a disposición de Jesús”. El servicio es el criterio del verdadero amor y esto, ha asegurado el Papa, se aprende especialmente en la familia, donde nos hacemos servidores por amor los unos de los otros. La familia es “el hospital más cercano”, “la primera escuela de los niños”, “el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes”, “el mejor asilo para los ancianos”. Y a propósito ha recordado que la familia constituye la gran riqueza social que “otras instituciones no pueden sustituir” y que “debe ser ayudada y potenciada”.

En la familia de cada uno de nosotros --ha añadido-- y en la familia común que formamos todos, nada se descarta, nada es inútil.  En este momento, el Papa ha recordado que el próximo mes de octubre se celebra en Roma el Sínodo Ordinario dedicado a las familias, “para madurar un verdadero discernimiento espiritual” y “encontrar soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia debe afrontar en nuestros días”. Por eso el Santo Padre ha invitado a intensificar su oración por esta intención, “para que aun aquello que nos parezca impuro, nos escandalice o espanta, Dios –haciéndolo pasar por su «hora»– lo pueda transformar en milagro”.

Para finalizar, el Obispo de Roma ha precisado que la buena noticia es que “el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir”. Está por venir --ha asegurado-- el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. “El mejor de los vinos está por venir para cada persona que se arriesga al amor”, ha asegurado. Y en la familia "hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar".  Y el mejor de los vinos está por venir “aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario”.

El mejor vino --ha afirmado-- está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo. Por eso ha invitado a murmurarlo hasta creerlo y contarlo “a los desesperados o desamorados”. Dios siempre se acerca a las periferias de “los que se han quedado sin vino”, “los que sólo tienen para beber desalientos”. Jesús siente debilidad --ha concluido-- por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.

Al finalizar la misa, el arzobispo ha dado las gracias porque “nuestro amadísimo Papa, nos ha mirado con misericordia y nos ha elegido”.El corazón nos dice --ha asegurado-- que se trata de un verdadero cariño, que mira nuestros muchos vacíos y necesidades con un derroche de comprensión, amable cercanía y ánimo de ayudar. Asimismo ha pedido que este día “se convierta en una caudalosa fuente de renovada vitalidad eclesial y social”.

Tras despedirse de los presentes, el Santo Padre se ha dirigido al Colegio Javier de la Compañía de Jesús donde comerá con los jesuitas de la comunidad y el séquito papal.

        

Leer también: Texto completo de la homilía del Santo Padre en el Parque Los Samanes.

 

 

 

                

                

 

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El Papa se reencuentra con su amigo el padre 'Paquito'
 

Guayaquil-Quito. Francisco almorzó con los jesuitas en el Colegio Javier y se reunió con el presidente Correa en el palacio de Carondelet

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco voló este lunes por la mañana a Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, situada en la costa del Pacífico. Tras celebrar la misa en el Parque Los Samanes, el Santo Padre comió en el Colegio Javier con la comunidad de los jesuitas, donde fue recibido por un amigo, el padre 'Paquito', un sacerdote español de 91 años que el actual Pontífice conoció en la década de los ochenta en ese país andino.

El Pontífice llegó hasta la puerta del centro educativo pasadas las 14:27 horas locales y fue recibido en la puerta por un grupo de jóvenes vestidos con el uniforme del colegio, unos cinco de ellos se le acercaron y le ofrecieron diversos obsequios. Después se dirigió a una residencia aledaña donde lo esperaba el padre Francisco Cortés, más conocido como el padre 'Paquito', el jesuita nacido en Málaga el 10 de julio de 1924 y que llegó a Ecuador en 1963 para trabajar en esa institución.

Cuando se encontraron ambos se abrazaron y se entretuvieron un momento, luego entraron a un comedor donde estaba preparado el almuerzo. Quien tuvo la responsabilidad de cocinar fue Ángela Guamán, de 47 años, que trabaja en la cocina del colegio desde hace 13 años. Según los medios de comunicación locales, durante la comida se sirvió “cebiche de camarón, seco de pollo y asado de bife”. La comunidad del Colegio Javier la forman seis religiosos de la Compañía de Jesús, pero en el almuerzo participaron al menos una veintena de personas.

Al finalizar ese encuentro, el Papa realizó con cierta rapidez un recorrido de 13 kilómetros para llegar a la Base Aérea Simón Bolívar. Desde un papamóvil blanco, Francisco sonreía feliz y saludaba sin descanso, agradeciendo las muestras de cariño que incluían a cada paso por las calles de Guayaquil el lanzamiento de pétalos, ramos de flores y globos de colores.

Una vez llegado al aeropuerto, el Santo Padre descendió a las 16:38 horas del vehículo panorámico y se despidió de inmediato para encaminarse al Airbus A330 de Alitalia. Los guardias que acompañaban al Pontífice se encargaron de recoger los ramos de flores y otros presentes que le lanzaron en su trayecto de despedida de esa ciudad.

Una vez regresado a Quito, Francisco realizó sobre las 19:00 horas una visita de cortesía al presidente Rafael Correa en el palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, situado en el centro histórico de la ciudad, catalogado en 1978 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. La reunión con el mandatario ecuatoriano se celebró en el Salón de Protocolo.

Al finalizar el encuentro privado, tuvo lugar el tradicional intercambio de regalos y la presentación de la familia del presidente y de otras autoridades, pero sin discursos ya que se pronunciaron ayer a la llegada del Papa. Rafael Correa se despidió del Santo Padre en el patio del Palacio Presidencial y el Pontífice recorrió a pie los 50 metros que le separaban de la Catedral de Quito.

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Francisco bendice al noble pueblo ecuatoriano en la Catedral de Quito
 

20.30. Quito. El Santo Padre concluye su segunda jornada en Ecuador

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha concluido su segundo día en su viaje apostólicor a América Latina, cuya primera parada es Ecuador. Tras un intenso programa que le ha llevado hasta la ciudad de Guayaquil, de regreso a Quito ha visitado al presidente Rafael Correa en el Palacio Presidencia y ha dado por finalizado el día en la Catedral.

Allí se habían congregado cientos de personas, que cantando animados mientras esperaban la bendición y unas palabras del Pontífice. A su llegada, el Papa ha sido recibido por el rector. Una vez dentro del templo se ha detenido a orar, ha dejado flores a una imagen de la Virgen y finalmente ha hablado a los fieles que le esperaban.

Aunque estaba prevista la lectura de un discurso, el Papa ha preferido improvisar un breve saludo. Así, Francisco ha dado su bendición a los presentes, “para sus familias, para todos los seres queridos y para este gran pueblo y noble pueblo ecuatoriano. Para que no haya diferencias, que no haya exclusión, que no haya gente que se descarte. Que todos sean hermanos, que se incluyan a todos y no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana”.

A continuación, han rezado el Ave María. Para finalizar, como ya es habitual, el Pontífice ha pedido “por favor” que “recen por mí". 



 

        

 

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Iglesia y Religión


Chile: el cardenal Ezzati ordenó a tres diáconos de los Legionarios de Cristo
 

En un oficio celebrado en la Parroquia María Madre de Misericordia

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

Cientos de fieles acompañaron a tres jóvenes de la Legión de Cristo que recibieron el orden diaconal de manos del Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, en la Parroquia María Madre de Misericordia (Lo Barnechea) el sábado 4 de julio. Lo indicó la web de la Conferencia episcopal de Chile en su sección de noticias.

Tras la proclamación del Evangelio, los tres futuros diáconos fueron presentados al obispo. Inmediatamente después el cardenal Ezzati dirigió unas palabras a la asamblea y a los futuros consagrados. En su homilía, el Arzobispo declaró que éramos receptores de un don grande, "para ellos el ministerio del diaconado y a todos nosotros la gracia de ser testigos de la acción del Espíritu Santo en sus vidas”. Recordó que, desde el principio de la Iglesia, varones fueron elegidos para el servicio de los demás. Agregó que también la vida de los laicos debe ser imitación de Jesús servidor, pues es parte de la esencia cristiana.  

Refiriéndose a la vocación destacó que era “un misterio de amor, pues cada uno era llamado de manera libre y amorosa para desarrollar el proyecto de salvación que Dios quiere para todos nosotros”. Hablando a los familiares de los futuros diáconos los invitó a confiar en que los jóvenes están respondiendo al plan puesto por Dios en cada uno de sus corazones. 

Al servicio de los demás

La identidad del diácono es el servicio, afirmó y su disponibilidad para entregarse a los más sencillos. En este sentido les recordó la parábola del buen samaritano. “Aprendan en este tiempo de diaconado a tener los ojos abiertos, a permitir que la conmoción embargue sus corazones y hagan la experiencia de bajar de sus cabalgaduras para ponerse a la mesa, servir a los hermanos, para lavar los pies, consolar a los tristes y perdonar a aquellos que necesitan de la misericordia de Dios”, concluyó el Arzobispo.  

Tras la plática, se cantaron las letanías de los santos para luego proceder a la imposición de manos por parte del cardenal Ezzati y a la oración de ordenación que les confirió el sagrado orden diaconal. Finalmente, los jóvenes se revistieron de la estola diaconal y de la dalmática, también les entregaron el libro de los Evangelios y se dieron el abrazo de la paz. La Eucaristía finalizó con un canto a María y el aplauso cariñoso de los fieles.  

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El santuario de Torreciudad celebra su 40 aniversario
 

Su construcción fue promovida por san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y se abrió al culto en 1975

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El santuario de Torreciudad celebró este domingo el 40 aniversario de su apertura al culto con un programa que protagonizaron los trabajadores que intervinieron en su construcción (1970-1975), equipo de arquitectos, familias y vecinos de las localidades cercanas a este centro internacional de peregrinaciones.

El obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Pérez Pueyo, presidió la concelebración eucarística como acto central de la fiesta a la que siguieron actuaciones y juegos para las familias.

En su intervención, el prelado agradeció el trabajo realizado en estos años “a todos los que habéis contribuido a que la gracia de Dios llegue a esta diócesis y a la Iglesia universal desde este santuario, que es fruto del inmenso amor a la Virgen que tenía san Josemaría”.

El arquitecto Heliodoro Dols, que dirigió los trabajos de construcción, destacó el deseo del fundador del Opus Dei de que “el nuevo santuario continuara una devoción secular y aumentara la devoción a la Virgen y a los sacramentos”. Dols, premio nacional de Arquitectura, recibió el encargo de construir el santuario en 1963.

Por su parte, Teófilo Marco, un fiel zaragozano asiduo al santuario, recordó la visita de san Josemaría Escrivá en abril de 1970, apenas comenzadas las obras, “cuando vio las primeras excavaciones y pidió que se pusieran muchos confesionarios para lograr la paz del alma de muchos visitantes”.  

Otros sacerdotes quisieron sumarse a la concelebración, como los responsables de los Escolapios, El Pueyo, Claretianos Misioneros y los párrocos de La Puebla de Castro y San Francisco, en Barbastro.

La coral Diego de Pontac cantó en la misa y estuvieron representadas las 7 cofradías de Barbastro, La Morisma de Aínsa, el Grupo de Dances y Albadas de Graus junto a la rondalla de Paco Lasierra y Javier Badules, de Monegros, presentados por María José Martínez. Los Templarios de Monzón, personajes renacentistas de Fonz, coches clásicos del Monzón Classic Club estuvieron en la explanada donde se instaló un telescopio y tuvo una gran acogida el equipo de radioaficionados de Graus y Monzón. Las encajeras de bolillos del Entremuro de Barbastro, Graus, Capella, Buera y Perarrúa ofrecieron también su arte así como la asociación Balantina de Barbastro.

La ofrenda de flores a la Virgen tuvo una especial vistosidad, con familias de Lituania, Rusia, Croacia, Ucrania y Letonia, que pudieron admirar también la alfombra de viruta de madera teñida preparada desde altas horas de la madrugada por vecinas de Tamarite de Litera.

El 40 aniversario coincide con un nuevo rector en Torreciudad, el sacerdote Javier Cremades, que afronta “este reto con una enorme ilusión para servir a la Iglesia”. Sustituye a Javier Mora-Figueroa, rector durante 17 años, que se muestra “muy agradecido por el cariño a la Virgen que he visto y por el aprecio sentido por tantos amigos”, informó este lunes la Oficina de Información del Santuario en un comunicado.

En la provincia de Huesca, a 24 km de Barbastro, se encuentra el santuario de Torreciudad, en la margen izquierda del río Cinca junto al pantano de El Grado, en un paraje de gran belleza natural. Se construyó muy cerca de la antigua ermita que es origen de la devoción a la Virgen de Torreciudad desde el siglo XI. El nombre proviene de una vieja torre de vigilancia de la época árabe, cuyas ruinas se encuentran a unos metros de la ermita.

El Santuario está dedicado a la Virgen María y es un centro religioso de referencia en todo el mundo, con más de diez millones de visitantes en estos 40 años. Su construcción fue promovida por san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y se abrió al culto en 1975.

Torreciudad junto con los santuarios de El Pilar, Montserrat y Lourdes conforman la Ruta Mariana, de gran riqueza espiritual, turística, patrimonial, rural, gastronómica y natural.

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Venezuela: los obispos inician su 104 asamblea ordinaria
 

El Papa les ha enviado un mensaje. Abordarán la realidad nacional, dos ordenaciones episcopales y el 50 aniversario de la diócesis de Los Teques

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha dado inicio este lunes 6 de julio, en el auditorio “Hermano Lanz” de la Universidad Católica Andrés Bello, en Montalbán, a la centésima cuarta asamblea ordinaria plenaria. 

Lo informó el periodista Ramón Pérez en el Guardián Católico, precisando que la apertura ha sido presidida por monseñor Diego Padrón, arzobispo de Cumaná, y presidente de la CEV; monseñor José Luis Azuaje, obispo de Barinas y primer vicepresidente; monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y segundo vicepresidente y el padre Víctor Hugo Basabe, secretario general.

De igual manera asistirá el nuncio apostólico Aldo Giordano, quien llevará a los obispos venezolanos el saludo del papa Francisco, actualmente en gira en los países hermanos de Ecuador, Bolivia y Paraguay. 

Además de los informes y el análisis acerca de la realidad nacional, que como es costumbre los prelados dan a conocer durante la instalación, en el marco de esta asamblea abordarán otros temas como la asamblea nacional de pastoral en el mes de septiembre, entre otras actividades consideradas de mucha importancia para la Iglesia.

Una de estas actividades es la ordenación episcopal de monseñor Benito Adán Méndez, obispo del Ordinariato Militar de Venezuela, que tendrá lugar el viernes 10 de julio 2015.

Otra es la celebración por el 50 aniversario de la erección canónica de la Diócesis de Los Teques, cuya ceremonia se realizará el sábado 11 de julio 2015, a las nueve de la mañana en la catedral de la capital mirandina.

Así también para el domingo 12 de julio, a las 10 de la mañana, está prevista la ordenación episcopal de monseñor Ernesto Romero, vicario apostólico de Tucupita, acto que se cumplirá en la catedral de dicha localidad.  

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Mundo


El lugar donde fue bautizado Jesús es declarado Patrimonio de la Humanidad
 

Betania de Transjordania es el enclave bíblico más importante del Reino Hachemita de Jordania

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

A nueve kilómetros al norte del Mar Muerto, en la orilla este del río Jordan, Betania de Transjordania es el enclave bíblico más importante del Reino Hachemita de Jordania y acaba de ser declarado el pasado viernes Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata del quinto lugar del país que recibe este reconocimiento después de Petra, Quseir Amra, Um Al Rassas y el desierto de Wadi Rum.

Betania fue el enclave donde se estableció Juan Bautista y donde Jesús fue bautizado. El Señor también oró aquí por primera vez ante Dios y reunió a sus primeros discípulos, informó este lunes la Oficina de Turismo de Jordania en España. Este lugar ha recibido la visita de los tres últimos papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. 

El área cuenta con restos romanos y bizantinos, incluyendo además restos de cinco iglesias paleocristianas y capillas. Actualmente se celebran bautizos y es un lugar importante de peregrinación cristiana.

A lo largo de la geografía jordana se pueden descubrir numerosos enclaves mencionados en el Antiguo y Nuevo Testamento por lo que no es de extrañar que el país haya fascinado a un sinfín de peregrinos que lo han visitado para seguir los pasos de algunos de los profetas más importantes de la Biblia.  

Algunas de las iglesias más antiguas del planeta se encuentran en Jordania, como la sala de oración del siglo II de Betania, la iglesia del siglo IV de Umm Qays y las ruinas del que se cree que es el templo más antiguo del mundo en la ciudad de Áqaba al sur del país. La iglesia bizantina de San Jorge en Mádaba (siglo VI) guarda el mapa mosaico de Tierra Santa más antiguo.  

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Espiritualidad y oración


Doxología
 

Catequésis para toda la familia

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

Por Sacramento Rosales 

Durante la celebración eucarística nos encontramos con un par de momentos importantes en los que nuestra participación demostrativa se hace indispensable: “la doxología” es una de ellas. Podemos anticipar a los niños que se fijen en las manos del sacerdote, que se elevarán, resaltando el sentido de alabanza que vamos a vivir en la misa.

Del griego doxa (gloria) y logos (palabra) es una palabra de gloria, de alabanza y bendición, por lo general se usa trinitariamente al final de una oración o himno.

Primero en el himno del Gloria. Enseguida y el más importante cuando concluye la Plegaria eucarística, escuchamos entonces esta doxología que recitará el celebrante: “Por Cristo, con Él y en Él a ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos…” y entonces el pueblo reunido la concluye respondiendo con un “…Amén”, que significa, “así sea”.

Cada parte de la misa es especial y más cuando la vivimos con los pequeños. Es por ello muy importante que queramos transmitirles como mejor podamos, con ejemplos sencillos, la importancia y el significado de cada rito dentro de ella. Las respuestas a menudo nos salen al rescate en los ejemplos más cotidianos.

Viendo en catequesis los corazones pintados en la portada del cuaderno de una de las niñas, quise llevarlo a explicar que es la doxología. Tras preguntar a la niña porqué tenía escrito el nombre de un chico en un grandote corazón rojo pintado, me explicó que estaba enamorada y se sentía muy feliz porque el chico también la quería. Algo muy parecido es lo que nos ocurre en la Santa Misa.

Toda nuestra relación con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo podemos resumirla dentro de un corazón dibujado.
En una sola palabra, en una doxología, una alabanza, glorificación compartida con todos los que en ese momento se sienten igual de bendecidos que nosotros y así lo manifiestan.

Del mismo modo que si veo un corazón como este, sé que lo ha pintado alguien enamorado, que es lo más bonito, lo más grande, la palabra más apropiada para resumir todo lo que Dios nos hace sentir a cada uno en especial y en conjunto todos juntos, por Él y con Él: alabando y compartiendo, así sea.

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Comentario a la liturgia dominical
 

Domingo 15 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Am 7, 12-15; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13

Por Antonio Rivero

Brasil, (ZENIT.org)

 


P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: La misión de profetizar y evangelizar de todo bautizado.

Síntesis del mensaje: Hasta este momento Jesús había predicado Él solo, aunque con la presencia de los apóstoles que todo lo presenciaban, lo oían y veían. Ahora son ellos los que son enviados a colaborar con Él. Y parece que tuvieron relativo éxito. Sigue siendo verdad lo que el beato Paulo VI decía: “evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, n. 14). Él mismo llama a esta misión: "la dulce y confortadora alegría de evangelizar" (n. 80).

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Dios manda a Amós, un laico, a profetizar (1ª lectura). Dios manda profetas siempre, especialmente, en los momentos más difíciles, cuando la fe y la moral están relajadas, en tiempos de injusticia y pecados públicos. Un profeta es siempre elegido por Dios, a pesar de sus deseos como persona, que tal vez irían por otros derroteros. ¿Cómo responde Amós? La palabra de este profeta Amós es valiente, denunciando las injusticias sociales de su tiempo, y la falsedad del culto que realizan en el templo nacional de Samaria, Betel. Tanto al sacerdote Amasías, responsable del templo, como al rey Jeroboam, Amós les resulta incómodo y le intimidan para que se marche a su tierra, Judea. Amós, con humildad pero con firmeza, se defiende: no está profetizando por gusto propio, y menos por interés económico, como si fuera un profesional: “no soy profeta…sino pastor y cultivador de higos”. Es Dios quien le manda. Y él obedece.

En segundo lugar, ahora es Jesús quien envía a sus apóstoles a evangelizar (evangelio), y con ellos a todos los sacerdotes y consagrados y consagradas. Quiere entrenarlos para cuando Él tenga que dejar esta tierra y subir al cielo. La forma en que Jesús manda a sus discípulos a anunciar el Evangelio y los consejos que les da, nos permiten aprender varias características de la auténtica evangelización. Primero, trabajar en equipo, pues esto es mejor que un trabajo personal; la evangelización es de toda la comunidad cristiana. Segundo, los evangelizadores deben estar libres de preocupaciones personales y materiales. Deben estar siempre asequibles, independientes y sin ataduras de ganancias personales. Tercero, la fe y conversión no pueden ser impuestas sino propuestas; los evangelizadores deben ser pacientes y esperar mejores momentos. Y cuarto, la llamada a la conversión es esencial para un anuncio adecuado del Evangelio; conversión que supone liberación de las servidumbres humanas y opresiones. ¿Fruto de la misión? Expulsaban demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

Finalmente, cada uno de los laicos también es profeta y evangelizador desde el día del bautismo. Misión ésta ratificada conscientemente en el día de la confirmación. Bien nos lo ha recordado la Iglesia en el concilio Vaticano II en el decreto llamado “Apostolicam actuositatem”, es decir, sobre el apostolado de los laicos con estas palabras: “Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligación del apostolado por su unión con Cristo Cabeza. Ya que insertos en el bautismo en el Cuerpo Místico de Cristo, robustecidos por la Confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor. Son consagrados como sacerdocio real y gente santa (Cf. 1 Pe., 2,4-10) para ofrecer hostias espirituales por medio de todas sus obras, y para dar testimonio de Cristo en todas las partes del mundo” (n. 3). Más tarde, san Juan Pablo II en su encíclica “Redemptoris missio” volvió a recordarnos sobre la permanente validez del mandato misionero: “La necesidad de que todos los fieles compartan tal responsabilidad no es sólo cuestión de eficacia apostólica, sino de un deber-derecho basado en la dignidad bautismal, por la cual «los fieles laicos participan, según el modo que les es propio, en el triple oficio —sacerdotal, profético y real— de Jesucristo” (n. 71).

Para reflexionar: ¿Soy consciente de la dignidad que adquirí desde el día del bautismo: evangelizador, es decir, proclamador del mensaje de Cristo para que todos encuentren la salvación? ¿Qué me impide ser apóstol convencido: miedo al qué dirán, pereza y comodidad, la sensación de que no estoy preparado? ¿A quién está llegando mi palabra: a mi familia, a los amigos, en el trabajo…?

Para rezar: con la canción bien conocida

Señor, toma mi vida nueva
antes de que la espera
desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras
no importa lo que sea
Tú llévame a servir.
Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten mi ganas de vivir
donde falte la esperanza,
donde falte la alegría
simplemente por no saber de Ti.
Te doy mi corazón sincero
para gritar sin miedo
tu grandeza, Señor.
Tendré mis manos sin cansancio,
tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.
Así me marcharé cantando
por calles predicando
lo bello que es tu amor
Señor, tengo alma misionera
condúceme a la tierra
que tenga sed de ti.
 

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

 

 

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Beata María Romero Meneses - 7 de julio
 

«Nicaragüense, un ángel en los suburbios de la ciudad. Declarada “mujer del año” por la Unión de mujeres americanas, y galardonada con la Medalla de Oro del Rotary Club de Costa Rica»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Nació el 13 de enero de 1902 en Granada, Nicaragua. De ascendencia española por parte de ambos progenitores, pertenecía a una influyente familia. Su padre Félix Romero Arana ocupaba un alto cargo político en el país como Ministro de Hacienda y rodeó a su numerosa prole, trece hijos, de grandes comodidades; un agradable bienestar. María también creció arropada por un elenco de tías solteras que regentaban un colegio para las niñas pudientes, y entre unos y otros supo de primera mano la riqueza de la fe que penetró hondamente en ella. En su hogar era habitual auxiliar a las personas desfavorecidas y desde corta edad fue digna heredera de tal espíritu solidario.

Con una selecta educación y cualidades singulares para la música y la pintura, a los 12 años conoció a las Hijas de María Auxiliadora, ya que formaba parte del alumnado del colegio que regían. El estrecho vínculo que mantenía con la Virgen, y que fue la tónica de su vida, era ya manifiesto. No dudó de que Ella la sanaría de unas fiebres reumáticas que había contraído, certeza que confió a una amiga y así sucedió; se curó de forma inesperada.  

En el colegio fue una de esas alumnas ideales, dóciles y bondadosas, que absorben las enseñanzas y allanan la tarea educativa. Las religiosas estaban casi recién llegadas a Nicaragua, y a través de su testimonio se fue empapando de la vida de su fundador, Don Bosco. Se sintió atraída por el carisma y fue dando pasos inequívocos hacia un mayor compromiso. Primeramente, en 1815 se integró en las Hijas de María y decidió consagrar su castidad movida por un sentimiento vocacional irrefrenable: «Estaba resuelta a entregarme a mi Señor y mi rey para siempre. La vocación se enraizaba en mi alma cada día con mas fuerza». En este camino fue decisiva la ayuda de su director espiritual, el padre Emilio Bottari. Cuando a los 18 años se integró en la comunidad religiosa, le advirtió: «Aunque un día te hicieran picadillo no des nunca un paso hacia atrás. Llegarán momentos difíciles, pero tú mantente siempre fiel y firme en tu vocación». En numerosas ocasiones recordaría este clarividente consejo. 

Hizo el noviciado en San Salvador y tomó el hábito en 1921. Pusieron bajo su responsabilidad las clases de música, canto, dibujo, pintura y mecanografía, aunque ella, servicial y con recursos, podía realizar labores de enfermería fácilmente si era preciso. Era atenta y solícita con las necesidades que detectaba a su alrededor. Aún no había profesado y ya comenzó a percibir gracias sobrenaturales, que junto con visiones, don de profecía y milagros, caracterizaron su ascenso místico. Rogaba con insistencia «Oh Jesús, enséñame a hablar, a trabajar y a vivir solo en tu amor y por tu amor». Un día ante el Sagrario formuló esta pregunta: «Señor, ¿quien soy yo?». Y en una locución divina recibió la respuesta: «Eres la predilecta de mi Madre y la benjamina de mi Padre»

Emitió los votos en 1923 y fue destinada a Granada como profesora de las mismas disciplinas impartidas en San Salvador. Hizo la profesión perpetua, y luego partió a Costa Rica. En este país cultivó una de las líneas destacadas de su labor apostólica. Un día de intensa lluvia vio un mendigo que soportaba el fuerte temporal bajo la mísera vivienda, sin poderse mantener a resguardo; pensó lo que supondría para él. Y desde ese instante las necesidades de su prójimo fueron su alimento.  

Su fe era ciertamente heroica. Junto a ella brillaba la palpable asistencia de María, con la que mantenía constante intimidad. A la Virgen encomendó a su padre, que había quedado casi en la ruina, apartado de la fe, y obtuvo la gracia de que retornase a ella. A la Madre del Cielo llevó también todos los problemas que le trasladaban directamente y de los que tenía noticia a través de otras personas. Decía: «Pon tu mano, Madre mía. Ponla antes que la mía»: María era «su Reina». Por su mediación conseguía a tiempo los recursos económicos para solucionar graves y urgentes carencias y seguir emprendiendo obras para asistencia de los marginados en los suburbios de la capital. Creó un hogar, una clínica, una escuela, y una casa para jóvenes que malvivían en las calles; casitas que eran un oasis para los «sin techo», obras siempre dirigidas a los que no tenían recursos. Además catequizó y animó a los niños y jóvenes a través de los oratorios que impulsó. Todas las gracias sorprendentes, que llegaban siempre a tiempo, las obtuvo a expensas de la oración.

Se había trazado un programa hilvanado de Avemarías, recitadas en cualquier momento y circunstancia, especialmente cuando se traía entre manos alguna petición que debía solventar con urgencia, hecho usual en su acontecer. Ella misma había anotado las pautas que deseaba seguir, y cumplió a rajatabla: «Apenas me despierte exclamaré: ¡Madre, Madre hermosa! Y me echaré en sus brazos, la abrazaré y la besaré, repitiéndole lenta y dulcemente: “Ave María…”. Durante la santa misa me colocaré a los pies de la cruz, abandonándome sobre el pecho de mi hermosa Madre para escuchar los latidos de su inmaculado corazón…».

Simplemente este ideario pone de manifiesto que fue una mujer de una fe honda y sencilla, sin fisura alguna. Era obediente y humilde, tenía coraje apostólico, ideas y empuje para ponerlas en marcha. Su generosidad y desvelos por los desfavorecidos fueron probados con numerosas contradicciones, incomprensiones y dificultades. Sus afanes espirituales, su intensa pasión por lo divino en medio de la cual brotaban pensamientos y emocionados anhelos se perciben a través de las anotaciones que fue vertiendo en un cuadernillo desde 1924. La Unión de Mujeres Americanas en 1968 la eligió «mujer del año», distinción que recibió agradecida, pero sin ocultar lo lejos que se hallaba de las glorias de este mundo con un elocuente: «tonterías…». En 1976 fue galardonada con la medalla de Oro del Rotary Club de Costa Rica. Murió con fama de santidad el 7 de julio de 1977. Juan Pablo II la beatificó el 14 de abril de 2002.

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