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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 09 de julio de 2015

El papa Francisco

El Papa rinde homenaje en Bolivia al jesuita Luis Espinal
18.45. La Paz. Francisco ha rezado antes de entrar en la ciudad, en el lugar donde encontraron el cuerpo sin vida del sacerdote español, que fue torturado y asesinado hace 25 años

Francisco viaja a Bolivia para abrir la puerta al diálogo y la colaboración con el Estado
En una entrevista, el presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana señala que en el pasado se quiso hacer ver a la Iglesia como la oposición

Inició el congreso de Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra
El Papa Francisco precisó en Quito este martes, algunas pautas sobre la doctrina social de la Iglesia

El Papa a los religiosos: gratuidad y memoria de las raíces
10.30 En el Santuario mariano de El Quinche, Francisco confesó no tener ganas de leer e improvisó el discurso durante casi media hora. Dos ideas clave: dar gracias por la gratuidad y no caer en el alzheimer espiritual

El Papa se despide de Ecuador y parte rumbo a Bolivia
12.56. Salida en avión de Quito hacia La Paz. Francisco utiliza un Boeing 737-700 de Boliviana de Aviación

Texto completo del Santo Padre en El Quinche
10.30 Discurso improvisado de Francisco en su encuentro con el clero, religiosos, religiosas y seminaristas en el Santuario nacional mariano “El Quinche”

Texto completo del discurso del Papa en el aeropuerto internacional El Alto
17.15. La Paz. En el aeropuerto de El Alto, la ceremonia de bienvenida. Francisco pone la visita a Bolivia bajo el amparo de la Santísima Virgen de Copacabana

Visita de Cortesía del Papa al Palacio de Gobierno de Bolivia
19,20 - La Paz. El presidente Evo Morales le regala una polémica cruz. El Papa una imagen de Nuestra Señora 

Palabras del Papa Francisco a las autoridades civiles de Bolivia
20,15 - La Paz. 'Cada uno a su manera, comparte la vocación de trabajar por el bien común'. A continuación ha viajado hacia Santa Cruz de la Sierra

Espiritualidad y oración

Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús (Amabile Lucía Wisenteiner) - 9 de julio
«Era italiana, pero fue la primera canonizada en Brasil, país en el que multitud de pobres, ancianos, esclavos y enfermos fueron agraciados por su caridad. Fundó las Hermanitas de la Inmaculada Concepción»


El papa Francisco


El Papa rinde homenaje en Bolivia al jesuita Luis Espinal
 

18.45. La Paz. Francisco ha rezado antes de entrar en la ciudad, en el lugar donde encontraron el cuerpo sin vida del sacerdote español, que fue torturado y asesinado hace 25 años

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

Coincidiendo con su visita a Bolivia, en el desplazamiento desde el aeropuerto de El Alto hasta el arzobispado de La Paz, el papa Francisco se ha detenido unos minutos para orar en silencio y rezar un Padre Nuestro cerca del lugar donde fue encontrado, hace 25 años, el cadáver del jesuita español Luis Espinal, asesinado en Bolivia por su compromiso con la justicia y los derechos humanos. Con este gesto, el Santo Padre "nos invita a recordar la figura de Espinal y, especialmente, a recoger su legado de defensa de los más desfavorecidos", informa la Compañía de Jesús en un comunicado.

El Pontífice ha llegado al aeropuerto internacional de El Alto (La Paz) alrededor de las 17:15 horas locales, desde donde ha enviado un saludo al país acompañado por el presidente Evo Morales.

Antes de llegar a La Paz, la caravana ha realizado una parada a las 18:40 para que el Papa rece en el lugar donde encontraron el cuerpo sin vida del padre Espinal, y donde fue construido un monumento en su honor. 

Dirigiéndose a la multitud de fieles congregada en ese lugar,  Francisco ha señalado que “hemos venido a recordar a un hermano nuestro víctima de intereses que no querían que se luchase por la libertad. El padre Espinal predicó el evangelio, y este evangelio molestó, por ello fue eliminado. Hagamos un minuto de silencio en oración y después rezaremos todos juntos”. “Que el Señor tenga en su gloria al padre Luis Espinal, que predicó el Evangelio, el Evangelio que nos trae la libertad y nos hace libres. Como a cada hijo de Dios, Jesús nos trae esta libertad. Y él ha predicado este evangelio”, ha añadido.

Tras rezar un Padre Nuestro, el Santo Padre ha proseguido diciendo: “Dale el Señor el descanso eterno y brille para él la luz que no tiene fin”. Así, el Pontífice ha impartido la bendición a todos los presentes. Y les ha pedido que “no se olviden de rezar por mí. Gracias”. 

Durante todo el día se han realizado actividades preparadas por la comunidad jesuita junto a otras organizaciones y artistas que se han sumado al homenaje. Además, el mandatario boliviano ha otorgado al papa Francisco la Orden al Mérito "Padre Luis Espinal Camps", un reconocimiento creado por el congreso boliviano en las semanas previas a la llegada del Santo Padre. Esta ha sido una de las pocas actividades del Pontífice en sus cuatro horas en La Paz, el resto de la agenda boliviana se realizará en Santa Cruz hasta el viernes.

Era el 21 de marzo de 1980 por la noche, en Bolivia, y el padre Espinal salía del cine. Unos desconocidos le obligaron a entrar en un jeep. El sacerdote catalán fue torturado y asesinado.

El padre Luis Espinal había llegado a Bolivia en 1968, "cuando este país --y prácticamente en toda América Latina-- vivía una época de dictaduras, represión y violaciones de los Derechos Humanos", indica la Compañía.

Es también el año de la asamblea de los obispos de América Latina en Medellín, "en el momento en que sectores de la Iglesia fueron madurando un proceso de proximidad a los pobres y a sus luchas: la teología de la liberación", recuerdan en la nota.

Allí se convierte en Lucho, como le llaman en Bolivia, y ejerciendo su trabajo como periodista y crítico de cine, "trabaja al servicio del pueblo boliviano, denunciando la dramática situación que se está viviendo, la represión militar y las consecuencias del narcotráfico", subrayan los jesuitas. "Su voz --añaden-- se hizo incómoda para muchos".  Y precisan que "tres días después de su martirio, en El Salvador, era asesinado también el arzobispo Oscar Romero".

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Francisco viaja a Bolivia para abrir la puerta al diálogo y la colaboración con el Estado
 

En una entrevista, el presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana señala que en el pasado se quiso hacer ver a la Iglesia como la oposición

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El arzobispo de Cochabamba y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Óscar Aparicio, afirmó que el papa Francisco visitará Bolivia los días 8, 9 y 10 de julio, para “tener buena relación con el Estado, con el Presidente”.

“El Papa tuvo una elección muy clara: tener buena relación con el Estado, con el Presidente. No se trata sólo de una diplomacia entre dos jefes de Estado que se visitan. Hay una intención muy particular de abrir la puerta del diálogo, de la colaboración, del mutuo respeto”, señaló Mons. Aparicio en una entrevista concedida a Infodecom.

El presidente de la CEB dijo también que en el pasado “se nos ha querido hacer ver como la oposición, la Iglesia en Bolivia está para coadyuvar y ayudar, y el signo del Papa es un signo muy claro de acercamiento”.

Por este motivo, subrayó que “esto no puede pasar desapercibido, sino que es un signo y un gesto muy evidentes de hacer lo que la Iglesia ha hecho siempre: ponerse al servicio, en predisposición, en diálogo y en un acercamiento de colaboración”.

El Santo Padre sostendrá una primera reunión con el presidente Evo Morales este miércoles por la tarde en el Palacio de Gobierno. Luego en Santa Cruz, el Pontífice se reunirá con organizaciones sociales y también con el clero boliviano, además de realizar una visita a los internos de la cárcel de Palmasola.

Así, el arzobispo de Cochabamba aseguró que “hay signos de acercamiento” con el Gobierno desde que se anunció la visita de Francisco. “Estamos hablando --reconoció-- de tres meses donde hubo acercamiento y también con sus dificultades”.

En esta línea, Mons. Aparicio recordó que “hubo un período de varios años entre 'golpes y golpes'. Pero hoy se ha dado mayor diálogo, mayor acercamiento. Esperemos que eso perdure”.

Con respecto a ese proceso de acercamiento con el Gobierno, el presidente del episcopado boliviano explicó que “se ha propuesto que podamos tener una agenda de temas de tipo social, es decir de la labor que nosotros, como Iglesia, hacemos en los hogares, educación, salud, etc.”. “La intención es llevar adelante esta agenda para atender estos temas. Hemos dado pasos adelante e incluso hemos nominado personas que podrían ser los protagonistas de ese diálogo y acercamiento”, apuntó.

Monseñor Óscar Aparicio concluyó sus declaraciones aclarando que “la Iglesia está para ayudar y colaborar porque no somos oposición. Ojalá que sea un momento histórico”.

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Inició el congreso de Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra
 

El Papa Francisco precisó en Quito este martes, algunas pautas sobre la doctrina social de la Iglesia

Por Sergio Mora

Roma, (ZENIT.org)

El papa Francisco llega este miércoles a Bolivia, primero a La Paz y por la noche a Santa Cruz de la Sierra, donde el jueves por la tarde ira al Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

En este congreso en el que participan unas 1500 personas de 40 países, se discuten temas como la necesidad de Tierra, Trabajo y Techo, además de la necesidad de convivir en armonía con la naturaleza y la integración.

El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, antes del inicio del viaje del Papa a América Latina, precisó que no se trata de un congreso católico, sino de movimientos varios interesados en el tema social, con reivindicaciones de las más variadas, entre los cuales hay algunos movimientos de inspiración cristiana y otros no.

Por su parte el Papa dio este martes en Quito, algunas pautas importantes, durante el encuentro que tuvo con representantes de la sociedad civil, en la iglesia de San Francisco.

Las palabras que pronunció aclaran los principios de la doctrina social católica, que apoya el desarrollo de los pueblos y no la lucha de clases. Y sirven como prevención a la manipulación que algunos querrán hacer de la presencia del Papa en dicho encuentro.

El Santo Padre indicó que el diálogo “es necesario, fundamental para llegar a la verdad, que no puede ser impuesta, sino buscada con sinceridad y espíritu crítico”.

“En una democracia participativa, cada una de las fuerzas sociales, los grupos indígenas, los afroecuatorianos, las mujeres, las agrupaciones ciudadanas y cuantos trabajan por la comunidad en los servicios públicos son protagonistas imprescindibles en este diálogo”, insistió.

También dijo que muchas veces las relaciones sociales y políticas se basan en la confrontación, cuando deberían basarse en valores que partan del amor, la fraternidad y el respeto mutuo. Y ofreció tres criterios para construir una sociedad nueva: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad.

Por último, el Papa ofreció la colaboración de la Iglesia “en la búsqueda del bien común, desde sus actividades sociales, educativas, promoviendo los valores éticos y espirituales”.

A finales de noviembre de 2014, se realizó el primer encuentro de Movimientos Populares, organizado en Roma por el Pontificio Consejo Justicia y Paz. Entre los participantes estuvo el presidente de Bolivia, Evo Morales, a título no de presidente sino de líder campesino.

 

“El Encuentro comenzó en la mañana de este martes 7, con la presencia de 1500 personas de 40 países del mundo. La programación prevé paneles de discusión sobre los ejes “Tierra, Trabajo, Vivienda”, además de talleres para profundizar las discusiones e intercambios” indicaron los organizadores en un comunicado.

Precisaron que en la tarde de este martes el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, estuvo presente en la apertura  oficial del encuentro.

Añadieron que “el primer panel “La lucha por la Madre Tierra y la contribución  de Laudato Si” contó con la exposición de cuatro representantes de resistencia campesina. Detrás de una mesa ornamentada con alimentos producidos por los pueblos de América, João Pedro Stedile, de la coordinación de La Vía Campesina, recordó cómo la organización del agronegocio compromete la  soberanía alimentaria  y la salud de todos”.

Por su parte Silvia Ribeiro, del Grupo ETC, de México, criticó la concentración de las empresas que actúan en el campo, pues dijo, que apenas diez empresas controlan 80 por ciento del mercado. Y atacó: “Los gobiernos neoliberales tienen culpa porque permiten saquear nuestras tierras. Por eso la unidad internacional es fundamental, porque necesitamos unirnos  para expulsar a las multinacionales”.

                “El  obispo de la  Diócesis de Aysén, de Chile, Luis Infanti della Moura, por su parte también criticó el imperialismo, recordando que  estamos todos llamados a luchar por un mundo mejor”, según el comunicado.

                Melike Yarar representa del movimiento de mujeres Kurdas dio su testimonio de las mujeres que luchan contra el Estado  Islámico que oprime los pueblos de su  país. “América Latina para nosotros es un ejemplo. Estamos aquí para compartir nuestra resistencia y para crear comunicación entre nosotros.  Necesitamos crear un plan de intervención global. Necesitamos unir nuestras fuerzas. Vivir es resistir, resistir es vivir”, dijo.

“Este encuentro ahora en Santa Cruz, da continuidad a ese primer encuentro pero en un contexto mucho más favorable, por los que de hecho se considera ya un encuentro histórico”, concluyó la nota.

Encuentro de movimientos populares: la ideología quedó en segundo plano

 

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El Papa a los religiosos: gratuidad y memoria de las raíces
 

10.30 En el Santuario mariano de El Quinche, Francisco confesó no tener ganas de leer e improvisó el discurso durante casi media hora. Dos ideas clave: dar gracias por la gratuidad y no caer en el alzheimer espiritual

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Santo Padre inició hoy, con la celebración en privado de la santa misa en la nunciatura, a su última jornada de su visita a Ecuador. Su primer encuentro del día fue en la Casa de Reposo de las Misioneras de la Caridad. A su llegada, lo recibió la superiora de la pequeña comunidad, le entregaron un collar de flores azul y blanco, y lo acompañó a la capilla, donde estaban reunidas las demás hermanas para un momento de oración silenciosa. De allí pasó al patio, para visitar a los ancianos que residen en esta Casa. Lo recibieron cantando y dando palmas. Sin ninguna prisa, el Pontífice pasó saludando, acariciando y bendiciendo con ternura. En la entrada del asilo, se había convocado una gran multitud que con alegría cantaba y pedía la bendición del Pontífice.

La segunda parada del día fue en el Santuario nacional mariano “El Quinche”. Hasta allí llegó en papamóvil, engalanado con los pétalos de rosas que los fieles iban lanzando a su paso. En el santuario le esperaba el clero, religiosos, religiosas y seminaristas de Ecuador. En primer lugar saludó a los sacerdotes y religiosos más ancianos en la iglesia y después salió al Campo Mariano donde estaba expuesta una copia de la estatua de la Virgen de El Quinche.

El Santo Padre reconoció no tener ganas de leer el discurso que llevaba preparado y decidió improvisar durante casi media hora. Lo que provocó los aplausos y entusiasmo de los presentes. Francisco en primer lugar indicó que ha descubierto algo especial en el pueblo ecuatoriano, una gracia, que, según ha podido entender en la oración, solo puede venir de la consagración de este país al Sagrado Corazón.

Asimismo, puso como ejemplo a la Virgen María y su "hágase en mí". Por eso pidió a los presentes que tengan conciencia de gratuidad, como la tuvo María. Y que cada día, recen por la noche antes de ir a dormir y digan "todo me lo diste gratis". Y así, "volverse a situar".  

En segundo lugar, el Pontífice pidió no caigan en el alzheimer espiritual, no perder la memoria, sobre todo, "la memoria de dónde me sacaron". Por otro lado recordó la palabra "servicio". "Y servir cuando estamos cansados. Y servir cuando la gente nos harta", exhortó el Papa. 

De este modo, el Santo Padre pidió con insistencia "no cobrar la gracia", "que nuestra pastoral sea gratuita". Porque  --advirtió-- es feo cuando uno va perdiendo este sentido de gratuidad. 

Previamente al discurso del Papa había tomado la palabra monseñor Celmo Lazzari, C.S.I., responsable de la Conferencia Episcopal para la vida consacraga. Y tras el intercambio de regalos, también un sacerdote y una religiosa dieron su testimonio.

Monseñor Lazzari indicó que esta “vida consagrada” allí presentes “busca evangelizar humanizando, con su presencia, las fronteras y periferias”. Y añadió que la vida consagrada en Ecuador “busca entender los designios de Dios” y “responder a los nuevos desafíos que se presentan”, de modo especial, especificó, “la falta de vocaciones” y “la dificultad para dejar estructuras y presencias que fueron proféticas en el pasado”. También señaló la presencia de los seminaristas y aspirantes a la Vida Consagrada “que en el entusiasmo y generosidad juvenil quieren entregar su vida a Cristo”.                     

Por su parte el padre Silvino Mina Corozo, vicario general del Vicariato Apostólico de Esmeraldas, quien aseguró a Francisco que, con su Ministerio Petrino, “ha logrado que nuestras vidas vuelvan a llenarse de pasión por el Evangelio y lleguen a rebosar de gozo, al anunciarlo”. Del mismo modo manifestó sus deseos de “ser presencia viva y encarnada del Evangelio”, especialmente en las "Galileas" de nuestro Ecuador.  Es precisamente allí --aseguró-- donde nos espera una fuerte presencia del Resucitado. Y esto “lo hemos aprendido de usted, contagiados por su amor a todo tipo de periferias”, destacó el padre Mina.

La hermana Marisol Sandoval, Agustina, afirmó que es una inmensa alegría “entregarnos cada día a la misión en un país caracterizado por la multiculturalidad, para hacer presente la verdad y la justicia que nacen del evangelio, en medio de nuestro pueblo”. También explicó que la vida consagrada en el Ecuador es “andariega, se desinstaia para estar con los últimos”. En esta tarea ardua, silenciosa, provocadora, fascinante --añadió, nos sentimos felices, porque compartimos un mismo proyecto, una misma aventura, un mismo camino, un mismo sentir; un mismo espíritu, el espíritu de Dios.

 

Leer el texto completo del discurso del Santo Padre aquí 

                

            


 

            

        

 

                

            

        

 

                

            

        

 

                

            

        

 

                

            

        

 

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El Papa se despide de Ecuador y parte rumbo a Bolivia
 

12.56. Salida en avión de Quito hacia La Paz. Francisco utiliza un Boeing 737-700 de Boliviana de Aviación

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco concluyó este miércoles su gira por Ecuador con una visita a un asilo de ancianos y una reunión con más de seis mil sacerdotes seminaristas y religiosos en el santuario de El Quinche, antes de partir hacia Bolivia.

El Pontífice llegó a este país la tarde del domingo y desde entonces ofició dos misas, una en Guayaquil el lunes y otra en Quito el martes, se reunió con el presidente Rafael Correa, con educadores y estudiantes católicos y con integrantes de la sociedad civil. El Santo Padre está realizando su primera gira oficial de ocho días por Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Durante su estancia en Ecuador, el Papa recordó la importancia de la familia como la principal escuela de amor y solidaridad en la sociedad actual, instó a los católicos a evangelizar con el ejemplo, pidió proteger el medio ambiente para las futuras generaciones y finalmente propuso un diálogo social y leyes inclusivas y solidarias. Sus preocupaciones por una sociedad mejor, las expuso anoche, ante unos mil representantes de la sociedad civil.

Desde que Francisco llegó a Ecuador, decenas de miles de ecuatorianos se lanzaron a las calles para saludarlo efusivamente con cánticos, aplausos y pétalos de rosas. Cuando llegaba a su sitio de descanso, la Nunciatura Apostólica, cientos de feligreses permanecían en las afueras hasta que el Pontífice salía, lo hizo todas la noches, les dirigía un breve mensaje, rezaba una Ave María y los incitaba a retirarse a sus casas y dejar dormir a los vecinos.

Antes de terminar su visita a este país, el Santo Padre visitó un asilo de ancianos atendido por las Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la madre Teresa de Calcuta, que se encuentra en la población de Tumbaco, cercana a la capital.

Tras ello, se dirigió al santuario de El Quinche, donde tuvo lugar la última actividad pública del Papa en Ecuador, un encuentro con los sacerdotes, seminaristas y religiosos del país, a quienes dirigió un mensaje improvisado.

De inmediato, Francisco se dirigió al aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, para continuar su viaje pastoral a Bolivia, y posteriormente a Paraguay. En la terminal, al sur de la plataforma, se colocó una alfombra roja para la ceremonia de despedida del Pontífice, que duró unos 20 minutos y contó con la presencia de autoridades como el presidente Rafael Correa y el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, entre otros.

El Santo Padre no voló a Bolivia en el Airbus A330-200 de la aerolínea Alitalia, que lo trajo desde Roma. Sobre la pista de Tababela, al final de la alfombra roja, se encontraba estacionado un Boeing 737-700 de Boliviana de Aviación (BOA), que se puso a disposición del Papa para su viaje hasta La Paz. El vuelo salió a las 12:56 horas locales, con algo de retraso sobre el horario previsto.   

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Texto completo del Santo Padre en El Quinche
 

10.30 Discurso improvisado de Francisco en su encuentro con el clero, religiosos, religiosas y seminaristas en el Santuario nacional mariano “El Quinche”

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

 Buenos días hermanos y hermanas:

En estos días, 48 horas que estuve en contacto con ustedes, noté que había algo raro, perdón, algo raro en el pueblo ecuatoriano. Todos los lugares donde voy, siempre el recibimiento es alegre, contento, cordial, religioso, piadoso. Había en la piedad, en el modo, por ejemplo en pedir la bendición desde el más viejo hasta la guagua. Lo primero que aprende es hacer así.

Había algo distinto. Yo también tuve la tentación como el obispo  de Sucumbíos y pregunar ¿cuál es la receta de este pueblo? Y, daba vueltas en la cabeza y rezaba. Le pregunté a Jesús varias veces en la oración. ¿Qué tiene este pueblo de distinto? Y esta mañana orando se me impuso, aquella consagración al Sagrado Corazón. Pienso que se lo debo decir como un mensaje de Jesús. Toda esta riqueza que tienen ustedes, la riqueza espiritual de piedad, de profundidad, vienen de haber tenido la valentía, aunque fueran momentos muy difíciles, de consagrar la nación al corazón de Cristo, ese corazón divino y humano que nos quiere tanto. Y yo lo noto un poco con eso, divino y humano seguro que son pecadores, yo también, pero el Señor perdona todo. Y custodien eso y después, pocos años después la consagración al corazón de María. No olviden esa consagración es un hito en la historia del pueblo de Ecuador. Y de esa consagración siento como que le viene esa gracia que tienen ustedes, esa piedad, esa cosa que los hace distintos.

Hoy tengo que hablarle a los sacerdotes, a los seminaristas, religiosos, religiosas y decidles algo.

Tengo un discurso preparado. Pero no tengo ganas de leer. Así que se lo doy al presidente de la Conferencia de religiosos para que lo haga público después.

Y pensaba en la Virgen, pensaba en María, dos palabras de María. Ya me está fallando la memoria, pero no sé si dijo alguna otra. Hágase en mí. Bueno sí, pidió explicaciones de por qué la elegían a ella al ángel, ahí. Hágase en mí. Y otra palabra, hagan lo que Él les diga.

María, no protagonizó nada. Discipuleó toda su vida. La primera disculpa de su hijo. Y tenía conciencia de que todo lo que ella había traído era pura gratuidad de Dios. Conciencia de gratuidad. Por eso, hágase, hagan, que se manifieste la gratuidad de Dios. Religiosas, religiosos, sacerdotes, seminaristas, todos los días. Vuelvan, hagan ese camino de retorno hacia la gratuidad con que Dios los eligió. Ustedes no pagaron entrada para entrar al seminario, para entrar a la vida religiosa. No se lo merecieron. Si algún, religioso, sacerdote, seminarista o monja que hay aquí cree que se lo mereció que levante la mano. Todo gratuito. Y toda la vida de un religioso, de una religiosa, de un sacerdote, de un seminarista que va por ese camino y ya que estamos digamos, y de los obispos, tiene que ir por el camino de la gratuidad, volver todos los días Señor, hoy hice esto, me salió bien esto, tuve esta dificultad, ‘todo esto pero todo viene de vos’. Todo es gratis. Esa gratuidad, somos objeto de gratuidad de Dios. Si olvidamos esto lentamente nos vamos haciendo importantes. Mira vos a este, que obras que está haciendo. O mira vos a este lo hicieron obispo de tal lugar, qué importante. O a este lo hicieron monseñor. O a este... Y ahí lentamente nos vamos apartando de esto que es la base de lo que María nunca se apartó. La gratuidad de Dios. Un consejo de hermano: todos los días, a la noche quizá es lo mejor, antes de irse a dormir, una mirada a Jesús y decirle, ‘todo me lo diste gratis’. Y volverse a situar. Entonces cuando me cambian de destino y cuando hay una dificultad, no pataleo porque todo es gratis. No merezco nada, eso hizo María.

San Juan Pablo II en la Redemptoris Mater, les recomiendo que la lean, sí agárrenla, léanla, es verdad, el Papa san Juan Pablo II tenía un estilo de pensamiento circular, profesor y era un hombre de Dios. Así que hay que leerla varias veces para sacarle todo el jugo que tiene. Y dice, que quizá María, no recuerdo bien la frase, quiero citar el hecho. En el momento de la Cruz de su fidelidad, hubiera tenido ganas de decir ‘¿y este me dijeron que iba a ser Rey? Me engañaron’  Ni se permitió,  porque era la mujer que sabía que todo lo había recibido gratuitamente. Consejo de hermano y de padre, todas las noches resitúense en la gratuidad. Y digan hágase, gracias porque todo me lo diste vos.

Una segunda cosa que les quisiera decir es que cuiden la salud pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad. Una enfermedad que es medio peligrosa, o del todo peligrosa para  los que el Señor nos llamó gratuitamente para seguirlo o a servirlo.

No caigan en el alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo, la memoria de dónde me sacaron. La escena esa del profeta Samuel cuando es enviado a ungir al rey de Israel. Va a Belén a la casa de un señor que se llama Jesé, que tiene siete u ocho hijos. Y Dios le dice que entre esos hijos va a estar el rey. Claro los ve y dice ‘debe ser este’, es mayor, alto, grande, apuesto, parecía valiente. Dios le dice: ‘no, no es ese’. La mirada de Dios es a la de los hombres. Y así les hace pasar a todos los hijos  y Dios le dice ‘no, no es’. Y no sabe qué hacer el profeta. Y le pregunta al padre, ¿no tienes otro? Y le dice, sí está el más chico ahí cuidando las cabras, con las ovejas. ‘Mándalo llamar’. Y viene un mocosito, tendría 17 o 18 años. Y Dios le dice ‘ese es’. Le sacaron de atrás del rebaño.

Y otro profeta cuando Dios le dice que haga ciertas cosas al profeta, ‘quién soy si a mí me sacaron de atrás del rebaño’. No se olviden de donde les sacaron, no renieguen las raíces.

San Pablo se ve que intuía este peligro de perder la memoria, y a su hijo más querido, el obispo Timoteo a quien él ordenó, les da consejos pastorales pero hay uno que toca el corazón. No te olvides de la fe que tenía su abuela y tu madre, es decir, no te olvides de dónde te sacaron, no te olvides de tus raíces, no te sientas promovido.

La gratuidad es una gracia que no puede convivir con la promoción. Y cuando un sacerdote, un seminarista, un religioso, una religiosa, entra en carrera, no digo mal, carrera humana, empieza a enfermarse de alzheimer espiritual. Y empieza a perder la memoria de dónde me sacaron. Dos principios para ustedes sacerdotes, consagrados y consagradas. Todos los días renueven el sentimiento de que todo es gratis. El sentimiento de gratuidad en la elección de cada uno.

Ninguno la merecimos. Y pidan la gracia de no perder la memoria, de no sentirse más importante. Es muy triste cuando uno ve a un sacerdote o a un consagrado o una consagrada que en su casa hablaba el dialecto, o hablaba otra lengua, una de esas nobles lenguas antiguas que tienen los pueblos de Ecuador, cuántas tienen. Y es muy triste cuando se olvidan de la lengua. Es muy triste cuando no la quieren hablar, eso significa que se olvidaron de dónde lo sacaron. No se olviden de eso. Pidan esa gracia

Eso son los dos principios que quisiera marcar. Y esos dos principios si los viven todos los días, es una trabajo de todos los días, todas las noches recordar esos dos principios y pedir la gracia, esos dos principios si lo viven, lo van a hacer vivir con dos actitudes.

Primero el servicio. Dios me eligió, me sacó, ¿para qué? Para servir y el servicio que me es pecualiar a mí, no perdemos el tiempo, que tengo mis cosas, que tengo esto, que no, que ya cierro el despacho. Sí, tendría que ir a bendecir las casas pero estoy cansado. Hoy pasan una telenovela linda por televisión, para las monjitas.

Y entonces servicio, servir, servir y no hacer otra cosa. Y servir cuando estamos cansados. Y servir cuando la gente nos harta.

Me decía un viejo cura, que fue toda la vida profesor, en colegios y universidades, enseñaba literatura. Un genio. Cuando se jubiló le pidió al provincial que le mandara a un barrio pobre, un barrio de esos que se forman con gente de fuera, que emigran buscando trabajo, gente muy sencilla.  Y este religioso estaba una vez por semana iba a su comunidad y hablaba, era muy inteligente. En la comunidad, era una comunidad de facultad de teología. Hablaba con los otros curas de teología al mismo nivel, y un día le dice a uno: ‘ustedes que son, ¿quién da Tratado de Iglesia aquí? Y un profesor. Te faltan dos tesis ¿cuál? El santo pueblo fiel de Dios es esencialmente olímpico, hace lo que quiere, y ontológicamente hartante. Y eso tiene mucha sabiduría, porque quien va por el camino del servir tiene que dejarse hartar sin perder la paciencia porque está al servicio. Ningún momento le pertenece. Estoy para servir, servir en lo que debo hacer, servir delante del Sagrario pidiendo por el pueblo, pidiendo por mi trabajo. Servicio, mezclado con lo de gratuidad y entonces aquello de Jesús, lo que recibiste gratis, dalo gratis.

Por favor, por favor, no cobren la gracia. Por favor.

Que nuestra pastoral sea gratuita. Y es tan feo cuando uno va perdiendo este sentido de gratuidad, se transforma, sí hace cosas buenas pero ha perdido eso.

Y la segunda actitud que se ve en un consagrado, una consagrada, un sacerdote que vive esta gratuidad y esta memoria, estos dos principios, gratuidad y memoria, es el gozo y la alegría.

Y es un regalo de Jesús ese. Es un regalo que nos da si se lo pedimos y si no nos olvidamos de esas dos columnas de nuestras vida sacerdotal o religiosa, que son el sentido de gratuidad, renovado todos los días y no perder la memoria de donde nos sacaron.

Yo les deseo esto. ‘Sí, padre usted nos habló que quizá de la receta de nuestro pueblo era, somos así por el sagrado corazón’. Sí es verdad eso. Yo les propongo otra receta que está en la misma línea de gratuidad de Jesús. Sentido de la gratuidad. Él se hizo nada, se abajó. Se humilló. Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Pura gratuidad sentido de la memoria. Y hacemos memoria de las maravillas que hizo el Señor en nuestra vida.

Que el Señor les conceda esta gracia a todos. Nos las conceda a todos los que estamos aquí y que siga, iba a decir permeando, bendiciendo a este pueblo ecuatoriano, a quien ustedes tienen que servir, y son llamados a servir, os siga bendiciendo con esa peculiaridad que yo noté desde el principio al llegar acá.

Que Jesús los bendiga y la Virgen los cuide.

Transcripción hecha por ZENIT

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Texto completo del discurso del Papa en el aeropuerto internacional El Alto
 

17.15. La Paz. En el aeropuerto de El Alto, la ceremonia de bienvenida. Francisco pone la visita a Bolivia bajo el amparo de la Santísima Virgen de Copacabana

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco llegó al aeropuerto internacional El Alto, en La Paz, alrededor de las 17:15 horas del miércoles. Durante la ceremonia de bienvenida, el Pontífice pronunció su primer discurso de la visita a Bolivia acompañado por el presidente Evo Morales.

A continuación publicamos las palabras del Santo Padre:

"Señor Presidente,
Distinguidas Autoridades,
Hermanos en el Episcopado,
Queridos hermanas y hermanos, buenas tardes:

Al iniciar esta visita pastoral, quiero dirigir mi saludo a todos los hombres y mujeres de Bolivia con los mejores deseos de paz y prosperidad. Agradezco al Señor Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia la cálida acogida y fraternal acogida que me ha dispensado y sus amables palabras de bienvenida. Doy las gracias también a los señores Ministros y Autoridades del Estado, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que han tenido la bondad de venir a recibirme. A mis hermanos en el Episcopado, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y fieles cristianos, a toda la Iglesia que peregrina en Bolivia, quiero expresarle mis sentimientos de fraterna comunión en el Señor. Llevo en el corazón especialmente a los hijos de esta tierra que por múltiples razones no están aquí y han tenido que buscar «otra tierra» que los cobije; otro lugar donde esta madre los haga fecundos y posibilite la vida.

Me alegro de estar en esta país de singular belleza, bendecido por Dios en sus diversas zonas: el altiplano, los valles, las tierras amazónicas, los desiertos, los incomparables lagos; el preámbulo de su Constitución lo ha acuñado de modo poético: «En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores», y esto me recuerda que «el mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza» (Laudato si’ 12). Pero sobre todo, es una tierra bendecida en sus gentes, con su variada realidad cultural y étnica, que constituye una gran riqueza y un llamado permanente al respeto mutuo, al diálogo: pueblos originarios milenarios y pueblos originarios contemporáneos; cuánta alegría nos da saber que el castellano traído a estas tierras hoy convive con 36 idiomas originarios, amalgamándose –como lo hacen en las flores nacionales de kantuta y patujú el rojo y el amarillo– para dar belleza y unidad en lo diverso. En esta tierra y en este pueblo, arraigó con fuerza el anuncio del Evangelio, que a lo largo de los años ha ido iluminando la convivencia, contribuyendo al desarrollo del pueblo y fomentando la cultura.

Como huésped y peregrino, vengo para confirmar la fe de los creyentes en Cristo resucitado, para que cuantos creemos en Él, mientras peregrinamos en esta vida, seamos testigos de su amor, fermento de un mundo mejor, y colaboremos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del País; cuenta con una Constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades. Todo esto requiere un espíritu de colaboración ciudadana, de diálogo y participación de los individuos y los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos. El progreso integral de un pueblo incluye el crecimiento en valores de las personas y la convergencia en ideales comunes que consigan aunar voluntades, sin excluir ni rechazar a nadie. Si el crecimiento es solo material, siempre se corre el riesgo de volver a crear nuevas diferencias, de que la abundancia de unos se construya sobre la escasez de otros. Por eso, además de la transparencia institucional, la cohesión social requiere un esfuerzo en la educación de los ciudadanos.

En estos días me gustaría alentar la vocación de los discípulos de Cristo a comunicar la alegría del Evangelio, a ser sal de la tierra y luz del mundo. La voz de los Pastores, que tiene que ser profética, habla a la sociedad en nombre de la Iglesia madre, porque la Iglesia es madre, y la habla desde la opción preferencial y evangélica por los últimos, por los descartados, por los excluidos. Esa es la opción preferencial de la Iglesia. La caridad fraterna, expresión viva del mandamiento nuevo de Jesús, se expresa en programas, obras e instituciones que buscan la promoción integral de la persona, así como el cuidado y la protección de los más vulnerables. No se puede creer en Dios Padre sin ver un hermano en cada persona y no se puede seguir a Jesús sin entregar la vida por los que Él murió en la cruz.

En una época en la que tantas veces se tiende a olvidar o tergiversar los valores fundamentales, la familia merece una especial atención por parte de los responsables del bien común porque es la célula básica de la sociedad, que aporta lazos sólidos de unión sobre los que se basa la convivencia humana y, con la generación y educación de sus hijos, asegura el futuro y la renovación de la sociedad.

La Iglesia también siente una preocupación especial por los jóvenes que, comprometidos con su fe y con grandes ideales, son una promesa de futuro, «vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera del Evangelio», decía Juan Pablo II. Cuidar a los niños, hacer que la juventud se comprometa en nobles ideales, es garantía de futuro para una sociedad. Y la Iglesia quiere una sociedad que encuentra su reaseguro cuando valora, admira y custodia también a sus mayores, que son los que nos traen la sabiduría de los pueblos. Custodiar a los que hoy son descartados por tantos intereses que ponen al centro de la vida económica al dios dinero. Y son descartados los niños y los jóvenes, que son el futuro de un país, y los ancianos, que son la memoria del pueblo. Por eso hay que cuidarlos, hay que protegerlos, son nuestro futuro. La Iglesia hace opción por ir generando con este cuidado una «cultura memoriosa» que le garantiza a los ancianos no solo la calidad de vida en sus últimos años sino la calidez, como bien lo expresa la constitución de ustedes.

Señor Presidente, queridas hermanas y hermanos, gracias por estar aquí. Estos días nos permitirán tener diversos momentos de encuentro, diálogo y celebración de la fe. Lo hago alegre y contento de estar en esta Patria que se dice a sí misma pacifista, patria de paz, y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz.

Pongo esta visita bajo el amparo de la Santísima Virgen de Copacabana, Reina de Bolivia, y a Ella pido que proteja a todos sus hijos. Muchas gracias y que el Señor los bendiga. Jallalla Bolivia".

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

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Visita de Cortesía del Papa al Palacio de Gobierno de Bolivia
 

19,20 - La Paz. El presidente Evo Morales le regala una polémica cruz. El Papa una imagen de Nuestra Señora 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Con la llegada de Francisco a Bolivia, ha comenzado la segunda etapa del viaje por América Latina. Tras aterrizar en la tarde del miércoles en el aeropuerto de El Alto, realizó un recorrido de 13 kilómetros en papamóvil hasta llegar a La Paz. El Santo Padre llevaba un poncho blanco para protegerse del frío, debido a los más de 4 mil metros de altura e los que se encuentra la ciudad. Pero el frío impidió a los fieles que salieran a las calles para saludar con entusiasmo al Pontífice.

El primer encuentro en La Paz fue en el Palacio del Gobierno, para la tradicional visita de cortesía al presidente de la Nación.

Allí llegó a las 19,20 horas locales, con retraso con respecto al programa oficial, el cual se había acumulado ya desde la salida de Ecuador. Fue recibido por el presidente Evo Morales y tras la presentación del gabinete del gobierno y de la delegación papal, se reunieron en privado.

A continuación tuvo lugar el también tradicional intercambio de regalos. Francisco entregó a Morales un cuadro mosaico de la Virgen “Salus Populi Romani”, célebre icono que desde el año 1611 ocupa la capilla Paulina de la Papal Basílica de Santa María la Mayor. Imagen ante la cual el Santo Padre reza siempre antes y después de cada viaje internacional que realiza.

 Por su parte el presidente le regaló un crucifico con una hoz y un collar, también con un Cristo y la hoz, el que el Santo Padre recibió con gentileza y que se quitó apenas terminado el encuentro y antes de salir.

Finalmente, el mandatario boliviano presentó a sus familiares y sus colaboradores. Evo Morales es el primer presidente indígena en gobernar esta nación. Fue elegido presidente en el año 2006 y reelegido en 2009 y 2014.  

El mandatario boliviano se reunió con Francisco en el Vaticano el pasado 28 de octubre de 2014, en ocasión del I Encuentro Mundial de los Movimientos Populares organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz. El II Encuentro tendrá precisamente lugar en Santa Cruz, este jueves, y contará con la presencia del Pontífice. 

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Palabras del Papa Francisco a las autoridades civiles de Bolivia
 

20,15 - La Paz. 'Cada uno a su manera, comparte la vocación de trabajar por el bien común'. A continuación ha viajado hacia Santa Cruz de la Sierra

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco, después de encontrar a las autoridades políticas en el Palacio de Gobierno, estuvo con los representantes de la sociedad civil en la catedral en donde pronunció el discurso que está aquí a continuación. Terminado el evento el Santo Padre fue al aeropuerto de El Alto y desde allí en avión a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

"Señor Presidente, Excelencias, Señoras y señores:

Me alegro de este encuentro con ustedes, autoridades políticas y civiles de Bolivia, miembros del Cuerpo diplomático y personas relevantes del mundo de la cultura y del voluntariado. Agradezco a Mons. Edmundo Abastoflor, Arzobispo de la Paz, su amable bienvenida. Les ruego me permitan cooperar, alentando con algunas palabras, la tarea que cada uno de ustedes ya realiza.

Cada uno a su manera, todos los aquí presentes compartimos la vocación de trabajar por el bien común. Ya hace 50 años, el Concilio Vaticano II definía el bien común como «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente de la propia perfección»; gracias por aspirar –desde su rol y misión– para que las personas y la sociedad se desarrollen, alcancen su perfección. Estoy seguro de sus búsquedas de lo bello, lo verdadero, lo bueno en este afán por el bien común. Que este esfuerzo ayude siempre a crecer en un mayor respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral, a la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva. (cf. Laudato si’ 157).

En el trayecto hacia la catedral he podido admirarme de las cumbres del Hayna Potosí y del Illimani, de ese «cerro joven» y de aquel que indica «el lugar por donde sale el sol». También he visto cómo de manera artesanal muchas casas y barrios se confunden con las laderas y me he maravillado de algunas obras de su arquitectura. El ambiente natural y el ambiente social, político y económico están íntimamente relacionados. Nos urge poner las bases de una ecología integral, que incorpore claramente todas las dimensiones humanas en la resolución de las graves cuestiones socioambientales de nuestros días... si no los glaciares de esos montes seguirán retrocediendo... y la lógica de la recepción, la conciencia del mundo que queremos dejar a los que nos sucedan, su orientación general, su sentido, sus valores también se derretirán como esos hielos (cf. Laudato si’ 159-160).

Como todo está relacionado, nos necesitamos unos a otros. Si la política se deja dominar por la especulación financiera o la economía se rige únicamente por el paradigma tecnocrático y utilitarista de la máxima producción, no podrán ni siquiera comprender, y menos aún resolver, los grandes problemas que afectan a la humanidad. Es necesaria también la cultura, de la que forma parte no solo el desarrollo de la capacidad intelectual del ser humano en las ciencias y de la capacidad de generar belleza en las artes, sino también las tradiciones populares locales, con su particular sensibilidad al medio de donde han surgido y al que dan sentido. Se requiere de igual forma una educación ética y moral, que cultive actitudes de solidaridad y corresponsabilidad entre las personas. Debemos reconocer el papel específico de las religiones en el desarrollo de la cultura y los beneficios que pueden aportar a la sociedad. Los cristianos, en particular, como discípulos de la Buena Noticia, son portadores de un mensaje de salvación que tiene en sí mismo la capacidad de ennoblecer a las personas, de inspirar grandes ideales capaces de impulsar líneas de acción que vayan más allá del interés individual, posibilitando la capacidad de renuncia en favor de los demás, la sobriedad y las demás virtudes que nos contienen y nos unen.

Nos habituamos tan fácilmente al ambiente de inequidad que nos rodea, que nos volvemos insensibles a sus manifestaciones. Y así confundimos sin darnos cuenta el «bien común» con el «bien- estar», sobre todo cuando somos nosotros quienes lo disfrutamos. El bienestar que se refiere solo a la abundancia material tiende a ser egoísta, a defender los intereses de parte, a no pensar en los demás, y a dejarse llevar por la tentación del consumismo. Así entendido, el bienestar, en vez de ayudar, incuba posibles conflictos y disgregación social; instalado como la perspectiva dominante, genera el mal de la corrupción que cuánto desalienta y tanto mal hace. El bien común, en cambio, es algo más que la suma de intereses individuales; es un pasar de lo que «es mejor para mí» a lo que «es mejor para todos», e incluye todo aquello que da cohesión a un pueblo: metas comunes, valores compartidos, ideales que ayudan a levantar la mirada, más allá de los horizontes particulares.

Los diferentes agentes sociales tienen la responsabilidad de contribuir a la construcción de la unidad y el desarrollo de la sociedad. La libertad siempre es el mejor ámbito para que los pensadores, las asociaciones ciudadanas, los medios de comunicación desarrollen su función, con pasión y creatividad, al servicio del bien común. También los cristianos, llamados a ser fermento en el pueblo, aportan su propio mensaje a la sociedad. La luz del Evangelio de Cristo no es propiedad de la Iglesia; ella es su servidora, para que llegue hasta los extremos del mundo. La fe es una luz que no encandila, que no obnubila, sino que alumbra y guía con respeto la conciencia y la historia de cada persona y de cada convivencia humana. El cristianismo ha tenido un papel importante en la formación de la identidad del pueblo boliviano. La libertad religiosa –como es acuñada habitualmente esa expresión en el fuero civil– es quien también nos recuerda que la fe no puede reducirse al ámbito puramente subjetivo. Será nuestro desafío alentar y favorecer que germinen la espiritualidad y el compromiso cristiano en obras sociales.

Entre los diversos actores sociales, quisiera destacar la familia, amenazada en todas partes por la violencia doméstica, el alcoholismo, el machismo, la drogadicción, la falta de trabajo, la inseguridad ciudadana, el abandono de los ancianos, los niños de la calle y recibiendo pseudo-soluciones desde perspectivas que evidencian una clara colonización ideológica... Son tantos los problemas sociales que resuelve la familia en silencio, que no promoverla es dejar desamparados a los más desprotegidos.

Una nación que busca el bien común no se puede cerrar en sí misma; las redes de relaciones afianzan a las sociedades. El problema de la inmigración en nuestros días nos lo demuestra. El desarrollo de la diplomacia con los países del entorno, que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto de los problemas, es hoy indispensable. Hay que construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución.

Bolivia transita un momento histórico: la política, el mundo de la cultura, las religiones son parte de este hermoso desafío de la unidad. En esta tierra donde la explotación, la avaricia y múltiples egoísmos y perspectivas sectarias han dado sombra a su historia, hoy puede ser el tiempo de la integración. Hoy Bolivia puede «crear nuevas síntesis culturales». ¡Qué hermosos son los países que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué lindos cuando están llenos de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro! (cf. Evangelii gaudium 210). Bolivia, en la integración y en su búsqueda de la unidad, está llamada a ser «esa multiforme armonía que atrae» (Evangelii gaudium 117).

Muchas gracias por su atención. Pido al Señor que Bolivia, «esta tierra inocente y hermosa» siga progresando cada vez más para que sea esa «patria feliz donde el hombre vive el bien de la dicha y la paz». Que la Virgen santa los cuide y el Señor los bendiga abundantemente. No olviden rezar por mí, pues lo necesito". 

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Espiritualidad y oración


Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús (Amabile Lucía Wisenteiner) - 9 de julio
 

«Era italiana, pero fue la primera canonizada en Brasil, país en el que multitud de pobres, ancianos, esclavos y enfermos fueron agraciados por su caridad. Fundó las Hermanitas de la Inmaculada Concepción»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Una enferma de cáncer en fase terminal acogida por Amabile fue el origen de la fundación de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción, impulsada por esta gran mujer, nacida el 16 de diciembre de 1865 en Vígolo Vattaro, provincia de Trento, Italia. Su escasísima formación no implicaba cortedad de miras. Al contrario. Tuvo la visión de crear la estructura precisa para que los desheredados de cariño, de salud y de recursos materiales, hallaran lo preciso para sobrevivir con la máxima dignidad posible.

Creció en el seno de una familia que se vio obligada a emigrar a Brasil junto a otros compatriotas. Buscaban una mejor calidad de vida, como legítimamente continúan persiguiendo los millones de personas que dejan atrás su país. El largo centenar de italianos que acompañó en este forzado exilio a la familia Wisenteiner llevaba clavado en el corazón las hondas raíces heredadas de sus antepasados. Cuando en 1876 se afincaron en el estado brasileño de Santa Catalina, en Trento, dieron a la nueva ciudad el nombre de Vígolo. Puede que fuese una forma de perpetuar emotivamente los inolvidables lazos que siempre les atarían al lugar que les vio nacer. Entonces Amabile tenía 10 años, y ya había experimentado en su tierra lo que significa trabajar duramente en una fábrica de seda; comenzó a los 8, una edad en la que debería haber estado jugando a las muñecas. Ni qué decir tiene que sus padres no deseaban este futuro para sus hijos.

Alrededor de los 12 años recibió la primera comunión y, con ella, se inició su itinerario espiritual. Primeramente colaboró en la parroquia como catequista de los niños, visitaba a los enfermos y se ocupaba también de mantener aseada la capilla. A ello añadía las tareas del hogar, que atendía ayudando a su madre. Pero ésta murió en un mal parto en 1886, y Amabile, que ya pensaba en la vida religiosa, se encontró con la enorme responsabilidad de cuidar a sus doce hermanos; fue su punto de referencia. Cuando su padre contrajo segundas nupcias tuvo vía libre para cumplir su anhelo.

En 1890, junto a otra amiga que solía visitar enfermos como ella, inició una vida en común de acuerdo con el padre Rossi que asumía la dirección espiritual de ambas. Adquirieron una casa en Nueva Trento y se trazaron un sencillo programa espiritual. Fue allí donde cobijaron y asistieron a la enferma de cáncer. El grupo de mujeres creció movido por la virtud que apreciaban en Amabile, y el padre Rossi y ella juzgaron que era el momento de instituir una Congregación. La fundación fue acogida por el prelado de Curitiba, monseñor Camargo. Tres de sus integrantes, incluida la santa, profesaron en 1895 y ésta tomó el nombre religioso con el que pasaría a la posteridad.

En 1903 se trasladaron a Ipiranga, São Paulo. Desde allí Amabile iba a impulsar la creación de cinco provincias permitiéndole extender su acción caritativa a muchos enfermos y pobres brasileños. Ese año fue elegida superiora general «ad vitam». Pero surgieron graves problemas internos dentro de la Congregación, y en 1909 el arzobispo monseñor Duarte Leopoldo e Silva la convocó para anunciarle que quedaba destituida. Su director espiritual, el padre Rossi, narró que en ese instante ella «se arrodilló... se humilló... respondió que estaba totalmente dispuesta a entregar la congregación... se ofrecía espontáneamente para servir en la congregación como súbdita». La respuesta del arzobispo fue: «Viva y muera en la congregación como súbdita». Su más preciado anhelo era que Dios «fuera conocido, amado y adorado por todos en todo el mundo»; junto a él le preocupaba la pervivencia de la fundación. Para ello siguió refugiada en la oración y en el trabajo, envolviendo en la Eucaristía los sufrimientos. Nadie en el hospicio de San Vicente de Paúl en Bragança Paulista, São Paulo, donde fue destinada a trabajar con los ancianos y los enfermos, pudo conocer la hondura de sus padecimientos. La difamación y las murmuraciones no socavaron su fe ni un ápice. Tampoco mermaron sus esfuerzos. Su ardiente caridad fue recompensada con el afecto, el respeto y la admiración de los que iban conociéndola, muchos de los cuales eran acreedores de sus gestos serviciales, generosos.

En 1918 su sucesora, la superiora general Vicência Teodora, de acuerdo con el arzobispo Don Duarte, la trasladó a Ipiranga, a la casa madre. Su cometido fue asistir a las religiosas que se hallaban enfermas. Fuera de ello pasó el resto de su vida sin notoriedad alguna, orando, llena de fe y de confianza en Dios, sostenida por la Eucaristía. Tenía gran devoción por la Inmaculada y por san José. En una ocasión confió al padre Rossi: «La presencia de Dios me es tan íntima, que me parece imposible perderla, y esta presencia le da a mi alma una alegría que no puedo explicar».

Era diabética, y a partir de 1938 la enfermedad comenzó a recrudecerse después de lesionarse uno de los dedos de la mano cuando cortaba leña. Se gangrenó y se lo amputaron, pero la necrosis seguía invadiendo el brazo y en una segunda intervención quirúrgica hubo que cercenar su mano. No hubo modo de poner coto definitivo a la gangrena y en una tercera operación seccionaron su brazo derecho. Finalmente, quedó ciega. El 12 de julio de 1940 redactó su testamento espiritual. Lo que decía era fruto de su experiencia: «Sed muy humildes. Confiad siempre y mucho en la Divina Providencia; nunca, jamás, os desaniméis, aunque vengan vientos contrarios. Nuevamente os digo: Confiad en Dios y en María Inmaculada; manteneos firmes y ¡adelante!». Murió en Ipiranga el 9 de julio de 1942 diciendo: «Hágase la voluntad de Dios». Juan Pablo II la beatificó el 18 de octubre de 1991. Él mismo la canonizó el 19 de mayo de 2002.

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