Teresa de Calcuta, una vida

Considero que como católico tengo la obligación de acercarme poco a poco a todas las vidas de los santos que me sea posible en aras a aprender de ellas y tomando ejemplo imitarlas. Es evidente que debo escoger entre cientos, por lo que las elijo en base a criterios objetivos. Cuanto más alejado de mi tiempo, menos cercano me tenderá a sonar. Los de mi país probablemente me llamarán más. Los que han dedicado su vida a temas de mi interés son susceptibles de despertar en mi mayor ansia de imitación.

A quien no me había acercado aún era a la beata Teresa de Calcuta. Ninguna razón me había impedido hacerlo, pero lo cierto es que no sabía prácticamente nada sobre ella, su vida y su santidad. He puesto remedio, y me alegro. Ahora conozco lo suficiente para poder rogar su intercesión sintiendo que lo hago a una buena amiga.

Se ha publicado un muy interesante libro que sin ser estrictamente una biografía, sirve muy bien a mi propósito, pues hace un recorrido por su vida en el primer tercio, analiza su vida interior en otro y ofrece entrevistas a gente que la conoció en diversas situaciones en el tercero.

Quiero traer dos anécdotas del libro que me parece que hacen justicia a la persona biografiada. La primera está sacada de la interesantísima parte del libro que trata las críticas recibidas por la beata; críticas que se desmontan bastante bien.

“En cierta ocasión, un teólogo que había pasado unos días visitando las obras de Madre Teresa en Calcuta, al ir a despedirse de ella, le dijo:

- Lo que están haciendo ustedes es admirable, pero teológicamente están en hace doscientos años.

La respuesta de Madre Teresa fue instantánea.

- Peor aún. En hace dos mil años.”

 

La otra anécdota, sacada de la parte del libro dedicada al anecdotario muestra así mismo su escala de valores, dónde ponía el acento. Madre Teresa era una decidida “papista”, de hecho quiso y logró que su congregación lo fuera de derecho pontificio y no diocesano. Y no era menor su amor a Cristo en el sagrario, las hermanas de la Caridad dedican una hora de adoración diaria. Teniendo esto en consideración, veamos lo que ocurrió.

El 29 de noviembre de 1964 fue la ceremonia de apertura del 38º Congreso Eucarísitico Internacional en la ciudad de Bombay. Cuando se dirigía hacia el lugar en que iba a celebrarse el acto, Madre Teresa vio a dos personas moribundas junto a un árbol. Eran marido y mujer. Sin dudar un instante, se acercó y les dio la mano. Al poco, el marido murió entre sus brazos. Se cargó a la mujer al hombro y la llevó al centro de las hermanas. No asistió a la ceremonia presidida por el Papa Pablo VI a la que había sido invitada.

 

LÓPEZ DE REGO, Fernando

“Teresa de Calcuta, la persona”

Freshbook, 2015