Un grupo de 60 catequistas llegados de las diversas diócesis aragonesas (Huesca, Jaca, Tarazona, Teruel y Zaragoza) fueron acogidos con alegría por los catequistas de la diócesis de Barbastro-Monzón, donde está ubicada la casa natal de san José de Calasanz, dirigida por los Padres Escolapios. Daba así comienzo la Escuela de Verano para Catequistas, organizada por las delegaciones de catequesis de las diócesis de Aragón, celebrada del 1 al 3 de julio en Peralta de la Sal.

La escuela comenzó con una oración y el saludo del  obispo de Huesca- Jaca, Mons. Julián Ruiz Martorell, que acompañó a los catequistas durante todo el primer día.

El trabajo de la mañana estuvo dedicado a la presentación de la instrucción pasto­ral sobre los catecismos de la Confe­rencia Episcopal Española para la ini­ciación cristiana: Custodiar, alimentar y promover la memoria de Jesucristo.

Por la tarde, D. Álvaro Ginel, SDB, director de la revista Catequistas introdujo a los participantes en el ser del catequista, hoy:  Lo que he recibido os lo trans­mito. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio a un pueblo que camina en esperanza, pero también afrontando grandes dificultades y retos, para ello el catequista debe reafirmar su fe y su vocación continuamente.

El tema de la mañana siguiente era: Os transmito lo que he reci­bido. Ahondamos en la pedagogía sobre la transmisión de la fe y la forma de hacerla. La catequesis hoy debe ser una verdadera y propia escue­la de pedagogía cristiana

Por la tarde los asistentes se trasladaron en autobús al monasterio de Obarra y a Roda de Isábena, donde celebraron la eu­caristía en la cripta de la antigua cate­dral de San Vicente. Fueron momentos para recordar nuestras raíces cristianas y de actualizar nuestra fe en torno a la pila bautismal. Presidió la Eucaristía el delegado episcopal de Catequesis de Zaragoza, D. Juan Sebastián Teruel.

El tercer día, estuvo dedicado a la oración: De la mano de Teresa de Jesús: Teresa, ¡enséñanos a orar! El proyecto de Teresa: oración en clave de amistad. Sergio Pérez Baena introdujo a los catequistas en el Castillo interior y les llevó de la mano a través de sus Moradas.

La Escuela de Verano concluyó con la celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo de Barbastro- Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo, quien animó a los catequistas a “hacer milagros”, el milagro del amor.

(Archidiócesis de Zaragoza)