ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 12 de julio de 2015

El papa Francisco

Paraguay: Programa del Papa el 11 de julio
El segundo día del Santo Padre en Asunción será de intensa actividad, incluye cuatro discursos y el viaje hasta Caacupé

Texto del discurso escrito por el Papa y entregado en el hospital pediátrico
8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. El Pontífice recuerda que los niños están dentro de los predilectos de Jesús

Francisco: 'Seamos sencillos como los niños'
8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. El Papa dijo a los pacientes y a sus familiares que siempre reza por ellos, para que tengan la fuerza y la constancia que solamente tienen los padres y las madres

La emoción del Santo Padre visible en Caacupé
10.30. Santuario mariano de Caacupé. Francisco ha celebrado la ecuaristía en este conocido lugar de Paraguay, donde ha invitado a seguir el ejemplo de María, que dijo sí al sueño y proyecto de Dios

Texto completo de la homilía del Papa en Caacupé
10.30 Santuario de Caccupé. El Santo Padre renueva su admiración por la mujer paraguaya

Texto completo del saludo improvisado del Papa en el hospital pediátrico
8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. Francisco indicó que 'es tan importante un niño en la vida'

El Papa se reúne con las hijas de su primera jefa
Esther Ballestrino fue jefa de Bergoglio en los laboratorios Hickethier Bachman, de Buenos Aires, cuando él tenía 17 años

Francisco visita la Fundación San Rafael
El Papa fue a la clínica para bendecir a los enfermos terminales. Este encuentro no estaba en agenda

Francisco: 'La corrupción es la polilla, es la gangrena del pueblo'
16.30. Asunción. Encuentro con los representantes de la sociedad civil en el estadio León Condou del colegio San José. El Papa criticó las ideologías e invitó al diálogo

Texto completo del Santo Padre en las vísperas en la Catedral
18.45. Asunción. El Papa, presidiendo la celebración de las vísperas con obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos, seminaristas y movimientos católicos, recuerda que Jesús, en su vida terrena alcanzó la perfeccióńn cuando aprendió́, sufriendo, qué significaba obedecer

Papa y Santa Sede

Inicia en el Vaticano el juicio contra Wesolowski por abusos a menores
El ex-nuncio no ha estado presente porque está ingresado desde ayer en un hospital de Roma

Francisco expresa sus condolencias por la muerte del cardenal italiano Biffi
Desde Asunción del Paraguay el Santo Padre envía un telegrama

El Papa condena el ataque terrorista en el Cairo
Un muerto y varios heridos tras la explosión de una bomba en el consulado italiano del Cairo 

Mundo

Bosnia rinde homenaje a las víctimas de Srebrenica
Unos ocho mil musulmanes murieron en 1995 a manos de las tropas serbobosnias. Se cumple el 20 aniversario de la matanza

Espiritualidad y oración

San Juan Gualberto - 12 de julio
«Abad y fundador. El perdón que otorgó al asesino de su hermano hizo virar el rumbo de su vida. Es patrón de los guardias forestales, de los montes y de los parques de Italia»


El papa Francisco


Paraguay: Programa del Papa el 11 de julio
 

El segundo día del Santo Padre en Asunción será de intensa actividad, incluye cuatro discursos y el viaje hasta Caacupé

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

 
08:30 Visita al Hospital General Pediátrico "Niños de Acosta Ñu".  Discurso del Santo Padre (14:30 hora central europea)
 
10:30 Santa Misa en la explanada del Santuario Mariano de Caacupé. Discurso del Santo Padre (16:30 hora central europea) 
 
16:30 Encuentro con representantes de la sociedad civil en el Estadio León Condou del Colegio San José. Discurso del Santo Padre (22:30 hora central europea) 
 
18:15 Vísperas con Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas, Seminaristas y Movimientos Católicos en la Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la Asunción. Discruso del Santo Padre (00:15 hora central europea) 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Texto del discurso escrito por el Papa y entregado en el hospital pediátrico
 

8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. El Pontífice recuerda que los niños están dentro de los predilectos de Jesús

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha visitado este sábado de manera privada a los niños, familiares y personal del Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. A continuación publicamos el discurso, dado a conocer por la Santa Sede, que el Santo Padre ha preparado para esta ocasión:

"Señor Director
Queridos niños
Miembros del personal
Amigos todos

Gracias por el recibimiento tan cálido con el que me han recibido. Gracias por este tiempo que me permiten estar con ustedes.

Queridos niños, quiero hacerles una pregunta, a ver si me ayudan. Me han dicho que son muy inteligentes, por eso me animo. ¿Jesús se enojó alguna vez?, ¿se acuerdan cuándo?. Sé que es una pregunta difícil, así que los voy a ayudar. Fue cuando no dejaron que los niños se acercaran a Él. Es la única vez en todo el evangelio de Marcos que usó esta expresión (10,13-15) Algo parecido a nuestra expresión: se llenó de bronca. ¿Alguna vez se enojaron? Bueno, de esa misma manera se puso Jesús, cuando no lo dejaron estar cerca de los niños, cerca de ustedes. Le vino mucha rabia. Los niños están dentro de los predilectos de Jesús. No es que no quiera a los grandes, pero se sentía feliz cuando podía estar con ellos. Disfrutaba mucho de su amistad y compañía. Pero no solo, quería tenerlos cerca, sino que aún más. Los ponía como ejemplo. Le dijo a los discípulos que si «no se hacen como niños, no podrán entrar en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3)

Los niños estaban alejados, los grandes no los dejaban acercarse, pero Jesús, los llamó, los abrazó y los puso en el medio para que todos aprendieramos a ser como ellos. Hoy nos diría lo mismo a nosotros. Nos mira y dice, aprendan de ellos.

Debemos aprender de ustedes, de su confianza, alegría, ternura. De su capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante. Son unos luchadores. Y cuanto uno tiene semejantes «guerreros» adelante, se siente orgulloso. ¿Verdad mamás? ¿Verdad padres y abuelos? Verlos a ustedes, nos da fuerza, nos da ánimo para tener confianza, para seguir adelante.

Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá. Hay momentos de mucho dolor, incertidumbre. Hay momentos de una angustia fuerte que oprime el corazón y hay momentos de gran alegría. Los dos sentimientos conviven, están en nosotros. Pero no hay mejor remedio que la ternura de ustedes, que su cercanía. Y me alegra saber que entre ustedes familias, se ayudan, estimulan, «palanquean» para salir adelante y atravesar este momento.

Cuentan con el apoyo de los médicos, los enfermeros y de todo el personal de esta casa. Gracias por esta vocación de servicio, de ayudar no solo a curar sino a acompañar el dolor de sus hermanos.

No nos olvidemos, Jesús está cerca de sus hijos. Está bien cerca, en el corazón. No duden en pedirle, no duden en hablar con Él, en compartir sus preguntas, dolores. Él esta siempre, pero siempre, y no los dejará caer.

Y de algo estamos seguros y una vez más lo confirmo. Donde hay un hijo está la madre. Donde está Jesús está María, la Virgen de Caacupe. Pidamosle a ella, que los proteja con su manto, que interceda por ustedes y por su familias.

Y no se olviden, de rezar por mí. Estoy seguro que sus oraciones, llegan al cielo". 

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Francisco: 'Seamos sencillos como los niños'
 

8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. El Papa dijo a los pacientes y a sus familiares que siempre reza por ellos, para que tengan la fuerza y la constancia que solamente tienen los padres y las madres

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco llegó este sábado, a las 08:30 horas locales, al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu” que está en la localidad de San Lorenzo, a bordo de un Peugeot blanco, el mismo que utilizó san Juan Pablo II en 1988, que lo trasladó desde la Nunciatura Apostólica ubicada en Asunción. Los numerosos fieles congregados por las calles tuvieron la oportunidad de saludar al Santo Padre durante ese trayecto, ya que el vehículo papal tenía las ventanillas transparentes.

En la entrada del centro médico, un grupo de niños lo esperaba con pancartas y otras muestras de cariño. Los vecinos adornaron también sus casas con pasacalles, globos y banderas tricolores paraguayas y del Estado del Vaticano.

El Pontífice visitó las salas de internados donde se encuentran cerca de 90 pacientes, el Departamento de Hemato-Oncología y el área de Urgencias. Además mantuvo un encuentro con cuatro niñas que fueron transplantadas de corazón, sus respectivas familias y algunos médicos. La visita dentro del hospital fue privada.

A la salida, el Papa se dirigió de forma improvisada a los padres de los niños y niñas enfermos, a quienes aseguró sus oraciones, al tiempo que pidió por la pronta recuperación de los pequeños y la fortaleza de sus progenitores.

“Este es un hospital donde muchos chicos sufren, y yo quiero decirle a ustedes mamás y papás, que rezo por ustedes y rezo por sus hijos, para que la Virgen esté muy cerca de ustedes, para que Jesús le dé la salud a sus hijos y para que ustedes tengan esa fuerza y esa constancia que solamente tienen las madres y los padres”, señaló.

Durante su intervención, Francisco destacó que para Jesús un niño es muy importante, tanto que a los adultos les dice que en su corazón deben hacerse como esos pequeños para llegar al Reino de los Cielos. “Es tan importante un niño en la vida”, dijo. 

En este sentido, el Santo Padre resaltó y agradeció la labor de los médicos, las enfermeras, los empleados y de todos los que luchan y se sacrifican por la salud de los niños. Asimismo, agradeció el trabajo de acompañamiento del capellán en el lugar. Y concluyó afirmando que “eso es lo que Jesús quiere de nosotros, que seamos sencillos como este niño”. “Los chicos son simples, son alegres”, enfatizó.

Tras su afectuoso saludo, el Pontífice invitó a los presentes a rezar un Ave María a la Virgen de Caacupé. Algunos niños aprovecharon para entregarle una sorpresa: la 'maleta de la esperanza', que contiene cartas y dibujos dedicados al papa Francisco.

En uno de los accesos al hospital se instaló una placa conmemorativa de la visita. En la misma se lee una frase que el Santo Padre pronunció durante el rezo de su primer Ángelus: “Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo”.

El director del centro asistencial, el doctro Pío Alfieri, explicó a los medios de comunicación locales que eligieron esa frase porque coincide con la función y la dinámica con la que trabajan cada día en el hospital pediátrico. Al finalizar su encuentro, el Pontífice se dirigió a Caacupé, donde celebrará la Santa Misa en la explanada del santuario.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


La emoción del Santo Padre visible en Caacupé
 

10.30. Santuario mariano de Caacupé. Francisco ha celebrado la ecuaristía en este conocido lugar de Paraguay, donde ha invitado a seguir el ejemplo de María, que dijo sí al sueño y proyecto de Dios

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

“Primereen en el amor. Sean ustedes los portadores de esta fe, de esta vida, de esta esperanza. Sean ustedes los forjadores de este hoy y mañana paraguayo”, esta ha sido la petición que el papa Francisco hizo este sábado, en la homilía de la misa celebrada en el santuario mariano de Caacupé, donde celebró la primera misa multitudinaria en Paraguay.

Esta mañana, tras visitar a los niños del hospital pediátrico de Acosta Ñú en Asunción, el Santo Padre se dirigió a este Santuario mariano para la celebración eucarística, donde le esperaban miles de fieles. Allí, el Pontífice recibió de manos del alcalde las llaves de la ciudad. Y a continuación, veneró dentro de la iglesia a la Virgen de la Inmaculada Concepción de los Milagros y dejó una rosa blanca. Fue tal la emoción que Francisco sintió tras estos momentos de oración, que mientras hacía la procesión hacia el altar para comenzar la misa tuvo que detenerse y salir unos minutos para recuperarse, tal y como indicó a los presentes el obispo de Caacupé. 

Un ambiente de fiesta y celebración invadía el Santuario desde primera hora de la mañana. Un ambiente que, a la llegada del Papa, se multiplicó en alegría y entusiasmo acompañado de cánticos y música. La primera lectura se leyó en guaraní, al igual que algunas de las peticiones. 

Durante la homilía, el Pontífice reconoció sentirse “en casa, a los pies de nuestra Madre la Virgen de los Milagros de Caacupé”. Igualmente reconoció que este santuario es “parte vital del pueblo paraguayo, de ustedes”. Haciendo referencia al Evangelio, el anuncio del ángel a María, el Santo Padre señaló que María es “la madre del «sí». Sí, al sueño de Dios, sí al proyecto de Dios, sí a la voluntad de Dios”.  Un «sí» --precisó-- que no la llenó de privilegios o diferencias, sino que, como le dirá Simeón en su profecía: “A ti una espada te atravesará el corazón”. De este modo, el Papa repasó tres momentos difíciles en la vida de María. En primer lugar, el nacimiento de Jesús, “no tenían una casa”, tampoco “familia cercana”, “estaban solos”. En segundo lugar la huida a Egipto, “tuvieron que irse, exiliarse”, “fueron migrantes por la codicia y la avaricia del emperador”. Y finalmente la muerte en la cruz. “No debe existir situación más difícil para una madre que acompañar la muerte de un hijo”, aseguró el Santo Padre.

Por eso, recordó que podemos “contarle de nuestras realidades porque ella las comprende”. Su vida --añadió-- es testimonio de que Dios no defrauda, no abandona a su Pueblo, aunque existan momentos o situaciones que parecen que Él no está.    Por otro lado, el Papa aseguró que “este Santuario, guarda, atesora, la memoria de un pueblo que sabe que María es Madre y ha estado y está al lado de sus hijos”. Del mismo modo, subrayó que “María quiso estar en medio de su Pueblo, con sus hijos, con su familia. Siguiendo siempre a Jesús, desde la muchedumbre”. María hace una invitación constante y continúa: “Hagan lo que Él les diga”. No tiene --precisó-- un programa propio, no viene a decirnos nada nuevo, tan solo su fe acompaña nuestra fe.

Francisco no dejó pasar la ocasión para referirse nuevamente a las mujeres y madres paraguayas “que con gran valor y abnegación, han sabido levantar un País derrotado, hundido, sumergido por la guerra”. Ustedes --indicó a las presentes-- tienen la memoria, la genética de aquellas que reconstruyeron la vida, la fe, la dignidad de su Pueblo. Y nuevamente pidó a Dios que “bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”.

Al finalizar la misa, monseñor Catalino Claudio Giménez Medina, obispo de Caacupé, dedicó unas palabras al Santo Padre. Así, le agradeció que haya “ensalzado tantas veces a la mujer paraguaya” e indicó que en reconocimiento le ofrecerían hoy una danza y una canción, al final. Del mismo modo, el obispo se preguntó si tendrán “alguna vez la dicha de que una paraguaya, carmelita descalza” sea puesta en el santoral. Su nombre es “Chiquitunga” y el proceso de canonización ya está en Roma. Por otro lado, subrayó que un sueño “es que Paraguay sea como una familia grande, donde reinen la reconciliación fraterna, la justicia para todos, el trabajo que dignifica, la educación que enaltece y la paz que sirva de atmósfera permanente para que el país crezca, y sus habitantes, todos sean felices”. Un Paraguay --añadió-- sin diferencias hirientes y sin violencia que ha enlutado a tantos hogares.

A continuación, se leyó el decreto de la Santa Sede que establece que el Santuario de Caacupé es elevado a la categoría de Basílica menor. Y para concluir, el Papa renovó el acto de consagración de Paraguay a la Inmaculada Concepción, ya realizado por san Juan Pablo II en este mismo lugar en su viaje apostólico en 1988. Después, dejó como regalo a la “Virgen de los Milagros de Caacupé” un rosario de oro.

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Texto completo de la homilía del Papa en Caacupé
 

10.30 Santuario de Caccupé. El Santo Padre renueva su admiración por la mujer paraguaya

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Estar aquí con ustedes es sentirme en casa, a los pies de nuestra Madre la Virgen de los Milagros de Caacupé. En un santuario los hijos nos encontramos con nuestra Madre y entre nosotros recordamos que somos hermanos. Es un lugar de fiesta, de encuentro, de familia. Venimos a presentar nuestras necesidades, venimos a agradecer, a pedir perdón y a volver a empezar. Cuántos bautismos, cuántas vocaciones sacerdotales y religiosas, cuántos noviazgos y matrimonios nacieron a los pies de nuestra Madre. Cuántas lágrimas y despedidas. Venimos siempre con nuestra vida, porque acá se está en casa y lo mejor es saber que hay alguien que nos espera.

Como tantas otras veces, hemos venido porque queremos renovar nuestras ganas de vivir la alegría del Evangelio.

Cómo no reconocer que este santuario es parte vital del pueblo paraguayo, de ustedes. Así lo sienten, así lo rezan, así lo cantan: «En tu Edén de Caacupé, es tu pueblo Virgen pura que te da su amor y fe». Y estamos hoy como el Pueblo de Dios, a los pies de nuestra Madre a darle nuestro amor y fe.

En el Evangelio acabamos de escuchar el anuncio del Ángel a María que le dice: «Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo». Alégrate, María, alégrate. Frente a este saludo, ella, quedó desconcertada y se preguntaba qué quería decir. No entendía mucho lo que estaba sucediendo. Pero supo que venía de Dios y dijo «sí». María es la madre del «sí». Sí, al sueño de Dios, sí al proyecto de Dios, sí a la voluntad de Dios.

Un «sí» que, como sabemos, no fue nada fácil de vivir. Un «sí» que no la llenó de privilegios o diferencias, sino que, como le dirá Simeón en su profecía: «A ti una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,35). Y ¡vaya que se lo atravesó! Por eso la queremos tanto y encontramos en ella una verdadera Madre que nos ayuda a mantener viva la fe y la esperanza en medio de situaciones complicadas. Siguiendo la profecía de Simeón nos hará bien repasar brevemente tres momentos difíciles en la vida de María.

1. El nacimiento de Jesús. «No había un lugar para ellos» (Lc 2,7). No tenían una casa, una habitación para recibir a su hijo. No había espacio para que pudiera dar a luz. Tampoco familia cercana, estaban solos. El único lugar disponible era una cueva de animales. Y en su memoria seguramente resonaban las palabras del Ángel: »Alégrate María, el Señor está contigo». Y ella podía haberse preguntado: ¿Dónde está ahora?

2. La huida a Egipto. Tuvieron que irse, exiliarse. Allí no solo no tenían un espacio, ni familia, sino que incluso sus vidas corrían peligro. Tuvieron que marcharse e ir a tierra extranjera. Fueron migrantes perseguidos por la codicia y la avaricia del emperador. Y allí podría haberse preguntado: ¿Dónde está lo que me dijo el Ángel?

3. La muerte en la cruz. No debe existir situación más difícil para una madre que acompañar la muerte de un hijo. Son momentos desgarradores. Ahí vemos a María, al pie de la cruz, como toda madre, firme, sin abandonar, acompañando a su Hijo hasta el extremo de la muerte y muerte de cruz. Y allí también podía haberse preguntado ¿dónde está lo que me dijo el Ángel? Y luego conteniendo y sosteniendo a los discípulos.

Contemplamos su vida, y nos sentimos comprendidos, entendidos. Podemos sentarnos a rezar y usar un lenguaje común frente a un sinfín de situaciones que vivimos a diario. Nos podemos identificar en muchas situaciones de su vida. Contarle de nuestras realidades porque ella las comprende.

Ella es mujer de fe, es la Madre de la Iglesia, ella creyó. Su vida, es testimonio de que Dios no defrauda, que Dios no abandona a su Pueblo, aunque existan momentos o situaciones que parecen que Él no está. Ella fue la primera discípula que acompañó a su Hijo y sostuvo la esperanza de los apóstoles en los momentos difíciles. Estaban cerrados con no sé cuántas llaves, de miedo, en el Cenáculo. Fue la mujer que estuvo atenta y supo decir –cuando parecía que la fiesta y la alegría se terminaba–: «no tienen vino» (Jn 2,3). Fue la mujer que supo ir y estar con su prima «unos tres meses» (Lc 1,56) para que no estuviera sola en su parto. Esa es nuestra madre, así de buena, así de generosa, así de acompañadora en nuestra vida.

Todo esto lo sabemos por el Evangelio, pero también sabemos que, en esta tierra, es la Madre que ha estado a nuestro lado en tantas situaciones difíciles. Este Santuario, guarda, atesora, la memoria de un pueblo que sabe que María es Madre y ha estado y está al lado de sus hijos.

Ha estado y está en nuestros hospitales, en nuestras escuelas, en nuestras casas. Ha estado y está en nuestros trabajos y en nuestros caminos. Ha estado y está en las mesas de cada hogar. Ha estado y está en la formación de la Patria, haciéndonos Nación. Siempre con una presencia discreta y silenciosa. En la mirada de una imagen, estampita o medalla. Bajo el signo de un rosario, sabemos que no vamos solos, que ella nos acompaña.

¿Por qué? Porque María quiso estar en medio de su Pueblo, con sus hijos, con su familia. Siguiendo siempre a Jesús, desde la muchedumbre. No quiso, como buena madre abandonar a los suyos, sino por el contrario, siempre se metió en donde un hijo pudiera estar necesitando de ella. Tan solo, porque es Madre.

Una Madre que aprendió a escuchar y a vivir en medio de tantas dificultades de aquel: «No temas, el Señor está contigo» (cf. Lc 1,30). Una madre que continúa diciéndonos: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5). Es su invitación constante y continúa: «Hagan lo que Él les diga». No tiene un programa propio, no viene a decirnos nada nuevo, más bien, le gusta estar callada, tan solo su fe acompaña nuestra fe.

Ustedes lo saben, han hecho experiencia de esto que estamos compartiendo. Todos ustedes, todos los paraguayos tienen la memoria viva de un Pueblo que ha hecho carne estas palabras del Evangelio. Y quisiera referirme de modo especial a ustedes mujeres y madres paraguayas, que con gran valor y abnegación, han sabido levantar un País derrotado, hundido, sumergido por una guerra inícua. Ustedes tienen la memoria, la genética de aquellas que reconstruyeron la vida, la fe, la dignidad de su Pueblo. Como María, han vivido situaciones muy pero muy difíciles, que desde una lógica común sería contraria a toda fe. Ustedes al contrario, al igual que María, impulsadas y sostenidas por la Virgen, siguieron creyentes, inclusive «esperando contra toda esperanza» (Rm 4,18). Cuando todo parecía derrumbarse, junto a María se decían: No temamos, el Señor está con nosotras, está con nuestro Pueblo, con nuestras familias, hagamos lo que Él nos diga. Y allí encontraron ayer y encuentran hoy la fuerza para no dejar que esta tierra se desmadre. Dios bendiga ese tesón, Dios bendiga y aliente la fe de ustedes, Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América.

Como Pueblo, hemos venido a nuestra casa, a la casa de la Patria paraguaya, a escuchar una vez más, esas palabras que tanto bien nos hacen: «Alégrate, el Señor está contigo». Es un llamado a no perder la memoria, a no perder las raíces, los muchos testimonios que han recibido de pueblo creyente y jugado por sus luchas. Una fe que se ha hecho vida, una vida que se ha hecho esperanza y una esperanza que los lleva a primerear en la caridad. Sí, al igual que Jesús, primereen en el amor. Sean ustedes los portadores de esta fe, de esta vida, de esta esperanza. Ustedes paraguayos sean forjadores de este hoy y mañana.

Volviendo a mirar la imagen de María los invito a decir juntos: «en tu Edén de Caacupé, es tu pueblo Virgen pura que te da su amor y fe». Todos juntos. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

  

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

         

        

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Texto completo del saludo improvisado del Papa en el hospital pediátrico
 

8.30. San Lorenzo. Visita al Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”. Francisco indicó que 'es tan importante un niño en la vida'

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha visitado este sábado de manera privada a los niños, familiares y personal del Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”.

A continuación publicamos el discurso improvisado del Santo Padre:

Buenos días, un saludo de corazón.

Ustedes saben que en el Evangelio... una escena en la que Jesus se enojó. Se enojó otras veces, pero una que se enojó mucho. Y se enojó con los que más quería, con los apóstoles. Jesús se enojó una vez con los apóstoles. ¿Y saben por qué? Porque no dejaban que los chicos se acercaran. Para Jesús los chicos son muy importantes, hasta tal punto, que nos dice a todos los grandes, a todos ya los que somos grandes, nos dice: 'Miren si ustedes en su corazón no se hacen como los chicos no van a entrar al Reino de los Cielos'. ¡Qué lindo! O sea, ¿qué quiso decirnos Jesús con eso? Hacernos humildes como los chicos, espontáneos como los chicos que no tuvo vergüenza de traerme acá esta tarta. ¡Con toda espontaneidad!, sin doblés. Los chicos son simples, son alegres. Eso es lo que quiere Jesús, que nos hagamos como los chicos. Así que aprendamos de este enojo de Jesús para que no se enoje con nosotros como se enojó cuando los apóstoles.

Y otra cosa... Este es un hospital donde muchos chicos sufren, y yo quiero decirle a ustedes mamás y papás, que rezo por ustedes y rezo por sus hijos, para que la Virgen esté muy cerca de ustedes, para que Jesús les dé la salud a sus hijos y para que ustedes tengan esa fuerza y esa constancia que solamente tienen las madres y los padres.

¡Gracias!

Así que… También quiero agradecer a todos los que trabajan acá en este hospital. ¡Trabajo tan sacrificado! Médicos, enfermeros, enfermeras, empleados, todos, ¿para qué? Para que un chico se cure. ¡Es tan importante un niño en la vida! Muchas gracias a todo el personal de este hospital. Y también al capellán le agradezco lo que hace para acompañar a cada familia, a cada chico.

Y ahora les voy a dar la bendición a todos, a los que están acá, a los que están allí y a los que están adentro.

¿Eh? Bueno. Me dice: 'Te regalo mi credencial para que me recuerdes'. ¡Eso es lo que quiere Jesús de nosotros! ¡Seamos sencillos como este niño!

Vamos a rezar a María, a la Virgen de Caacupé.

(Reza en voz alta el Ave María e imparte la bendición)

Y les pido que recen por mí.

(Texto transcrito por ZENIT)

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


El Papa se reúne con las hijas de su primera jefa
 

Esther Ballestrino fue jefa de Bergoglio en los laboratorios Hickethier Bachman, de Buenos Aires, cuando él tenía 17 años

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Ana María y Mabel Careaga Ballestrino, hijas de Esther Ballestrino, primera jefa de Jorge Mario Bergoglio, han tenido ocasión de reunirse este sábado con el papa Francisco en la Nunciatura. "Fue una reunión muy emotiva, que se prolongó durante casi 20  minutos", explicó Ana María a los medios locales tras el encuentro.

Jorge Bergoglio empezó a trabajar a los 17 años de edad, en 1953, en los laboratorios Hickethier Bachman, de Buenos Aires, en la sección en la que era jefa la bioquímica Esther Ballestrino. Ella vivía en Argentina tras haberse exiliado de Paraguay. El Santo Padre reconoció a las hermanas Careaga que fue su madre quien le "enseñó a pensar".

Ana María y Mabel regalaron al Pontífice una antigua fotografía en la que se ve a un joven Bergoglio, con los otros compañeros del laboratorio, entre ellos, Esther. El Papa se sorprendió al ver el regalo que las mujeres le llevaron. “¡No lo puedo creer! ¡Mirá esta foto! ¡Aquí está tu mamá y aquí estoy yo!", les dijo Francisco.  

"Fue una gran mujer, idealista y luchadora". Así la definió frente a sus hijas. Esther Ballestrino fue militante del Partido Revolucionario Febrerista, fundadora del Movimiento Femenino del Paraguay, del cual fue su primera secretaria general. Tras la guerra civil de 1947, Esther se exilió en Argentina. Allí se casó con el también dirigente febrerista paraguayo Raimundo Careaga y tuvieron tres hijas: Esther, Ana María y Mabel. Esther no ha podido asistir al encuentro porque vive en Suecia.

En 1977, tras el secuestro de su yerno Carlos y después de su hija Ana María, Esther se involucró en la lucha por los derechos humanos y fue una de las fundadoras de la organización Madres de Plaza de Mayo.

Ana María fue liberada tras cuatro meses de detención ilegal y torturas. Pero Esther fue secuestrada el 8 de diciembre de 1977, junto a otras madres y dos religiosas, y nunca más apareció con vida. Sus restos, rescatados de un cementerio donde fue sepultada anónimamente, pudieron ser identificados en el 2005.

"El Papa recordó nuestra casa en Buenos Aires, recordó con muchas anécdotas lo que fue esa época", contaron las mujeres. Y añadieron: "Al despedirnos nos dijo: 'Ayúdenme para que siga haciendo lío”.  

En el libro "El jesuita: Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio" cuenta: “Le agradezco tanto a mi padre que me haya mandado a trabajar. El trabajo fue una de las cosas que mejor me hizo en la vida y, particularmente, en el laboratorio aprendí lo bueno y lo malo de toda tarea humana”. Y añade: “Allí tuve una jefa extraordinaria, Esther Ballestrino de Careaga, una paraguaya simpatizante del comunismo que años después, durante la última dictadura, sufrió el secuestro de una hija y un yerno, y luego fue raptada junto con las desaparecidas monjas francesas: Alice Domon y Léonie Duquet, y asesinada. Actualmente, está enterrada en la iglesia de Santa Cruz. La quería mucho. Recuerdo que cuando le entregaba un análisis, me decía: ‘Ché… ¡qué rápido que lo hiciste!’ Y, enseguida, me preguntaba: ‘¿Pero este dosaje lo hiciste o no?’ Entonces, yo le respondía que para qué lo iba a hacer si, después de todos los dosajes de más arriba, ése debía dar más o menos así. ‘No, hay que hacer las cosas bien’, me reprendía. En definitiva, me enseñaba la seriedad del trabajo. Realmente, le debo mucho a esa gran mujer”.

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Francisco visita la Fundación San Rafael
 

El Papa fue a la clínica para bendecir a los enfermos terminales. Este encuentro no estaba en agenda

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco se acercó este sábado por la tarde hasta la sede de la clínica y parroquia de la Fundación San Rafael, en el barrio Villa Morra de Asunción. Esta visita no estaba en la agenda oficial del Santo Padre. El padre Aldo Trento lo había invitado tras una visita en el Vaticano a comienzos de año. La obra de la Fundación San Rafael es conocida por dar cuidados paliativos a los enfermos terminales.

El Pontífice partió desde la sede de la Nunciatura a las 15:56 horas locales y llegó rápidamente a la Fundación San Rafael, distante a unos dos kilómetros de la sede diplomática del Vaticano. A su llegada, el Papa saludó a los fieles que se agolpaba en la zona. 

Francisco fue recibido por el padre Trento en la entrada misma de la Fundación, para luego ingresar ambos dentro de la institución. El Santo Padre estuvo aproximadamente 15 minutos en la clínica San Rafael, donde bendijo a los enfermos. 

El Pontífice instó al administrador del centro asistencial a seguir ayudando a los pacientes terminales como lo hace desde hace años en el país. “Seguí adelante, padre”, le dijo. Tras esta visita, el papa Francisco se trasladó al estadio León Condou del colegio San José para participar en un encuentro con los representantes de la sociedad civil paraguaya.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Francisco: 'La corrupción es la polilla, es la gangrena del pueblo'
 

16.30. Asunción. Encuentro con los representantes de la sociedad civil en el estadio León Condou del colegio San José. El Papa criticó las ideologías e invitó al diálogo

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

El papa Francisco se reunió este sábado por la tarde con una amplia representación de la sociedad civil paraguaya en un encuentro organizado en el estadio León Condou del colegio San José, en Asución. El Santo Padre llegó al recinto deportivo a las 16:35 horas locales, después de una breve parada en la Fundación San Rafael.

En el estadio estuvieron presentes más de dos mil personas, entre líderes políticos, autoridades locales, artistas, representantes deportivos, dirigentes de organizaciones sindicales, campesinas e indígenas. También asistió el presidente Horacio Cartes. El evento, que contó con diversos momentos musicales y artísticos, fue organizado por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. 

Tras la ceremonia de bienvenida, llegó el momento de los testimonios de algunos representantes locales que dieron su parecer sobre la realidad del país. Estaba previsto que cinco personas formularan unas breves preguntas al Pontífice, pero al final fueron seis. Ya que, una mujer defendió con gran efusividad y pasión los derechos de los pueblos indígenas. Durante las diferentes intervenciones, el Papa fue anotando en un papel algunas reflexiones, que utilizó posteriormente para sus respuestas.

En su turno de palabra, Francisco denunció a “las ideologías, que siempre terminan en dictaduras", y advirtió que “la corrupción es la polilla, es la gangrena de un pueblo". Además, invitó a todos los paraguayos a “no negociar su identidad”. “La Patria primero, después mi negocio”, dijo.

“Estoy contento de estar con ustedes, para compartir esos sueños e ilusiones, y también problemas”, arrancó el Santo Padre. “Gracias a Dios, Paraguay no está muerto”, añadió, al tiempo que explicó que “un pueblo que vive en la inercia de la aceptación pasiva, es un pueblo muerto. Veo en ustedes la savia de una vida que corre y quiere germinar, y eso siempre Dios lo bendice. Dios siempre está a favor de todo lo que ayude a mejorar la vida de sus hijos”. “Todos son necesarios en la búsqueda del bien común”, recordó el Pontífice, antes de pasar a responder algunas de las preguntas.

Preguntado por el papel de la juventud y su búsqueda de la felicidad, el Papa invitó a los jóvenes a “jugársela por algo, a jugársela por alguien”. “No tengan miedo de dejar todo en la cancha. Jueguen limpio, jueguen con todo, no tengan miedo de entregar lo mejor de sí, no busquen el arreglo previo para evitar el cansancio, la lucha. No coimeen al referee [no sobornen al árbitro]”.

Al afrontar el tema del diálogo, Francisco reconoció que “no es fácil”, y que “ha de ser sobre la mesa, claro. Si no decís lo que pensás, el diálogo no sirve, es una cinturita”. En este sentido, “hay que superar muchas dificultades”, señaló el Santo Padre. Así, aseguró que “uno no negocia su identidad. Y cuál es la identidad en un país: el amor a la patria. La patria primero, después mi negocio. Ésa es la identidad. Sin identidad, el diálogo no sirve”.

Para el Pontífice, “la diversidad no sólo es buena. Es necesaria. La uniformidad nos anula, nos hace autómatas. La riqueza de la vida está en la diversidad”. Por ese motivo, propuso un diálogo que intente abrirse a “nuevas alternativas”, que desemboque en “la cultura del encuentro”.

El Papa prosiguió su discurso pidiendo el “reconocimiento de la dignidad del otro”, porque “no hay personas de primera, de segunda, de tercera y de cuarta. Son la misma dignidad”. Y refiriéndose a los pobres, apuntó que “hay que acoger el clamor de los pobres para una sociedad más inclusiva”.

Hay que “estar dispuestos a aprender de los pobres. Los pobres tienen mucho que enseñarnos en humanidad, bondad, sacrificio y solidaridad. Los cristianos, además, tenemos un motivo mayor. En ellos vemos el rostro y la carne de Cristo, que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Los pobres son la carne de Cristo”, reiteró.

Por ello, pidió “respetar al pobre, no usarlo como objeto para lavar nuestras culpas”. Y criticó “la dictadura de la economía sin rostro”, que “sacrifica vidas humanas en el altar del dinero y de la rentabilidad”.

En otro momento, Francisco llamó a evitar “una mirada ideológica que termina utilizando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales”. “Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación incompleta o enferma con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo”, insistió.

Es más, enfatizó, “fíjense en el siglo pasado. En qué terminaron las ideologías, en dictaduras siempre”. “Piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo. Todo por el pueblo, pero nada con el pueblo, estas son las ideologías”, lamentó.

Sin mirar los papeles, el Santo Padre reveló que alguien le dijo que una persona estaba secuestrada por el ejército y le pidió que hiciera algo. “Yo no digo si es verdad, si no es verdad, si es justo o no es justo, pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado era apartar a la gente, o con el exilio o con la prisión, o en el caso de los campos de exterminio nazis o estalinistas, la apartaban con la muerte”, apuntó.

En esta línea, el Pontífice continuó afirmando que para que exista una verdadera cultura política y del bien común es necesario que haya “juicios claros, juicios nítidos”. “No sé si acá existe o no, lo digo con todo respeto”, reconoció.

Finalmente, el Papa afirmó que “hay un método que no da libertad a las personas para elegir el modo de construir en la sociedad”. Y volvió a arremeter contra la corrupción, porque “ningún político puede cumplir su rol si está chantajeado, eso que se da en todos los pueblos del mundo”. “Si un pueblo quiere mantener su dignidad tiene que desterrarlo, estoy hablando de algo universal”, concluyó Francisco.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Texto completo del Santo Padre en las vísperas en la Catedral
 

18.45. Asunción. El Papa, presidiendo la celebración de las vísperas con obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos, seminaristas y movimientos católicos, recuerda que Jesús, en su vida terrena alcanzó la perfección cuando aprendió, sufriendo, qué significaba obedecer

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Santo Padre concluyó su segunda jornada en Paraguay rezando las vísperas en la Catedral de Asunción, acompañado por los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y miembros de movimientos católicos. Además, el Papa recibió las llaves de la ciudad de manos del síndaco, mientras una orquesta de doscientas arpas paraguayas interpretaban músicas tradicionales. El Papa, dejó unas flores a la Virgen y rezó unos instantes.

Publicamos a continuación las palabras del Pontífice tras la oración de las vísperas:

Qué lindo es rezar todos juntos las vísperas. ¿Cómo no soñar con una iglesia que refleje y repita la armonía de las voces y del canto en la vida cotidiana? Y lo hacemos en esta Catedral, que tantas veces ha tenido que comenzar de nuevo; esta catedral es signo de la Iglesia y de cada uno de nosotros: a veces las tempestades de afuera y de adentro nos obligan a tirar lo construido y empezar de nuevo, pero siempre con la esperanza puesta en Dios; y si miramos este edificio, sin duda no los ha defraudado a los paraguayos. Porque Dios nunca defrauda.Y por eso le alabamos agradecidos.

La oración litúrgica, su estructura y modo pausado, quiere expresar a la Iglesia toda, esposa de Cristo, que intenta configurarse con su Señor. Cada uno de nosotros en nuestra oración queremos ir pareciéndonos más a Jesús.

La oración hace emerger aquello que vamos viviendo o deberíamos vivir en la vida cotidiana, al menos la oración que no quiere ser alienante o solo preciosista. La oración nos da impulso para poner en acción o revisarnos en aquello que rezábamos en los salmos: somos nosotros las manos del Dios «que alza de la basura al pobre» (Sal 112,7) y somos nosotros los que trabajamos para que la tristeza de la esterilidad se convierta en la alegría del campo fértil. Nosotros que cantamos que «vale mucho a los ojos del Señor la vida de los fieles», somos los que luchamos, peleamos, defendemos la valía de toda vida humana, desde la concepción hasta que los años son muchos y las fuerzas pocas. La oración es reflejo del amor que sentimos por Dios, por los otros, por el mundo creado; el mandamiento del amor es la mejor configuración con Jesús del discípulo misionero. Estar apegados a Jesús da profundidad a la vocación cristiana, que interesada en el «hacer» de Jesús –que es mucho más que actividades– busca asemejarse a Él en todo lo realizado. La belleza de la comunidad eclesial nace de la adhesión de cada uno de sus miembros a la persona de Jesús, formando un «conjunto vocacional» en la riqueza de la diversidad armónica.

Las antífonas de los cánticos evangélicos de este fin de semana nos recuerdan el envío de Jesús a los doce. Siempre es bueno crecer en esa conciencia de trabajo apostólico en comunión. Es hermoso verlos colaborando pastoralmente, siempre desde la naturaleza y función eclesial de cada una de las vocaciones y carismas. Quiero exhortarlos a todos ustedes, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y seminaristas, obispos, a comprometerse en esta colaboración eclesial, especialmente en torno a los planes de pastoral de las diócesis y la misión continental, cooperando con toda su disponibilidad al bien común. Si la división entre nosotros provoca la esterilidad (cf. Evangelii gaudium 98-101), no cabe duda que de la comunión y la armonía nacen la fecundidad, porque son profundamente consonantes con el Espíritu Santo.        

Todos tenemos limitaciones, y ninguno puede reproducir en su totalidad a Jesucristo, y si bien cada vocación se configura principalmente con algunos rasgos de la vida y la obra de Jesús, hay algunos comunes e irrenunciables. Recién hemos alabado al Señor porque «no hizo alarde de su categoría de Dios» (Flp 2,6) y esa es una característica de toda vocación cristiana: no hizo alarde de su categoría de Dios. El llamado por Dios no se pavonea, no anda tras reconocimientos ni aplausos pasatistas, no siente que subió de categoría ni trata a los demás como si estuviera en un peldaño más alto.

La supremacía de Cristo es claramente descrita en la liturgia de la Carta a los Hebreos; nosotros acabamos de leer casi el final de esa carta: «Hacernos perfectos como el gran pastor de las ovejas» (Hb 13,20), y esto supone asumir que todo consagrado se configura con Aquel que en su vida terrena, «entre ruegos y súplicas, con poderoso clamor y lágrimas» alcanzó la perfección cuando aprendió, sufriendo, qué significaba obedecer; y eso también es parte del llamado.

Terminemos de rezar nuestras vísperas; el campanario de esta Catedral fue rehecho varias veces; el sonido de las campanas antecede y acompaña en muchas oportunidades nuestra oración litúrgica: hechos de nuevo por Dios cada vez que rezamos, firmes como un campanario, gozosos de repicar las maravillas de Dios, compartamos el Magnificat y lo dejemos al Señor hacer, que Él haga a través de nuestra vida consagrada, grandes cosas en el Paraguay.

                

            

        

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Papa y Santa Sede


Inicia en el Vaticano el juicio contra Wesolowski por abusos a menores
 

El ex-nuncio no ha estado presente porque está ingresado desde ayer en un hospital de Roma

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

La primera audiencia del proceso penal contra el ex-nuncio en la República Dominicana,  Joseph Wesolowski, se ha celebrado esta mañana en el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano. El antiguo diplomático, de origen polaco, está acusado por delitos de pederastia y posesión de material pornográfico infantil. El juicio ha comenzado a las 9.30 y ha concluido a las 9.36, debido a la ausencia del acusado, que se encuentra desde ayer ingresado tras encontrarse mal. Wesolowski acudió a las urgencias del Vaticano, y le derivaron a un hospital público de Roma, bajo vigilancia tal y como determina la ley.

En la apertura del debate, ha sido el Promotor de Justicia quien ha comunicado que el imputado no estaba presente en la sala, por estar ingresado en el hospital. El Tribunal ha levantado acta del impedimento del imputado para asistir, tras sufrir un malestar imprevisto y encontrarse en terapia intensiva. De este modo, el Tribunal ha debido suspender el juicio y posponerlo a una fecha aún sin determinar.

El exnuncio expulsado del sacerdocio el año pasado tras un proceso canónico, ha de responder por los delitos que se le imputan, cinco, que se enmarcan en dos períodos diferentes. Los delitos son: posesión de material pornográfico-pederasta, con agravante por la gran cantidad; haber adquirido, recibido y escondido tal material; el abuso sexual a menores; lesiones graves contra los adolescentes y ofensa a los principios de la religión o moral cristiana por haber visitado páginas pornográficas.

Durante los cinco años que pasó en la República Dominicana como representante diplomático vaticano y delegado apostólico en Puerto Rico (2008-2013), se le imputa que presuntamente pagaba por mantener relaciones sexuales con menores. Esta acusación se basa en el material probatorio transmitido por la Autoridad Judicial de Santo Domingo sobre los abusos sexuales a menores.

Por otro lado, tras ser destituido de su cargo, Wesolowski llegó a Roma en agosto de 2013 y durante su estancia se le imputa el delito de posesión de material pornográfico-pederasta. El ex-nuncio se encuentra bajo arresto domiciliario en el Vaticano desde septiembre de 2014.

El colegio judicial está compuesto por el profesor Giuseppe Dalla Torre, presidente; el abogado Piero Antonio Bonnet; el abogado Paolo Papanto-Pellettier; el abogado Venerando Marano, suplente. El promotor de Justicia es el abogado Gian Piero Milano, asistido por los abogados Alessandro Didi y Roberto Zannotti. El abogado defensor es Antonello Blasi.












 

+

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Francisco expresa sus condolencias por la muerte del cardenal italiano Biffi
 

Desde Asunción del Paraguay el Santo Padre envía un telegrama

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El papa Francisco presente en Asunción del Paraguay por su viaje apostólico, envió un telegrama de condolencias al arzobispo de Bolonia, el cardenal Carlo Caffarra por la muerte a los 87 años de edad del cardenal italiano Giacomo Biffi, quien falleció la noche pasada en la ciudad de Bolonia, de la que fue arzobispo.

El purpurado que en el 2003 renunció a la dirección del arzobispado por motivos de edad, será enterrado el próximo martes en la cripta de la catedral de Bolonia.

El cardenal tuvo una actividad muy proficua y dio declaraciones que desataron polémica, como cuando había propuesto en el 2000 que en Italia se privilegiara la inmigración católica para que debido a sus afinidades culturales y religiosas pudieran integrarse mejor, lo que no fue debidamente entendido.

El mismo año en el Meeting por la Amistad entre los Pueblos, organizado por Comunión y Liberación en la ciudad italiana de Rimini, el cardenal ilustró el tema «2000 años: un ideal sin fin», cuando afirmó: "Quien afirma que no cree en Dios, de hecho, cree en todo, desde el horóscopo hasta la publicidad, o la política, de este modo no se convierte en un ateo, sino más bien en un crédulo". En el 2007 el cardenal predicó también los ejercicios espirituales ante la Curia Romana. 

El Santo Padre en su telegrama asegura que el cardenal “ha amado tenazmente a la Iglesia”, y destacó su servicio "a la formación humana y cristina de generaciones enteras" así como su "lenguaje directo y actual".

A continuación, el texto del telegrama dirigido al cardenal Carlo Caffarra:

“He conocido con tristeza la noticia de la muerte del cardenal Giaccomo Biffi, después de su larga enfermedad vivida con ánimo sereno y con abandono confiado a la voluntad del Señor. Deseo expresarle a usted y a la entera comunidad diocesana de Bolonia y a los familiares que sufren el luto del purpurado, mi profunda participación a su dolor.

Pienso con cariño a este querido hermano en el episcopado que ha servido con alegría y sabiduría al Evangelio y ha amado tenazmente a la Iglesia. Recuerdo con gratitud la intensa obra pastoral difundida antes como celoso presbítero y obispo auxiliar de Milán, después como guía atenta y sabia de esta arquidiócesis.

Es además conocido su incansable servicio a la formación humana y cristiana de generaciones enteras mediante la enseñanza y la publicación de diversas obras. Particularmente eficaz resultaba su lenguaje directo y actual puesto al servicio de la palabra de Dios, así como la apreciada predicación de los ejercicios espirituales, en particular los realizados en la Curia Romana.

En este momento de luto elevo fervientes oraciones al Señor para que por intercesión de la Bienaventurada Virgen de San Lucas, acoja a este su fiel servidor e insigne pastor en la Jerusalén Celeste. Y de corazón imparto a usted y a la querida Iglesia Felsiena y a todos aquellos que le han conocido y estimado, una especial bendición apostólica”.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


El Papa condena el ataque terrorista en el Cairo
 

Un muerto y varios heridos tras la explosión de una bomba en el consulado italiano del Cairo 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Una autobomba explotó esta mañana frente al consulado italiano del Cairo, Egipto. En el atentado murió un policía egipcio, de guardia en el edificio, y resultaron heridos al menos nueve personas.

Por ello, el papa Francisco ha querido mostrar su cercanía, a través de un telegrama firmado por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en el que expresa “viva preocupación” y una “firme condena” por este y los otros atentados que ya han tenido lugar en el país. Asimismo exhorta a las fuerzas políticas y religiosas a “unir sus esfuerzos para combatir cada vez con más determinación la plaga del terrorismo y promover la concordia y la solidaridad”.

 

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Mundo


Bosnia rinde homenaje a las víctimas de Srebrenica
 

Unos ocho mil musulmanes murieron en 1995 a manos de las tropas serbobosnias. Se cumple el 20 aniversario de la matanza

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

Más de 50 mil personas asistieron este sábado a la conmemoración del vigésimo aniversario de la matanza de más de ocho mil musulmanes en Srebrenica a manos de las fuerzas serbobosnias, considerado el mayor crimen cometido en Europa después del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Al acto, que se celebró en el Centro Memorial de Potocari, en las proximidades de Srebrenica, asistieron altos representantes de unos 90 países y organizaciones internacionales.

El antiguo enclave de Srebrenica, una zona protegida por cascos azules holandeses de la ONU, fue ocupado el 11 de julio de 1995 por las tropas bajo el mando del general serbobosnio Ratko Mladic.

Dos días después comenzaron las ejecuciones masivas de musulmanes. Los restos mortales de las víctimas de la matanza fueron exhumados de numerosas fosas masivas halladas en el este de Bosnia.

En noviembre de 1995 terminó la guerra con un acuerdo logrado tras varias semanas de negociaciones en Dayton (Estados Unidos). Serbia reconoce que tuvo lugar un "grave crimen" y condenó la masacre en una declaración adoptada en 2010, que buscaba establecer lazos entre el país balcánico y las potencias occidentales.

El 16 de julio del 2014, Holanda fue declarada responsable por la muerte de 300 musulmanes en Srebrenica. Un tribunal de La Haya sentenció que los cascos azules holandeses no actuaron correctamente al permitir la deportación de las víctimas.

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia condenó a tres altos cargos militares serbobosnios a cadena perpetua por su responsabilidad en el genocidio. Los líderes político y militar durante la guerra, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, respectivamente, están siendo procesados en La Haya.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Espiritualidad y oración


San Juan Gualberto - 12 de julio
 

«Abad y fundador. El perdón que otorgó al asesino de su hermano hizo virar el rumbo de su vida. Es patrón de los guardias forestales, de los montes y de los parques de Italia»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Originario de Florencia, Italia, nació en el siglo X en el seno de una acomodada familia. Eran propietarios del castillo de Petroio, en Val di Pesa, un lugar frecuentado por Juan. Su formación era pésima; fue casi analfabeto, pero suplió esa deficiencia con sus muchas virtudes. Solo tuvo un hermano, Hugo, que era más joven que él. Tratándose del heredero, su padre había depositado en Juan muchos sueños; esperaba que escalase puestos de relevancia en el gobierno. Entonces la sociedad estaba inmersa en continuos conflictos. En medio de ellos, en 1003, el día de Viernes Santo, Hugo fue asesinado sin que haya noticia de la verdadera causa de esta tragedia. Su padre y su hermano Juan, que entonces tenía 18 años, se propusieron tomar la justicia por su mano, hecho frecuente. Pero el asesino huyó. En otra ocasión, Juan se dirigía a Florencia en un caballo acompañado de un grupo de hombres armados, y en las inmediaciones de San Miniato se vio envuelto en una reyerta. Entre los oponentes reconoció al verdugo de su hermano y empuñó un arma para darle muerte cuando la súplica del criminal cayó sobre él como un rayo. El homicida, viéndose objeto de venganza y sin posibilidad alguna de huída, descendió del caballo y rogó hincado de rodillas: «Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida». Juan no se inmutó. El afán de saldar la deuda era mayor, y se dispuso a ejecutarlo cuando, nuevamente, en ese desesperado y último intento por salvar su vida, el hombre alzó los ojos al cielo con una conmovedora oración: «Jesús, Hijo de Dios, perdóname Tú al menos». Como un fogonazo, el santo recordó el gesto supremo de perdón que Cristo otorgó en la cruz, y envainó la espada. Ese acto de misericordia contra aquél que le había arrebatado a su único hermano, atrajo para sí mismo la gracia de Dios. Y dejando su cabalgadura, lo abrazó: «Por amor a Cristo, por la sangre que hoy derramó Jesús en la cruz, te perdono».

Poco después se dirigió al monasterio benedictino de San Miniato y se postró ante una imagen de Cristo crucificado, llevando en su corazón esta fuerte impresión de lo acontecido. Allí tuvo lugar un hecho extraordinario. La imagen del Redentor se inclinó hacia él y vislumbró en dulce gesto el infinito amor que le profesaba. Después, ya no fue el mismo. Lo primero que hizo en cuanto pudo, una vez abandonó las armas, fue acudir a un monasterio benedictino para ingresar en él. Su padre, profundamente contrariado por la noticia, se trasladó al convento con el firme propósito de disuadirlo. Pero fue inútil. Juan ya había decidido seguir a Cristo hasta el fin de sus días entregándole su vida como religioso. Al constatar su férrea determinación, su padre lo bendijo. Tras la muerte del abad, fue designado para sucederle. La simonía estaba en el aire, y él abandonó la comunidad habiendo denunciado tal práctica en la plaza pública de la localidad. A continuación, junto a otro religioso, eligió un lugar retirado para vivir en Camáldula. No le pareció suficientemente apartado, y se dispuso a partir de nuevo hacia Vallumbrosa. Al momento de la despedida, san Romualdo le vaticinó su misión como fundador. Y, en efecto, en ese lugar instituyó una nueva Orden que se rigió por la regla de san Benito de Nursia, si bien Juan la reformó. Las modificaciones que introdujo afectaban al trabajo manual de los monjes de coro, que suprimió, y además acogió a los hermanos legos siendo probablemente pionero dentro del monacato en la aceptación de estos «conversi».

Su mayor preocupación era mantener indemne la caridad que había de impregnar la vida comunitaria. ¿La clave?: «Para conservar inviolablemente esta virtud, es inmensamente útil la comunión de los hermanos reunidos en torno al gobierno de una sola persona». La atracción por la vida monacal se incrementó y surgieron muchas vocaciones. Con ellas pudo continuar fundando monasterios por la Toscana y regiones colindantes. Construyó escuelas para el estudio de la gramática, la retórica y otras artes. Los bienes que recababa de los ricos los destinaba al auxilio de los pobres. Su presencia y la de sus hermanos constituyeron un faro luminoso en la oscuridad espiritual en la que se hallaban muchos religiosos y laicos. Juan hizo frente a hechos deleznables como la simonía, el cisma, las herejías y el concubinato, poniendo un freno a la corrupción de costumbres. Muchos eclesiásticos, edificados por la vida de entrega que llevaban los monjes de Vallumbrosa, marcada por la oración, la penitencia, el silencio y la pobreza, se convirtieron de todo corazón abrazándose a la vida comunitaria.

En épocas de carencia y hambre, las gentes que acudían a pedir ayuda a Rozzuolo nunca partían con las manos vacías porque Dios obraba el prodigio de colmar sus necesidades sacándolas de las despensas monacales donde apenas había nada. A fuerza de escuchar la lectura de los textos sagrados que otros hacían a demanda suya, Juan se convirtió en un versado conocedor de la ley y de la Escritura. Hubo muchos momentos en los que tuvo que luchar contra el maligno; lo venció con la oración y la penitencia, asistido siempre por la gracia de Dios. Recibió los dones de profecía y de milagros. Los últimos años tuvo que lidiar con distintas enfermedades. Se retiró a Passignano y allí murió el 12 de julio del año 1073. Celestino III lo canonizó el 24 de octubre de 1193. En 1951 Pío XII lo proclamó patrono de los montes de Italia.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba