Curas y más: administradores, no dueños del cortijo

 

Nos viene bien recordarlo a los curas, y no está de más que también lo tuvieran en cuenta más arriba. El dueño hace y deshace con lo suyo como quiere. El administrador es aquél que está puesto por alguien para llevar sus asuntos según le pide el administrado. Si un administrador se cree dueño o toma decisiones en contra de su señor, está defraudando.

Es un serio riesgo que tenemos los curas en las parroquias. Aunque la figura de “párroco en propiedad” ya no existe en el derecho, en la práctica cuántos de nosotros caemos en sentirnos dueños y en consecuencia nos permitimos hacer de nuestras parroquias lo que nos viene en gana. Fulanito cede el templo para un mitin de “Podemos”, Mengano prohíbe arrodillarse, Zutano ha suprimido los confesionarios, Perengánez niega la historicidad de los milagros, el P. Gómez acaba de despojar a Dios del título de “todopoderoso” y D. Venerando dice que menos hablar de Cristo y más de justicia social y de agruparse para la lucha final, porque el pueblo unido jamás será vencido.

Somos así. La parroquia es mía y hago y predico lo que yo creo conveniente y necesario. Pues no, señor cura, la parroquia no es suya, somos administradores y por tanto nuestra obligación es estar en la parroquia no como el que manda, sino como el que sirve al dueño –el obispo, la Iglesia- y a los fieles, que no tienen por qué estar aguantando genialidades y que exigen ser tratados como adultos y según lo que la Iglesia enseña y ha enseñado y no según las ocurrencias de D. Venerando, el P. Gómez o Perengánez, que lleva treinta años sin leer un libro de teología en serio, y por eso dice las chorradas que dice.

Lo más interesante de todo esto es cuando alguien pregunta a alguno de estos reverendos el por qué de su actuar y predicar. Me decía hace poco un feligrés de muy sólida formación, que tuvo la osadía de dirigirse a Fulanito pidiéndole las razones para ceder la capilla para un mitin de “Podemos”. La respuesta de Fulanito fue que Cristo lo hubiera hecho y que preguntar eso era propio de gente patética que se dedica esparcir bazofia. El feligrés volvió a insistir en conocer si había permiso del obispado o si existía alguna norma sobre el particular. Nada. Según Fulanito es innecesario, él no necesita que nadie le diga nada. Pues eso, que el administrador está en la práctica utilizando poderes de dueño. Es igual. No pasa nada.

Y si esto es así, vete a preguntar por la historicidad de los milagros o por qué en la homilía D. Venerando hace tiempo que ha dejado de hablar de pecado y conversión para reducir todo a justicia social, lucha del pueblo y maldita estructura. Simplemente porque sí y si no estás de acuerdo eres un antediluviano fascista. Porque estos administradores que se creen dueños no necesitan patrología, concilios, documentos, reflexiones. Lo creen así y viva Zapata.

La Iglesia es mía. La parroquia es mía. Los fieles son míos. Pero abajo la propiedad privada y viva la opción por los pobres. Y cuanto más hablamos de compartir y democracia, más dictadura férrea en la parroquia. Sí. No lo duden. Si quieren saber lo que es la dictadura de un cura y cuatro amigos, si quieren conocer de primera mano lo que es hacer las cosas poniéndose por bonete toda ley, norma y derecho de los fieles, acérquense a una parroquia “popular”. Verán qué sorpresa.