Homosexualismo político

«Nos amenaza una nueva tentación totalitaria de color arcoiris», advierte Benigno Blanco

 

El ex presidente del Foro de la Familia considera que gestos como el de Cristina Cifuentes al autorizar «la bandera de la ideología de género presidiendo la Puerta del Sol» son señal del «crecimiento del nuevo totalitarismo de género que amenaza libertades básicas en nuestras democracias»

13/07/15 6:18 PM


(Forum Libertas) El pasado miércoles, 8 de julio, el ex presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, publicaba un artículo en el diario ABC en el que advertía de que «nos amenaza una nueva tentación totalitaria de color arco iris; y personas como la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid están colaborando con ella con gestos como el de la bandera de la ideología de género presidiendo el edificio de la Comunidad en la Puerta del Sol».

En su artículo «La tentación totalitaria del arcoíris», el ex presidente del Foro de la Familia recuerda cómo Cifuentes aprovechó sus primeras horas como presidenta de la Comunidad de Madrid para «engalanar la fachada de la sede de la presidencia en la Puerta del Sol con la bandera arco iris del colectivo autodenominado LGTBI».

Hechos como este, que están reproduciendo alcaldes de otros municipios de España, empezando por la alcaldesa de Madrid, y que «pueden parecer meramente festivos y anecdóticos», reflejan algo mucho más preocupante: «el lento crecimiento del nuevo totalitarismo de género que amenaza libertades básicas en nuestras democracias», asegura Blanco.

«Una ideología privilegiada»

Tras señalar que hechos como este, es decir imponer la bandera representativa de un colectivo con una ideología particular «es algo que hasta ahora solo habíamos visto en los momentos previos a la toma del poder por parte de partidos totalitarios».

En ese sentido, Blanco recuerda que «esto sucedió con la hoz y el martillo de los comunistas y con la cruz gamada de los nazis en determinados países y épocas», y se pregunta si «son comparables estos fenómenos históricos con lo que sucede hoy con la bandera arco iris de los ideólogos de género y sus organizaciones representativas».

También hace mención a que en épocas pasadas y aún hoy en otras latitudes «ha habido una discriminación y persecución injustas contra las personas homosexuales y que bajo la bandera arco iris se ha luchado loablemente contra esas ignominias históricas».

Sin embargo, «este hecho no puede hacer olvidar que bajo esa bandera hoy se defiende una ideología muy particular que no tiene ningún derecho a ser privilegiada en una democracia pues tan legítimo es defenderla como no compartirla».

«Una determinada visión de la sexualidad»

«Cifuentes y los alcaldes que actúan como ella se equivocan y minan nuestro sistema democrático al institucionalizar simbólicamente una ideología que muchos no compartimos pero que sobre todo nadie nos puede obligar a compartir ni a identificar con las instituciones de todos», añade.

«La ideología de género defiende una determinada visión de la sexualidad y, en consecuencia, una agenda política particular en materia de matrimonio, familia y educación con opciones de las que es legítimo discrepar», subraya.

En este sentido, se plantea una serie de preguntas a las que él mismo responde: «¿Qué legitimidad tiene un alcalde o presidente de Comunidad Autónoma para identificar la institución que preside con una ideología particular sobre sexualidad? Ninguna. ¿Qué autoridad tiene un alcalde o presidente de CA para oficializar como bandera institucional la representativa de una particular ideología sobre tema tan susceptible de diversas opiniones como lo referente a la sexualidad? Ninguna. ¿Cómo se debe calificar la asunción por una institución democrática de los símbolos de una particular ideología partidista? Como síntoma de una deriva totalitaria. ¿Y si quien lo hace, además, representa a un partido que no comparte esa ideología y no la ha incorporado a su programa electoral? En tal caso estaríamos o ante una ignorancia supina que inhabilita para gobernar o ante una estafa electoral que presupone un engaño deliberado a los electores».

Para ejemplificar lo que está sucediendo en España, cita tres Comunidades Autónomas: Galicia, Cataluña y Extremadura, donde «se han aprobado leyes que suponen la imposición totalitaria de los postulados ideológicos de género con carácter general a toda la sociedad –con especial intensidad en materia de educación-».