El próximo domingo, 19 de julio, el Obispo de Huesca, Mons. Julián Ruiz Martorell, ordenará sacerdote al diácono Jesús Escalona y al seminarista Rafael Nieto diácono, la celebración tendrá lugar en la santa Iglesia Catedral de Huesca, a las seis de la tarde.

Jesús Alberto Escalona, nació el 11 de noviembre de 1987 en un pueblo llamado Santa Bárbara, en Venezuela. Desde niño quiso ser sacerdote, por lo que al terminar los estudios de bachillerato, ingresó en el Seminario Mayor de la Diócesis de Barinas de Venezuela. En diciembre de 2009, llegó a la Diócesis de Huesca, tras un periodo de reflexión sobre esta decisión y con mucha ilusión de continuar sus estudios y servir como sacerdote en estas tierras altoaragonesas.

-¿Qué significa para ti este paso? 

La llamada que Dios me hace para servirle como sacerdote, supone una inmensa alegría en mi vida. El señor ha puesto su confianza en mí y yo libremente he respondido con generosidad. Ser sacerdote es hacer lo que siempre he querido, es vivir alegre, entregado a los que me necesitan. Por eso, el paso que voy a dar supone un compromiso de entrega, en todo momento.

-¿Cómo te planteas esta etapa de sacerdote?

La frase que escogí para vivir mi diaconado fue la de san Ignacio de Loyola: “En todo, amar y servir”. En la homilía de la ordenación diaconal el Obispo me dijo: “Recuerda que no serás diácono permanente, pero sí, permanentemente diácono”. Por ello, ahora, Rafael y yo hemos escogido esta frase de santa Teresa: “Quien de verdad comienza a servir al Señor, lo menos que le puede ofrecer es la vida” (Camino de Perfección 12, 2). Estas palabras de la santa van en conexión con la frase de san Ignacio. Así pues, no me planteo más que entregar mi vida al Señor sirviendo y amando allí donde Él me envíe.

-¿Qué dirías a los jóvenes que se plantean su vocación?

La vocación sacerdotal es un don que Dios nos da. En Aragón hay un adagio muy sabio: “Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Es así, cuando Dios llama, llama. Nosotros desde nuestra libertad respondemos. Por eso, mis palabras son de ánimo a responder a ese llamado que Dios te puede hacer. Dios llama de muchas formas y maneras y no precisamente a los sabios y entendidos, sino a los más humildes y sencillos. Decir sí al Señor, es adentrarse en una aventura que te hará feliz.  ¿Y qué aventura no tiene sus riesgos? Atrévete a decirle sí al Señor, Él se encarga de lo demás.

José Rafael Nieto Maldonado, de 28 años de edad, es natural de Venezuela y el menor de siete hermanos. Cursó estudios en el Colegio “Luis Agustín Daló” en su pueblo, llamado Batatuy, donde transcurrió toda su infancia. Estudió magisterio y, una vez terminada la carrera, decidió ingresar en el Seminario Conciliar “Santa Cruz” de Huesca.

-¿Qué supone esta ordenación diaconal?

Es un paso alegre y significativo al sacerdocio y un signo de que Dios y la Iglesia me llaman para servir y para ofrecer mi vida a los hermanos. Es ver como mi sueño, poco a poco, se va haciendo realidad después de varios años de estudio y formación. Una formación que no termina con el diaconado sino que continúa, pero bajo otras claves.

-¿Cómo conociste esta diócesis? y ¿por qué la elegiste? 

Fue por mi amigo Jesús, quien se ordena sacerdote hoy. Éramos amigos en Venezuela y cuando él decidió venir a España seguimos manteniendo el contacto. Le veía muy entusiasmado, me hablaba con emoción de su vida en el seminario de aquí, me habló de la Diócesis y lo más importante, me hizo la invitación de seguir la huella de Jesucristo aquí, en la tierra del diácono san Lorenzo. Lo pensé muchas veces, lo hablaba con un sacerdote amigo, con mi familia, con los formadores de España, hasta que por fin tomé una decisión madura y me animé a venir. El Señor se sirvió de estas circunstancias para hacerme el llamado.

(Diócesis de Huesca)