El arzobispo de Compostela, Mons. Julián Barrio, aseguró este sábado 25 de julio en su homilía de la Eucaristía en la Solemnidad del Apóstol Santiago, que el “cristianismo favorece la vida espiritual de las personas y de los pueblos, iluminando la dimensión cultural, social, económica y política para volver a la verdad del hombre. “No se trata de una confrontación ética entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido al que se confía la propia libertad”, sabiendo que “no se puede dar culto a Dios sin velar por el hombre”. Es el modo de transformar nuestra sociedad”. El arzobispo compostelano aseguró, también, que a la Iglesia, “servidora de los pobres, no le es ajeno el sufrimiento de las familias en dificultades económicas a las que no se les ofrece un decidido apoyo”. Además, en su homilía, Mons. Barrio tuvo un recuerdo especial para las víctimas del accidente del Alvia. “Pídoche tamén”, dijo, por aqueles que outros anos celebraron esta solemnidade connosco e polos que perderon a súa vida fai dous anos no accidente de Angrois, confiando que gocen xa da felicidade eterna”. Mons. Barrio también pidió la intercesión del Apóstol “polos nosos gobernantes e por todas aquelas persoas que están ofrecendo os seus mellores esforzos para responder ás esixencias do ben común e construír unha sociedade mellor”.

En su homilía en respuesta a la Ofrenda Nacional realizada por el delegado regio, en este año el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el arzobispo de Santiago de Compostela, que recordó las persecuciones que perduran en muchas partes del mundo “a muchas personas por el hecho de ser cristianas”, aseguró que “desde la fe hemos de iluminar nuestra realidad, evitando que enmudezca ante las contradicciones del mundo, y dando claridad y firmeza a nuestras actitudes éticas y morales”.

Tras recordar “el sufrimiento” de familias en “dificultades económicas”, a los “jóvenes sin trabajo”, la situación de los adultos “que ya no tienen esperanza de incorporarse a la vida laboral” o de inmigrantes, niños, ancianos y mujeres víctimas de la violencia doméstica, monseñor Barrio comentó que “las experiencias habidas nos obligan a preguntarnos por los fundamentos morales de la sociedad, buscando formar personas capaces que, más allá del poder y del tener, asuman los imperativos de la verdad, de la honradez, y del servicio al prójimo para no sucumbir en la codicia y en la ambición”.

El prelado compostelano añadió que “el cristianismo favorece la vida espiritual de las personas y de los pueblos, iluminando la dimensión cultural, social, económica y política para volver a la verdad del hombre. “No se trata de una confrontación ética entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido al que se confía la propia libertad”, sabiendo que “no se puede dar culto a Dios sin velar por el hombre”. Es el modo de transformar nuestra sociedad”.

En la Eucaristía solemne desarrollada en la Catedral compostelana estuvieron presentes Mons. José Rodríguez Carballo, Secretario de la Congregación para los Inst. Vida Consag. y Soc. Vida Activa; Mons. Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo; Mons. Camilo Lorenzo Iglesias, Obispo de Astorga; Mons. Luís Quinteiro Fiuza, Obispo de Tui-Vigo; Mons. Alfonso Carrasco Rouco, Obispo de Lugo; Mons. José Leonardo Lemos Montanet, Obispo de Ourense; Mons. Jesús Fernández González, Obispo Auxiliar de Santiago; Mons. José Diéguez Reboredo, Obispo Emérito de Tui-Vigo; Antonio Rodríguez Basanta, Administrador Diocesano de Mondoñedo Ferrol; Segundo Pérez López, deán de la Catedral; Víctor Benedicto Maroño Pena, vicario general de la Archidiócesis; así como numerosos sacerdotes.

(Arzobispado de Santiago de Compostela)