ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 02 de agosto de 2015

La frase del día sábado 1 de agosto

«Quien reza se salva»
(San Alfonso María de Ligorio)

 


El papa Francisco

Francisco en el ángelus: el Perdón de Asís nos invita a la confesión y comunión
El Santo Padre recuerda que en el sacramento de la Reconciliación "no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso”.

Texto completo del ángelus del papa Francisco del 2 de agosto de 2015
El Santo Padre comenta el evangelio de San Juan e invita a superar las preocupaciones cotidianas pensando al encuentro con Dios. Recuerda también la fiesta del Perdón de Asís

El papa Francisco reza por los fieles atropellados en Mazapil
Un camión embistió en México a un grupo de peregrinos. Los muertos son ya 29 y hay 10 heridos graves

El Papa bendice un congreso interuniversitario sobre santa Teresa
Se desarrolla del 1 al 3 de agosto en Ávila y  aborda las perspectivas teresianas en la nueva evangelización

Espiritualidad y oración

San Pedro de Anagni - 3 de agosto
«Monje benedictino, obispo e impulsor en su sede de la reforma gregoriana. A él se debe la reconstrucción de la basílica-catedral de Anagni; en ella fue canonizada Clara de Asís»


El papa Francisco


Francisco en el ángelus: el Perdón de Asís nos invita a la confesión y comunión
 

El Santo Padre recuerda que en el sacramento de la Reconciliación "no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso”.

Por Sergio Mora

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco rezó este domingo 2 de agosto, la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud de fieles, peregrinos y turistas que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Los allí presentes venidos desde todo el mundo le acogieron con un largo y entusiasmado aplauso, a pesar del fuerte calor de verano que se sentía en Roma. El Pontífice recordó la lectura del evangelio día que dice “Yo soy el pan de vida, quien viene a mi no tendrá más hambre y quien cree en mi no tendrá nunca sed” en referencia a la Eucaristía. Y precisó que es “el don más grande que sacia el cuerpo y el alma”.

Concluida la oración del ángelus el Santo Padre dirigió sus saludos, e indicó que este domingo en la ciudad italiana de Asís se recuerda la “fiesta del perdón”. El Papa señaló que la misma “es un fuerte llamado para acercarnos al Señor en el sacramento de la misericordia y también para recibir la comunión”. 

Y recordó que “hay gente que tiene miedo de acercarse a la confesión olvidándose que allí no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso”.

Si bien el Pontífice reconoció que “es verdad que cuando vamos al confesionario sentimos un poco de vergüenza, y esto nos sucede a todos, a todos nosotros”, si bien tenemos que recordar “que también esta vergüenza es una gracia que nos prepara al abrazo del Padre que siempre perdona y siempre perdona todo”.

Francisco concluyó sus palabras pidiendo que no se olviden de rezar por él y les deseó a todos un 'buon pranzo' y una 'buona doménica'.

Ayer 1º de agosto, en la Basílica papal de Santa Maria de los Ángeles, se abrió la solemne Fiesta del Perdón de Asís, que se clausura al final de este domingo. Durante los dos días ininterrumpidamente muchos sacerdotes en la Basílica confiesan en varios idiomas y celebran la Eucaristía.

La Misa y procesión eucarística, de apertura ha sido presidida por el padre José Rodríguez Carballo, Ministro General de los Frailes Menores y concluye hoy domingo con la solemne eucaristía presidida por el obispo de la ciudad, Mons. Domenico Sorrentino.

La fiesta de la dedicación de la Porciúncula culmina con la llegada de la marcha nacional de jóvenes franciscanos. Los Hermanos Menores preparan la "Fiesta del Perdón de Asís", con un triduo solemne que se realiza en la Basílica de San María de los Ángeles.

Miles de peregrinos acuden cada año a la Porciúncula para recibir la indulgencia plenaria que San Francisco le pidió y obtuvo del Papa Honorio III, en el año 1216.

La web de los Franciscanos indica: 

“En julio de 1216, Francisco pidió en Perusa a Honorio III que todo el que, contrito y confesado, entrara en la iglesita de la Porciúncula, ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y otros que sostenían con sus ofrendas las iniciativas de la Iglesia. De ahí el nombre de Indulgencia de la Porciúncula, Perdón Asís, Indulgencia o Perdón de las rosas (por el prodigio que medió en su confirmación según alguna tradición tardía) u otros parecidos”.

“Más allá de las controversias históricas acerca de los orígenes y circunstancias de la concesión de la Indulgencia, lo cierto es que la Iglesia ha seguido, hasta nuestros días, otorgando y ampliando esa gracia extraordinaria. En la actualidad, esta Indulgencia puede lucrarse no sólo en Santa María de los Ángeles o la Porciúncula, sino en todas las iglesias franciscanas, y también en las iglesias catedral y parroquial, cada 2 de agosto, día de la Dedicación de la iglesita, una sola vez, con las siguientes condiciones: 1) visitar una de las iglesias mencionadas, rezando la oración del Señor y el Símbolo de la fe (Padrenuestro y Credo); 2) confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa, por ejemplo, un Padrenuestro con Avemaría y Gloria; estas condiciones pueden cumplirse unos días antes o después, pero conviene que la comunión y la oración por el Papa se realicen en el día en que se gana la Indulgencia”.

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Texto completo del ángelus del papa Francisco del 2 de agosto de 2015
 

El Santo Padre comenta el evangelio de San Juan e invita a superar las preocupaciones cotidianas pensando al encuentro con Dios. Recuerda también la fiesta del Perdón de Asís

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha rezado la oración del ángelus este domingo, delante de una Plaza de San Pedro llena de fieles, peregrinos y turistas allí congregados a pesar del fuerte calor del verano europeo que estos días se registra en Roma.

El Santo Padre inició comentando el evangelio de Juan correspondiente a la misa del día, en el que Jesús indica que quienes le estaban siguiendo era porque con la multiplicación de los panes Él había saciado su hambre, y habían dado más valor a aquellos panes que a su donador. Y no habían entendido que les estaba invitando a comer el pan de vida eterna, la eucaristía. 

Después de la oración, el Pontífice se refirió a la Fiesta del Perdón de Asís, que se celebra en Italia, e invitó a aprovecharla para confesarse y comulgar, recordando que encontraremos al Padre no como juez implacable, sino como Padre infinitamente misericordioso.

A continuación el texto completo:

«Queridos hermanos y hermanas, buenos días. En este domingo continua la lectura del capítulo sexto del Evangelio de Juan.

Después de la multiplicación de los panes, la gente había iniciado a buscar a Jesús y finalmente lo encuentra en Cafarnaún. Él entiende bien el motivo de tanto entusiasmo por seguirlo y lo revela con claridad: “Me buscan no porque han visto signos, sino porque han comido de aquellos panes y se han saciado”.

En realidad esas personas lo siguen por el pan material que el día anterior había saciado su hambre, cuando Jesús había realizado la multiplicación de los panes. No habían entendido que ese pan partido para tantos, para muchos, era la expresión del amor del mismo Jesús. Han dado más valor a aquellos panes que a su donador.

Delante a esta ceguera espiritual, Jesús evidencia la necesidad de ir más allá del don y descubrir al donador. Dios mismo es el don y el donador. Y así en aquel pan, en aquel gesto, la gente puede encontrar a Aquel que lo da, que es Dios.

Invita a abrirse a una perspectiva que no es solamente la de las preocupaciones cotidianas: el comer, vestir, el éxito, la carrera. Jesús habla de otro alimento, habla de un alimento que no se corrompe y que es necesario buscar y acoger. Él exhorta: “Empéñense no por el alimento que no dura, pero por el alimento que queda para la vida eterna y que el Hijo del hombre dará. O sea busquen la salvación, el encuentro con Dios.

Con estas palabras nos quiere hacer entender que más allá del hambre físico el hombre lleva consigo otro hambre --todos tenemos este hambre-- un hambre más importante que no puede ser saciado con el alimento normal. Se trata de hambre de vida, hambre de eternidad que solamente Él puede satisfacer en cuanto es 'el pan de vida'.

Jesús no elimina la preocupación y la búsqueda del alimento cotidiano, no, no elimina la preocupación de todo esto que puede volver la vida más avanzada. Pero Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestra existencia terrena está al final en la eternidad, está en el encuentro con Él, que es don y donador. Y nos recuerda también que la historia humana con sus sufrimientos y sus alegría tiene que ser vista en un horizonte de eternidad, o sea en aquel horizonte del encuentro definitivo con Él.

Y este encuentro nos ilumina durante todos los días de nuestra vida. Si pensamos a este encuentro, a este gran don, los pequeños dones de la vida, también los sufrimientos, las preocupaciones serán iluminadas por la esperanza de este encuentro. 'Yo soy el pan de vida, quien viene a mi no tendrá más hambre y quien cree en mi no tendrá nunca sed. Esta es la referencia a la Eucaristía, el don más grande que sacia el alma y el cuerpo.

Encontrar y acoger en nosotros a Jesús, “pan de vida”, da significado y esperanza en el camino habitualmente tortuoso de la vida. Pero este 'pan de vida' nos ha sido dado con una tarea: para que podamos saciar al mismo tiempo el hambre espiritual y material de nuestros hermanos, anunciando el Evangelio por todas partes.

Con el testimonio de nuestra actitud fraterna y solidaria hacia el prójimo, volvamos presente a Cristo y su amor en medio de los hombres. La Virgen Santa nos ayude en la búsqueda y en seguir a su hijo Jesús, el pan verdadero, el pan vivo que no se corrompe y dura en la vida eterna».

El papa ha rezado el ángelus y a continuación ha dicho las siguientes palabras:

«Queridos hermanos y hermanas, les dirijo mi saludo a todos ustedes, fieles de Roma y peregrinos de diversos países.

Saludo a los jóvenes españoles de Zizur Mayor, Elizondo y Pamplona, y también a los italianos de Badia, San Matteo della Décima, Zugliano y Grumolo Pedemonte. Y saludo la peregrinación a caballo de la 'Archicofradía Parte Guelfa' de Florencia.

Hoy se recuerda el perdón de Asís. Es un fuerte llamado para acercarnos al Señor en el sacramento de la misericordia y también para recibir la comunión. Hay gente que tiene miedo de acercarse a la confesión olvidándose que allí no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso.

Es verdad que cuando vamos al confesionario sentimos un poco de vergüenza, y esto nos sucede a todos, a todos nosotros, pero tenemos que recordar que también esta vergüenza es una gracia que nos prepara al abrazo del Padre que siempre perdona y siempre perdona todo. A todos ustedes les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi. 'Buon pranzo' y 'buona domenica'

 

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El papa Francisco reza por los fieles atropellados en Mazapil
 

Un camión embistió en México a un grupo de peregrinos. Los muertos son ya 29 y hay 10 heridos graves

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Con la fallecimiento de un niño de nueve años de edad, son ya 29 las víctimas mortales del accidente en Mazapil, mientas otros diez se encuentran internados en graves condiciones. En Zacatecas, un camión de carga atropelló el pasado miércoles a un grupo de peregrinos.

El papa Francisco apenas conocida la noticia del accidente envió un telegrama al obispo de esta ciudad, Mons. Sigifredo Noriega Barceló y a los familiares.

El telegrama firmado por el cardenal secretario de estado Pietro Parolin, expresa el dolor del Santo Padre, quien «ofrece sufragios por el eterno descanso de los difuntos».

Así el Pontífice «hace llegar su sentido pésame a los familiares de los fallecidos, junto con sus expresiones de consuelo, cercanía y deseos de pronto restablecimiento de los heridos».

Obispo de Roma de corazón «les imparte la confortadora bendición apostólica, como signo de esperanza en el Señor resucitado».

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El Papa bendice un congreso interuniversitario sobre santa Teresa
 

Se desarrolla del 1 al 3 de agosto en Ávila y  aborda las perspectivas teresianas en la nueva evangelización

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco envió su bendición a los participantes del Contgreso interuniversitario «Santa Teresa de Jesús, Maestra de Vida».

El objetivo principal, indica la web del congreso que se realiza del 1 al 3 de agosto, es acercar al público universitario la figura de “La Santa” abulense desde distintas perspectivas que abordan la impronta teresiana en la nueva evangelización, en la vida interior, en la sociedad actual, ahondando especialmente en la vigencia y en la proyección futura de sus enseñanzas y su ejemplo.

El congreso forma parte de los eventos aprobados por la Comisión Nacional del V Centenario de Santa Teresa de Jesús (STJ500).

Texto del mensaje del Santo Padre

«Su Santidad el Papa Francisco saluda cordialmente a los participantes y organizadores del Congreso Interuniversitario «Santa Teresa de Jesús, Maestra de Vida», que se celebra en la ciudad de Ávila, con ocasión del V Centenario del nacimiento de tan insigne Doctora de la Iglesia, para acercar al mundo universitario su figura y su magisterio, y pide al Señor que la profundización en las huellas de la Santa andariega, además de poner de manifiesto la actualidad de su enseñanza y el estímulo de su ejemplo, los conduzca siempre al encuentro con el Buen Jesús, al que ella siguió por los caminos de la vida.

Asimismo, el Santo Padre los alienta a descubrir en la contemplación y meditación de Teresa, Maestra de oración, la fuente de la verdadera ciencia y de los auténticos valores generadores de vida, para que en las Universidades católicas se formen «amigos fuertes de Dios», tan necesarios en «tiempos recios». Con estos deseos, y a la vez que encomienda a los maternos cuidados de la Virgen del Monte Carmelo el desarrollo del Congreso, el Sumo Pontífica pide que no olviden rezar por él y por su servicio a la Iglesia universal, e imparte con afecto la implorada Bendición Apostólica, prenda de copiosos favores divinos.

Vaticano, 1 de agosto de 2015 
Cardenal Pietro Parolin 
Secretario de Estado de Su Santidad»

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Espiritualidad y oración


San Pedro de Anagni - 3 de agosto
 

«Monje benedictino, obispo e impulsor en su sede de la reforma gregoriana. A él se debe la reconstrucción de la basílica-catedral de Anagni; en ella fue canonizada Clara de Asís»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Amigo y colaborador de Bruno de Segni, que fue su biógrafo, procedía de la noble familia de príncipes lombardos de Salerno que se establecieron allí en el siglo IX, aunque el año 1077, en vida de este santo, la ciudad fue conquistada por los normandos. La Bula suscrita por el papa Pascual II en 1110, mediante la cual lo elevó a la gloria de Bernini, se hacía eco de la narración que Bruno hizo de Pedro. En la actualidad se conserva incompleto otro documento redactado antes de 1181, cuyo autor fue Pedro II de Anagni, al que se le puede dar cierta credibilidad. En conjunto el relato permite recomponer su trayectoria vital que se inicia subrayando su temprana orfandad tras la cual fue conducido al monasterio de San Benito, donde se imbuyó en la espiritualidad monástica. Allí cultivó la oración y el estudio impregnándose de la fecunda tradición conservada y acrecentada por sus hermanos a través de la regla que les legó su insigne fundador. Junto a ellos obtuvo la preparación que unida a sus excelsas virtudes a su tiempo le llevarían a ser un gran obispo.

Desde el punto de vista histórico, la situación eclesial se hallaba inmersa en el espíritu de la reforma que tuvo en san Gregorio Magno a uno de sus grandes impulsores. Fue continuada por Gregorio VII en las dos últimas décadas del siglo XI, aunque había comenzado a mediados del mismo, durante el pontificado de León IX. Por otro lado, para comprender el contexto existencial en el que discurrió la vida de Pedro, y cómo llegó a ocupar la sede de Anagni, conviene recordar que a la muerte del papa Esteban IX se produjo la elección de Benedicto X sin que hubiese unanimidad en el Colegio cardenalicio. Los que estaban en desacuerdo eligieron a Nicolás II en Siena contando con el voto de Hildebrando, futuro Gregorio VII. Pero al morir Nicolás II en 1061, los nobles de Roma y los prelados lombardos apelaron al derecho imperial reclamando la designación de un nuevo pontífice. Entonces intervino el cardenal Hildebrando, y reivindicó la legitimidad de los decretos para la elección papal ratificados por el sínodo de Melfi en agosto de 1059. Se escogió como sucesor de Nicolás al obispo de Lucca, Anselmo da Baggio, que tomó el nombre de Alejandro II; su pontificado duró doce años.

En esta época, el cardenal Hildebrando, que había conocido a Pedro en el monasterio benedictino de Salerno, estaba al corriente de su admirable virtud y excelente preparación. De modo, que sugirió al pontífice Alejandro II que lo designase su capellán. Esta cercana relación de Pedro con el papa, quien puso en él su confianza, le permitió adquirir una gran experiencia en temas eclesiásticos. Ayudó al Santo Padre en temas dolorosos y problemáticos que afloraron entonces, como la disciplina interna eclesial y los privilegios de los laicos que habían ido usurpando los bienes de la Iglesia, entre otros asuntos. Pedro fue también impulsor de la reconstrucción de la catedral-basílica de Salerno, una de sus acciones por la que es bien conocido, que reclamó su atención entre 1072 y 1103.

Pues bien, Alejandro II consagró a Pedro obispo de Anagni y lo envió como legado suyo a la corte del emperador de Bizancio, Miguel VII, para reconciliarlo con la fe católica. Precisamente las fuentes atribuyen a este monarca su ayuda para la reconstrucción de la catedral; se piensa que pudieron intervenir en ella artesanos bizantinos. En 1096, mientras la obra estaba en marcha, el santo participó en la Primera Cruzada junto a su líder, Bohemundo I de Tarento, que sería príncipe de Antioquia y que marchó a luchar a Tierra Santa. Pedro se mantuvo al lado del emperador de Constantinopla. Durante cuarenta y tres años de episcopado, parte de los cuales tuvieron lugar mientras Hildebrando, ya como Gregorio VII, ocupaba la Silla de Pedro (fue elegido en 1073 y rigió la Iglesia hasta que se produjo su deceso en 1085), el santo prelado de Anagni tuvo que afrontar diversos problemas espinosos. La Iglesia dejaba mucho que desear y el papa, que fue un enérgico reformador, no estaba dispuesto a mantener los deplorables testimonios que se daban en ella. Luchó contra la simonía, las investiduras y estableció el celibato sacerdotal en contra de una mayoría del clero incendiado por un decreto que inicialmente no estuvo dispuesto a acoger. No le tembló la mano y en el concilio realizado en Roma en 1075 excomulgó a varios obispos.

Este clamor en contra de la reforma salpicó a la sede Anagni donde fue palpable la reticencia de muchos clérigos, un hecho que produjo a Pedro gran sufrimiento ya que era un fiel hijo de la Iglesia y estuvo indisolublemente unido a los sucesivos pontífices. Murió el 3 de agosto del año 1105. Fue introducido en el catálogo de los santos por el papa Pascual II el 4 de junio de 1110, autorizando su culto en las diócesis de la Campania. Sus restos se veneran en la catedral de Anagni, ciudad de la que es uno de patrones. La basílica está dedicada a Santa María Annunziata y se da la circunstancia de que fue el lugar elegido para la canonización de santa Clara de Asís en 1255.

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