Tratar a la gente, y especialmente al pobre, con dignidad

 

No es la primera vez que escribo de esto, pero es que llevo una semanita de órdago a la grande. Me indigna que faltemos al respeto a la gente, y especialmente que lo hagamos con los más débiles.

Hace dos semanas. Una pareja de novios. Que si les podemos hacer el expediente matrimonial en esta parroquia aunque vivan en el territorio de otra y no tan próxima. Tienes que decir que no, porque el expediente matrimonial es algo muy serio desde el punto de vista pastoral y jurídico y hay que hacerlo en la parroquia de alguno de los contrayentes. ¿Problema? Que fueron a la parroquia, que el párroco salía de vacaciones y que ni podía él ni sabían los suplentes. Y como la boda era a los dos meses, ahí los tienes sin saber qué hacer.

Hace unos días. Una persona que tiene que renovar una documentación en su parroquia para acceder a unos servicios de Cáritas. ¿Problema? Que Cáritas de su parroquia cierra desde finales de junio a mediados de septiembre. Y claro, te preguntas qué pasa si hay una necesidad.

Hace apenas unos minutos. Un hombre, agobiado, que viene desde su parroquia, a varias estaciones de metro, preguntando por ayudas de Cáritas. Hemos hablado, le cuento que lo normal es que vaya a su parroquia, que cada parroquia tiene un servicio de Cáritas, que lo hacemos así mara una atención más cercaba y más organizada. ¿Problema? Que fue a su parroquia, que Cáritas cierra julio y agosto y que le han dicho que acuda a la parroquia de Tres Olivos que creen que hay guardia permanente. Por supuesto sin hablar con nosotros, sin una carta, sin una llamada, nada. Y este pobre llega aquí a ver qué encuentra.

Efectivamente estas cosas se solucionan. Si no hay sacerdote que haga un expediente matrimonial, siempre estará la Vicaría correspondiente o el propio arzobispado. Cáritas de la zona tiene un servicio permanente de guardia todo el verano y algunas parroquias también. Es más, entiendo que en un momento puedan faltar voluntarios y haya que echar el cierre. Pero aún en ese caso hay que saber qué hacer en caso de emergencia, por ejemplo si aparece alguien en mitad de agosto con un grave problema. Lo que no puede ser es limitarse a aquí está cerrado y vaya usted a tal parroquia por si acaso.

No es la primera vez que nos llega alguien al economato desde parroquias de Madrid porque en su despacho de Cáritas alguien ha dicho que no tienen alimentos y que vengan a la parroquia que hay economato. Y te encuentras a una persona con el carrito de la compra que viene desde la otra punta de Madrid porque en su parroquia le han dicho que venga por si acaso. Así no se hacen las cosas.

Lo que nos molesta de todo esto no es que en vacaciones puedan pasar estas cosas, porque todos tenemos fallos y alguna vez hemos dejado a la gente desatendida. Lo que más joroba, y hay parroquias que me conozco muy bien, es pasarte el día escuchando lo de los pobres, los sencillos, la misericordia, estar con los que nada tienen, y luego cerrar Cáritas dos meses. No se puede hablar de servicio y disponibilidad y decir a unos novios que no os puedo hacer los papeles de la boda porque me voy de vacaciones.

No cambiamos. Nos sabemos todas las teorías sobre pastoral, vida parroquial, comunión, experiencia de Dios, opción preferencial por los pobres, pero llega el verano y con dejar alguna misa vamos que chutamos. Alguna si acaso. Que parroquias hay que solo celebran en verano sábados y domingos y parroquias hay que incluso cierran completamente dos o tres semanas por vacaciones del párroco.  

Y no, no soy perfecto, ni mucho menos, que aquí en verano ya podíamos hacer bastante más. Pero no tengo la mejor tarde y ver cómo despachamos alegremente a la gente hoy me ha dolido. No por mí, sino por ese pobre que esta tarde, con el calorazo de agosto en Madrid, se ha recorrido no sé cuánto y para nada. Este hombre necesitaba, al menos, ser tratado con dignidad. Y lo único que recibió fue un “vaya a tal sitio a ver si allí…”