Dontancredismo eclesial

 

Hacer de don Tancredo era una suerte taurina consistente en vestirse de blanco, encaramarse en un pedestal, y al salir el toro quedarse completamente quieto en la creencia de que el toro, al ver algo inmóvil, jamás lo atacaría.  En el dicho popular, hacer de don Tancredo es optar por la impasibilidad ante cualquier problema, sin tomar parte en el asunto. En lenguaje de jóvenes de hoy, sería algo así como pasar de todo y no comerse un marrón.

Lo observo cada vez más en la Iglesia camuflado en pseudo misericordia ful (para un madrileño castizo lo ful es lo falso). Porque llegan los problemas, los que sean, desde una pintada en un templo a lo del padrino ese de Cádiz que a ver en qué acaba, desde la irregular situación de los divorciados vueltos a casar civilmente a los casos de corrupción más flagrantes, en fin lo que sea.

Y la gente pregunta. Oiga, señor cura, señor obispo, señor papa de Roma. Que servidora, una Rafaela cualquiera, quisiera saber qué opinan del matrimonio gay, del aborto, de la corrupción de los políticos, o de que el alcalde de Santiago de Compostela se niegue a asistir a la misa del santo patrón en la catedral, o del anticlericalismo que asoma en los de Podemos.

Rafaela, Rafaela… lo importante es no juzgar, no condenar, perdonar siempre.

Y Rafaela responde: comprendido. No necesito más. Y espero que su respuesta sea la misma en todos los casos:

¿Qué pasa con los Franciscanos de la Inmaculada? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Qué piensan de los maltratadores de las mujeres? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Y de la ablación del clítoris en las niñas? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Y de los que no recogen la caca de sus perros en la calle? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿De los defraudadores de impuestos? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Qué opinión tienen del estalinismo? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Y del nazismo? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Del día del orgullo gay? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿De los llamados conservadores y carcas en la Iglesia? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

¿Ustedes creen que la ideología de género es buena o mala, existe o no? No juzgar, no condenar, perdonar siempre.

Pues miren ustedes…para esas respuestas no necesitamos ni papa, ni obispos, ni siquiera a don Jesús, el párroco. Pero tengan cuidado, que en una ocasión se llevó el toro por delante a don Tancredo y no acabó con su vida de puro milagro.