ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 25 de agosto de 2015

La frase del martes 25

"Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo". 
(Santo Tomás de Aquino)

 


Papa y Santa Sede

Mons. Tomasi: 'Los entes internacionales sean más realistas sobre las personas'
El observator del Vaticano ante la ONU, indica que los migrantes recibidos tienen que aceptar la  libertad religiosa, la democracia, el respeto del prójimo y  los valores que vuelven la convivencia posible

Mundo

Corea del Sur y del Norte alcanzan un acuerdo que baja la tensión
Seúl apaga los altoparlantes y Pyongyange suspende el estado de guerra

Cuba: en el altar papal de Holguín, la Virgen del Cobre y un Cristo tallado
Continúan los trabajos del estrado para la misa que el Francisco presidirá en la Plaza Calixto García de Holguín el próximo 21 de septiembre

«¡No abandonamos Tierra Santa!»
El custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa hace un llamado a los fieles 

Iglesia y Religión

"La Iglesia existe para evangelizar" (II Parte)
Entrevista con el cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM, sobre la encíclica Laudato Si' y la traducción para América Latina de la Biblia y del Nuevo Testamento

Junípero Serra, un gran misionero
El cardenal Sistach: dentro de un mes el papa Francisco canonizará al fray Junípero Serra

Espiritualidad y oración

Comentario a la liturgia dominical
Domingo 22 del Tiempo Ordinario - Ciclo B Textos: Deut 4, 1-2, 6-8; Sant 1, 17-18. 21-27; Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars - 26 de agosto
«Fundadora del Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Patrona de la ancianidad. Se dejó guiar por esta convicción: Dios en el corazón, la eternidad en el pensamiento, el mundo bajo los pies»


Papa y Santa Sede


Mons. Tomasi: 'Los entes internacionales sean más realistas sobre las personas'
 

El observator del Vaticano ante la ONU, indica que los migrantes recibidos tienen que aceptar la  libertad religiosa, la democracia, el respeto del prójimo y  los valores que vuelven la convivencia posible

Por Luca Marcolivio

Rimini, (ZENIT.org)

El rol de las organizaciones internacionales está cada vez más en discusión por el peso de sus estructuras y también por el vaciamiento de los valores con los cuales las sociedades occidentales fueron bautizadas. A esto se añade la sobreposición entre organismos e intereses a nivel mundial.

Entre los temas más importantes en la agenda de las organizaciones internacionales están las migraciones: acoger es un deber para cada cristiano y tal principio va temperado por el respeto que deben tener los inmigrantes de aquellos valores fundamentales que pertenecen a la identidad cristiana y que garantizan la convivencia en los países que hospedan.

De ésto y de otros temas ha hablado en una entrevista con ZENIT, Mons. Silvano Maria Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede en Ginebra ante las Naciones Unidas, y que ha sido huésped durante estos días del Meeting por la Amistad entre los Pueblos que se realiza en la ciudad italiana de Rimini. Allí Mons. Tomasi intervino en el debate 'Emergencias en el mundo: el rol de los organismos internacionales.

                                                                        ***

Excelencia, en el Meeting de Rimini usted ha hablado de 'creatividad de la persona' como instrumento que se contrapone al individualismo que aflige a toda la comunidad internacional. ¿Cómo describir el cuadro actual?
-- Mons. Tomasi: Nos encontramos en el final de un ciclo histórico. Las Naciones Unidas fueron fundadas hace 70 años para que no se repitieran los horrores de la II Guerra Mundial apenas concluida, y para ayudar al crecimiento de los más pobres. A partir de 1968 con la revolución cultural de Woodstock, ha emergido una filosofía y un modo diverso de leer la realidad: los intereses del individuo prevalen sobre los de la comunidad; se exalta la libertad sin tomar demasiado en consideración las consecuencias de las acciones realizadas.

Delante de esta filosofía se ha debilitado progresivamente el sentido de la solidaridad hacia toda la familia humana, por lo tanto la acción común se ha vuelto cada vez más difícil.

Existe la sensación y la convicción de que las instituciones internacionales sean débiles, demasiado burocráticas y difíciles de gestionar. Como consecuencia están emergiendo nuevas estructuras, como el Forum Económico Mundial de Davos o, por ejemplo, el nuevo banco creado por los BRICS (Brasil, Rusia, China, India, Sudáfrica) con el objetivo de contrabalancear al FMI y al Banco Mundial. Estamos por lo tanto en una especie de limbo entre algo que no funciona y algo que aún no se ha consolidado.

Para que las organizaciones internacionales sean eficaces y constructivas es importante que se persigan una serie de valores y haya una lectura de la persona humana que sea más realista que la actual. No hay que olvidarse que por su naturaleza la persona humana es abierta al otro, no cerrada en sí misma y tomada por sus pasiones, deseos o intereses. Más el individuo se cierra en sí mismo más se autodestruye. Es solo en relación a los otros y al otro que encontramos la respuesta y la posibilidad de crear una acción comunitaria que sea eficaz en el mundo de hoy.

Dentro de un mes el papa Franciso hablará en Nueva York ante las Naciones Unidas ¿Qué impacto podrán tener sus palabras?
-- Mons. Tomasi: La visita del papa Francisco a las naciones Unidas será un momento histórico, en el que el Santo Padre podrá señalar las prioridades que ve como urgentes y necesarias. No puedo profetizar los temas sobre los que hablará el Papa, entretanto presumo que afrontará el hecho que el mundo de hoy está atormentado por una serie de focos de violencia y que los cristianos frecuentemente son víctimas de abusos y persecuciones.
Por lo tanto pondrá el acento sobre la libertad de conciencia y de religión, también para dar ánimo a las comunidades cristianas de Oriente Medio, las cuales se encuentran en una situación dramática y de sufrimiento continuo.

Que el Papa hable a las Naciones Unidas revela que de una parte la Iglesia da un cierto peso a esta estructura internacional y de otro espera que puede volverse cada vez más eficaz para promover el bien común.

Para tener una estructura internacional que responda verdaderamente a las exigencias actuales, que han cambiado mucho desde el final de la II Guerra Mundial, es necesario tener como objetivo y como convicción profunda el interés de toda la familia humana y no solamente el de sectores muy limitados. El bien común es el que viene de una comprensión correcta de la persona humana, poniéndola en el centro de todo.

En este escenario, ¿cómo se encuadra el problema de las migraciones?
-- Mons. Tomasi: La mayoría de las personas que emigran a Europa provienen desde países como Siria o Libia, desestabilizados por intervenciones occidentales, o como de Eritrea, donde la violación sistemática de los derechos humanos empuja a los jóvenes a dejar el país.

La causa del éxodo actual por lo tanto radica también en acciones cumplidas en el pasado de manera poco sabia. Es un desplazamiento de población que no se veía desde el final de la II Guerra Mundial. Se trata de un fenómeno global, que no se refiere solamente a Europa: piensen por ejemplo a la migración del Myanmar hacia Indonesia o Australia, o desde África hacia la península árabe a través del Mar Rojo; y mismo en África hay desplazamientos desde un país a otro.

Al menos 240 millones de personas viven en países distintos de los cuales nacieron. El tema de las migraciones es una importante prioridad de la comunidad internacional y de los países europeos. Como cristianos tenemos el deber de acoger las personas que se encuentran en peligro, en particular a los refugiados, porque además casi todos los países europeos han firmado el Tratado de 1951 sobre los Refugiados y el protocolo sucesivo.

Otros migrantes no se encuadran en el estatus de refugiados y se ven obligados a emigrar por diversas motivaciones. Es necesario saber no solamente cuántas personas podemos acoger y con qué modalidades, o donde podemos colocarlas, sino también crear estructuras de acogida dignas.

No podemos ignorar el paso sucesivo o sea qué tipo de integración se perfila. El deber de acogida está fundado en la antigua tradición de la hospitalidad y en el mensaje cristiano. De otra parte tenemos el derecho de preservar la propia identidad, o sea esos valores fundamentales típicos de la tradición greco-romana y cristiana. Y los migrantes tienen que observar un núcleo de valores fundamentales, como la aceptación de la libertad religiosa, el pluralismo cultural, el respeto de la democracia.

Sea para quien emigra que para quien acoge, ¿las migraciones pueden volverse una oportunidad para evangelizar?
-- Mons. Tomasi: Es un tema del que no se habla mucho, pero en varios países es una realidad. Existen por ejemplo comunidades filipinas en varias partes del mundo islámico (en particular en el área del Golfo Pérsico) que representan una presencia cristiana auténtica en un lugar en donde los cristianos antes no estaban. La inmigración puede por lo tanto ser una ocasión de testimonio de la fe cristiana. Por lo que se refiere a los países de acogida, las Iglesia locales no tienen que ser tímidas y deben tener el coraje de proponer el Evangelio con la máxima libertad y en el respeto total de la conciencia de los nuevos llegados, haciendo ver que existe otra manera de impostar la vida, basándola en el mensaje de Jesús.

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Mundo


Corea del Sur y del Norte alcanzan un acuerdo que baja la tensión
 

Seúl apaga los altoparlantes y Pyongyange suspende el estado de guerra

Por Sergio Mora

Roma, (ZENIT.org)

Corea del Norte y Corea del Sur llegaron este martes a un acuerdo después de las conversaciones iniciadas el sábado para intentar solucionar la grave crisis militar entre ambos países a raíz del intercambio el pasado jueves de disparos de artillería.

Un año atrás, el 18 de agosto de 2014, el papa Francisco finalizó su viaje a Corea del Sur con una celebración muy especial: la misa por la reconciliación y la paz entre el Norte y el Sur, en la catedral de Myeong-dong, dedicada a la Inmaculada Concepción, en Seúl.

Este martes Corea del Norte bajó la alerta que le puso en estado de guerra, tras las negociaciones realizadas en la localidad de Panmunjom dentro de la Zona Desmilitarizada que separa las dos Coreas. El enfrentamiento entró en su fase crítica cuando el jueves pasado, Corea del Norte disparó cuatro obuses contra el Sur y el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un, ordenó a sus tropas prepararse para el combate, ante lo que Seul respondió con fuego de artillería. 

En un comunicado conjunto sobre el acuerdo, Corea del Norte lamentó el incidente con minas terrestres que causó lesiones a dos soldados del Sur, aunque no reconoció haber puesto los explosivos. Por su parte Seúl acordó terminar con la propaganda anti Pyongyang que inició en la frontera con altoparlantes, tras el caso de los dos soldados.

Para la presidente de Corea del Sur,  Park Geun-hye el acuerdo “podría ser la ocasión para resolver todas las cuestiones en suspenso” entre las dos Coreas. Ambos países se mantienen formalmente en guerra debido a que jamás fue firmado desde el fin del conflicto en 1953, un acuerdo de paz.

Kim Kwan-jin, asesor de seguridad nacional de la presidenta, en declaraciones transmitidas por televisión dijo: "Es muy significativo que por esta reunión Corea del Norte se haya disculpado por la provocación y prometiera trabajar para evitar que vuelvan a producirse incidentes semejantes y para disminuir las tensiones".

Además los dos gobiernos aceptaron retomar el trabajo para consentir la reunificación de los núcleos familiares separados por la guerra.

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Cuba: en el altar papal de Holguín, la Virgen del Cobre y un Cristo tallado
 

Continúan los trabajos del estrado para la misa que el Francisco presidirá en la Plaza Calixto García de Holguín el próximo 21 de septiembre

Por Sergio Mora

Roma, (ZENIT.org)

Durante el viaje apostólico a Cuba, el altar en donde el Papa Francisco presidirá la santa misa el próximo 21 de septiembre en Holguín, está siendo levantado sobre la plataforma existente en la Plaza Calixto García, una estructura metálica de tres cuerpos principales, precedida como elemento decorativo de un frontis que simula el mar que baña las costas de Cuba

Lo indica la web de la Conferencia Episcopal de Cuba en un par artículos firmados por Vicente Álvarez Morell, en los cuales se indica que la imagen del Cristo crucificado de tamaño natural de la Iglesia Parroquial Mayor de San Jerónimo de Las Tunas, ha salido por primera este domingo 23 de agosto del templo parroquial para ser colocado en dicho altar.

El diseño del estrado y altar, indica, es es fruto de un trabajo en equipo de la arquitecta Ana Luisa Salceda Hernández, del ingeniero Eugenio Gómez Arias, y del laico santaclareño Armando Valdueza Moriano, y añade que ha sido considerado muy simbólico el haber elegido un frontispicio con la imagen del mar y la silueta de la Virgen de la Caridad, hallada en aguas de la Bahía de Nipe.
 
Estarán además del crucifijo de la Iglesia de San Jerónimo de Las Tunas, la imagen en bronce de la Virgen de la Caridad del Cobre que después será depositada en la Iglesia de Barajagua. 
 
La talla policromada del Cristo, ha sido lograda con gran maestría y oficio, con un modelado acorde con los cánones académicos donde a través del modelado, el color y la textura la autora supo captar la agonía del pasaje bíblico. Su autora es Cruz Medina de la Cueva, que donó el costo de la mano de obra. Los fondos fueron recaudados entre los católicos tuneros para la compra de los materiales para su realización. 

La confección de la obra hecha en la década de los 70 duró tres años. Durante este tiempo no contó con ninguna imagen de modelo, por lo que se considera este retablo como una obra escultórica de gran valía.

Antes de ser definitivamente concluida la autora pidió a la feligresía que hicieran promesas al Cristo crucificado y las depositaran --en pequeños papeles-- dentro del cuerpo del Cristo para finalmente sellarlo”. La imagen fue restaurada en 1996 por Jorge Luis Smith Miranda quien asesorado por la artista y católica tunera Cándida Luz Rivero Téllez devolvió los colores originales a la pieza tras varios intentos fallidos de restauraciones.

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«¡No abandonamos Tierra Santa!»
 

El custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa hace un llamado a los fieles 

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

Debido a las guerras en Oriente Medio y los atentados de los grupos fundamentalistas que han golpeado incluso a los países de Occidente, las peregrinaciones a Tierra Santa han disminuido drásticamente. Se estima que, solo desde Italia, en el último año han caído más del 40 por ciento. Con este llamamiento, el custodio de Tierra Santa exhorta a regresar a los Santos Lugares.

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Desde hace tiempo, sobre todo a causa del miedo generado por las guerras en Oriente Medio y los atentados perpetrados por los grupos fundamentalistas que han golpeado incluso a los países de Occidente, las peregrinaciones a Tierra Santa han disminuido drásticamente. Se estima que, solo desde Italia, en el último año han caído más del 40 por ciento. A pesar de alguna tímida señal de reanudación, el temor a acercarse a esta Tierra bendita sigue siendo grande. Sabiendo interpretar la voz de las distintas comunidades cristianas que viven en Israel y Palestina, quisiera deciros: «No abandonéis a la Tierra Santa3. No existe motivo razonable para no organizar una peregrinación a los Santos Lugares. La seguridad en los santuarios y en las zonas frecuentadas por los peregrinos está garantizada, y nosotros, los cristianos, necesitamos más que nunca de la presencia y apoyo de los peregrinos que se acercan hasta aquí en oración de todas las partes del mundo.

Vivir como cristianos en Tierra Santa significa tener una vocación particular y universal. Aquí la Iglesia latina se compone esencialmente de tres grupos: las comunidades de cristianos árabes locales, el antiguo grupo de palestinos que representan la presencia cristiana tradicional en estos lugares; la quehilá de lengua hebrea, una iglesia nueva, en fermento, que aglutina con sus propias especificidades a evangelistas, judíos mesiánicos y católicos y que celebra la liturgia en lengua hebrea; la comunidad internacional, que comprende a muchos trabajadores extranjeros, sobre todo filipinos, hispanoamericanos e indios, que residen establemente en Tierra Santa, y algunos otros grupos de distinta procedencia que, por múltiples razones y distintos motivos, transcurren aquí períodos más o menos largos. Junto a la Iglesia latina viven y operan otras importantes realidades cristianas, entre las que destaca la Iglesia greco-ortodoxa, la Iglesia armenia y la copta. Incluso dentro del mundo católico existen grupos con ritos distintos del latino.

Jerusalén y los Santos Lugares cristianos han sido hasta hoy un signo fundamental de la fe, testimonio de la vida, muerte y resurrección de Jesús que, precisamente aquí, realmente se han cumplido. Todos los cristianos, incluso los más alejados, miran a Tierra Santa para encontrar en estos signos sus propias raíces y el sentido auténtico de su misión en todo el mundo. En Tierra Santa se puede leer la vida de Jesús, escuela de Evangelio. Aquí se puede aprender a mirar, escuchar, meditar y saborear el silencio para alcanzar el significado profundo y misterioso de su paso. El ambiente que enmarca su estancia entre nosotros evoca lugares, costumbres, colores y perfumes; los mismos que Jesús conoció cuando se reveló al mundo.

En Tierra Santa los cristianos han sido siempre minoría, una presencia exigua pero de corazón ardiente, y jamás han desaparecido. Están llamados a dar un alto testimonio de fe, a ser una presencia viva, enamorada de su propia historia y de sus propias ideas, a no temer los cambios y los encuentros con la diversidad, sino a estar abiertos, serenos, libres, positivos y, al mismo tiempo, claros, enraizados en su propio sentido de identidad y pertenencia, caminando hacia el futuro, activos en la custodia de los Santos Lugares, que son depositarios de la tradición y la memoria de toda la cristiandad.

Precisamente para salvaguardar esta presencia (y si es posible reforzarla) invito una vez más a todas las diócesis, parroquias y movimientos a no abandonarnos, es más, a trabajar para que la peregrinación a Tierra Santa sea un testimonio de paz y diálogo. Estoy convencido de que este llamamiento será acogido por muchos fieles que aman Tierra Santa, y que pronto por las calles que Jesús recorrió pueda nuevamente crecer la presencia de quien se pone en camino para encontrarse con Aquél que vino para nuestra salvación.

Fray Pierbattista Pizzaballa - Custodio de Tierra Santa
www.terrasanta.net

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Iglesia y Religión


"La Iglesia existe para evangelizar" (II Parte)
 

Entrevista con el cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM, sobre la encíclica Laudato Si' y la traducción para América Latina de la Biblia y del Nuevo Testamento

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

En la entrevista que el arzobispo de Bogotá, el cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM para el cuatrienio 2015-2019, concedió a Por Óscar A. Elizalde Prada, en la primera parte habla de la elaboración del Plan Global, que orientará la misión del CELAM en este nuevo período, y algunos elementos marcantes de la última Asamblea General y perspectivas para el futuro. Aquí la segunda parte de la entrevista

La nueva carta encíclica

Ante la nueva carta encíclica, Laudato Si’, ¿qué respuestas ofrecerá el CELAM a los acuciantes clamores que se derivan de la actual emergencia ecológica que vive el planeta y, en él, América Latina y el Caribe?
-- Cardenal Rubén Salazar: Yo pienso que todo lo que se hace en el Departamento de Justicia y Solidaridad va en esa línea, para alcanzar, especialmente a la luz de Laudato si’, una integración profunda que tiene que ver la economía, la ecología, la justicia, el desarrollo humano... en últimas, con todo lo que verdaderamente implica la vida del ser humano en la Tierra y, por lo tanto, el cuidado de la Tierra, que no es otro que el cuidado de la misma humanidad que la habita y está llamada a transformar la realidad.

Entonces el trabajo de este Departamento va a ser sumamente importante, pero también desde el CEBITEPAL, en la Escuela Social, la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia va a tener una gran relevancia en este sentido, a fin de difundir el mensaje que el Santo Padre nos presenta, de una ecología integral, una ecología que abarque todos los aspectos de la vida de la Iglesia, de la vida del mundo social, de la sociedad en que vivimos, y, de este modo, una ecología que lleve también a revisar los modelos de desarrollo, los modelos de economía vigentes en el mundo en este momento.

¿Qué claves de lectura propone el CELAM para una adecuada recepción de la encíclica en América Latina y el Caribe?
-- Cardenal Rubén Salazar: Indudablemente que son claves universales las que nos presenta la Iglesia pero que en América Latina tiene que adquirir una dimensión especialísima. Latinoamérica, por ejemplo, es un continente tremendamente rico en reservas naturales, y se corre siempre el riesgo de que la explotación de estas reservas repercutan en daños irreparables sobre la Tierra. Nosotros tenemos en diferentes países el problema de la minería exacerbada, de la explotación totalmente irracional de los recursos minerales, que causa profundos daños ecológicos, y que, por lo mismo, va a hacer que el deterioro ambiental de nuestros países se acreciente y se llegue a situaciones de extrema dificultad. En ese sentido, la encíclica nos va a iluminar sobre situaciones muy concretas que vivimos en América Latina y que tenemos que ver cómo, a la luz de este documento y de toda la Doctrina Social de la Iglesia, nos empeñamos en que el Continente cambie, se transforme, para tener una sociedad más justa, más fraterna, una sociedad verdaderamente en paz.

¿La misión de la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM) se puede interpretar en este mismo sentido?
-- Cardenal Rubén Salazar: Sí, sin lugar a dudas la REPAM es un paso muy importante, un paso adelante, porque fija su atención en la Amazonía, que es uno de los sitios en este momento más importantes desde el punto de vista ecológico. Ante esa gigantesca reserva que tiene la humanidad allí, en la región pan-amazónica, y que todos los días está siendo depredada, a partir de la REPAM queremos incidir en su defensa como CELAM, con una enorme trascendencia. Por ejemplo, hace unos meses el CELAM en compañía de la presidencia de la Conferencia Episcopal Americana y de la Conferencia Episcopal Canadiense, llevó ante la Corte Internacional de los Derechos Humanos una queja por la explotación minera que se está llevando a cabo, de modo absolutamente irracional, en algunos países. O sea que ya hay acciones concretas, muy significativas, en este campo de la ecología.

La BIA
Pasando a otro asunto, referido a la espiritualidad bíblica, el CELAM ha venido trabajando desde hace muchos años en una nueva traducción de la Biblia que recientemente se ha dado a conocer a través del Nuevo Testamento de la Biblia de la Iglesia en América (BIA). ¿Qué continuidad va a tener este proyecto?

Son proyectos del CELAM, y que por lo tanto no dependen de una presidencia o de un cuatrienio. Son proyectos que están profundamente anclados a la existencia misma del CELAM y, por eso, en el proceso de traducción se ha previsto que en diciembre de este año se publicará el Antiguo Testamento. De este modo, podremos proceder a la publicación completa de la BIA.

Esa traducción de la Sagrada Escritura, hecha por el CELAM, va a tener una enorme importancia, porque es un esfuerzo muy grande que se hace para proveer a los fieles de América Latina y de habla hispana en Estados Unidos y en Canadá de una traducción de la Biblia que les permita tener un acceso más fácil, más sencillo, a la Palabra de Dios, que los ayude en su comprensión, lo cual es indispensable si se quiere avanzar en el proceso de ser discípulos misioneros del Señor. 

Leer la primera parte de la entrevista sobre el CELAM clicando aquí

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Junípero Serra, un gran misionero
 

El cardenal Sistach: dentro de un mes el papa Francisco canonizará al fray Junípero Serra

Por Cardenal Luís Martínez Sistach

Madrid, (ZENIT.org)

Dentro de un mes exactamente, el 23 de septiembre, el papa Francisco canonizará a un gran misionero mallorquín: fray Junípero Serra (1713-1784). San Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988. Este franciscano se convertirá en el primer santo mallorquín, con permiso del beato Ramon Llull. Aquí es poco conocido, a diferencia de en Estados Unidos, donde es el único español que tiene una estatua en el National Statuary Hall, en el Capitolio, donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos. Representa al Estado de California.

Precisamente, el Papa lo canonizará en el National Shrine de Washington, basílica del santuario nacional de la Inmaculada Concepción, en el marco de su viaje a Estados Unidos. El Santo Padre ha querido reconocer así el gran trabajo de evangelización que hizo este franciscano mallorquín en todo el oeste de Estados Unidos. Por otra parte, el pasado 2 de mayo, el papa Francisco quiso celebrar una misa en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, en una jornada de reflexión dedicada a recordar a este beato franciscano nacido en Petra, Mallorca, en 1713, fundador de la misión de la Alta California.

Es en 1749 cuando veinte misioneros franciscanos parten llenos de ilusión hacia el virreinato de la Nueva España, nombre colonial de México. El grupo llega al puerto de Veracruz los primeros días de diciembre. Uno de los miembros del grupo es Junípero Serra, que tiene 36 años. Los primeros nueve años se dedica a predicar el Evangelio a los indígenas de Santiago Jalpan, en Querétaro. Con la doctrina cristiana les enseña los conocimientos básicos de agricultura y ganadería.

Tras la expulsión de los jesuitas que vivían en Nueva España, el mallorquín recibe la orden de ponerse al frente de un grupo de dieciséis misioneros que atenderá a la población indígena y europea de las Californias. La primera fundación española fue la misión de San Diego de Alcalá, seguida por nueve misiones más impulsadas por Serra. Aquí dio su verdadera talla de colonizador y misionero. Cuando llegaban a un lugar conveniente levantaban una capilla, unas cabañas para residencia de los frailes y un pequeño fortín protector contra posibles ataques. Acogían a los indígenas que se aproximaban movidos por la curiosidad y, cuando se habían ganado su confianza, los invitaban a establecerse en las proximidades de la misión.

En 1784 fray Junípero Serra muere en la Misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey, California. En la basílica de esta misión descansan los restos de quien está considerado el fundador de California. En la Alta California su éxito fue enorme, ya que creó veinticuatro nuevas misiones. Fue criticado, pero su santidad se manifestó en su defensa de los indígenas de las ambiciones de soldados, colonos y representantes de los poderes políticos. Cuando llegaba a un lugar nuevo, plantaba la cruz y trabajaba para hacer justicia a los pobres y los humildes. Sus medios eran escasos, pero su fe era muy grande. Por eso aquellas misiones iniciales creadas por el nuevo santo mallorquín crecerían hasta convertirse en ciudades importantes como Los Ángeles, San Francisco, San Diego o Sacramento.

 † Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona

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Espiritualidad y oración


Comentario a la liturgia dominical
 

Domingo 22 del Tiempo Ordinario - Ciclo B Textos: Deut 4, 1-2, 6-8; Sant 1, 17-18. 21-27; Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23

Por Antonio Rivero

Brasil, (ZENIT.org)

P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: ¿En qué consiste la verdadera religión?

Síntesis del mensaje: Nuestra religión no está hecha de exterioridades, como creían algunos fariseos a quienes Cristo trata con tanta dureza en el evangelio, a punto de querer agradar a Dios y ganarse la salvación. Esas “cosas” en un principio fueron adornos de la religión, luego contrincantes de la religión y finalmente suplantaron a la religión.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la verdadera religión no es de labios para afuera. “Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí” (Is 29, 13). La verdadera religión la hemos sustituido muchas veces por ritos, costumbres, piedades, tradiciones. Oír misa, bautizar a la criatura, hacer la primera comunión, casarse por la Iglesia, arrodillarse en el confesonario, enterrar a un muerto cristianamente, peregrinaciones y procesiones, etc. no son la religión. Esas son cosas de la religión, pero no la religión. Prueba de ello es que no siempre existieron esas “cosas” pero siempre existió la religión. Otras veces fueron otras costumbres, ritos, tradiciones…pero la religión fue la misma. Cristo no está despreciando las normas de vida de los judíos: Él dijo que no había venido a abolir la ley, sino a darle plenitud y llevarla a la perfección. Jesús interiorizó esa ley, para que no nos conformemos con la apariencia exterior. Jesús condena el legalismo formalista, sin alma, sin sensibilidad, sin caridad, que esclaviza más que libera.

En segundo lugar, la verdadera religión es la fe en Jesús vivo, muerto, resucitado, glorificado, Hijo de Dios. Fe es la actitud trascendental del corazón del hombre, para quien Jesús lo es todo, como su escala de valores y de principios, sus esperanzas eternas, sus destinos…La actitud transcendental es la obediencia a Dios, el seguimiento de los dictámenes de la conciencia recta y el servicio desinteresado a los hombres (2ª lectura). La fe, pues, es la actitud transcendental del corazón como estilo de vida; sin esa fe no hay ni misa ni sacramentos ni teología ni moral…que valgan, pero con esa fe en Dios misa y sacramentos y piedades…hacen la religión florida y hermosa. O sea, creyentes, más que practicantes, quiere Dios. Y si practicantes, es porque le dan vida y espíritu a la letra, que de por sí sólo mataría. Es decir, que a misa, sacramentos y piedades se les echa alma, espíritu, corazón y vida o aquí ni hombre ni religión ni nada.

Finalmente, concretemos lo dicho. Por ejemplo, algunas primeras comuniones son ya suntuosas como una boda, y eso es un escándalo económico, social y religioso. ¿Esa es la religión verdadera? Algunas bodas son ya un rito tan secularizado como una fiesta social, donde valen más las fotos, el video y la parafernalia musical… y eso es una degradación, la humillación y el desprestigio del sacramento. ¿Religión verdadera? Y así las confesiones mecánicas, las comuniones mercantiles: “voy a ofrecer esta comunión para conseguir esta o aquella gracia para…”. ¿Qué decir de procesiones o peregrinaciones que parecen más una feria donde se vende todo, que un gesto exterior de algo profundo del corazón? ¿Religión verdadera? Ahora entendemos por qué Jesús fue tan duro con estos fariseos ritualistas que cifraban la religión en prácticas exteriores y no en la fe en Dios. Por eso Jesús, entre el hombre y el sábado, se quedaba con el hombre, para quien ahí está el sábado; no al revés. Por eso, Jesús echó una mano al hombre religioso y le asentó la mano al hombre ritualista (cf. Mc 2, 27). El año, mes y día, en que Jesús dijo –evangelio de hoy- que las cosas externas no hacen malo al hombre sino las internas oriundas del corazón son las que le hacen bueno, malo, regular, santo, etc.., en ese momento pronunció Jesús “una de las mayores frases en toda la historia de las religiones” (Montefiore). Frase que va al corazón del hombre –en sentido bíblico de la expresión-, es decir, a la inteligencia, la voluntad y el sentimiento del hombre…Esa es la verdadera religión, que vino a enseñarnos Jesús, el Hijo de Dios.

Para reflexionar: ¿Soy hombre religioso o sólo ritualista? ¿Ritualista o espiritualista? ¿Creyente o sólo cumplidor? ¿Vivo en esa actitud transcendental, en obediencia a Dios, en el seguimiento de la conciencia recta y en el servicio desinteresado a los hombres (2ª lectura)? Huyamos del fariseísmo y del ritualismo sin fe y sin alma (evangelio), para ser gratos a Dios (salmo). Fueron los “practicantes” los que llevaron a la cruz a Cristo y lo mandaron crucificar. ¿Dónde estaba la fe de esos “piadosos practicantes”?

Para rezar: Hazme entender que tú me conoces enteramente, pues eres mi Creador, y sabes de todas mis cosas. Y eres tú, mi Señor, quien me transformas, quien me instruyes, quien me modelas, quien me perfeccionas, quien haces de mí tu hijo, quien me ama y quien me salva. Finalmente, Señor, haz que me deje caer confiado y esperanzado en tus manos y, como un niño en brazos de su padre, me duerma en tu regazo.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

 

 

 

 

 

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Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars - 26 de agosto
 

«Fundadora del Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Patrona de la ancianidad. Se dejó guiar por esta convicción: Dios en el corazón, la eternidad en el pensamiento, el mundo bajo los pies»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

 «Cuiden con interés y esmero a los ancianos; ténganse mucha caridad y observen fielmente las Constituciones: en esto está nuestra santificación». Eran palabras testamentarias de la fundadora a punto de exhalar su último suspiro, dejando que manase de sus labios lo que de forma tan abundante pervivía en su corazón: su amor a Cristo, y en Él a los se hallan en el ocaso de la vida faltos tantas veces de la gratitud y del cariño de aquellos por los que desvivieron, o tal vez despojados de sus bienes y maltratados como un objeto inservible. Teresa tuvo la fortuna de nacer en una familia profundamente arraigada en la fe, que dio, antes de nacer ella y proporcionaría después, nuevos miembros consagrados a la Iglesia. Creció con una sensibilidad particular hacia los desamparados.

Vino al mundo en Aytona, Lérida, España, el 9 de enero de 1843. Fue la primogénita de cuatro hermanos. Si la infancia acostumbra a dejar una huella imborrable para el resto de la existencia, la suya tuvo el signo del desprendimiento, de solícita atención hacia los pobres a quienes no dudó en sentar a su mesa compartiendo con ellos las viandas. Tenía gran fuerza de voluntad, era inteligente, responsable, sencilla, equilibrada, y trabajadora. Estudió magisterio en Lérida influida por dos familiares: el insigne padre Francisco Palau, tío abuelo suyo, un carmelita descalzo exclaustrado por influjo de la intolerancia política, y su tía Rosa. Luego Teresa pasó un tiempo en Fraga. Con el título de maestra ejerció la docencia en la localidad barcelonesa de Argensola, donde la acompañó su hermana María. En ese tiempo la gente supo de su buen hacer profesional y de su piedad.

Palau pensó en ella para que formase parte del Instituto que estaba fundando con una vertiente dedicada a la enseñanza. Y, de hecho, colaboró dando clases en escuelas abiertas por él. Esta misión no cumplía sus expectativas, aunque se sentía llamada a la consagración. Por eso, en 1868 ingresó en el monasterio de clarisas de Briviesca, Burgos; su hermana Josefa se decantó por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul uniéndose a ellas en Lérida. Debido a la grave situación ideológica que afectó a la Iglesia, las religiosas no podían emitir votos. En un compás de espera, confiando que las aguas volvieran a su cauce, Teresa enfermó en 1870, y a requerimiento de sus superiores, que temían el contagio, tuvo que abandonar el convento. Siguiendo las sugerencias del padre Palau aún se vinculó a las terciarias carmelitas, pero no veía que fuese su camino. Así que en otro intento de ayudarla, el carmelita la nombró visitadora de los centros que ponía en marcha para la Península y Baleares. Teresa continuó dando lo mejor de sí, sin establecer un compromiso religioso, hasta que en 1872 falleció el padre Palau.

Vuelta a Aytona latía en su corazón el interrogante que muchas veces pende sobre la mente de quienes se disponen a entregar su vida a Dios: ¿qué debía hacer? Lo ignoraba. La Providencia puso en su camino al sacerdote Pedro Llacera, de Barbastro, Huesca, que estimaba al padre Palau. Él puso en antecedentes a la santa del afán apostólico en pro de los ancianos abandonados que alentaba otro presbítero, el padre Saturnino López Novoa, maestro de capilla de la catedral de Huesca. Teresa se unió a él pasando a formar parte del pequeño grupo que abanderaba la naciente fundación surgida el 3 de octubre de 1872. Al fin y al cabo había sido el signo de su vida; los pobres siempre hallaron en su casa paterna limosna y afecto, y ella se había ocupado de salir por las calles en busca de los mendigos para socorrerlos.

Su hermana María y otra amiga común, a las que convenció de la bondad de la entrega en esta obra, le siguieron en este camino. Teresa primeramente fue designada superiora con carácter provisional, y comenzó su fecunda andadura en el edificio conocido como «Pueyo», hasta que la fundación se estableció en Valencia, en un lugar cercano al santuario de la Virgen de los Desamparados bajo cuya tutela puso a todas las casas que se fueron abriendo. En 1874 enfermó de gravedad. No fue la única ocasión. Hubo otras en las que incluso se vio acechada por la muerte, pero siguió en pie recibiendo de vez en cuando tratamientos en balnearios, mientras extendía las ramas de la fundación.

En 1875 el arzobispo Barrio Fernández la confirmó como directora general. Su sucesor monseñor Antolín Monescillo la mantuvo en la misión. En 1887 fue elegida superiora general del nuevo Instituto, renovándose su mandato en 1896 por un periodo de nueve años que ya no pudo concluir. Pero en el cuarto de siglo que estuvo al frente de la obra dejó la impronta de su sencillez, alegría y humildad, así como de su gozosa capacidad de entrega, abnegación y sacrificio. Tomando como punto de referencia lo que sucede en el seno de una familia, no quiso que las llamasen «Madres», sino «Hermanitas», prestas a asistir y a desvelarse para dar respuesta a las necesidades y deseos de los auténticos reyes de la casa, de los «hermanos mayores»: los ancianos. Junto a ellos permaneció durante el asedio y bombardeo de Valencia, época en la que vivieron de la limosna, refugiadas en Alboraya, pero siempre junto a sus queridos ancianos que trasladaron en destartaladas carretas. «Dios en el corazón, la eternidad en el pensamiento, el mundo bajo los pies», dijo a sus hijas. Las formó a conciencia, sosteniendo los pilares de la auténtica consagración, hablando con claridad: «Fervorosas, sí, pero no de las que dejan el trabajo a las demás».

Antes de morir en Liria el 26 de agosto de 1897, consumida por dolorosa enfermedad, esta caritativa mujer había advertido que no quería canonizaciones por el gasto que conlleva el proceso. Pero la Providencia tiene sus caminos, y Teresa fue canonizada por Pablo VI el 27 de enero de 1974.

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