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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de agosto de 2015

La frase del día

"Que el principal sermón de tu vida lo predique tu conducta". 
(C.H.Spurgeon)

 


El papa Francisco

Francisco en el ángelus pide que se ponga fin a la violencia contra los cristianos
El Santo Padre reza también por los inmigrantes que “perdieron la vida en sus terribles viajes”

Texto completo del ángelus del domingo 30 de Agosto
¿Dónde está mi corazón? La observancia de la ley no es suficiente para ser buenos cristianos. Da escándalo un cristiano que va a misa pero no se comporta como tal

Mundo

Cuba, mucha expectativa por el viaje de Francisco
Flashes desde una parroquia en la diócesis de Santiago de Cuba

Familia y vida

Familias heterosexuales
Refelxiones de Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas

Espiritualidad y oración

Beato Pere Tarrés - 31 de agosto
«Presbítero y médico, ejerció un indiscutible liderazgo entre los jóvenes, y en cuantas misiones le encomendaron dejando la estela de su entusiasmo, coherencia y autoridad moral. Fue un profesional que supo llegar al corazón del ser humano, valorando al enfermo en su dignidad como persona, insuflándole esperanza»


El papa Francisco


Francisco en el ángelus pide que se ponga fin a la violencia contra los cristianos
 

El Santo Padre reza también por los inmigrantes que “perdieron la vida en sus terribles viajes”

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco, ante miles de fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, rezó este domingo con motivo de la oración del ángelus, por los cristianos perseguidos y por los inmigrantes víctimas de los recientes naufragios en el Mediterráneo y los muertos en un camión abandonado en la autopista Budapest-Viena.

Precisó que en el Líbano acaba de ser proclamado santo el obispo siro-católico, Flaviano Miguel Melki, quien murió durante el genocidio asirio, defendiendo e invitando a los católicos a ser fieles a su fe.

“Ayer en Harisa, en el Líbano, fue proclamado beato el obispo siro-católico Flaviano Miguel Melki, mártir”, dijo, quien “en el contexto de una tremenda presecución contra los cristianos, él fue defensor incansable de los derechos de su pueblo, exhortando a todos a que permanecieran firmes en la fe” dijo.

El Santo Padre recordó a este punto que “también hoy en Oriente Medio y en otras partes del mundo, los cristianos son perseguidos”. Y expresó su deseo de que “la beatificación de este obispo martir infunda en ellos consolación, coraje y esperanza”.

“Pero sea también --exhortó el Papa-- un estímulo a los legisladores y gobernantes para que sea asegurada en todas partes la libertad religiosa; y a la comunidad internacional le pido que haga algo para que se ponga fin a las violencias y abusos".

El Pontífice además recordó que “lamentablemente también en los días pasados, numerosos inmigrantes han perdido la vida en sus terribles viajes. Para todos estos hermanos y hermanas, rezo e invito a rezar”. 

Y precisó que en particular “me uno al cardenal Schönborn --que hoy está aquí presente-- y a toda la Iglesia en Austria, en la oración por las 71 víctimas entre las cuales 4 niños, encontrados en un camión en el autopista Budapest-Viena. Encomendamos cada una de ellas a la misericordia de Dios, y a Él le pedimos de ayudarnos a cooperar con eficacia para impedir estos crímenes que ofenden a toda la familia humana”. Y Añadió: "Recemos en silencio por estos inmigrantes que sufren y que han perdido la vida".

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Texto completo del ángelus del domingo 30 de Agosto
 

¿Dónde está mi corazón? La observancia de la ley no es suficiente para ser buenos cristianos. Da escándalo un cristiano que va a misa pero no se comporta como tal

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco desde la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro, ante miles de fieles y peregrinos allí reunidos, recordó este domingo que la práctica exterior de los mandamientos y preceptos no son suficientes si no se hacen con el corazón y si uno no se abre al encuentro con Dios y su palabra, busca la justicia y la paz, ayuda a los pobres, a los débiles, y a los oprimidos.

Rezó también por los inmigrantes víctimas de los recientes naufragios en el Mediterráneo y los muertos en un camión abandonado en la autopista Budapest-Viena.

Recordó también que en el Líbano acaba de ser proclamado santo el obispo siro-católico, Flaviano Miguel Melki, quien murió durante el 'genocidio asirio', defendiendo e invitando a los católicos a permanecer fieles a su fe.

A continuación el texto completo

«El evangelio de este domingo presenta una disputa entre Jesús y algunos fariseos y escribas. La discusión se refiere a la “tradición de los antepasados” (Mc 7,3) que Jesús citando al profeta Isaías define “preceptos humanos”. Y que no deben nunca tomar el “mandamiento de Dios”. Las antiguas prescripciones en cuestión incluian no solamente los preceptos de Dios revelados a Moisés, sino una serie de detalles que especificaban las indicaciones de la ley de Moisés.

Los interlocutores aplicaban tales normas de manera muy escrupulosa y las presentaban como expresión de la auténtica religiosidad. Por lo tanto reprenden a Jesús y a sus discípulos por la trasgresión de éstas, en particular las que se refieren a la purificación exterior del cuerpo.

La respuesta de Jesús tiene la fuerza de un pronunciamiento profético: “Dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres».

Son palabras que nos llenan de admiración por nuestro Maestro: sentimos que en Él está la verdad y que su sabiduría nos libera de los prejuicios.

¡Pero atención!, con estas palabras Jesús quiere ponernos en guardia, hoy, ¿no? del pensar que la observancia exterior de la ley sea suficiente para ser buenos cristianos. Como entonces para los fariseos, existe también para nosotros el peligro de considerar que estamos bien o que somos mejores de los otros por el simple hecho de observar determinadas reglas, costumbres, aunque no amemos al prójimo, seamos duros de corazón y orgullosos.

La observancia literal de los preceptos es algo estéril si no se cambia el corazón, si no se traducen en actitudes concretas: abrirse al encuentro con Dios y su palabra, buscar la justicia y la paz, ayudar a los pobres, a los débiles y a los oprimidos.

Todos sabemos, en nuestras comunidades, en nuestras parroquias, en nuestros barrios, el mal que hace ha Iglesia y el escándalo dado por aquellas personas que se dicen muy católicas, que van con frecuencia a la Iglesia, pero que después en su vida cotidiana descuidan la familia, hablan mal de los otros, etc. Esto es lo que Jesús condena, porque esto es un anti-testimonio cristiano.

Siguiendo en su exhortación, Jesús focaliza la atención en otro aspecto más profundo y afirma: “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo vuelve impuro es aquello que sale del hombre”.

De esta manera subraya el primado de la interioridad del 'corazón': no son las cosas exteriores que nos hacen santos o no santos, sino el corazón que expresa nuestas intenciones, nuestros deseos y el deseo de hacer todo por amor de Dios.

Las actitudes exteriores son la consecuencia de lo que hemos decidido en el corazón, y no lo contrario. Con actitudes exteriores, si el corazón no cambia, no somos verdaderos cristianos. La frontera entre el bien y el mal no pasa afuera de nosotros, sino más bien dentro de nosotros, de nuestra conciencia.

Podemos preguntarnos: ¿dónde está mi corazón? Jesús decía: tu tesoro está donde está tú corazón. ¿Cuál es mi tesoro? ¿Es Jesús y su doctrina? ¿El corazón es bueno o el tesoro es otra cosa? Por lo tanto es el corazón el que tiene que ser purificado y convertirse. Sin un corazón purificado, no se puede tener nunca las manos verdaderamente limpias y los labios que pronuncien palabras sinceras de amor, de misericordia y de perdón.

Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen Santa, de darnos un corazón puro, libre de toda hipocresía, este es el adjetivo que Jesús dice a los fariseos: 'hipócritas', porque dicen una cosa y hacen otra. Libres de toda hipocresía para que así seamos capaces de vivir según el espíritu de la ley y alcanzar su fin, que es el amor».

El Papa rezá el ángelus y a continuación dice:

«Ayer en Harisa, en el Líbano, fue proclamado beato el obispo siro-católico Flaviano Miguel Melki, mártir. En el contexto de una tremenda presecución contra los cristianos, él fue defensor incansable de los derechos de su pueblo, exhortando a todos a que permanecieran firmes en la fe.

También hoy, queridos hermanos y hermanas, en Oriente Medio y en otras partes del mundo los cristianos son perseguidos. La beatificación de este obispo mártir infunda en ellos consolación, coraje y esperanza. Hay más mártires de los que hubieron en los primeros siglos.

Pero sea también un estímulo a los legisladores y gobernantes para que sea asegurada en todas partes la libertad religiosa; y a la comunidad internacional le pido que haga algo para que se ponga fin a las violencias y abusos.

Lamentablemente también en los días pasados, numerosos inmigrantes han perdido la vida en sus terribles viajes. Para todos estos hermanos y hermanas, rezo e invito a rezar. En particular me uno al cardenal Schönborn --que hoy está aquí presente-- y a toda la Iglesia en Austria, en la oración por las 71 víctimas entre las cuales 4 niños, encontradas en un camión en el autopista Budapest-Viena. Encomendamos cada una de ellas a la misericordia de Dios, y a Él le pedimos de ayudarnos a cooperar con eficacia para impedir estos crímenes que ofenden a toda la familia humana. Recemos en silencio por estos inmigrantes que sufren y por aquellos que han perdido la vida

(Instantes de silencio).

Saludo a los peregrinos que provienen de Italia y desde tantas partes del mundo, en particular a los scouts de Lisboa, ¿Donde están? (se escuchan aplausos y gritos) y los fieles de Zara (Croacia). Saludo a los fieles de Verona y Bagnolo de Norgarole; a los jóvenes de la diócesis de Vicenza, a los de Rovato y a los de la parroquia de San Galdino en Milán; y a los niños de Salzano y de Arconate.

A todos les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi». Y concluyó con su «¡Buon pranzo e arrivederci!».

(Traducido por ZENIT desde el audio)

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Mundo


Cuba, mucha expectativa por el viaje de Francisco
 

Flashes desde una parroquia en la diócesis de Santiago de Cuba

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

Quizás como nunca antes, la expectativa por la llegada de un papa latinoamericano está despertando mucha expectativa en Cuba.

"Sobre esta tercera visita papal, con una alegría desbordante se habla a diario entre los fieles, sus familiares y la comunidad en general de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario", indica la web de los obispos cubanos en un artículo de Onnis Tur Pompa. 

El mismo habla de la localidad de Palma Soriano, arquidiócesis de Santiago de Cuba, precisando que "en las eucaristías, encuentros juveniles, misiones, talleres, actividades de verano y en las barriadas se motiva a la población palmera, creyente y no creyente, a participar en las misas de Su Santidad en la ciudad de Holguín y en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre".

Precisa que se dialoga con los palmeros "para vivir en el corazón la presencia del papa Francisco, escuchar su mensaje de misericordia y ponerlo en práctica en los quehaceres cotidianos, a vivir con más fe, amor, perseverancia y entrega a Dios y a Jesús".

El interés por la visita se ve en la parroquia, indica porque "cada día crece la cantidad de palmeros ansiosos para asistir a ambos encuentros. Pero son los jóvenes, quienes llevan la voz cantante en esta demarcación eclesiástica".

La autora subraya que "sobran razones para compartir y vivir la visita papal de Francisco en Cuba desde el 19 hasta el 22 de septiembre". Y concluye: "Gracias Su Santidad, Palma Soriano le da la bienvenida, Misionero de la Misericordia".

Cuatro testimonios 

Ailín Varela, coordinadora del grupo de jóvenes católicos de Palma Soriano
La pastoral juvenil de nuestra Parroquia en Palma Soriano está feliz con la visita del papa Francisco a nuestra diócesis, tendremos el privilegio de recibirlo el lunes en la tarde en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo cuando retorne de la misa en Holguín. Para este recibimiento en la terraza del aeropuerto ya preparamos una conga con estribillos y canciones de alegría, además de otras sorpresas, muy cubanísima y santiaguera, símbolo de hermandad, calor humano y solidaridad. Los jóvenes palmeros están muy animados, tienen mucha esperanza pues el Papa transmite fe, amor y misericordia, y esto se le transmite a parte de la comunidad palmera. También participarán otros jóvenes en la misa de Holguín”.

 

Rogelio Deam Puerta, misionero de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario
La visita de Francisco es acogida con regocijo en la pastoral juvenil de Palma Soriano, hemos misionado en la barriada de Dos Ríos anunciando esta visita, en este verano hemos realizado múltiples actividades como encuentro bíblico, recorrido a la playa Cazonal, el campismo La Golondrina, al Santuario, y ya aumentamos a 80 jóvenes esta pastoral, jóvenes comprometido con la iglesia y Dios. Ellos quieren ir a ver a Francisco y a beber de su mensaje, desean asistir a la misa a Holguín, al Santuario, al Aeropuerto y a la Catedral santiaguera, y eso nos contenta mucho”.

 

Adis Varela Moreno, animadora de catequesis, adolescentes y juvenil
Tengo muchísimas expectativas con la visita del Papa Francisco aquí a nuestra diócesis. Tuve la oportunidad en el 2012 de recibir junto a otros jóvenes a Benedicto XVI en el Aeropuerto Antonio Maceo, y ahora tendré ese honor igualmente, porque se nos encomendó la misión de recibirlo en la misma terminal. Ahora, nuevamente estamos bendecidos por Dios con esta visita, todos los jóvenes estamos alegres, él dialoga mucho con los jóvenes y nos orienta por el buen camino. En lo personal, será una linda experiencia, lo tendré de cerca, su presencia y su mirada, nos pide atraer más jóvenes, que nos busquemos líos, líos de amor. A través de su palabra los jóvenes nos podemos enganchar de su mensaje y practicarlo, y ayudar a los enfermos y pobres. Después de su visita, será un reto para nosotros, pues nos corresponde guiar a los jóvenes preuniversitarios, universitario y trabajadores por el difícil camino de Dios, a aquellos que no pudieron ver, oír o participar la voz de fe de Francisco”.

 

Yander Castillo, joven de la Parroquia de Palma Soriano
Estoy entusiasmado con la visita del Papa Francisco, sigo cada uno de sus mensaje, fundamentalmente hacia nosotros. Los jóvenes palmeros nos sentimos orgullosos pues participaremos activamente en su estancia en nuestra diócesis, tanto en el recibimiento en el  aeropuerto como en la acogida y el cordón de seguridad en el Santuario y en la Catedral. Muy jubiloso, reitero, con esta visita”.

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Familia y vida


Familias heterosexuales
 

Refelxiones de Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas

Por Mons. Felipe Arizmendi Esquivel

San Cristóbal de las Casas, (ZENIT.org)

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Nuestra Suprema Corte de Justicia sigue demostrando que emite sus juicios sólo en base a si una ley o una norma son conformes a la Constitución que nos rige, o si la contradice. Su antropología es legalista, no humanista. Debería llamarse Corte de Constitucionalidad, o de Legalidad…

Dicen que, para defender la familia, es legítimo contraer “matrimonio” entre personas del mismo sexo. ¿Cuál familia? ¿Acaso un hombre genera familia con otro hombre; una mujer engendra familia con otra mujer? Esto es imposible biológica y psicológicamente. Un hombre no fecunda a otro hombre, ni una mujer a otra mujer. Esto no es cuestión de fe o de religión, sino de experiencia elemental. No es homofobia, intolerancia, o discriminación, sino simple biología. Que puedan convivir sexualmente personas del mismo sexo, nadie se lo impide, aunque no es conforme con los mandatos divinos. Que puedan tener algunos derechos, heredar, apoyarse económica y moralmente, es justo, humano y, por tanto, legal. Pero ese no es el camino para hacer familia; es todo lo contrario.

Hay que agregar que a la llamada hasta ahora Suprema Corte de Justicia le parece discriminatorio que una pareja del mismo sexo (que no es matrimonio, según nuestro concepto) pueda adoptar menores, dizque para proteger el bien del menor, su bien supremo… Sólo se fijan en algunos aspectos, como el económico, la seguridad de tener alimento, ropa, escuela, salud y bienestar material, pero no toman en cuenta factores morales, espirituales, psicológicos y sociales. Su visión es meramente legalista y economicista. No toman en cuenta que, para un desarrollo normal de la persona, necesitamos una adecuada relación con las figuras materna, paterna, fraterna y comunitaria. Sin ellas, puede uno crecer quizá con todo lo material asegurado, pero con rasgos no definidos de una personalidad masculina o femenina, pues no hay de otra; sólo hay en este mundo hombres o mujeres.

 

PENSAR

El Papa Francisco dijo en una audiencia general de los miércoles: “Dios, después de haber creado el universo y a todos los seres vivientes, creó su obra maestra, o sea el ser humano, que hizo a su propia imagen: ‘A imagen de Dios los creó: varón y mujer los creó’ (Gen 1,27).

Como todos sabemos, la diferencia sexual está presente en tantas formas de vida, en la amplia escala de los vivientes. El hombre y la mujer son creados a imagen y semejanza de Dios. Esto nos dice que no solamente el hombre en sí es imagen de Dios, no solamente la mujer tomada en sí es imagen de Dios, sino que también como pareja son imagen y semejanza de Dios. La diferencia entre hombre y mujer no es para la contraposición o la subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios.

La experiencia nos enseña: para conocerse bien y crecer armónicamente, el ser humano tiene necesidad de la reciprocidad entre hombre y mujer. Cuando esto no sucede, se ven las consecuencias. Sin el enriquecimiento recíproco en esta relación, los dos no pueden ni siquiera entender hasta el fondo qué significa ser hombre y mujer. Dios ha confiado a la tierra la alianza del hombre y de la mujer: su fracaso vuelve árido el mundo de los afectos y oscurece el cielo de la esperanza. Las señales son ya preocupantes y las vemos.

De aquí se ve la gran responsabilidad de la Iglesia y de todos los creyentes, y sobre todo de las familias creyentes, para descubrir la belleza del plan creador, que pone la imagen de Dios también en la alianza entre el hombre y la mujer. La tierra se llena de armonía y de confianza cuando la alianza ente el hombre y la mujer se vive en el bien. Y si el hombre y la mujer la buscan juntos entre ellos y con Dios, sin dudas la encuentran” (14-IV-2015).

 

ACTUAR

Respetemos a quienes tengan otras tendencias sexuales, no bien definidas como masculinas o femeninas. No los debemos insultar o marginar, pues no sabemos la raíz de lo que son o aparecen; desconocemos su historia familiar y qué puede explicar lo que viven, porque no es algo connatural al ser humano, sino fruto de experiencias vividas en la niñez y la adolescencia. Son seres humanos, dignos de todo respeto.

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Espiritualidad y oración


Beato Pere Tarrés - 31 de agosto
 

«Presbítero y médico, ejerció un indiscutible liderazgo entre los jóvenes, y en cuantas misiones le encomendaron dejando la estela de su entusiasmo, coherencia y autoridad moral. Fue un profesional que supo llegar al corazón del ser humano, valorando al enfermo en su dignidad como persona, insuflándole esperanza»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Nació el 30 de mayo de 1905 en Manresa, Barcelona, España. Tenía dos hermanas; todos fueron educados en la fe. Su padre, mecánico de profesión, se trasladaba frecuentemente a Badalona. Y allí estudió con los escolapios. Luego en Manresa se formó con los jesuitas. Simpático, abierto e inclinado a la reflexión, era un muchacho encantador que ayudaba al farmacéutico Josep Balaguer, quien lo animó a proseguir estudios. Cursó el bachillerato con beca, y comenzó la carrera de medicina en la universidad de Barcelona. En esa época, año 1922, frecuentaba el Oratorio de San Felipe Neri que se hallaba en el conocido barrio de Gracia donde vivía. Le dirigió el padre Jaume Serra hasta que estalló la Guerra Civil en 1936. Se había integrado en la Federación de Jóvenes Cristianos, cultivaba la oración, el estudio y realizaba una intensa labor apostólica, encarnada en su devoción a la Eucaristía y a la Virgen. De aquella época debió quedarle claro, como dijo, que «la actividad humana, sea cual sea, tiene que descansar sobre dos fundamentos básicos: la constancia y la perfección o mejora progresiva de aquellos actos o disciplinas que el hombre se impone». Fueron años en los que tuvo experiencia directa del dolor, con la pérdida de su padre en 1925, seguido del grave accidente que sufrió su madre, a consecuencia del cual quedó inválida. En 1927 en Monistrol de Calders, donde trabajó temporalmente, consagró su castidad a Dios. Al año siguiente se licenció en medicina con premio extraordinario. Además, tuvo la alegría de asistir a la consagración de sus hermanas en la Orden de las Concepcionistas.

Su labor como médico era realmente excepcional, cuajada de sus hondos valores cristianos. Decía: «nuestra actuación de puertas afuera tiene que ir precedida de una buena preparación de puertas adentro». Junto a su colega, el Dr. Manresa, abrió en Barcelona el Sanatorio de la «Mare de Déu de la Mercè». Veía a Cristo en cada enfermo; insuflaba a todos la confianza en Él, transmitiéndoles su alegría y esperanza con un trato piadoso, caritativo y respetuoso, que hacía extensivo también a sus familias: «para el médico, el lecho del enfermo es un altar, y el enfermo es la imagen de Jesucristo». Su entusiasmo era palpable en los corredores del hospital. Estaba convencido de que «el entusiasmo es vida, es amor, es audacia, es talento, es, en una palabra, potencia creadora. Es toda el alma la que se manifiesta abrasada de ideal bajo el dominio de la razón». El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Montserrat, donde se hallaba realizando los ejercicios espirituales. El monasterio se mantuvo intacto gracias a sus gestiones, de lo contrario habría sido bombardeado. Más tarde, desde su refugio en Barcelona llevaba a escondidas la comunión a los perseguidos por su fe e ideales contrarios a los sustentados por los milicianos que tenían en sus manos el poder. Él mismo logró zafarse del asedio y persecución a la que fue sometido su domicilio.

En 1938 fue movilizado como sanitario en el bando republicano y sus servicios fueron tan excepcionales que los mismos soldados reclamaron su ascenso a capitán. Mientras, se preparó para ser ordenado sacerdote. En una de las cartas que envió a su hermana Francisca ese año le decía: «Amar con locura, querida hermana, quiere decir clavar nuestras manos y nuestros pies, junto con las manos y los pies de nuestro Divino Redentor; quiere decir llegar airosos, con la frente alta y serena y con paso firme hasta el sacrificio de nuestra vida, si es voluntad de Dios, derramando nuestra sangre en defensa del Nombre Santísimo […]. Amar es sinónimo de sufrir. Cuando más aprecio hay se es más capaz de sufrir por la persona amada. El sufrimiento es la más alta expresión del amor. El sufrimiento es la gran arma de la santificación […]. El dolor es como las aguas que bajan de las cumbres, una energía latente que hace falta saber aprovechar. Ofreciéndolo constantemente a Dios, haremos bajar del cielo las gracias de la conversión del mundo […]. ¡No nos entretengamos tanto en nuestras miserias! ¡Amemos, amemos, amemos! El amor es un fuego purificador. Abandonémonos absolutamente en sus brazos santificadores».

Finalizada la guerra, ingresó en el seminario de Barcelona. Fue ordenado en 1942 y asumió diversas misiones en la diócesis de Sesrovires. Después, cursó estudios teológicos en Salamanca, y al regresar a Barcelona siguió desempeñando una intensa labor apostólica en Sarrià. Dirigió el centro femenino de Acción Católica, estuvo al frente de obras diocesanas y benéficas, fundó la obra benéfico-asistencial de atención a los tuberculosos, etc. Las dificultades le perseguían y las afrontaba con caridad, fortaleza y prudencia. Era un líder, con autoridad moral, coherente, que se implicaba abiertamente en el ideal que profesaba: «Si las palabras no van seguidas de las obras, es como el sonido de las campanas que el viento se lleva. Si la vida, los actos de los hombres, no están de acuerdo con las ideas que profesan y propugnan, es en vano que trabajen y luchen en defensa de aquello que afirman ser sus más nobles ideales. Es hora de realidades y no de palabras vacías de sentido. Es hora de definirse. No podemos admitir las medias tintas».

En mayo de 1950 le diagnosticaron un linfosarcoma linfoblástico. En ese momento para este gran profesional, que había dicho: «el médico es como el sacerdote que ofrece el dolor a Dios», debieron tener un peso significativo estas otras palabras suyas: «amar es el gran don del hombre; ser amado es su más grande deseo y nunca un hombre lo necesita tanto como cuando está aplastado por el peso de su dolor. Aquello que no pueden sanar las medicinas ni los más enérgicos tratamientos, lo consigue una palabra amable, una suave sonrisa, un gesto afectuoso». Ofreciendo sus sufrimientos por la conversión de los sacerdotes, murió el 31 de agosto de ese año en la clínica fundada por él. Juan Pablo II lo beatificó el 5 de septiembre de 2004.

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