Acoger al refugiado... y solucionar el problema de raiz

 

Acoger. Eso no se duda. Ante el drama de los miles y miles de refugiados que están abandonando su tierra desde Siria de manera especial y desde otros países aledaños, hay que darlo todo y acoger a estas personas como sea. De hecho, hay que ver la explosión de solidaridad que se ha destapado en toda Europa y la generosa respuesta de instituciones, familias e individuos.

Pensemos por qué pasan estas cosas. Conocemos desde hace tiempo la emigración por motivos económicos y ahora nos damos de bruces con el drama de los refugiados que huyen de territorios devastados.

Siria no existe en la práctica. Alepo, ciudad arrasada. Palmira, patrimonio de la humanidad, dinamitada. No queda un cristiano. Poblaciones enteras asoladas por el terror de la yihad. La gente, huyendo como sea y a donde sea. La causa es clara: el terrorismo yihadista que vamos a ver cómo se va desenvolviendo.

Me sorprende encontrarme con gente con fama de buena, solidaria y preocupada por los pobres que, sin embargo, grita constantemente eso tan bonito y demagógico del “no a la guerra”. Pues vale. Que se maten, que acaben con el patrimonio de la humanidad, que vendan a los cristianos como esclavos, violen y asesinen a las mujeres, nos encontremos cada día con decapitaciones, muertes horribles, abusos, pero no a la guerra. Claro, nosotros, que somos gente buena, no queremos guerra… pero luego decimos que todos somos culpables de las tragedias del mar.

El gran problema de los inmigrantes y los refugiados está en sus propios países. En gobiernos corruptos que mantienen a la gente hambrienta y sin recursos, en el terrorismo que se impone por la muerte y el pánico. Por eso, acoger a inmigrantes y refugiados es exigencia de respeto de los más elementales derechos humanos. Pero no se nos olvide que acoger a los que llegan no es más que una solución de urgencia, pero que el mal es más profundo y necesita un tratamiento de choque, que pasará necesariamente por armas, ejércitos, acabar con la yihad y evidentemente a tiros.

No falta gente gilipollesca cuya única ocurrencia es que hay que dialogar y que guerra no. Pues vale. Con unos tipos que dinamitan Palmira, cortan cabezas, arrasan ciudades, violan y todo por puro fanatismo, vas y dices que buenas, que si nos tomamos un té y que ustedes deben ser más comprensivos. Y van los tipejos te dan la razón y se dedican a la penitencia y las buenas obras.

Servidor no tiene dudas en la necesidad de acoger a inmigrantes y refugiados y poner a disposición de estas personas lo que sea y como sea. Pero servidor también dice que la única forma de poner solución a esto es atajar los problemas en los países de origen, y que en el caso de la yihad, a tiros. El problema no está en el no a la guerra, sino en un sí mayúsculo a la paz, pero entendiendo que conseguir la paz a veces exige amputar para extirpar tumores.