ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 05 de septiembre de 2015

La frase del día 5 de septiembre

"La oración ensancha el corazón, hasta hacerlo capaz de contener el don de Dios. Sin Él, no podemos nada". Beata Teresa de Calcuta

 


El papa Francisco

El Papa a la UCA: 'La teología se debe hacer de rodillas'
El Santo Padre envía un vídeo mensaje a la Universidad Católica de Argentina con motivo de los 100 años de la Facultad de Teología

Francisco a los ciudadanos de EEUU: 'Estoy muy esperanzado en poder encontrarlos'
Palabras del Santo Padre durante la vídeo conferencia difundida por la cadena de televisión estadounidense ABC News 

El Santo Padre nombra a nuevos miembros de la Pontificia Comisión para América Latina
Se trata de los cardenales Sturla y Lacunza y el arzobispo Stanovnik

El Papa a las Células Parroquiales: 'Son una experiencia genuina de evangelización'
El Santo Padre compartió una jornada de oración y reflexión en el Vaticano con los miembros de esta realidad eclesial, para celebrar la aprobación definitiva de sus estatutos

Iglesia y Religión

La Iglesia cuenta con tres nuevas beatas
Se trata de las hermanas Fidela Oller, Facunda Margenat y Josefa Monrabal, mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España

Miles de personas piden en Torreciudad por los refugiados y el Sínodo de la Familia
El prelado del Opus Dei ha presidido en el santuario oscense la 25ª edición de la Jornada Mariana de la Familia

Espiritualidad y oración

¿Condenados al silencio?
XXIII Domingo Ordinario

Beato Bertrán de Garriga - 6 de septiembre
«El segundo dominico. Uno de los mas fieles compañeros de Domingo de Guzmán, testigo de sus favores celestiales y milagros. Se ha dicho que llegó a ser verdadera imagen suya. Gran apóstol en Francia y en Italia»


El papa Francisco


El Papa a la UCA: 'La teología se debe hacer de rodillas'
 

El Santo Padre envía un vídeo mensaje a la Universidad Católica de Argentina con motivo de los 100 años de la Facultad de Teología

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco envió este jueves por la tarde un vídeo mensaje a los participantes en el Congreso Internacional de Teología que tuvo lugar en la Universidad Católica de Argentina (UCA) del 1 al 3 de septiembre. 

“Hay una sola forma de hacer teología: de rodillas. No es solamente un acto piadoso de oración para luego pensar la teología. Se trata de una realidad dinámica entre pensamiento y oración”, dijo el Santo Padre con motivo de los 100 años de la Facultad de Teología de la UCA. “Una teología de rodillas es animarse a pensar rezando y rezar pensando. (…) Es santidad de pensamiento y lucidez orante”, añadió el Pontífice.

“No tengamos miedo de ponernos de rodillas en el altar de la reflexión y hacerlo con ‘los gozos y las alegrías, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos’ ante la mirada de Aquel que hace nueva todas las cosas”, subrayó el Papa.

“Las preguntas de nuestro pueblo, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones poseen valor hermenéutico que no podemos ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan. Todo esto nos ayuda a profundizar en el misterio de la Palabra de Dios, Palabra que exige y pide dialogar, entrar en comunicación. De ahí que no podemos ignorar a nuestra gente a la hora de realizar teología”, concluyó Francisco.

A continuación publicamos el texto íntegro:

Me alegra poder comunicarme con ustedes en este acontecimiento tan importante para nuestra Iglesia en Argentina. Gracias por darme esta oportunidad de unirme en esta acción de gracias al celebrar los 100 años de la Facultad de Teología de la UCA vinculándolos con los 50 años del Concilio Vaticano II.

Ustedes estuvieron reunidos tres días haciendo de esta fiesta una oportunidad para hacer memoria, para recuperar la memoria del paso de Dios por nuestra vida eclesial y hacer de este paso un motivo de agradecimiento. La memoria nos permite recordar de dónde venimos y, de esta manera, nos unimos a tantos que fueron tejiendo esta historia, esta vida eclesial en sus múltiples avatares, y vaya que no han sido pocos. Memoria que nos mueve a descubrir, en medio del caminar, que el Pueblo fiel de Dios no ha estado solo. Este pueblo en camino, ha contado siempre con el Espíritu que lo guiaba, sostenía, impulsaba desde dentro de sí mismo y desde fuera. Esta memoria agradecida que hoy se vuelve reflexión, anima nuestro corazón. Vuelve a encender nuestra esperanza para provocar hoy la pregunta, que nuestros padres se hicieron ayer: ¿Iglesia que dices de ti misma?

No celebramos y reflexionamos dos acontecimientos menores, sino, estamos frente a dos momentos de fuerte conciencia eclesial. Los años de la Facultad de Teología es celebrar el proceso de maduración de una Iglesia particular. Es celebrar la vida, la historia, la fe del Pueblo de Dios que camina en esa tierra y que ha buscado "entenderse" y "decirse" desde las propias coordenadas. Es celebrar los 100 años de una fe que intenta reflexionar de cara a las peculiaridades del Pueblo de Dios que vive, cree, espera y ama en suelo argentino. Una fe que busca enraizarse, encarnarse, representarse, interpretarse de cara a la vida de su pueblo y no al margen.

Me parece de gran importancia y lúcida acentuación unir este acontecimiento con los 50 años de la Clausura del Vaticano II. No existe una Iglesia particular aislada, que pueda decirse sola, como pretendiendo ser dueña y única interprete de la realidad y de la acción del Espíritu. No existe una comunidad que tenga el monopolio de la interpretación o de la inculturación. Como por el contrario, no existe una Iglesia Universal que dé la espalda, ignore, se desentienda de la realidad local. La catolicidad exige, pide esa polaridad tensional entre lo particular y lo universal, entre lo uno y lo múltiple, entre lo simple y lo complejo. Aniquilar esta tensión va contra la vida del Espíritu. Todo intento, toda búsqueda de reducir la comunicación, de romper la relación entre la Tradición recibida y la realidad concreta, pone en riesgo la fe del Pueblo de Dios. Considerar insignificante una de las dos instancias es meternos en un laberinto que no será portador de vida para nuestra gente. Romper esta comunicación nos llevará fácilmente a hacer de nuestra mirada, de nuestra teología una ideología. Por lo que me alegra que celebrar los 100 años de la Facultad de Teología vaya de la mano de la celebración de los 50 años del Concilio. Lo local y lo universal se encuentran para nutrirse, para estimularse en el carácter profético de la cual es portadora toda Facultad de Teología. Recordemos las palabras del Papa Juan a un mes de comenzar el Concilio:

Por primera vez en la historia los padres del Concilio pertenecerán realmente a todos los pueblos y naciones, y cada uno de ellos aportará la contribución de su inteligencia y de su experiencia para curar y sanar las cicatrices de los dos grandes conflictos que han cambiado profundamente la faz de todas las naciones Y luego, subraya que uno de los principales aportes de los países en vías de desarrollo en este contexto universal seria la visión de Iglesia que ellos traen; y continúa así: "la Iglesia se presenta como es y cómo quiere ser, como Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres" (Juan XIII, Discorsi-Messaggi-Colloqui del Santo Padre Giovanni XXIII, AAS 54 (1962) 520-528).

Hay una imagen propuesta por Benedicto XVI que me gusta mucho. Refiriéndose a la Tradición de la Iglesia afirma que "no es una transmisión de cosas o de las palabras, una colección de cosas muertas (sino) es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río en el que los orígenes están siempre presentes" (Benedetto XVI, Audiencia General 26.04.2006). Este río va regando diversas tierras, va alimentando diversas geografías, haciendo germinar lo mejor de esa tierra, lo mejor de esa cultura. De esta manera, el Evangelio se sigue encarnando en todos los rincones del mundo de manera siempre nueva (cfr. EG 115).

Y esto nos lleva a reflexionar que no se es cristiano de la misma manera en la Argentina de hoy que en la Argentina de hace 100 años. No se es cristiano de la misma manera en la India, en Canadá, que en Roma. Por lo que una de las principales tareas del teólogo es discernir, reflexionar: ¿qué significa ser cristiano hoy? "en el aquí y ahora"; ¿Cómo ese río de los orígenes logra regar hoy estas tierras y hacerse visible y vivible? ¿Cómo hacer viva la prieta expresión de San Vicente de Lerins, "ut annis consolidétur, dilatetur tempore, sublimétur aetate?" (San Vicente de Lerins, Commonitório primo, cap. XXIII)?

En esta Argentina, de cara a los múltiples desafíos y situaciones que nos presenta la multidiversidad existente, la interculturalidad y los efectos de una globalización uniformante que relativiza la dignidad de las personas volviéndola un bien de cambio. En esta Argentina, se nos pide repensar cómo el cristianismo se hace carne; cómo el río vivo del Evangelio continúa haciéndose presente para saciar la sed de nuestro pueblo.

Y para encarar este desafío, hemos de superar dos posibles tentaciones: condenarlo todo. Acuñando la ya conocida frase "todo pasado fue mejor" refugiándonos en conservadurismos o fundamentalismos; o por el contrario, consagrarlo todo, desautorizando todo lo que no tenga "sabor a novedad", relativizando toda la sabiduría acuñada por el rico patrimonio eclesial.

Para superar estas tentaciones, el camino es la reflexión, el discernimiento, tomar muy en serio la Tradición Eclesial y muy en serio la realidad, poniéndolas a dialogar.

En este contexto pienso que el estudio de la teología adquiere un valor de suma importancia. Un servicio insustituible en la vida eclesial.

No son pocas las veces que se genera una oposición entre teología y pastoral, como si fuesen dos realidades opuestas, separadas, que nada tuvieran que ver una con la otra. No son pocas las veces que identificamos lo doctrinal con conservador, retrogrado; y por el contrario, pensamos la pastoral desde la adaptación, reducción, acomodación. Como si nada tuviesen que ver entre sí. Se genera de este modo una falsa oposición entre los así llamados "pastoralistas" y "academicistas", los que están al lado del pueblo y los que están al lado de la doctrina. Se genera una falsa oposición entre la teología y la pastoral; entre la reflexión creyente y la vida creyente; la vida, entonces, no tiene espacio para la reflexión y la reflexión no encuentra espacio en la vida. Los grandes padres de la Iglesia: Ireneo, Agustín, Basilio, Ambrosio, por nombrar algunos, fueron grandes teólogos porque fueron grandes pastores.

Buscar superar este divorcio entre teología y pastoral, entre fe y vida, ha sido precisamente uno de los principales aportes del Concilio Vaticano II. Me animo a decir que ha revolucionado en cierta medida el estatuto de la teología, la manera de hacer y del pensar creyente.

No puedo olvidar la palabras de Juan XXIII en el discurso de apertura del Concilio cuando decía: Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del «depositum fidei», y otra la manera de formular su expresión.

Debemos tomarnos el trabajo, el arduo trabajo de distinguir, el mensaje de Vida de su forma de transmisión, de sus elementos culturales en los que en un tiempo fue codificado. Una teología, responde a los interrogantes de un tiempo y nunca lo hace de otra manera que en los mismos términos, ya que son los que viven y hablan los hombres de una sociedad (M. de Certeau, La debilidad del creer, 51).

No hacer este ejercicio de discernimiento lleva sí o sí a traicionar el contenido del mensaje. Hace que la Buena Nueva deje de ser nueva y especialmente buena, volviéndose una palabra estéril, vacía de toda su fuerza creadora, sanadora, resucitadora, poniendo así en peligro la fe de las personas de nuestro tiempo. La falta de este ejercicio teológico eclesial es una mutilación de la misión que estamos invitados a realizar. La doctrina, no es un sistema cerrado, privada de dinámicas capaces de generar interrogantes, dudas, cuestionamientos. Por el contrario, la doctrina cristiana tiene rostro, tiene cuerpo, tiene carne, se llama Jesucristo y es su Vida la que es ofrecida de generación en generación a todos los hombres y en todos los rincones. Custodiar la doctrina exige fidelidad a lo recibido y - a la vez - tener en cuenta al interlocutor, su destinatario, conocerlo y amarlo.

Este encuentro entre doctrina y pastoral no es opcional, es constitutivo de una teología que pretenda ser eclesial.

Las preguntas de nuestro pueblo, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones poseen valor hermenéutico que no podemos ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan. Todo esto nos ayuda a profundizar en el misterio de la Palabra de Dios, Palabra que exige y pide dialogar, entrar en comunicación. De ahí que no podemos ignorar a nuestra gente a la hora de realizar teología. Nuestro Dios ha elegido este camino. Él se ha encarnado en este mundo, atravesado por conflictos, injusticias, violencias; atravesado por esperanzas y sueños. Por lo que, no nos queda otro lugar para buscarlo que este mundo concreto, esta Argentina concreta, en sus calles, en sus barrios, en su gente. Ahí Él ya está salvando.

Nuestras formulaciones de fe, han nacido en el diálogo, en el encuentro, en la confrontación, en el contacto con las diversas culturas, comunidades, naciones, situaciones que pedían una mayor reflexión de frente a lo no explicitado antes. De ahí que los acontecimientos pastorales tienen un valor relevante. Y nuestras formulaciones de fe son expresión de una vida vivida y reflexionada eclesialmente.

En cristiano algo se vuelve sospechoso cuando deja de admitir la necesidad de ser criticado por otros interlocutores. Las personas y sus distintas conflictividades, las periferias, no son opcionales, sino necesarias para una mayor comprensión de la fe. Por eso es importante preguntar, ¿para quién estamos pensando cuando hacemos teología? ¿A qué personas tenemos delante? Sin ese encuentro, con la familia, con el Pueblo de Dios, es cuando la teología corre el gran riesgo de volverse ideología. No nos olvidemos, el Espíritu Santo en el pueblo orante es el sujeto de la teología. Una teología que no nazca en su seno, tiene ese tufillo de una propuesta que puede ser bella, pero no real.

Esto nos revela lo desafiante de la vocación del teólogo. Lo estimulante que es el estudio de la teología y la gran responsabilidad que se tiene al hacerlo. Al respecto me permito explicitar tres rasgos de la identidad del teólogo:

1. El teólogo es en primera instancia un hijo de su pueblo. No puede y no quiere desentenderse de los suyos. Conoce su gente, su lengua, sus raíces, sus historias, su tradición. Es el hombre que aprende a valorar lo recibido, como signo de la presencia de Dios ya que sabe que la fe no le pertenece. La recibió gratuitamente de la Tradición de la Iglesia, gracias al testimonio, la catequesis y la generosidad de tantos. Esto lo lleva a reconocer que el Pueblo creyente en el que ha nacido, tiene un sentido teológico que no puede ignorar. Se sabe "injerto" en una conciencia eclesial y bucea en esas aguas.

2. El teólogo es un creyente. El teólogo es alguien que ha hecho experiencia de Jesucristo, y descubrió que sin Él ya no puede vivir. Sabe que Dios se hace presente, como palabra, como silencio, como herida, como sanación, como muerte y como resurrección. El teólogo es aquel que sabe que su vida está marcada por esa huella, esa marca, que ha dejado abierta su sed, su ansiedad, su curiosidad, su vivir. El teólogo es aquel que sabe que no puede vivir sin el objeto/sujeto de su amor y consagra su vida para poder compartirlo con sus hermanos. No es teólogo quien no pueda decir: "no puedo vivir sin Cristo" y por lo tanto, quien no quiera, intente desarrollar en sí mismo los mismos sentimientos del Hijo.

3. El teólogo es un profeta. Uno de los grandes desafíos planteados en el mundo contemporáneo no es solo la facilidad con que se puede prescindir de Dios. Sino que socialmente se ha dado un paso más. La crisis actual se centra en la incapacidad que tienen las personas de creer en cualquier cosa más allá de sí mismas. La conciencia individual se ha vuelto la medida de todas las cosas. Esto genera una fisura en las identidades personales y sociales. Esta nueva realidad provoca todo un proceso de alienación debido a la carencia de pasado y por lo tanto de futuro. Por eso el teólogo es el profeta, porque mantiene viva la conciencia de pasado y la invitación que viene del futuro. Es el hombre capaz de denunciar toda forma alienante porque intuye, reflexiona en el rio de la Tradición que ha recibido de la Iglesia, la esperanza a la que estamos llamados. Y desde esa mirada invita a despertar la conciencia adormecida. No es el hombre que se conforma, que se acostumbra. Por el contrario, es el hombre atento a todo aquello que puede dañar y destruir a los suyos.

Por eso, hay una sola forma de hacer teología: de rodillas. No es solamente un acto piadoso de oración para luego pensar la teología. Se trata de una realidad dinámica entre pensamiento y oración. Una teología de rodillas es animarse a pensar rezando y rezar pensando. Entraña un juego, entre el pasado y el presente, entre el presente y el futuro. Entre el ya y el todavía no. Es una reciprocidad entre la Pascua y tantas vidas no realizadas que se preguntan: ¿dónde está Dios?

Es santidad de pensamiento y lucidez orante. Es por, sobre todo, humildad que nos permite poner nuestro corazón, nuestra mente en sintonía con el "Deus semper maior". No tengamos miedo de ponernos de rodillas en el altar de la reflexión y hacerlo con "los gozos y las alegrías, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos" (GS 1) ante la mirada de Aquel que hace nueva todas las cosas (Ap. 21, 5)

Entonces nos insertaremos cada vez más en ese pueblo creyente que profetiza, pueblo creyente que anuncia la belleza del evangelio, pueblo creyente que "no maldice sino que es acogedor y sabe realizar la vida bendiciéndola. Así busca una correspondencia creadora con los problemas de nuestra época" (O. Clement, “Un ensayo de lectura ortodoxa de la Constitución”, 651).

(Texto difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede)

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Francisco a los ciudadanos de EEUU: 'Estoy muy esperanzado en poder encontrarlos'
 

Palabras del Santo Padre durante la vídeo conferencia difundida por la cadena de televisión estadounidense ABC News 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco diálogo, con su habitual estilo de paternal cercanía y espontaneidad, con la comunidad católica de Estados Unidos y con todos sus ciudadanos gracias a una vídeo conferencia grabada el pasado 31 de agosto, y transmitida este viernes por el canal ABC News.

Durante la conexión, el Pontífice escuchó a jóvenes de diversos grupos católicos de Chicago, Los Ángeles y Texas. Y departió con ellos, respondiendo a los testimonios que le presentaron con sus diversas realidades, sufrimientos y dificultades, alentó a la esperanza cristiana, también ante las injusticias del mundo, recordó que Jesús fue un sin techo y exhortó a la responsabilidad por el bien de todos.

El Santo Padre explicó por qué es importante para él su viaje a Estados Unidos. Francisco dijo que “para mí es muy importante para encontrarlos a ustedes, a los ciudadanos de Estados Unidos que tienen su historia, su cultura, sus virtudes, sus alegrías, sus tristezas, sus problemas como toda la gente”. “Yo estoy al servicio de todas las Iglesias y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad”, añadió el Papa.

Además, el Pontífice envió “un gran saludo a la comunidad católica de Estados Unidos y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos” y reconoció que “estoy muy esperanzado en poder encontrarlos”. “Rezo por ustedes, por todo el pueblo americano”, concluyó.

A continuación publicamos la transcripción de las palabras del Santo Padre:

El periodista saluda al Papa y le presenta los diferentes grupos católicos de Chicago, Los Angeles y Texas que participan en la video conferencia. En referencia al grupo de alumnos del Colegio jesuita “Cristo Rey” de Chicago, el Papa comenta: “Si son jesuitas, son buenos”

P. Santo Padre, como Ud. puede ver a todos muy emocionados. ¿Tiene un mensaje para la gente de Estados Unidos antes de su viaje a nuestro país?

R- Un saludo grande. Un gran saludo a la comunidad católica de Estados Unidos y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos. Ese es mi mensaje, un cariñoso saludo.

Conexión con Chicago con la Escuela jesuita “Cristo Rey” (Escuela para pobres y emarginados)

Testimonio de Valerie Herrera (Joven con una enfermedad de la piel, que superó dificultades con la ayuda de la familia y como integrante de un coro. La música la ayudó a acercarse a la fe y a sentirse menos sola y diferente. Piensa entrar en la universidad – la primera de su familia que lo hará- y estudiar farmacia.

P.- ¿Que espera Ud. de nosotros, la juventud? ¿Qué espera que hagamos o que seamos?

R. Valery. I would like to hear you singing, may I ask you to sing a song for me. I wait for that. Go on, go on... Be courageous (Valery canta una canción). Thank you very much. It’s very kind of you. Y mi primera respuesta a tu pregunta es esa: lo que espero de los jóvenes es que no caminen solos en la vida. Es el primer paso, espero muchas cosas más. Que se animen a caminar con el amor y la ternura de los demás. Que encuentren a alguien – vos cantabas a la Virgen que te llevara en los brazos, que te hiciera de la mano caminar- que los acompañe en la vida a caminar. En la vida es muy difícil, muy difícil caminar solo, uno se pierde, uno se confunde, uno puede encontrar un camino equivocado o puede estar errando como en un laberinto, o lo peor, puede detenerse porque se cansa de caminar en la vida. Siempre caminar de la mano de alguien que te quiere, de alguien que te da ternura -y vos le decías eso a Nuestra Señora-. Caminar de la mano con Jesús, caminar de la mano con la Virgen, eso da seguridad. Es lo primero que espero de los jóvenes: que se dejen acompañar pero con buenas compañías, es decir, que caminen bien acompañados. En mi patria hay un refrán que dice: “Mejor solo que mal acompañado”. Eso es verdad, pero caminen acompañados. Cada joven tiene que buscar en la vida alguien que lo ayude en el camino, puede ser su papá, su mamá, un pariente, un amigo, un abuelo, una abuela –los abuelos aconsejan tan bien-, un profesor, alguien que te ayude a confrontar las cosas de la vida. Caminar acompañado, primero. Segundo: de los jóvenes espero que caminen con valentía. A vos recién te costó dar el primer paso en ese camino que yo te pedí, que cantarás una canción. Estabas emocionada, no sabías cómo hacerlo, pero fuiste valiente y diste el primer paso, y cantaste muy bien. Seguí cantando, cantás muy bien. O sea, la valentía de dar el primer paso, la valentía de ir adelante. ¿Ustedes saben lo triste que es ver un joven que no es valiente? Es un joven triste, un joven con la cara de duelo, un joven sin alegría. La valentía te da alegría y la alegría te da esperanza que es un regalo de Dios, obviamente. Es verdad que en el camino de la vida hay dificultades, muchas. ¡No le tengan miedo a las dificultades! Sean prudentes, sean cuidadosos pero no les tengan miedo. Ustedes tienen la fuerza para vencerlas. No se asusten, no se detengan. No hay peor cosa que un joven jubilado antes de tiempo. Yo no sé a qué edad se jubila la gente en los Estados Unidos, pero ¿ustedes se imaginan un joven de 25 años jubilado? Terrible. Siempre adelante, con valentía y con esperanza. Y Dios, si se lo piden, les dará esa esperanza. Esa es mi respuesta Valery. Y gracias por la canción.

Testimonio de Alexandra Vázquez (No hubo pregunta pero el Papa hizo un comentario).

R. Muchas gracias, Alexandra. Go on along the path. God bless you.

Conexión con Los Angeles . Las personas reunidas vienen de distintos refugios que amparan a personas pobres y sin techo de Los Angeles.

Testimonio de Marcos de 19 años, un sin hogar que sueña con ser músico.

P. Yo sé por qué usted es tan importante para mí, pero ¿por qué este viaje a Estados Unidos es tan importante para usted?.

R. Para mí es muy importante para encontrarlos a ustedes, a los ciudadanos de Estados Unidos que tienen su historia, su cultura, sus virtudes, sus alegrías, sus tristezas, sus problemas como toda la gente. Yo estoy al servicio de todas las Iglesias y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Para mí algo muy importante que es la cercanía. Para mí es difícil no estar cercano a la gente. En vez, cuando me acerco a la gente, como voy a hacer con ustedes, me resulta más fácil comprenderlos y ayudarlos en el camino de la vida. Por eso es tan importante este viaje, para hacerme cercano al camino y a la historia de ustedes.

Testimonio de Alisa de 11 años y su mamá Rosemary, madre soltera. Han vivido en un refugio para las personas sin hogar. Ahora les han concedido una casa. (No hubo pregunta pero el Papa hizo un comentario)

R. Gracias, Rosemary por tu testimonio. Quiero decirte una cosa.. Sé que no es fácil ser una madre soltera, sé que la gente a veces las puede mirar mal, pero te digo una cosa, sos una mujer valiente porque fuiste capaz de traer éstas dos hijas al mundo. Vos podrías haberlas matado en tu vientre, y respetaste la vida, respetaste la vida que tenías dentro tuyo, y eso Dios te lo va a premiar, y te lo premia. No tengas vergüenza, andá con la frente alta: “Yo no maté a mis hijas, las traje al mundo”. Te felicito, te felicito, y que Dios te bendiga.

Conexión con Tejas en la Iglesia Sagrado Corazón en McAllen (frontera con México)

Testimonio de Ricardo, inmigrante en Tejas, desde los 4 años. Después de un accidente del padre, durante un tiempo, tuvo que encargarse - a los 16 años- de su familia de seis personas. Pero luego el padre lo ayudó a pagarse sus estudios.

P. Con todos los problemas que hay en el mundo: la pobreza, nuestro sistema de educación, la inmigración... ¿Qué piensa usted cuál es la solución a estos problemas?

R. Evidentemente que escuchando tu historia te puedo decir que la vida te hizo padre antes de tiempo porque tuviste que mantener desde muy chico tu familia durante la enfermedad de tu padre. Pero lo supiste hacer porque tuviste un padre con el coraje de iniciarte en ese camino del trabajo y de la lucha, y el coraje después de hacerte estudiar a costa de sacrificios. En esta vida hay muchas injusticias, y como creyente, como cristiano, el primero que las sufrió, (¿), que las condensó en sí mismas, fue Jesús. Jesús nació en la calle, nació como un homeless, no tenía su madre dónde parirlo. Siempre mirar la figura de Jesús. Vos me preguntás sobre el cómo. Mirando la figura de Jesús damos un paso más. Dios a veces nos habla con palabras, como en la Biblia, nos dice Su Palabra. Dios a veces nos habla con gestos a través de la historia, con las situaciones. Y Dios, a veces, muchas veces, nos habla con su silencio. Cuando yo veo -lo que vos me preguntás- la cantidad de gente que pasa hambre, que no tiene para crecer, que no tiene para salud, que muere niño, que no tiene para la educación, la cantidad de gente que no tiene casa, la cantidad de gente que hoy día, lo estamos viendo, migran de su país buscando futuro mejor, y mueren, tantos mueren durante el camino, yo miro a Jesús en la Cruz y descubro el silencio de Dios. El primer silencio de Dios está en la Cruz de Jesús. La injusticia más grande de la historia y Dios callaba. Dicho esto, voy a ser concreto en la respuesta a otros niveles, pero no te olvides de que Dios nos habla con palabras, con gestos y con silencios. Y lo que vos me preguntás solamente se comprende en el silencio de Dios, y le silencio de Dios solamente lo entendemos mirando la Cruz.

¿Qué hacer? El mundo tiene que tomar más conciencia que la explotación de uno con otro no es un camino. Todos estamos creados para la amistad social. Todos tenemos responsabilidad sobre todos. Ninguno puede decir: “mi responsabilidad llega hasta aquí”. Todos somos responsables de todos, y ayudarnos de la manera que cada uno puede. Amistad social, para eso nos creó Dios. Pero hay una palabra muy fea que también aparece en la primera página de la Biblia. Dios le dice al demonio, al padre de la mentira, a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer”. Y la palabra enemistad fue creciendo a lo largo de la historia, y poquito después de eso, la primera enemistad entre hermanos: Caín mata a Abel. La primera injusticia. De ahí en más, las guerras, las destrucciones. De ahí en más, el odio. Hablando en términos futbolísticos yo te diría que el partido se juega entre amistad social y enemistad social. Y la opción la tiene que hacer cada uno en el corazón y nosotros ayudar a hacer esa opción en el corazón. La huída a través de las adicciones o de la violencia no ayuda, solamente la cercanía y dar de mí lo que yo pueda - como vos diste todo lo que podías cuando de chico mantuviste a tu familia-. No te olvides de eso, amistad social contra la propuesta del mundo que es enemistad social: “Arregláte vos y que el otro se arregle solo”. Ese no es el plan de Dios. Eso es lo que se me ocurre decirte, y además expresarte mi admiración, la vida te hizo padre muy joven. Que ahora cuando seas padre de verdad y tengas tus propios hijos los continúes educando en el camino que aprendiste de tu padre. Gracias.

Testimonio de Vilma una inmigrante ilegal de El Salvador que lleva un grillete electrónico. Quería mejorar la vida de su hijo Ernesto que nació con una enfermedad congénita en sus ojos que no lo deja ver. Ella pide una bendición al Santo Padre y él la imparte. Luego el Santo Padre pregunta por una religiosa que ha visto en la pantalla y le dirige algunas palabras. Se trata de la hermana Norma.

R. Hermana, yo quiero agradecer en su persona a todas las religiosas de los Estados Unidos. El trabajo que las religiosas han hecho y hacen en los Estados Unidos es grandioso. Las felicito. Sean valientes. Vayan adelante, en primera línea siempre. Y les digo una cosa más – ¿queda feo que lo diga un Papa?. no sé- ¡las quiero mucho!

Testimonio de Wendy de 11 años que acaba de llegar con su mamá desde El Salvador por la violencia de las pandillas. La niña cuenta llorando los dramáticos días del viaje. Le muestra un dibujo del Papa. El Papa agradece. Al finalizar la videoconferencia regalan al Santo Padre un crucifijo hecho por los estudiantes de Chicago.

P. Santo Padre tiene un mensaje final.

R. Que estoy muy esperanzado en poder encontrarlos. Que rezo por ustedes, por todo el pueblo americano y le pido por favor que recen por mi. Gracias.

(Texto difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede)

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El Santo Padre nombra a nuevos miembros de la Pontificia Comisión para América Latina
 

Se trata de los cardenales Sturla y Lacunza y el arzobispo Stanovnik

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha nombrado a tres nuevos miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, uno de Uruguay, otro de Panamá y un tercero de Argentina.

La Sala de Prensa de la Santa Sede hecho público este sábado que los nuevos miembros de este organismo de la Curia Romana son el cardenal Daniel Fernando Sturla Berhouet, arzobispo de Montevideo; el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuán, obispo de David; y Mons. Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes.

El cardenal Sturla nació en Montevideo el 4 de julio de 1959. Cursó estudios de Filosofía y Ciencias de la Educación en el Instituto Miguel Rúa de los Salesianos de la capital uruguaya y de Teología en la actual Facultad de Teología del Uruguay Monseñor Mariano Soler.

Fue ordenado sacerdote en la Congregación Salesianos de Don Bosco (SDB) el 21 de noviembre de 1987 y a lo largo de su vida profesional ha ocupado diversos cargos, tanto pastorales como de gobierno, sobre todo en su Congregación Salesiana, entre los que se encuentra el de consejero de estudios en las Escuelas Profesionales Talleres Don Bosco.

Por su parte, el cardenal Lacunza es un agustino recoleto de origen español. Nació en en Pamplona el 24 de febrero de 1944, aunque ha vivido la mayor parte de su vida como religioso en Panamá.

Fue ordenado sacerdote en Pamplona el 13 de julio de 1969 y ha sido consejero provincial de la provincia de Centroamérica y Panamá de 1976 a 1982, administrador de la misma Vicaría de 1976 a 1985, presidente de la Federación de Educadores Católicos y miembro del Concejo Presbiteral Archidiocesano de Panamá.

Finalmente, Mons. Stanovnik nació en Buenos Aires el 15 de diciembre de 1949 y en 1978 entró la Orden de los Capuchinos, donde fue ordenado sacerdote ese mismo año.

Dentro de la orden ha sido maestro de novicios, vicario provincial, director del Movimiento Juvenil Franciscano, Superior y párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en La Cumbre y de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya.

La Pontificia Comisión para América Latina fue instituida por el papa Pío XII el 21 de abril de 1958 con la tarea de “aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina” y “estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones”.

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El Papa a las Células Parroquiales: 'Son una experiencia genuina de evangelización'
 

El Santo Padre compartió una jornada de oración y reflexión en el Vaticano con los miembros de esta realidad eclesial, para celebrar la aprobación definitiva de sus estatutos

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco se ha reunido este sábado en el Aula Pablo VI con miles de miembros de las Células Parroquiales de Evangelización, una realidad eclesial que fue fundada por el sacerdote italiano Pigi Perini, y cuyos estatutos han sido aprobados de manera definitiva por el Pontificio Consejo para los Laicos.

En su intervención, el Santo Padre ha dirigido unas palabras de agradecimiento al padre Perini, reconociendo el celo pastoral con el que ha trabajado, tratando de ser dócil al Espíritu Santo.

Además, ha manifestado su alegría por compartir con todos los presentes esta jornada de oración y reflexión, con la que celebran “el reconocimiento oficial que la Iglesia les ha ofrecido con la aprobación definitiva de sus estatutos”.

Acto seguido, el Pontífice ha dicho que “los estatutos ayudan a ir sobre el camino correcto, pero lo que hace la obra es el carisma”. “No sea que por cuidar demasiado los estatutos pierdan el carisma”, ha añadido.

En este sentido, ha explicado que su carisma está basado en “ser como una semilla mediante la cual la comunidad parroquial se interroga sobre su ser misionero, y por esto sienten irresistible dentro de ustedes la llamada a encontrarse todos para anunciar la belleza del Evangelio”.

El deseo misionero, ha advertido, “requiere ante todo escuchar la voz del Espíritu Santo, que continua hablando a su Iglesia y la empuja a recorrer senderos a la vez todavía poco conocidos, pero decisivos para la vía de la evangelización”.

Así, es necesario “ser fieles a la Palabra del Señor” y “permanecer siempre abiertos a esta escucha y tener cuidado de que no se agote nunca por el cansancio o las dificultades del momento”.

El Papa ha destacado que este carisma, con su trabajo cotidiano, ayuda a la comunidad parroquial a ser “una familia en la que se vuelve a encontrar la rica y multiforme realidad de la Iglesia”.

“Encontrarse en las casas para compartir las alegrías y las expectativas que están presentes en el corazón de cada persona es una experiencia genuina de evangelización que se asemeja mucho a lo que sucedía en los primeros tiempos de la Iglesia”, ha indicado.

Francisco ha animado a los participantes en el encuentro a desear la alegría y la simplicidad de corazón que los hará ser capaces “de acoger a todos sin juzgar a ninguno, para ofrecer la experiencia de la presencia de Dios y del amor de los hermanos”.

“Nuestro juicio es el Señor, y si te viene a la boca decir una palabra de juicio sobre el uno o el otro cierra la boca”, ha exhortado el Santo Padre, al tiempo que ha recordado que “el Señor nos ha dado el consejo: ‘No juzguen y no serán juzgados’”.

“La evangelización --ha proseguido el Pontífice-- siente fuertemente la exigencia de la acogida porque cada uno es uno de los primeros signos de la comunión que estamos llamados a testimoniar por haber encontrado a Cristo en nuestra vida”.

Por último, el Papa ha sugerido a los miembros de esta realidad eclesial que hagan de la Eucaristía “el corazón de vuestra misión de evangelización, para que cada Célula sea una comunidad eucarística donde la fracción del pan equivale a reconocer la presencia real de Jesucristo en medio de nosotros”. Y les ha invitado a “testimoniar siempre la ternura de Dios Padre y su cercanía a cada uno, sobre todo a quien es más débil y está solo”.

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Iglesia y Religión


La Iglesia cuenta con tres nuevas beatas
 

Se trata de las hermanas Fidela Oller, Facunda Margenat y Josefa Monrabal, mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

La Catedral de Girona ha acogido este sábado la ceremonia de beatificación de tres hermanas del Instituto de Religiosas de San José de Gerona. La nuevas beatas son sor Fidela Oller (Banyoles, 1869), sor Facunda Margenat (Gerona, 1876) y sor Josefa Monrabal (Gandía, 1901), asesinadas por odio a la fe durante la persecución religiosa de los años 30 del siglo pasado en España.

La ceremonia ha sido presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, acompañado por el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, y el obispo de Girona, Mons. Francesc Pardo i Artigas.

En su homilía, el cardenal Amato ha reconocido el testimonio valiente de vida de las religiosas mártires, y ha asegurado que eran personas virtuosas, ejemplares y auténticas siervas de la caridad de Dios hacia los enfermos.

Además, ha afirmado que los cristianos son la minoría más perseguida del mundo. Algunas estadísticas --ha recordado el purpurado-- señalan que cada año unos 100 mil cristianos mueren por su fe por causa directa o indirecta.

A la beatificación han asistido más de dos mil personas en la catedral gerundense, y la celebración también se ha podido seguir a través de una pantalla gigante situada en el exterior del templo.

También han participado en la misa familiares de las tres religiosas, que han llevado al altar ramos de flores con rosas rojas, que representan el martirio, y rosas blancas, símbolo de su consagración como religiosas.

Mons. Pardo i Artigas ha destacado que “para la diócesis de Girona, acoger esta beatificación es un gozo y un hecho histórico. Lo es tanto por nuestra Iglesia como por el conjunto de la ciudad, en la que el Instituto de Religiosas de San José ha estado siempre tan arraigado”.

Por su parte, la superiora general del Instituto de Religiosas de San José de Girona, sor Carmen García, ha asegurado que “hoy es un día histórico para nuestro instituto, nos llena de alegría el reconocimiento a la honorable tarea de nuestras hermanas y queremos compartir esta inmensa satisfacción con toda la ciudad, donde desarrollaron buena parte de su labor con absoluta entrega”.

Los actos de homenaje a las nuevas beatas comenzaron ayer con la acogida oficial de los peregrinos en el Palacio de Congresos de Girona, seguido de la celebración de las vísperas solemnes en la Basílica parroquial de Sant Feliu. 

Los actos oficiales finalizarán mañana en Gandía, donde nació una de las hermanas y tendrá lugar una misa de acción de gracias.

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Miles de personas piden en Torreciudad por los refugiados y el Sínodo de la Familia
 

El prelado del Opus Dei ha presidido en el santuario oscense la 25ª edición de la Jornada Mariana de la Familia

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, ha presidido este sábado en el santuario de Torreciudad la 25ª edición de la Jornada Mariana de la Familia, en la que ha pedido a las miles de familias participantes su oración y compromiso con “los refugiados, hermanos nuestros”, con “cercanía en su tragedia”, siendo “hombres y mujeres de misericordia”.

Monseñor Echevarría ha instado también a rezar por el Sínodo de los Obispos sobre la familia que se celebrará en octubre en Roma. “Desde que convocó el papa Francisco la asamblea sinodal --ha explicado el prelado en su homilía-- el Papa no ha dejado de pedir a todos plegarias especiales: hagamos eco a esta petición suya comunicándola a muchas personas”.

Así, el segundo sucesor de san Josemaría Escrivá ha alentado con palabras del Pontífice a mejorar el mundo a través de la familia y a “redescubrir su vocación y su misión”, con una evangelización que implica a todos sin omisiones o indiferencia.

Monseñor Echevarría ha destacado también la importancia de vivir la plegaria familiar con virtudes como el optimismo, la confianza, la fortaleza, la amabilidad y el ejemplo, ha informado el Opus Dei en su página web.

Junto a la participación de numerosas familias jóvenes, la celebración de hoy ha contado con el trabajo de decenas de sacerdotes, que han atendido los confesionarios instalados en la explanada, “para vivir el sacramento de la reconciliación como nos pide la Iglesia, y en preparación del Año Santo de la Misericordia”, ha señalado el rector del santuario, Mons. Javier Cremades.

La Jornada Mariana de la Familia ha celebrado este fin de semana su 25ª edición. Se trata de una convocatoria anual que reúne a miles de personas en una peregrinación familiar en cuyo programa destaca una multitudinaria eucaristía al aire libre.

La Jornada tiene lugar en el santuario de Torreciudad, impulsado por san Josemaría Escrivá para difundir la devoción mariana y los sacramentos, y que celebra este año el 40 aniversario de su inauguración en julio de 1975.

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Espiritualidad y oración


¿Condenados al silencio?
 

XXIII Domingo Ordinario

Por Mons. Enrique Díaz Díaz

San Cristóbal de las Casas, (ZENIT.org)

Isaías 35, 4-7: “Se iluminarán los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán”
Salmo 145: “Alaba, alma mía, al Señor”
Santiago 2, 1-5: “Dios ha elegido a los pobres del mundo para hacerlos herederos del Reino”
San Marcos 7, 31-37: “Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

“Humanamente hablando, la palabra, nuestra palabra humana, es casi una nada de la realidad, un suspiro. Apenas pronunciada, desaparece. Parece ser nada. Pero ya la palabra humana tiene un fuerza increíble. Son las palabras que luego crean la historia, son las palabras que dan forma a los pensamientos, los pensamientos de los cuales viene la palabra. Es la palabra que forma la historia, la realidad. Y si hablamos de la Palabra de Dios es el fundamento de todo, es la verdadera realidad”. Así iniciaba el Papa Benedicto su meditación en el Sínodo de la Palabra, recordándonos la fragilidad y grandeza de la palabra. Hemos vivido días de turbulencia donde la palabra pretende ser ahogada como si ahogando la palabra se destruyera la verdad: periodistas asesinados, condena de manifestaciones, hombres y mujeres obligados al silencio, mensajes comprados e historia inventada… pero la verdad va más allá de las manipulaciones. No podemos guardar silencio porque nos convertiríamos en cómplices. El pueblo tiene derecho a decir su palabra y a escuchar la verdad. ¡Con mucha mayor razón tiene derecho a escuchar la PALABRA y a pronunciar LA PALABRA!

Es una de las limitaciones que más presentan los hermanos en nuestras visitas a sus comunidades, la imposibilidad de comunicar sus necesidades, sus problemas y buscar canales para que sus solicitudes lleguen a su destino. “A los pobres no nos hacen caso”, es con frecuencia su queja y van buscando personas que den voz que pueda ser escuchada. Nos encontramos en un país de sordos y mudos. Los que tienen las graves necesidades y los muchos problemas, por más que se cansen de gritar, de pedir y de demostrar, no son escuchados. Quienes tienen la autoridad, el poder, el dinero y las posibilidades de solucionar problemas, se han vuelto incapaces de escuchar los gritos de angustia y de dolor del pueblo. En nuestro tiempo, se ha recrudecido este problema fundamental de la comunicación y el lenguaje. En lugar de hacer más fácil el entendernos, nos quedamos solos, nos aislamos o solamente nos relacionamos con nuestro grupito.

El Papa Francisco ha elevado su voz pidiéndonos que escuchemos un grito angustioso y ensordecedor de la hermana tierra que gime en dolores de agonía. Ha intentado quitar el velo que nos impide descubrir las necesidades y el hambre de hermanos cercanos a nuestras fronteras que mueren de hambre y sed. Estamos voluntariamente sordos para no escuchar el dolor; nos volvemos neciamente mudos para no pronunciar palabra frente a las injusticias. Dejamos que los hermanos se desgarren en su dolor y en su soledad sin pronunciar palabra. Les negamos el encuentro cálido, cordial y amable que esperarían de nosotros. Los vemos como extraños y alejados, más del corazón que en la distancia; no somos capaces de escucharlos, entenderlos y atenderlos como hermanos. Así, terminamos agobiados por nuestro propio aislamiento, vivimos en soledad y no nos sentimos comprendidos ni amados por nadie. Sería hoy muy importante examinar por qué me cierro frente a determinadas personas o grupos, mirar cuándo y dónde pongo oídos sordos, y buscar las razones por las que no me solidarizo, ni me comunico y quedo en soledad. Frecuentemente las causas de esta incomunicación, indiferencia y aislamiento, tienen su raíz en el egoísmo, la desconfianza y la falta de solidaridad. La imagen del sordomudo podría también representar a las personas incomunicadas no solamente con sus semejantes, sino también con Dios. No tenemos tiempo para escuchar su palabra, no queremos oír sus mensajes, no estamos dispuestos a dejarlo entrar en nuestro ámbito interior.

Me impresiona la forma en que Cristo cura al sordomudo: “El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva”, es todo un ritual de acercamiento y atención personalizada. Es lo que requiere la comunicación. No se trata a la persona como si fuera una ficha o un número, no se le aplican controles, sino se crea el momento oportuno, donde pueda escucharse, donde se pueda palpar cuáles son sus sentimientos. Se rompen los muros de los prejuicios, de la discriminación, de la separación y se puede entablar un verdadero diálogo. Sólo entonces se abren los oídos y se pronuncian las palabras que tienen sentido. Sólo entonces puede haber verdadera comunicación. Hoy vuelve a resonar el mandato de Jesús: “¡Effetá!”, y debemos abrir los oídos y el corazón. Es necesario escuchar a Dios en la historia, en el evangelio, en la vida, en las personas, descubriendo lo que Él nos dice, no lo que nosotros queremos escuchar. Hay que buscar los momentos apropiados para dejar que el eco de su voz resuene en nuestro interior, porque Él nos sigue hablando en todos los momentos de la vida. Necesitamos también abrir nuestra boca para anunciar buena nueva.

El apóstol Santiago, en la segunda lectura, nos pone frente a un ejemplo muy duro pero muy cierto: no todas las personas son escuchadas del mismo modo, hay algunas a las que no se les hace caso y se les ignora. Lo dice de las asambleas de su tiempo, pero lo mismo pasa en nuestras asambleas, a veces tiene más estimación un traje bonito que la dignidad de una persona. En nuestra sociedad hay muchos marginados que no tienen voz, ni derechos, ni presencia. No encuentran espacios en la educación, en la medicina, en los proyectos de vida, en la dignidad del trabajo, son como sombras que deambulan sin hacer ruido. O bien, hacen ruido, pero son silenciados por otros intereses. Necesitamos acabar con esta sociedad de sordos y mudos, y construir una nueva sociedad donde la voz y la palabra tengan su relevancia, no importando quién es el que la pronuncie, sino su contenido. Una sociedad donde sea más importante encontrarse con el hermano que todos los bienes materiales.

Más allá de todas las divagaciones, al final de esta reflexión me quedan en el corazón unas preguntas: ¿Dónde me está hablando Dios? ¿Qué obstáculos le pongo a su Palabra? ¿Callo y me convierto en cómplice de mentiras, de injusticia y de dolor? ¿Cómo me acerco a mis hermanos? ¿Soy sordo y mudo ante la realidad actual?

Señor Jesús, que te has hecho palabra y comunicación del Padre, abre nuestros oídos para escuchar tu mensaje, nuestro corazón para recibir a los hermanos y nuestra boca para anunciar tu evangelio. Amén

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Beato Bertrán de Garriga - 6 de septiembre
 

«El segundo dominico. Uno de los mas fieles compañeros de Domingo de Guzmán, testigo de sus favores celestiales y milagros. Se ha dicho que llegó a ser verdadera imagen suya. Gran apóstol en Francia y en Italia»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Fue uno de los primeros integrantes de la Orden de los dominicos, primer prior de St. Jacques en París, y provincial de la Provenza. Nació en Garriga, de ahí su nombre, localidad cercana a Nimes, Francia, el año 1195. Era una época en la que predominaron las guerras y las herejías de las que muchos católicos no se sustrajeron por hallarse inmersos en una vida disipada y alejada de las consignas eclesiales; un campo abonado para los litigios y luchas sin fin. En el extremo frontalmente opuesto se hallaba un pujante monacato, que en el siglo XII se vestiría de esplendor. El joven Bertrán, gracias a la educación cristiana que le dieron sus padres, pudo sortear muchos de los peligros que acecharon a los creyentes, encaminando su vida al seguimiento de Cristo. Era tan solo un niño de 5 años cuando Raimundo IV de Toulouse se propuso aniquilar todo rastro de fe, en particular los monasterios del Cister, emblemáticos centros de lucha contra la herejía predominante que era la albigense, en la que él creía. Con todo, el futuro dominico se comprometió con el carisma cisterciense.

Por esa época Domingo de Guzmán, junto al obispo de Osma, Diego de Acevedo, pasó por Montpellier siendo testigo de una histórica asamblea compuesta por prelados y abades cistercienses que presididos por un legado pontificio debatían el modo de combatir a los albigenses. Fue en esa ocasión cuando el prelado de Osma propuso que se abandonase toda ostentación y se abrazaran estrictamente a la pobreza. Rubricando testimonialmente con sus gestos esta apreciación, despidió a su séquito y se quedó solo con Domingo de Guzmán. De allí partieron a predicar la fe contra los albigenses. Cuando Diego murió, Domingo prosiguió esta evangelización en soledad.

Bertrán era uno de los presbíteros de la diócesis de Nimes que también combatía a los albigenses con sus palabras. Y en esa localidad, hacia 1208, se encontraron estos insignes apóstoles. Bertrán, conmovido por la ardiente caridad de Domingo y su formidable elocuencia, se unió a él llenando el vacío que había dejado Diego. Fue uno de los seis hombres que se vincularon al fundador en 1215 para formar una nueva congregación religiosa, la Orden de Predicadores, en la que iba a desarrollar una gran misión. Porque junto a su intrepidez apostólica y espíritu de obediencia fue un fiel discípulo de Domingo. Le acompañó en sus viajes, y gozó de su amistad y confianza. Se ha dicho del joven beato que «llegó a ser verdadera imagen de Domingo de Guzmán», lo cual permite imaginar el grado de virtud que debía adornarle. En una ocasión Bertrán libró al santo de un asalto que pensaban perpetrar contra él algunos albigenses.

Cuando en 1215 Domingo tuvo que partir a Roma para participar en el IV Concilio de Letrán, dejó a Bertrán al frente de la comunidad de Toulouse, que era entonces la semilla de la nueva Orden. Al regresar de Roma, el fundador vio que había logrado incrementar el número de vocaciones. Tomó el hábito en 1216 y se dirigió a Bolonia para abrir allí nueva fundación, misión que le encomendó Domingo y que acogió gozosamente. De nuevo los frutos de su celo apostólico, que se manifestaron en la intensa evangelización que efectuó dentro y fuera de las ciudades, hicieron que los dominicos se asentasen fecundamente en ese lugar.

En 1217, tras la muerte del conde de Montfort que amparaba al grupo de religiosos, todos tuvieron que partir al monasterio de Prulla, y desde allí el día de la Asunción de ese año Domingo fue enviándolos a misionar por otras tierras. Bertrán fue trasladado a París junto a Mateo de Francia. El beato Jordán hizo un retrato de cómo era Bertrán en esa época, considerándole: «varón de gran santidad y de un rigor inexorable para consigo, acérrimo mortificador de su carne, que había copiado en muchas cosas la vida ejemplar de su maestro santo Domingo». Después de dejar acomodados a los compañeros que iban a fundar, Bertrán regresó a Toulouse. Se produjo una grave insurrección, en la que murió Simón de Montfort, aunque quedó íntegro el convento de San Román, y sana y salva la comunidad presidida por Bertrán.

En 1218 Domingo nuevamente le eligió para que le acompañase en su viaje a París. Por el camino se cruzaron con un grupo de peregrinos alemanes en el santuario de Nuestra Señora de Rocamandour. Dejándose llevar de su ardor apostólico, y como no podían hacerse entender si no hablaban alemán, el santo propuso a Bertrán pedir a Dios la gracia de poder dirigirse a ellos en su propio idioma, gracia que les fue concedida. Domingo le rogó que no narrase el hecho milagroso mientras él viviese, y el beato guardó absoluto sigilo hasta después de la muerte de aquél. Otros milagros se obraron por medio de Domingo de los que fue testigo Bertrán, quien los confió al beato Jordán en el momento oportuno, como fue librarse de una tempestad terrible entre Montreal y Carcassonne mientras iban evangelizando por los caminos.

En 1221, en el transcurso del capítulo general se produjo la división jurídica de la Orden en ocho provincias lo cual propiciaría una mejor atención tanto espiritual como apostólica. En ella Bertrán fue nombrado provincial de Provenza, fundación que tuteló con exquisita caridad. Cuando murió Domingo, se ocupó de las monjas de Prulla, viajó, anunció el evangelio incansablemente y abrió nuevos conventos, entre otras muchas acciones. Recibió el don de milagros. Hacia 1230 fue a predicar a las hermanas cistercienses de Bouchet, cerca de Garriga, y allí le sorprendió la muerte. Su culto fue confirmado el 14 de julio de 1881 por León XIII, quien subrayó su humildad, espíritu penitencial y oración.

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