Las palabras que el Papa pronunció durante el Ángelus del 6 de septiembre sacuden las conciencias. En ellas pide acciones concretas para sostener el drama de los centenares de miles de refugiados obligados a dejar sus propias casas: «Ante la proximidad del Jubileo de la Misericordia, hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la concreción del Evangelio y acojan a una familia de refugiados»

Maria Voce, en nombre del Movimiento de los Focolares, expresa “agradecimiento por las palabras valientes y concretas del Santo Padre”, subrayando la voluntad de hacer cuanto pide: “abriendo más nuestras casas y lugares de acogida”.

Muchas son ya las iniciativas personales y comunitarias promovidas por los Focolares en varios países del norte de África, Medio Oriente, Europa, sureste asiático, América del Norte y del Sur: acogida a millares de personas procedentes de Myanmar y que se encuentran en los campos de refugiados en Tailandia, el Bed& Breakfast abierto a inmigrantes en la provincia de Florencia, acogida a refugiados en Szeged y en otras ciudades de Hungría y Austria, en Lyon acogiendo a familias,… y muchos otros ejemplos publicados en la plataforma del United World Project.

«Tenemos que hacer más», afirma Maria Voce, para mover a los políticos, los circuitos del comercio de armamento, las capacidades de decisión de las opciones estratégicas. Éstas, como empieza a demostrarse, pueden partir de las bases con la movilización de la sociedad civil. La presidenta de los Focolares, además, ha animado  a los miembros del Movimiento «a comprometerse y a converger mayormente» para promover, junto a cuantos se movilizan en esta dirección, acciones dirigidas a desenmascarar las causas de la guerra y de las tragedias que asolan tantos puntos del planeta, con el objetivo de ofrecer remedio, «poniendo en juego nuestras fuerzas, medios y disponibilidad».