José Luis Restán afronta una nueva temporada a cargo de la línea editorial y sociorreligiosa de la Cadena COPE. Padre de 3 hijos, este hombre de radio asegura que la voz de la Iglesia pasa también por el mundo digital, al que se ha subido “como a un caballo al galope”

-¿Cómo afronta COPE esta nueva temporada en la programación sociorreligiosa?

Con mucha ilusión. Después de haber atravesado el desierto: las marejadas de la crisis, de los cambios de programación, de “subir la cuesta”, ahora estamos en un momento en el que tiene la posibilidad de relanzarse en nuestra sociedad. Dentro de nuestro impulso misionero en una radio comercial y generalista, la programación religiosa de COPE siempre ha buscado responder a la necesidad de la comunidad católica de ser acompañada y conocer la vida de la Iglesia… pero también de estar en salida, como dice el Papa, y buscar a aquellos oyentes que van a llegar en un número grande esta temporada y quizás no nos conocen o pueden estar alejados de la Iglesia.

-¿Qué aporta Francisco a la comunicación de la fe?

Frescura, inmediatez… el papado en el siglo XX ha hecho todo un viaje, que ahora está culminando con Francisco, para despojarse de una cierta rigidez y lejanía de la vida de la gente y poder comunicar de una manera más fluida e inmediata lo que significa la fe para la vida. Por otro lado, Francisco ha logrado el pequeño milagro de abrir una grieta en el muro que la prensa laica, ciertos centros de poder y la opinión (no sé si pública o publicada) habían construido sobre la Iglesia y que les impedía ni siquiera escuchar su voz.

-¿Qué noticia le gustaría dar esta temporada en El Espejo?

¡Muchas! Por un lado, la de que el Papa al final nos mete en su agenda y viene a España. He tenido la bella experiencia de recibir como profesional a los dos papas anteriores y con Francisco es un deseo del corazón. Otro es que se acabara en nuestro país la censura no escrita hacia lo religioso, y que la dimensión religiosa de la vida pudiera estar en la vida económica, cultural, política… Me encantaría anunciar que se puede hablar de Dios en la vida pública. Y por último, me encantaría poder contar que se produce el encuentro y el abrazo entre el mundo laico y el mundo católico, que está pendiente en España desde el siglo XIX. En la transición se produjo ese acercamiento, ese diálogo, muy bonito y fructífero, que lamentablemente se ha abandonado para regresar a la confrontación.

(Ana Medina – Diócesis de Málaga)