Para la CONCAPA (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos), que representa a más de tres millones de familias, los deberes escolares resultan imprescindibles para fijar y asentar las materias explicadas en clase, si bien es preciso que se coordinen adecuadamente entre los profesores, y que sean graduados y proporcionados a las edades, potencialidades y necesidades de los alumnos.

Por otra parte, los deberes –el estudio- ayudan a crear hábitos de trabajo, estimulan el aprendizaje y fortalecen las capacidades de razonamiento y memoria, pero también deben permitir  que el alumno disponga de tiempo libre para descansar y poder realizar actividades familiares, culturales, deportivas y de ocio.

El esfuerzo y el indispensable estudio personal, mediante la realización de ejercicios y memorización, resultan imprescindibles y la supresión de los deberes sólo traería una peor formación del alumno. La implicación de las familias en la educación resulta vital para alentar el estudio, y estimular y animar en el aprendizaje diario.

Los deberes deben poder realizarse personalmente, sin la ayuda de terceros –padres o profesores particulares- porque lo contrario evidencia que en clase no se ha explicado correctamente la materia o que el alumno no ha prestado suficiente atención, problemas que las familias deben poner en conocimiento del centro para su correcta solución.

Hoy que, lamentablemente, como consecuencia de las presiones de algunos sindicatos de profesores, se está imponiendo en muchos centros la jornada continua –con niños con déficit de sueño que terminan agotados al final de la mañana- no se puede argumentar que los alumnos no disponen de tiempo para hacer los deberes en el hogar.

Y en relación con la pretensión de que la segunda convocatoria de exámenes se produzca a mitad de julio o a finales del mes de junio, estamos en contra de esta propuesta, abogando porque vuelvan a plantearse a principios del mes de septiembre. Resulta obvio que el alumno que, tras nueve meses de curso ha suspendido más de una asignatura, no puede aprenderlas correctamente en tan sólo quince días, que habitualmente terminan con un falso aprobado –con consecuencias en el curso próximo por falta de base- o con la repetición de curso.

En cualquier debate relacionado con la educación debe primar el interés del alumno sobre cualquier otro. CONCAPA defiende que se cumpla íntegramente el calendario escolar –en la actualidad termina en la primera decena de junio, para dar tiempo a la segunda ronda de exámenes a final de mes- para que los alumnos dispongan de todos los días establecidos para el estudio del curso en el que están matriculados. Y para aquéllos alumnos que no aprueben en junio, debemos darles las mayores posibilidades racionales de estudio para que puedan presentarse en septiembre, aunque esto pueda suponer en el caso de 2º de Bachillerato que la universidad comience su primer curso más tarde y suponga las inevitables molestias familiares.

Finalmente, se hace preciso establecer un calendario de vacaciones escolares repartido con mayor racionalidad distribuyendo mejor los períodos de descanso.

Estos temas –libros de texto, deberes, jornada continua, distribución de vacaciones, fracaso escolar, etc., recurrentes todos los años a principios de curso, al igual que la necesaria revisión y modificación de los currículos objeto de estudio para adaptarlos al siglo XXI, deberían ser objeto de ese Pacto Social por la Educación que constantemente solicita la comunidad educativa sin que nadie emprenda la tarea de su formulación.

(CONCAPA)