Al pan, pan y al vino, vino. Reflexiones en torno al Sínodo de la familia

Muy queridos hermanos en Cristo:

A lo largo de este año Cardenales y Obispos han estado manifestando públicamente una clara división en dos tendencias bien marcadas:

1. Los que están a favor de una tradición conservadora en lo que se refiere a los temas de matrimonio, familia y sexualidad.

2. Los que están a favor de ciertas modificaciones vanguardistas que contradicen en parte o en todo a los anteriores.

Es por esta razón que, especialmente los católicos, debemos estar muy atentos en lo que suceda en el Sínodo de los Obispos que inicia este 4 de octubre de 2015.

Al finalizar este Sínodo un poco antes de que termine este mes. Saldrá un documento que manifieste una postura que refleje los resultados de la discusión.

Posteriormente en enero el Papa Francisco, tomando en consideración este documento, tendrá que definir la postura en un documento oficial.

En mi humilde opinión pueden suceder tres cosas:

1. Que el documento oficial salga a favor de la postura más conservadora.

2. Que el documento oficial se incline hacia la postura vanguardista.

3. Que el documento oficial manifieste una postura que, sin ser herética, deje más o menos ambigua la interpretación para intentar conciliar las posturas opuestas.

En los dos primeros casos el grupo opuesto quedaría afectado.

En el tercer caso los católicos tendríamos que aceptar, sin más, la realidad, con toda paz y en conformidad con el Magisterio de la Iglesia. Sin hacer críticas malsanas, confiando en Cristo y en lo que nos ha prometido; siendo fieles a Él y continuar siendo dóciles a la gracia, asiduos en los sacramentos y la oración como fieles colaboradores en la edificación del Reino.

Nunca antes había habido tanta comunicación en una situación así, pero es necesario saber que la Iglesia ha pasado a lo largo de la historia, por muchas situaciones similares y hasta más difíciles y siempre ha salido adelante y siempre saldrá. Por eso es importante que maduremos en la fe y no nos sorprendamos ni escandalicemos por situaciones que forman parte de una Historia de la Iglesia que Cristo, bajo su promesa, nunca abandonará.

Hay que tomar en cuenta que el imponderable en estas situaciones siempre ha sido, es y será el Espíritu Santo que siempre ha asistido a su Iglesia confiriéndole vida y unidad. Estoy seguro de que esta experiencia servirá para que los católicos de buena voluntad, maduremos en la fe y la sostengamos en donde debe estar.

Lamentablemente he visto que muchas veces se pone la fe en tal o cual laico, en tal o cual sacerdote, en tal o cual obispo, en tal o cual papa, en tal o cual medio de comunicación… En estos casos cuando la parte humana falla y quienes pusieron su fe en esos lugares suelen no resistir.

La Historia demuestra que los bautizados laicos y ministros fallamos, pero la Iglesia continúa siendo Una, Santa, Católica y Apostólica porque no está afianzada en lo humano sino en lo divino y porque su cabeza es Cristo y su alma el Espíritu Santo en su Cuerpo conformado por todos (vivos y difuntos) cuando estamos fielmente adheridos a Él. Maduremos nuestra fe.

Con afecto en Cristo y la Santísima Virgen María: