Miles de refugiados están llegando a las puertas de Europa, pero esta crisis va mucho más allá. En el mundo, 60 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares para salvar sus vidas y la de sus familias, huyendo de la guerra y la pobreza. La situación de los refugiados sirios es la mayor crisis humanitaria europea desde la Segunda Guerra Mundial. Decenas de miles de personas intentan escapar de la guerra. Miles han muerto ya intentando llegar a nuestro continente, y los que lo consiguen se enfrentan a la falta de reacción de la Unión Europea. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cuál es la postura de Europa? ¿Realmente Europa no puede hacer frente a tantos refugiados? Entrevistamos a Carmen Calzada, Directora de Cáritas diocesana de Salamanca.

-¿Qué opinión te merece la tarea de acogida que está protagonizando Europa con los refugiados procedentes de Siria?

Desde la percepción de que el problema es muy complejo, lo que se está poniendo de manifiesto es la incapacidad de Europa para dar una respuesta adecuada y ágil que está prolongando innecesariamente el sufrimiento de las personas que huyen de sus países, fundamentalmente Siria; pero no sólo sino también de Afganistán e Irak, aunque en menor número.

 -Como Directora de Cáritas diocesana de Salamanca, ¿qué es lo que más te duele de toda esta situación y de las políticas migratorias europeas?

La falta de respeto a la vida y dignidad de todo ser humano. Esta incapacidad de acogida a la que me refería antes pone en peligro la esencia misma de un proyecto común europeo basado en la solidaridad, la libertad, la democracia. Tememos un gran reto como sociedad, buscar nuevos caminos por los que todos podamos transitar.

La última carta desde Aleppo de los Blue Marists nos aconsejan “no pierdan su capacidad de indignación ante el drama y el sufrimiento de los sirios, denuncien los actos de barbarie, no se acostumbren al horror… eviten que banalicen… Manifiesten su solidaridad con las personas desplazadas o refugiadas. Presionen a sus líderes para que cambien sus políticas y salven lo que puedan de Siria y su tejido social. Después y solamente después, den generosamente para ayudar y socorrer” (8 de Septiembre 2015, carta 23).

¿Nuestra Iglesia está suficientemente movilizada ante este drama humano?

Las entidades de acción social de la Iglesia en España han unido sus recursos para impulsar una acogida generosa y coordinada en el marco del compromiso de protección internacional que asuma finalmente el Estado Español. En Salamanca no es la primera vez que se nos pide colaboración en materia de acogida y en eso estamos tanto como instituciones de Iglesia (Confer, Manos Unidas, Delegación de Misiones, Sector Social de la Compañía, Pastoral Social, Cáritas), como la coordinación entre la Administración (Local y Provincial) y tres entidades del Tercer Sector (Accem, Cruz Roja y Cáritas) para coordinar las tareas que se tengan que realizar.

-¿Cómo se está preparando Cáritas diocesana para esa eventual llegada de refugiados a Salamanca?

Como entidad de la Iglesia diocesana hemos ofrecido nuestra colaboración a los poderes públicos locales y provinciales en aquellos aspectos de la acogida y el acompañamiento a los refugiados donde el Estado, como máximo garante de la protección de estas personas, no pueda llegar. Y, por otra parte, hemos anotado todos los generosos ofrecimientos que están llegando tanto desde las congregaciones religiosas, parroquias, personas particulares, asociaciones etc. para que, desde los diferentes espacios, se pueda garantizar una respuesta coordinada y duradera.

-Una vez que esos refugiados comiencen a llegar… ¿Qué tipo de ayuda necesitaría Cáritas? ¿Qué podemos hacer unos y otros?

En primer lugar, como señalábamos en la nota de prensa del 2 de Septiembre, urge que tomemos conciencia de que “no estamos sólo ante una crisis humana, sino ante la evidencia de un fracaso de las políticas europeas de migración y cooperación que están más preocupadas en cerrar las fronteras a cualquier precio antes que ocuparse de la desesperada situación de miles de seres humanos o de la obligada protección de los derechos humanos” porque no podemos ni debemos quedarnos sólo en una respuesta de emergencia. En conversación con los periodistas en el vuelo de regreso a Roma desde Filadelfia el Papa Francisco señalaba que los muros para detener a los migrantes antes o después caerán: no son la solución a la crisis migratoria.

En segundo lugar, esta situación nos interpela a todos. Tenemos que pedir con constancia que se eliminen las causas que provocan este éxodo masivo y no olvidarnos de los que están o quieren entrar por Ceuta y Melilla. Finalmente, para organizarnos eficazmente hay que saber cuántos vienen, qué perfiles, cuándo llegan etc. que, en estos momentos, no se sabe con exactitud.

(Diócesis de Salamanca)