El Blog de Josep Miró

Mi próximo libro: Cómo funciona la familia en relación al crecimiento económico

Las funciones de la familia inciden en el bienestar social

 

Con la familia sucede algo paradójico, todo el mundo –las excepciones son escasas- considera que es la institución más valiosa, o como mínimo de las tres primeras. Junto con la salud forma parte de las condiciones de felicidad humana, pero a pesar de ello ni la economía ni la política la toman realmente en consideración. Para la primera no existe excepto para las funciones de consumo, deuda y ahorro, solo sabe observar a un conjunto de individuos, o en la escuela marxista, la clase. Solo la Nueva Economía Institucional la aborda, como una institución más, pero sin detenerse en ella, y cuando se ha centrado la atención en su papel, como en el caso de Nobel Gary Becker, que publicó en 1981 una de sus obras más famosas, el Tratado sobre la Familia, ha sido para interpretar su papel “ad intra”, sin considerar como juega “ad extra

Claro que además sobre la familia reina una gran confusión. Podemos utilizar definiciones canónicas, como las del Lexicón 2004, como “la unión estable de un hombre y de una mujer que se aman y que proyectan transmitir la vida”. O la del antropólogo francés Levi-Strauss (1982) quien afirma que la familia “encuentra su origen en el matrimonio y consta de esposo, esposa e hijos nacidos de su unión; sus miembros se mantienen unidos por lazos legales, económicos y religiosos”. Pero al final lo que acaba contando es lo que dice la perspectiva de género y las legislaciones desarrolladas, que desmienten aquellos cánones por la vía de los hechos. Y no solo eso, lo políticamente correcto es negar que exista un modelo de familia, en el sentido de que cumple en su nivel óptimo y para el conjunto de sus agregados los fines que debe desempeñar. Lo único admisible es que todo a lo que se llama familia lo sea: la pareja homosexual, la desestructurada, la reconstituida, o el trio -exclusivamente femenino- como empieza a asomar la patita en Brasil. La cuestión es que sabemos por innumerables estudios de naturaleza antropológica, psicológica, sociológica y económica que esto no es así, y que por ejemplo los grupos de población donde abundan las familias con madres solteras tienen graves problemas de pobreza, rendimiento escolar y seguridad. Pero la realidad de ceder ante la ideología es muy grande.

Sumando marginación teórica de su función hacia la economía, y el corsé ideológico, resulta complicado abordar una cuestión estratégica como es el papel económico de la familia, sobre todo para las economías maduras de Europa, pero también para el conjunto de países: cómo actúa en relación al crecimiento económico y, por extensión, hacia el sistema público de bienestar.

Para superar aquella dificultad escogí un camino: referir la familia no tanto en relación a una definición de sus componentes como de las funciones insubstituibles socialmente valiosas que realiza.

Y este ha sido mi enfoque; estoy al final de la tercera revisión de un trabajo que, si bien a tiempo parcial, me ha llevado los dos últimos años y medio, y cuyos fundamentos vienen de más atrás, de mis estudios sobre las aplicaciones del capital social y el capital humano.

En concreto, mi libro en edición comercial, porque esta es la forma final que adoptará el estudio inicial, trata de explicar cómo aquellas funciones familiares inciden sobre los factores que actúan en el crecimiento económico, y que en su formalización y teorización actual pasan desapercibidas, sencillamente no existen, o en algún caso su papel obtiene una consideración magna.

He de decir que a pesar -claro que soy el autor- de que considero que la aportación comienza a llenar un vacío decisivo, no la hubiera podido llevar a cabo sin la ayuda de la Universidad Internacional La Rioja (UNIR) que se interesó desde el primer momento por el proyecto y decidió apoyarlo.

El título provisional, porque creo que debo buscar algo más atractivo (se aceptan ideas), es el de Teoría de la Familia. Su función en el crecimiento económico y el bienestar, y en lo fundamental trata de cuatro cosas. La primera, de los factores del crecimiento y sus derivadas hacia el bienestar; la segunda, sobre la funciones, ocho, que realiza la familia y como inciden en cada uno de los factores; la tercera, las consecuencias de las disfunciones; esto es que no se cumpla de manera adecuada con sus oficios, en términos de costes sociales, de transacción, especialmente los públicos, y de oportunidad. Finalmente, la verificación empírica, en el sentido de que si unas determinadas funciones inciden favorablemente en la económica y el bienestar las familias que las denoten deben obtener mejores resultados que las restantes en todos los ámbitos de naturaleza económica, y los relacionados con el bienestar. Esta última cuestión, en el marco de la teoría general presentada, tiene una consecuencia colateral no buscada: nos define el modelo socialmente óptimo de familia en razón no de su composición sino de las funciones que desempeña y el cómo lo hace.