Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. Un nuevo inicio. Don Ricardo Blázquez, el cardenal Ricardo Blázquez, marca el paso y la pauta, el guión. Discurso mosaico, como la sociedad. Apunta bien y se mete en la arena. El problema son las expectativas, de dentro y de fuera. El día que no haya expectativas…

El diario “La Razón”, el lunes, de la mano y de la tecla de Fran Otero, decía que “la otra cuestión política que estará de fondo durante los trabajo episcopales son la próximas elecciones generales. En los últimos comicios, la Conferencia Episcopal, a través de su Comisión Permanente, emitió notas en las que proponía a los católicos una serie de orientaciones morales que les pudiesen ayudar a la hora de decidir su voto. En esta ocasión, no está tan claro que vaya a haber un pronunciamiento ad hoc de los obispos, pues el organismo que se encarga de ello se reunió antes de la convocatoria de elecciones y no se va a volver a reunir hasta el próximo año. En este sentido, algunos obispos consideran que la Plenaria debería aprobar una nueva declaración, mientras que otro sector cree que no hace falta manifestarse al respecto, teniendo en cuenta que las orientaciones de otras elecciones tienen validez para el momento actual”.

Los trabajos y los días. Lunes. Seguimos en el lunes, sin pretensión de ser exhaustivos. Discurso del cardenal Blázquez. Hay que leer el discurso en lo enunciado y en lo implícito. R. Barthes y el autor implícito.

Lo digo por la cita explícita de la Instrucción pastoral “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, por cierto, un documento de 23 de noviembre de 2006, de la época de don Ricardo como Presidente de la Conferencia Episcopal. De su primer mandato.

Pero también hay que seguir rastreando el lenguaje. Párrafo adelante utiliza la expresión “poner en cuestión, de manera unilateral”, que rememora a “Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias”, punto, 35, pero sin citarle. Decía aquel documento de 2002: “Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear, no sería prudente ni moralmente aceptable”.

Martes, la Plenaria en columnas, y poco más que columnas. La prensa regional más entusiasta. Los periódicos catalanes en tromba… ¿No se lo esperaban? El cárdenla Blázquez no ha podido ser más fino y lo ha hecho así, entre otras razones, para no molestar a quienes se confiesan –en diversos niveles- católicos y nacionalistas. Ya lo dijo el emérito obispo: mucho ha trabajado la Conferencia Episcopal para no romper los puentes, incluso entre los obispos…

Hay que seguir transitando.

Los trabajos y los días. Y la prensa dedicada a los atentados de París, a sus secuelas. Y a la reflexión sobre el Islam. Lo llena todo.

Nueva nota en el pentagrama mediático y social. La propuesta de los jesuitas con el documento “Crisis de solidaridad. Solidaridad ante la crisis”, elaborado por los distintos sectores de la congregación. Diez propuesta para la regeneración de la vida pública:

Aquí están:

1-Promover una cultura de la solidaridad: para que los ciudadanos se conciban co-responsables de las necesidades de todos. Y reflexionar para revisar nuestros estilos de vida, caminando hacia una mayor austeridad (“vivir más sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”), así como buscar medios para participar en la vida pública y contribuir al bien común.

2-Fortalecer la sociedad civil: promoviendo su articulación con el Estado y el mercado para que los ciudadanos sean verdaderos cauces de participación en el espacio público.

3-Desarrollar la economía civil: que atienda a todas las dimensiones del ser humano, no sólo las económicas, impulsando las iniciativas novedosas de consumo, financiación o producción que constituyen un embrión de una nueva lógica económica.

4-Renovar el Estado social para fortalecerlo: para que sea más transparente, más eficiente, más participativo. Debe abrirse un debate, no para desmontarlo, sino para fortalecerlo, revisarlo y dimensionarlo.

5-Una educación universal de calidad: La solidaridad exige que la educación llegue a todos y no sea una fuente más de desigualdad y de discriminación. Además, la solidaridad debe ser objeto de la educación, como valor central del tipo de personas que queremos formar. Este doble aspecto debe ser el eje para lograr un pacto educativo entre todas las fuerzas políticas y sociales.

6- Políticas sociales de lucha contra la pobreza: es imprescindible lograr un gran Pacto Social por la inclusión y contra la pobreza, aunando los esfuerzos de los poderes públicos y de la sociedad civil y focalizándolos en las víctimas de la exclusión social que la crisis ha generado y en las familias más vulnerables. Especial atención requieren las personas migrantes. Y tampoco puede darse por cerrado el debate sobre una renta mínima de inserción.

7-Regeneración de la vida pública, calidad institucional y liderazgo social: Proponemos recuperar un consenso social que promueva la regeneración de la vida pública. Y deben ser perseguidos, esclarecidos y castigados todos los abusos y así restablecer la confianza en la sociedad de que, al menos al final, se hace justicia. Es imprescindible asegurar la transparencia, calidad técnica y democrática de las instituciones públicas.

8-Solidaridad con el medio ambiente: Se va haciendo más clara la crisis eco-social y se hace evidente que un sistema sostenible necesita encontrar caminos donde el consumo no sea el único motor de la economía.

9-Una Europa más solidaria: que debe volver a ser un espacio de impulso de los mecanismos de solidaridad, lo que significa “Más y mejor Europa”.

10-Solidaridad planetaria, ciudadanos del mundo: La globalización no puede ser, sin más, un mercado global unificado. Hay que extender el bienestar a todas las personas de nuestro mundo. Y los gobiernos pueden llegar a acuerdos que atiendan a las exigencias de los intereses generales de la humanidad, y no se limiten a negociar los intereses particulares de unos y otros. Asimismo hay que recuperar la política de cooperación al desarrollo con más recursos, calidad y coherencia de políticas.

He acabado el espacio por hoy. Ya me darán más.