Servicio diario - 18 de febrero de 2016
Tras visitar el Centro de Readaptación Social número 3 de la
ciudad fronteriza, donde pidió a las autoridades que “ayuden a
frenar el círculo de la violencia y la exclusión”, el Santo
Padre se dirigió al Colegio de Bachilleres del Estado de
Chihuahua para mantener un encuentro con el mundo del
trabajo. Miles de personas le esperaban en el recinto, y el
Pontífice se paró en varias ocasiones para saludar y bendecir
a la gente. Los más de tres mil asistentes realizaron una “ola
mexicana” como acto de bienvenida al Papa.
Un matrimonio de
juarenses, Daisy Flores Gámez y Jesús Arturo Gurrola Varela,
dirigió a Francisco un mensaje sobre la realidad social que
viven en esta ciudad fronteriza, rodeada por el desgaste
laboral, la falta de oportunidades y de valores. Ante estas
dificultades, le pidieron su oración.
Por su parte, el empresario Juan Pablo Castañón habló del
diálogo humano, la reciprocidad de valores, el compromiso con
un mejor ambiente laboral, la solidaridad social y los
horarios justos. También pidió al Santo Padre que rece por los
empresarios, que se encuentran presionados por muchos factores
que no están en sus manos.
En su discurso, el Pontífice dijo que “todo lo que podamos
hacer para dialogar, encontrarnos, para buscar mejores
alternativas y oportunidad es ya un logro a valorar y
resaltar”. “Las guerras se van gestando de a poquito por la
mudez y por los desencuentros”, añadió.
Por eso, el Papa pidió que “esta instancia sirva para
construir futuro y sea una buena oportunidad de forjar el
México que su pueblo y que sus hijos se merecen”. En esta
línea, advirtió que “uno de los flagelos más grandes a los que
se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de
estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita
proyectarse, y esto genera en tantos casos, tantos casos,
situaciones de pobreza y marginación”. “Y esta pobreza y
marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el
círculo del narcotráfico y de la violencia”, lamentó.
Ante este drama, Francisco señaló que “Dios pedirá cuenta a
los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer
todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan
más”. También destacó que “la mejor inversión que se puede
realizar es invertir en la gente, en las personas, en las
familias”. “La mejor inversión es crear oportunidades”,
insistió.
A continuación, el Santo Padre reconoció: “Sé que lo que
estoy planteando no es fácil, pero sé también que es peor
dejar el futuro en manos de la corrupción, del salvajismo y de
la falta de equidad”. “El lucro y el capital no son un bien
por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y,
cuando el bien común es forzado para estar al servicio del
lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un
nombre, se llama exclusión y así se va consolidando la cultura
del descarte”, aseguró.
Por último, el Pontífice invitó a todos los presentes “a
soñar, a soñar en un México donde el papá pueda tener tiempo
para jugar con sus hijos, donde la mamá pueda tener tiempo
para jugar con sus hijos”. “Eso lo van a lograr dialogando,
confrontando, negociando, perdiendo para que ganen todos”,
concluyó.
Publicamos a continuación las palabras del papa
Francisco:
Queridos hermanos y hermanas,
Quise encontrarme con ustedes aquí en esta tierra de
Juárez, por la especial relación que esta ciudad tiene con el
mundo del trabajo. No sólo les agradezco el saludo de
bienvenida y sus testimonios, que han puesto de manifiesto los
desvelos, las alegrías y las esperanzas que experimentan en
sus vidas, sino que quisiera agradecerles también esta
oportunidad de intercambio y de reflexión. Todo lo que podamos
hacer para dialogar, encontrarnos, para buscar mejores
alternativas y oportunidad es ya un logro a valorar y
resaltar. Hay dos palabras que quiero subrayar: diálogo y
encuentro. No cansarse de dialogar. Las guerras se van
gestando de a poquito por la mudez y por los desencuentros.
Obviamente que no alcanza, dialogar y encontrarse, pero hoy en
día no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de
encuentro, toda instancia de debate, de confrontación, de
búsqueda. Es la única manera que tendremos de poder ir
construyendo el mañana, ir tejiendo relaciones sostenibles
capaces de generar el andamiaje necesario que, poco a poco,
irá reconstruyendo los vínculos sociales tan dañados por la
falta de comunicación, tan dañados por la falta de respeto a
lo mínimo necesario para una convivencia saludable.
Gracias, y que esta instancia sirva para construir futuro y
sea una buena oportunidad de forjar el México que su pueblo y
que sus hijos se merecen.
Me gustaría detenerme en este último aspecto. Hoy están
aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes
de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían
considerarse como antagonistas, pero los une la misma
responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno y
verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los
jóvenes de esta tierra. Uno de los flagelos más grandes a los
que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades
de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les
permita proyectarse, y esto genera en tantos casos, tantos
casos, situaciones de pobreza y marginación. Y esta pobreza y
marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el
círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy
no nos podemos dar; no se puede dejar solo y abandonado el
presente y el futuro de México.
Y para eso diálogo, confrontación, fuente de trabajo que
vaya creando este sendero constructivo. Desgraciadamente, el
tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad
económica como principio de las relaciones personales. La
mentalidad reinante, en todas partes, propugna la mayor
cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de
manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión
ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión
que se puede realizar es invertir en la gente, en las
personas, en las familias. La mejor inversión es crear
oportunidades. La mentalidad reinante pone el flujo de las
personas al servicio del flujo de capitales provocando en
muchos casos la explotación de los empleados como si fueran
objetos para usar y tirar y descartar (cf. Laudato si’, 123).
Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y
nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas
situaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede
determinar el flujo y la vida de las personas.
Por eso me gustó ese anhelo que se expresó de diálogo y
confrontación. No son pocas las veces que, frente a los
planteos de la Doctrina Social de la Iglesia, se salga a
cuestionarla diciendo: «Estos pretenden que seamos
organizaciones de beneficencia o que transformemos nuestras
empresas en instituciones de filantropía». La hemos escuchado
esa crítica. La única pretensión que tiene la Doctrina Social
de la Iglesia es velar por la integridad de las personas y de
las estructuras sociales. Cada vez que, por diversas razones,
ésta se vea amenazada, o reducida a un bien de consumo, la
Doctrina Social de la Iglesia será voz profética que nos
ayudará a todos a no perdernos en el mar seductor de la
ambición. Cada vez que la integridad de una persona es
violada, toda la sociedad es la que, en cierta manera, empieza
a deteriorarse. Y esto que dice la Doctrina Social de la
Iglesia no es en contra de nadie, sino a favor de todos.
Cada sector tiene la obligación de velar por el bien del
todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que
luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y
de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y
ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una mejora inmediata,
sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz de
promover espacios dignos para todos. Esta cultura, nacida
muchas veces de tensiones, va gestando un nuevo estilo de
relaciones, un nuevo estilo de Nación.
¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos? Creo que en
esto la gran mayoría podemos coincidir. Este es precisamente
nuestro horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy
tenemos que unirnos y trabajar. Siempre es bueno pensar qué me
gustaría dejarles a mis hijos; y también es una buena medida
para pensar en los hijos de los demás. ¿Qué quiere dejar
México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de
explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral o de
tráfico de trabajo esclavo? ¿O quiere dejarles la cultura de
la memoria de trabajo digno, de techo decoroso y de la tierra
para trabajar? Tres T: Trabajo, Techo y Tierra. ¿En qué
cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué
atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción,
la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el
contrario, un aire capaz de generar –la palabra es clave,
generar–, generar alternativas, generar renovación o cambio?
Generar es ser co-creadores con Dios. Claro, eso cuesta,
cuesta.
Sé que lo que estoy planteando no es fácil, pero sé también
que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del
salvajismo y de la falta de equidad. Sé que no es fácil muchas
veces armonizar todas las partes en una negociación, pero sé
también que es peor, y nos termina haciendo más daño, la
carencia de negociación y la falta de valoración. Otra vez me
decía un viejo dirigente obrero: honesto como él solo, murió
con lo que ganaba, nunca se aprovechó. ‘Cada vez que teníamos
que sentarnos a una mesa de negociación, yo sabía que tenía
que perder algo para que ganáramos todos’. Linda la filosofía
de ese hombre de trabajo, cuando se va a negociar se pierde
algo para que ganen todos.
Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo cada más
competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo
termine determinando el destino de los pueblos, esclavos. El
lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están
al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado
para estar al servicio del lucro, y el capital la única
ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión y
así se va consolidando la cultura del descarte, descartable,
excluyente.
Comenzaba agradeciéndoles la oportunidad de estar juntos.
Ayer uno de los jóvenes en el estadio de Morelia, que dio
testimonio, dijo que este mundo nos quita la capacidad de
soñar y es verdad. A veces nos quita la capacidad de soñar, la
capacidad de la gratuidad. Cuando el chico o la chica le da al
papá y a la mamá solamente el fin de semana porque se va a
trabajar antes y se vuelve cuando está durmiendo, esa es la
cultura del descarte. Quiero invitarlos a soñar, a soñar en un
México donde el papá pueda tener tiempo para jugar con sus
hijos, donde la mamá pueda tener tiempo para jugar con sus
hijos y eso lo van a lograr dialogando, confrontando,
negociando, perdiendo para que ganen todos. Los invito a soñar
el México que sus hijos se merecen; el México donde no haya
personas de primera segunda o de cuarta, sino el México que
sabe reconocer en el otro la dignidad de hijo de Dios. Y que
la Guadalupana, que se manifestó a san Juan Diego, y reveló
cómo los aparentemente dejados de lado eran sus testigos
privilegiados, los ayude a todos. Tengan la profesión que
tengan, tengan el trabajo que tengan, a todos, en esta tarea
de diálogo, confrontación y encuentro. Gracias.
Durante la homilía, el Pontífice aseguró que “siempre hay
posibilidad de cambio, estamos a tiempo de reaccionar y transformar,
modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como
pueblo, lo que nos está degradando como humanidad”. La misericordia
–subrayó– nos alienta a mirar el presente y confiar en lo sano y
bueno que late en cada corazón. “La misericordia de Dios es nuestro
escudo y nuestra fortaleza”, precisó Francisco.
Además, explicó que “no hay gloria más grande para un padre que ver
la realización de los suyos; no hay satisfacción mayor que verlos
salir adelante, verlos crecer y desarrollarse”.
Haciendo referencia al pasaje de la lectura sobre la destrucción de
Nínive, el Santo Padre indicó que “la misericordia rechaza siempre
la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la
bondad dormida, anestesiada, de cada persona”. Lejos de aniquilar,
aseguró, la misericordia, se acerca a toda situación para
transformarla desde adentro.
Y ese es precisamente el misterio de la misericordia divina. “Se
acerca e invita a la conversión, invita al arrepentimiento; invita a
ver el daño que a todos los niveles se esta causando”, precisó
Francisco.
Asimismo, el Santo Padre recordó que son las lágrimas las que pueden
“darle paso a la transformación”, “ablandar el corazón”, “purificar
la mirada y ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces
se está sumergido”, “lograr sensibilizar la mirada y la actitud
endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno”,
“generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión”.
Por otro lado, el Papa reconoció que en este año de la misericordia
y en este lugar, quiere “implorar la misericordia divina” y “pedir
con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión”.
Haciendo referencia a esta ciudad, tal y como sucede en otras zonas
fronterizas, el Santo Padre señaló que aquí se concentran miles de
migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos
mexicanos que también buscan pasar “al otro lado”. Por eso dijo que
se trata de un camino cargado de terribles injusticias:
“esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros
son fruto del negocio del tránsito humano”.
El Papa hizo referencia a esta crisis humanitaria, que calificó como
tragedia humana global. Por eso, precisó que aunque se puede medir
en cifras, “nosotros queremos medirla por nombres, por historias,
por familias”. Son hermanos y hermanas –aseguró– que salen
expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el
crimen organizado.
Al respecto, denunció que frente a tantos vacíos legales, “se tiende
una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres”. Y así hizo
referencia a la injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ‘carne
de cañón’, perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la
espiral de violencia y del infierno de las drogas. Dedicó también un
pensamiento a tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado
injustamente la vida.
Finalmente, el Santo Padre invitó a pedir a Dios “el don de la
conversión, el don de las lágrimas”, tener el corazón abierto “a su
llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres”. Y
exclamó ¡No más muerte ni explotación!
Las últimas palabras de su
homilía las dedicó a organizaciones de la sociedad civil, hermanas
religiosas, religiosos y sacerdotes y laicos que se la juegan en el
acompañamiento y en la defensa de la vida. Con sus vidas –aseguró–
son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los
pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene.
A continuación publicamos el texto completo de la homilía
pronunciada por el Santo Padre:
La gloria de Dios es la vida del hombre, así lo decía San Ireneo
en el siglo II, expresión que sigue resonando en el corazón de la
Iglesia. La gloria del Padre es la vida de sus hijos. No hay gloria
más grande para un padre que ver la realización de los suyos;
no hay satisfacción mayor que verlos salir adelante, verlos crecer y
desarrollarse. Así lo atestigua la primera lectura que escuchamos.
Nínive, una gran ciudad que se estaba autodestruyendo, fruto de la
opresión y la degradación, de la violencia y de la injusticia. La
gran capital tenía los días contados, ya que no era sostenible la
violencia generada en sí misma. Ahí aparece el Señor moviendo el
corazón de Jonás, ahí aparece el Padre invitando y enviando a su
mensajero. Jonás es convocado para recibir una misión. Ve, le dice,
porque «dentro de cuarenta días, Nínive será destruida» (Jon 3,4).
Ve, ayúdalos a comprender que con esa manera de tratarse, regularse,
organizarse, lo único que están generando es muerte y destrucción,
sufrimiento y opresión. Hazles ver que no hay vida para nadie, ni
para el rey ni para el súbdito, ni para los campos ni para el
ganado. Ve y anuncia que se han acostumbrado de tal manera a la
degradación que han perdido la sensibilidad ante el dolor. Ve y
diles que la injusticia se ha instalado en su mirada. Por eso va
Jonás. Dios lo envía a evidenciar lo que estaba sucediendo, lo envía
a despertar a un pueblo ebrio de sí mismo.
Y en este texto nos encontramos frente al misterio de la
misericordia divina. La misericordia rechaza siempre la maldad,
tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad de la
persona aunque esté dormida, anestesiada, de cada persona. Lejos de
aniquilar, como muchas veces pretendemos o queremos hacerlo nosotros
la misericordia, se acerca a toda situación para transformarla desde
adentro. Ese es precisamente el misterio de la misericordia divina.
Se acerca e invita a la conversión, invita al arrepentimiento;
invita a ver el daño que a todos los niveles se esta causando. La
misericordia siempre entra en el mal para transformarlo. Misterios
de nuestro Padre Dios, dio a su Hijo que se metió en el mal, se hizo
pecado para transformar el mal, esa es su misericordia.
El rey escuchó, los habitantes de la ciudad reaccionaron y se
decretó el arrepentimiento. La misericordia de Dios entró en el
corazón revelando y manifestando lo que es nuestra certeza y nuestra
esperanza: siempre hay posibilidad de cambio, estamos a tiempo de
reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos
está destruyendo como pueblo, lo que nos está degradando como
humanidad. La misericordia nos alienta a mirar el presente y confiar
en lo sano y bueno que late en cada corazón. La misericordia de Dios
es nuestro escudo y nuestra fortaleza.
Jonás ayudó a ver, ayudó a tomar conciencia. Acto seguido, su
llamada encuentra hombres y mujeres capaces de arrepentirse, capaces
de llorar. Llorar por la injusticia, llorar por la degradación,
llorar por la opresión. Son las lágrimas las que pueden darle paso a
la transformación, son las lágrimas las que pueden ablandar el
corazón, son las lágrimas las que pueden purificar la mirada y
ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces se está
sumergido. Son las lágrimas las que logran sensibilizar la mirada y
la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento
ajeno. Son las lágrimas las que pueden generar una ruptura capaz de
abrirnos a la conversión. Así le pasó a Pedro después de haer regado
de Jesús, lloró y las lágrimas le abrieron el corazón.
Que esta palabra suene con fuerza hoy entre nosotros, esta
palabra es la voz que grita en el desierto y nos invita a la
conversión. En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero
con ustedes implorar la misericordia divina, quiero pedir con
ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión.
Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se
concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin
olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar «al otro lado». Un
paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados,
secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del
negocio del tránsito humano, de la trata de personas.
No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha
significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por
carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por
montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que
representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global.
Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla
por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas
que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el
narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales,
se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No
sólo sufren la pobreza sino que encima sufren estas formas de
violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos,
«carne de cañón», son perseguidos y amenazados cuando tratan de
salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. ¡Y
qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado
injustamente la vida!
Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las
lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a
su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No
más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre
hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la
misericordia del Padre.
Como sucedió en tiempo de Jonás, hoy también apostamos por la
conversión; hay signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de
salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de la sociedad
civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del
trabajo comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y
sacerdotes, de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la
defensa de la vida. Asisten en primera línea arriesgando muchas
veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de la misericordia,
son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que
abre sus brazos y sostiene.
Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de
misericordia. Por eso, digamos junto al sufrimiento de tantos
rostros: «Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor apiádate de
nosotros… purifícanos de nuestros pecados y crea en nosotros un
corazón puro, un espíritu nuevo» (cf. Sal 50/51,3.4.12).
También deseo en este momento para saludar desde aquí a nuestros
queridos hermanos y hermanas que nos acompanan simultaneamente al
otro lado de la frontera, en especial a aquellos que se han
congregado en el estadio de la Universidad de El Paso, conocido como
el Sun Bowl, bajo la guia de su Obispo, S.E. Mons. Mark Seitz.
Gracias a la ayuda de la tecnología, podemos orar, cantar y celebrar
juntos ese amor misericordioso que el Señor nos da, y el que ninguna
frontera podrá impedirnos de compartir. Gracias, hermanos y hermanas
de El Paso, por hacernos sentir una sola familia y una misma
comunidad cristiana.
También agradeció “el esfuerzo de quienes han hecho posible esta
peregrinación”. Así como a las “autoridades federales y locales, el
interés y la solícita ayuda con la que han contribuido al buen
desarrollo de este propósito”. El Santo Padre agradeció de corazón
“a todos los que han colaborado de distintos modos en esta visita
pastoral”. También “a tantos servidores anónimos que desde el
silencio han dado lo mejor de sí para que estos días fueran una
fiesta de familia, gracias”.
Asimismo, reconoció que “se ha
sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de
esta gran familia mexicana, gracias por abrirme las puertas de sus
vidas, de su nación”.
Por todo ello, el Santo Padre sugirió que “aquello que nos
deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real
de Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de
las más pobres y necesitadas de México”. La noche –advirtió– nos
puede parecer enorme y muy oscura. Pero en estos días ha podido ver
“que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza”,
“en muchos de sus testimonios, en muchos de sus rostros, la
presencia de Dios que sigue caminando en esta tierra guiándolos y
sosteniendo la esperanza”, “muchos hombres y mujeres, con su
esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se
quede a oscuras”. Explicó que durante los trayectos muchos hombres y
mujeres le acercaban a sus hijos y aseguró: “son el futuro de
México, cuidémoslos, amémoslos”, “son profetas del mañana, son signo
de un nuevo amanecer”.
Finalmente, el papa Francisco concluyó su viaje apostólico a
México despidiéndose de los fieles congregados en el recinto ferial
de Ciudad Juárez. Desde allí toma el helicóptero hasta el aeropuerto
de la ciudad, donde es recibido por el presidente de México, Enrique
Peña Nieto, y su esposa.
Después de tocar los himnos y los saludos de las delegaciones, el
Pontífice sube al avión que le lleva de regreso a Roma. La llegada a
la capital italiana está prevista el jueves, 18 de febrero, a las
15.15 hora local, después de doce horas de viaje.
***
El boeing 787-8 de la compañía AeroMéxico que llevó de regreso al
papa Francisco a Italia, aterrizó este jueves a las 15.00 en el
aeropuerto militar de Ciampino, proveniente desde Ciudad Juárez,
donde fue despedido por el presidente Peña Nieto, su esposa,
autoridades y un gran número de fieles.
En el vuelo que recorrió
poco más de 10 mil kilómetros en 12 horas, además del Santo Padre se
encontraba la delegación pontificia, entre los cuales el secretario
de estado, el cardenal Pietro Parolin, y unos 75 periodistas.
Desde el aeropuerto el Papa pidió ir directamente a la basílica
de Santa María la Mayor para agradecerle a la Virgen María por el
viaje apostólico. En esta iglesia de Roma, el más antiguo santuario
mariano del mundo, Francisco ha rezado a los pies de la imagen de
María ‘Salus Populi Romani’, patrona de la Ciudad Eterna.
El Santo Padre partió hacia México el viernes 12 de febrero y el
viaje incluyó una escala en Cuba, donde fue el histórico encuentro
con el patriarca ruso Kirill. Ese mismo día llegó a Ciudad de
México. El sábado, además de la ceremonia oficial en el que por
primera vez un Pontífice fue recibido en el Palacio de Gobierno, fue
el encuentro con los obispos y la misa en la basílica de Nuestra
Señora de Guadalupe.
A partir del domingo fueron los viajes diarios a cuatro estados
del país azteca, regresando por la noche a Ciudad de México en donde
el Papa pernoctó en la sede de la nunciatura apostólica
Así visitó las ciudades de Ecatepec; Tuxtla Gutiérrez y San
Cristóbal de las Casas en Chiapas; Morelia en Michoacán; y Ciudad
Juárez en Chihuahua. En cada estado celebró la santa misa, y en las
diversas ciudades abordó según la problemática local más importante
la cuestión indígena, los temas de la migración, narcotráfico y la
explotación laboral. Visitó una cárcel en Ciudad Juárez y un
hospital pediátrico en Ciudad de México. Tuvo encuentros también con
los jóvenes, las familias y otro con el mundo del trabajo, además de
uno con los obispos y otro con los sacerdotes, religiosos y
religiosas, seminaristas y consagrados.
Durante casi una hora, el papa Francisco ha conversado y
respondido a las preguntas de los periodistas en el vuelo de regreso
de México
El papa Francisco, en el vuelo de regreso a Roma procedente de
México, respondió, como es habitual, a las preguntas de los
periodistas que le acompañan en el avión. De este modo, respondió,
entre otras, a preguntas sobre la visita a México, la migración, el
papel de la mujer en la Iglesia, el aborto y el virus Zika, los casos
de pederastia o sobre su encuentro con el patriarca Kirill.
Durante la rueda de prensa, que duró casi una hora, le preguntaron
por qué no se reunió con los familiares de los desaparecidos en
México. “En mis mensajes hice continua referencia a los asesinatos, a
las muertes, a la vida cobrada por todas estas bandas del narcotráfico
y traficantes de personas, o sea que de ese problema hablé, de las
llagas que están sufriendo en México”, dijo el Papa.
“Había muchos grupos, incluso contrapuestos entre ellos, con luchas
internas, entonces yo preferí decir que en la misa los iba a ver a
todos, en la misa de Juárez, o si preferían en alguna otra, pero que
habría esa disponibilidad”, añadió. “Es una situación que es difícil
de comprender para mí que soy extranjero, ¿verdad? Pero creo que hay
una sociedad mexicana que es víctima de todo esto, de los crímenes, de
descartar gente: es un dolor muy grande porque este pueblo no se
merece un dolor como este”, aseguró.
Otro de los temas tratados por los periodistas del vuelo papal fue
el de la pederastia en la Iglesia. Al respecto, el Pontífice señaló
que “un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se
detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer
es presentar la renuncia”.
Además, el Santo Padre quiso rendir un homenaje al entonces
cardenal Ratzinger. “Si ustedes se acuerdan, diez días antes de morir
san Juan Pablo II, aquel Vía Crucis del Viernes Santo le dijo a toda
la Iglesia que había que limpiar las porquerías de la Iglesia. Y en la
misa ‘Pro Eligendo Pontifice’, pese a que él sabía que era candidato,
no es tonto, no le importó maquillar su postura, dijo exactamente lo
mismo. O sea, fue el valiente que ayudó a tantos a abrir esta puerta”,
apuntó. “Así que lo quiero recordar, porque a veces nos olvidamos de
estos trabajos escondidos que fueron los que prepararon los cimientos
para destapar la olla”, insistió.
“Doy gracias a Dios que se haya destapado esta olla y hay que
seguir destapándola”, prosiguió el Papa, al tiempo que advirtió que
“esto es una monstruosidad porque un sacerdote está consagrado para
llevar a un niño a Dios y ahí se lo come en un sacrificio diabólico.
Lo destruye”.
En una entrevista recientemente, el candidato Donald Trump afirmó
que Francisco es un hombre político y un instrumento del gobierno
mexicano para la política migratoria. También reconoció que, si gana
las elecciones, quiere construir 2500 kilómetros de muro a lo largo de
la frontera y deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales. Al ser
interrogado por estas declaraciones, el Pontífice ironizó: “Gracias a
Dios que dijo que yo soy político, porque Aristóteles define a la
persona humana como un animal politicus. Al menos soy una persona
humana”. “Y que soy un instrumento, quizás, no sé. Lo dejo al juicio
de ustedes, de la gente”, indicó.
“Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no
hacer puentes, no es cristiano. Esto no está en Evangelio”, advirtió.
“Hay que ver si dijo así las cosas, le doy el beneficio de la duda”,
matizó.
En una escala previa a su viaje a México, el Santo Padre fue a La
Habana para reunirse con el patriarca Kirill de Moscú. Un encuentro
histórico, tras casi mil años de distanciamiento entre la Iglesia
Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica. “Con Kirill, mi hermano, nos
abrazamos y besamos, y luego tuvimos un coloquio de dos horas, en el
que hablamos como hermanos, sinceramente: nadie sabe de qué hablamos”,
explicó.
Sobre la posibilidad de ir a Moscú o al Concilio panortodoxo, el
Papa manifestó que “estaré presente, espiritualmente, en Creta con un
mensaje”. “Me gustaría ir, pero hay que respetar el Concilio. Habrá
observadores católicos y detrás de su trabajo estaré yo, rezando con
los mejores deseos para que los ortodoxos puedan salir adelante”,
reconoció.
Tras la reunión de La Habana, Francisco y el Patriarca de Moscú
firmaron una declaración conjunta que fue criticada por los
ucranianos. “Cuando la leí [La crítica, ndr], me preocupé un poco,
porque la hizo el arzobispo mayor de Kyiv-Halyc de los ucranianos,
Sviatoslav Schevchuk. Es él el que dijo que el pueblo se siente
profundamente desilusionado y traicionado”, recordó.
“Ucrania está en un momento de guerra, de sufrimiento: muchas veces
he manifestado mi cercanía al pueblo ucraniano. Se comprende que un
pueblo en esa situación sienta esto, el documento es opinable sobre
esta cuestión de Ucrania, pero en esa parte de la declaración se pide
detener esta guerra, que se llegue a acuerdos. Yo, en lo personal,
espero que los acuerdos de Minsk sigan adelante y que no se borre con
el codo lo que se escribió con la mano”, destacó el Pontífice.
“Yo conozco muy bien a Sviatoslav, trabajamos 4 años juntos en
Buenos Aires. Cuando, a los 42 años, fue elegido arzobispo mayor, vino
a despedirse y me regaló un ícono de la Virgen de la ternura, y me
dijo: ‘Me ha acompañado toda la vida, quiero dejártela a ti, porque me
has acompañado estos cuatro años’. Y la tengo en Roma, entre las pocas
cosas que me llevé de Buenos Aires. Lo respeto, nos hablamos de tú; me
pareció un poco extraña su declaración. Pero, para comprender una
noticia o una declaración hay que buscar la hermenéutica de conjunto.
Y esa declaración de Schevchuk está en el último párrafo de una larga
entrevista. Él se declara hijo de la Iglesia, en comunión con el
Obispo de Roma, habla sobre el Papa y su cercanía al Papa”, observó.
El aborto no es un mal menor: es un crimen. Así de conciso y claro
fue al responder a una pregunta sobre la propuesta del aborto por
parte de algunas autoridades frente al virus Zika. Así, recordó que
“es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es
un crimen, es un mal absoluto”. A propósito del mal menor en lo que se
refiere a evitar el embarazo, indicó que Pablo VI en una situación
difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para
casos en los que fueron violentadas. Por eso pidió “no confundir el
mal de evitar el embarazo, por sí solo, con el aborto”. El aborto
–precisó– no es un problema teológico: es un problema humano, es un
problema médico. Evitar el embarazo no es un mal absoluto. Y en
ciertos casos, como en este, como en el que ha nombrado de Pablo VI
era claro, reconoció.
Otro tema abordado en la rueda de prensa fue la situación de los
divorciados vueltos a casar. En esta línea el Santo Padre explicó que
en el documento post-sinodal, que saldrá antes de Pascua, “se retoma
todo lo que el Sínodo abordó en la pastoral de las familias heridas”.
Aseguró que es una de sus preocupaciones así como también lo es la
preparación al matrimonio. Otro capítulo muy interesante es “la
educación de los hijos”, y precisó que “las víctimas de los problemas
familiares son los hijos”. La palabra clave “que usó el Sínodo, y lo
retomaré en la exhortación, es ‘integrar’ en la vida de la Iglesia a
las familias heridas”, subrayó Francisco. E integrar en la Iglesia
–precisó– no significa conceder la comunión.
También preguntaron al Pontífice sobre la polémica despertada días
atrás sobre el intercambio de cartas entre el papa Juan Pablo II y la
filósofa americana Anna Teresa Tymieniecka. Al respecto, Francisco
advirtió de que “un hombre que no sabe tener una buena relación de
amistad con una mujer –no hablo de los misóginos que son enfermos— es
un hombre al que le falta alguna cosa”. Y aseguró que por experiencia
propia “cuando pido un consejo, a un colaborador o amigo, me gusta
también escuchar el parecer de una mujer. Y te dan tantas riquezas.
Miran las cosas de otro modo”. Asimismo subrayó que “una amistad con
una mujer no es pecado. Una relación amorosa con una mujer que no sea
tu mujer es pecado”. Prosiguió recordando que el Papa es un hombre,
tiene necesidad incluso del pensamiento de las mujeres y también el
Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana con una mujer.
Para concluir esta pregunta reconoció que “las mujeres todavía no
están bien consideradas en la Iglesia”. “No hemos entendido el bien
que una mujer puede hacer a la vida del cura y de la Iglesia, en un
sentido de consejo, de ayuda, de sana amistad”, explicó.
Para concluir la rueda de prensa, contó qué le pidió a la Guadalupe
cuando rezó ante ella en la Basílica: “Por el mundo, por la paz, por
muchas cosas, y la pobrecilla ha acabado con la cabeza así de grande”.
También pidió perdón, que la Iglesia crezca sana, por el pueblo
mexicano. Y una cosa por la que pidió mucho: “Que los curas sean
buenos curas y las monjas buenas monjas” y por “buenos obispos como
los quiere el Señor”. Y bromeó: pero las cosas que un hijo dice a la
mamá son un secreto.
El santo padre ha realizado el 12º viaje internacional de
su pontificado al país azteca, del 12 al 18 de febrero
“México es un gran país” (Discurso a las autoridades, la sociedad
civil y el cuerpo diplomático, 13 de febrero de 2016)
“Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, se las
digan; pero como hombres” (Discurso a los obispos de México, 13 de
febrero 2016)
“Las lágrimas de los que sufren no son estériles” (Homilía en la
Basílica de Guadalupe, 13 de febrero 2016) .
“Cuántas veces somos ciegos e inmunes ante la falta del reconocimiento
de la dignidad propia y ajena”. (Homilía de la misa celebrada en
Ecatepec, 14 de febrero 2016)
“Quiero pedirle a Dios que bendiga […] A todas las personas que no
sólo con medicamentos sino con ‘la cariñoterapia’ ayudan a que este
tiempo sea vivido con mayor alegría” (Visita al hospital pediátrico
“Federico Gómez”, 14 de febrero 2016)
“¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura
del descarte, los necesita a ustedes”. (Santa misa con las comunidades
indígenas de Chiapas, 15 de febrero 2016)
“Prefiero una familia con rostro cansado por la entrega a rostros
maquillados que no han sabido de ternura y compasión”. (Encuentro con
las familias, 15 de febrero 2016)
“No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino”. (Santa misa con
sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y seminaristas, 16 de
febrero 2016)
“Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama
discípulos”. (Encuentro con los jóvenes, 16 de febrero 2016)
“La reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza
antes, comienza afuera, en las calles de la ciudad”. (Visita al centro
de readaptación social Cereso 3, 17 de febrero 2016)
“Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días”. (Encuentro
con el mundo del trabajo, 17 de febrero 2016)
Los jóvenes, ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando
tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las
drogas. (Homilía de la misa celebrada en Ciudad Juárez, 17 de febrero
2016)
Al sobrevolar el espacio aéreo español, el Papa ha augurado
a toda la nación “bendiciones divinas de paz y alegría”
Como es costumbre en sus viajes internacionales, el papa Francisco
ha enviado este jueves un telegrama al rey Felipe VI al sobrevolar
territorio español. En su misiva, el Santo Padre ha saludado a la
Familia Real y ha invocado sobre toda la nación “bendiciones divinas
de paz y de alegría”.
“Envío saludos cordiales a Su Majestad y a la Familia Real mientras
sobrevuelo España en mi camino de regreso de México. Le aseguro y
también a todo el pueblo de la nación un recuerdo en mis oraciones, e
invoco sobre cada uno de ustedes bendiciones divinas de paz y de
alegría”, ha escrito el Pontífice. El Boeing 787 de Aeroméxico ha
entrado en el espacio aéreo español pasadas las 13 horas.
Tras su llegada a la base aérea de Ciampino, el Papa se ha subido a
un coche utilitario azul y se ha dirigido hacia el Vaticano. Una vez
más, el vehículo se ha detenido en la basílica de Santa María Mayor.
Así, Francisco ha podido agradecer a la Virgen los frutos del viaje.
El Santo Padre partió esta madrugada hacia Roma desde la norteña
Ciudad Juárez, la última etapa de una intensa y emotiva visita a
México en la que abordó los problemas del país azteca, desde el
narcotráfico hasta el drama de la migración.
Durante su visita apostólica, en la que recorrió seis localidades
en cinco días, el Pontífice se reunió con niños, jóvenes, presos,
indígenas, víctimas de la violencia, migrantes, trabajadores,
empresarios y autoridades.
Obama ha mantenido hasta la fecha dos breves encuentros con el
presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz. El primero se produjo durante
el funeral de Nelson Mandela en 2013 y el siguiente durante la
Cumbre de las Américas en Panamá el año pasado, la primera a la que
asistió una delegación de la isla caribeña desde que este país fuera
expulsado de la Organización de Estados Americanos en 1962. Solo
Jimmy Carter ha viajado a la antigua colonia española en las últimas
décadas aunque lo hizo en 2011, mucho tiempo después de haber
abandonado la Casa Blanca.
“Podemos confirmar que mañana (por este
jueves) la Administración anunciará que el presidente viajará a
América Latina, Cuba incluida, en las próximas semanas”, dijo un
alto cargo estadounidense a varios medios locales. La cadena ABC
News fue la primera en adelantar la noticia y, según
sus informaciones, la visita podría producirse a finales de
marzo. Hoy, el propio Barack
Obama ha anunciado el viaje en su cuenta de Twitter. Será el
primer mandatario estadounidense en activo en pisar la isla caribeña
en casi 90 años, desde el viaje de Calvin Coolidge en enero de 1928.
En el marco de este restablecimiento de las relaciones, Cuba y
Estados Unidos también rubricaron ayer un histórico acuerdo sobre
aviación civil que permitirá una conexión regular de vuelos
comerciales entre ambos países por primera vez en más de cinco
décadas.
Tras el anuncio conjunto realizado por Washington y La Habana en
diciembre de 2014, ha sido un tiempo marcado por diferentes hitos
para Cuba: la reapertura de embajadas ocho meses después, la visita
del papa Francisco a la isla caribeña, el apretón de manos entre
ambos presidentes en la VII Cumbre de las Américas, su esperado
encuentro en la sede de la ONU… En definitiva, toda una serie de
acontecimientos en los que la Iglesia y el Santo Padre han tenido un
papel discreto pero decisivo, algo que han reconocido y agradecido
públicamente ambos mandatarios.
Al menos 28 personas han muerto y otras 61 han resultado heridas
tras una explosión en las inmediaciones de un alojamiento militar en
la capital de Turquía. El gobernador de Ankara, Mehmet Kiliçlar,
informó este miércoles que el atentado se ha producido al explotar
un coche bomba al paso de un convoy de vehículos militares. Ese
mismo día, otra explosión alcanzó un segundo convoy militar cerca de
Diyarbakir, en el sureste del país de mayoría kurda. Seis personas
han muerto y hay un herido grave.
El primer ministro turco, Ahmet
Davutoglu, ha pospuesto su viaje a la cumbre europea en Bruselas,
donde se debe debatir sobre la crisis de los refugiados, por
los ataques terroristas. En el momento de la explosión del coche
bomba, tanto Davutoglu como el presidente del país, Recep Tayyip
Erdogan, se encontraban en una reunión de seguridad en el Palacio
Presidencial.
El presidente Erdogan ha prometido que habrá una respuesta.
“Turquía no dudará en utilizar en cualquier momento, en cualquier
lugar y en cualquier ocasión su derecho a defenderse”, ha asegurado
en un comunicado.
El Parlamento de Turquía, los cuarteles generales de la Guardia
Costera, la Marina y las Fuerzas Aéreas tienen sede en un radio de
500 metros a la redonda del lugar del primer suceso, el distrito
capitalino de Kizilay. Las imágenes difundidas por la prensa local y
las redes sociales muestran grandes columnas de humo y vehículos en
llamas. Todavía nadie ha reivindicado el atentado.
Los rebeldes kurdos, el autoproclamado Califato islámico (ISIS,
por sus siglas en inglés) y grupos extremistas de izquierda han
realizado recientemente ataques en el país. El pasado mes de junio,
una bomba en un mitin electoral del partido kurdo HDP causó cuatro
muertos. Poco más de un mes después, un terrorista se hizo estallar
en la localidad de Suruç, matando a 33 personas. En octubre, otro
atentado acabó con un centenar de vidas en una manifestación
pacifista en Ankara, y el pasado enero, otro yihadista se suicidó en
la plaza de Sultanahmet de Estambul, llevándose consigo a 11
turistas alemanes.
El próximo domingo 21 de febrero, a las 13 horas, el arzobispo de
Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida
Consagrada, monseñor Vicente Jiménez Zamora, va a presidir en la
Catedral Basílica del Pilar, una solemne eucaristía de Acción de
Gracias por el XVI aniversario de la Aprobación Pontificia de los
Heraldos del Evangelio.
Los Heraldos del Evangelio fueron fundados
en Brasil por monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias. El 22 de febrero
de 2001 recibieron la aprobación pontificia por parte de san Juan
Pablo II como asociación internacional privada de fieles. Tienen
presencia en 74 países y de su seno nacieron dos Sociedades de Vida
Apostólica –una clerical y otra femenina– ambas también de derecho
pontificio.
Es de destacar que el 22 de febrero serán ordenados 14 nuevos
presbíteros Heraldos del Evangelio, en la Basílica de Nuestra Señora
del Rosario en Sao Paulo, Brasil, en donde funciona el Seminario
Internacional del instituto. Dos de esos nuevos sacerdotes son
españoles: uno aragonés y uno burgalés. Con estas nuevas
ordenaciones serán cerca de doscientos los sacerdotes Heraldos del
Evangelio.
Para los prelados, “las normas de la Iglesia son claras”. “Nos piden
actuar con rapidez y decisión ante las denuncias, garantizar la
transparencia y actuar con tolerancia cero”, han recordado. “Entre
otras medidas, siguiendo las indicaciones de la Santa Sede, se debe
apartar cautelarmente de sus funciones a las personas acusadas y
ofrecer toda la colaboración a la acción de la justicia y a las
autoridades civiles”, han destacado.
Las denuncias por abusos
sexuales en el colegio de los Maristas de Sants superan la decena.
La dirección del centro ha colaborado con las autoridades para
facilitar la información requerida. El propio colegio ha
informado que se activó en 2013 un protocolo de protección a los
menores ante abusos sexuales y que todos los centros de su red lo
siguen escrupulosamente. Según han explicado, los Maristas supieron
en 2011 de un caso de abuso en su escuela, momento en el que
expulsaron al profesor y pusieron los hechos en conocimiento de la
Fiscalía de Menores.
Ante estos tristes hechos, los obispos catalanes han asegurado
que “la Iglesia ofrece todo su apoyo, atención, escucha y
acompañamiento a las víctimas de los abusos, incluso en el caso de
delitos que puedan estar prescritos penalmente”. “La Pontificia
Comisión para la Protección de los Menores, en estos últimos años,
ha realizado una importante tarea de promoción de los derechos de
los menores y de prevención de los abusos en todos los ámbitos, y
especialmente en aquellos países con menos sensibilidad sobre la
protección de los menores. Este también es nuestro compromiso y el
de toda la Iglesia presente en Cataluña”, han insistido.
“Constatamos que los Hermanos Maristas y otras instituciones
realizan una tarea social y educativa con centenares de obras en
todo el mundo y siempre se han dedicado a la atención y a la
promoción de los niños. Las Diócesis con sede en Cataluña nos hemos
beneficiado de su labor”, han señalado los prelados en su nota. “El
trabajo de las comunidades educativas, de los maestros y educadores,
y de los padres y madres que dan confianza a estas Escuelas, no
puede quedar cuestionado por los casos que todos deploramos y
condenamos”, han apuntado. Del mismo modo, han advertido que “la
extensa red de instituciones educativas que la Iglesia pone al
servicio de las familias del país, creemos que no puede ser sometida
a una permanente sospecha”.
Así, los obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense han
concluido su escrito diciendo que “la prevención de los abusos a los
menores es una cuestión muy grave que afecta el ámbito escolar, pero
también afecta otras instituciones educativas, de ocio, y también el
ámbito familiar”. “Todas las administraciones, agentes sociales e
instituciones tenemos que comprometernos en una acción efectiva que
comporte una gran regeneración ética y moral de nuestra sociedad”,
han enfatizado.
Representantes elegidos por votación se dan cita del 18 al
21 de febrero para pronunciarse sobre la identidad, misión, y modo de
organizarse
El proceso de renovación de la familia Regnum Christi ha dado un
paso más. Como ya hicieron en su momento los legionarios de Cristo,
las consagradas y los laicos consagrados, los seglares de este
movimiento de la Iglesia tienen ahora la palabra. Les toca profundizar
y clarificar la manera en que están llamados a encarnar y vivir el
carisma del Regnum Christi. Para ello, desde octubre de 2014, han
realizado un proceso participativo de reflexión sobre su identidad,
misión, y forma de gobierno que inicia hoy una nueva fase: la
Convención Territorial.
Representantes de los seglares del Regnum Christi de España,
elegidos por votación, se dan cita del 18 al 21 de febrero en una
Convención Territorial que habrá de pronunciarse sobre la identidad,
misión, y modo de organizarse de los seglares del Regnum Christi. En
la Convención participan 52 seglares, que tienen voz y voto, y 13
miembros de las ramas consagradas del Regnum Christi –legionarios de
Cristo, consagradas y laicos consagrados- que cuentan con voz pero sin
voto.
La Convención Territorial se pronunciará número a número sobre un
borrador de números estatutarios, y sobre si refleja la manera en que
los seglares están llamados a vivir este carisma de la Iglesia, y
elevará recomendaciones a la Convención Internacional que, a finales
de mayo, será la encargada de redactar una propuesta.
Además, la Convención Territorial elegirá a los 4 delegados que
participarán en la Convención Internacional junto a representantes de
los seglares del Regnum Christi de todo el mundo. La Convención
Internacional recogerá las recomendaciones de las nueve Convenciones
Territoriales que están celebrándose en diferentes países, y redactará
una propuesta de los seglares para presentarla a la Santa Sede, junto
a una propuesta de configuración canónica del conjunto del Regnum
Christi. Todo ello, de la mano de Gianfranco Ghirlanda, SJ que el 14
de junio de 2014 fue nombrado Asistente Pontificio para acompañarles
esta etapa del proceso de renovación, y especialmente en lo que se
refiere a la configuración canónica.
Los seglares que participarán en la Convención Territorial fueron
elegidos por votación en un proceso electoral que concluyó el pasado
mes de noviembre. En la Convención están representadas todas las
realidades generacionales del Regnum Christi. Los delegados proceden
de Madrid, Valencia, Barcelona, Sevillla y Palma de Mallorca. El 50
por ciento son mujeres y el 50 por ciento son hombres. Una cuarta
parte, el 26 por ciento, son jóvenes.
A fecha 31 de diciembre de 2014, el Regnum Christi estaba formado
por aproximadamente 23.867 miembros: 21.500 seglares, 1.729
legionarios de Cristo, 593 consagradas y 68 laicos consagrados.
En España, además del noviciado de la Legión de Cristo en
Salamanca, y del seminario menor en Valencia, el Regnum Christi cuenta
con 7 colegios en Madrid, Valencia, Barcelona y
Sevilla(www.colegiosrc.es), la Universidad Francisco de Vitoria (www.ufv.es),
y el centro internacional de formación de consagradas del Regnum
Christi, en Madrid. A su labor educativa, se suma una destacada labor
misionera a través de la que cada año unas 800 familias y jóvenes
apoyan a párrocos de zonas rurales durante la Semana Santa, y la obra
social Fundación Altius-UFV.
En el mundo, el Regnum Christi cuenta con 14 universidades en las
que se forman 34 mil alumnos, 128 colegios con 67 mil alumnos, y 37
colegios Mano Amiga para niños de zonas marginadas, con 19 mil
alumnos.
Los caminos de Dios son inescrutables. En este
caso, y no debiera nunca servir como precedente, una gravísima e
irresponsable actuación fue el detonante de una conversión y el
camino hacia la santidad. Y es que, sin bien es cierto que las
pasiones tiranizan no lo es menos que la gracia de Dios nos libera
de sus cadenas. A este beato le costó entender que las tendencias
obsesivas, «el ansia de las cosas y la arrogancia» pertenecen al
mundo y son incompatibles con Él (1 Jn 2, 15-17). Imbuído en sus
afanes no midió las consecuencias que podría acarrear el afán
irrefenable por obtener lo que quería. Y un hecho que humanamente le
condujo al precipicio, la intervención divina –la única influencia
posible que cabía en la dramática situación creada por él– lo trocó
en fuente de bendiciones. Es otra prueba de la infinita misericordia
de Dios y de la tutela que ejerce sobre sus hijos. Analizar lo que
fue de la vida de Conrado después de lo que hizo es también un canto
a la esperanza ya que pone de manifiesto cómo nos rescata el amor
del Padre, a pesar de las debilidades que nos atenacen.
En efecto. El noble Confalonieri nacido en
Piacenza, Italia, hacia 1290 estaba obsesionado con la cinegética,
al punto de que obnubilado por ella, actuó de forma temeraria.
Saliendo de cacería en una ocasión, no se le ocurrió otra cosa que
dar orden a sus sirvientes de que prendieran fuego a una zona
boscosa donde se refugiaban unas codiciadas piezas de caza con
objeto de tenerlas a tiro sin mayores problemas. Pero las llamas
devoraron todo lo que hallaron a su paso, incluidas propiedades
ajenas edificadas en el bosque. No contando con testigos del suceso,
abandonaron cobardemente el lugar, resueltos a convertirse en una
tumba, ocultando su autoría.
Ante el desastre ecológico y las denuncias de los
afectados por él, se abrió una investigación que no dio el resultado
apetecido, hasta que las autoridades determinaron condenar a muerte
a un pobre infeliz que cayó en sus manos. Le culpaban del voraz
incendio, del que reconoció ser autor mediante tortura, aunque su
único pecado era haberse hallado en el monte en el funesto instante
en el que ardió. Al no contar con medios económicos para resarcir
los daños causados, debía pagarlos con su vida. El impulsivo
Confalonieri, sabedor de la grave decisión, se entregó al vicario
imperial Galeazzo Visconti. Confesó su culpa en un momento convulso
políticamente para el mandatario, por los conflictos existentes
entre güelfos y gibelinos, lo cual también tuvo que ver en el rápido
e injusto proceso seguido contra el ciudadano inocente.
El reconocimiento de su error supuso para Conrado
la pérdida de sus bienes y los de su esposa, Eufrosina de Lodi, de
ascendencia nobiliaria como él. Viéndose en la ruina, comenzó a
mendigar. Pero el hecho, lejos de hundir a los esposos, les hizo ver
que detrás se hallaba una providencia. El arrepentimiento de
Conrado, aunque estuviera envuelto en graves consecuencias para su
acontecer, ya que habían quedado en la más completa miseria, atraía
nuevas y desconocidas bendiciones para ambos. Sopesaron la situación
llevándola a la oración y, de común acuerdo, optaron por separarse y
tomar un camino que, si bien discurría por vías distintas, les iba a
conducir al mismo destino: su consagración. Eufrosina ingresó con
las clarisas de Piacenza. Y Conrado, con el ánimo de purgar sus
culpas en oración y penitencia como ermitaño, se hizo terciario
franciscano en Calendasco el año 1315. Luego peregrinó por varios
lugares pasando por Roma y Malta, para recalar en Sicilia. Eligió un
lugar de Noto Antica y allí permaneció aproximadamente hasta 1335.
Durante un tiempo colaboró asistiendo a los
enfermos del hospital de San Martín, todo ello sin descuidar sus
mortificaciones y penitencias. Su fama comenzó a atraer a numerosas
personas y él veía peligrar su anhelo de soledad para dedicarse
plenamente a Dios. De modo que se afincó en Pizzoni, una zona
cercana a Noto, y en una gruta llevó la vida que había soñado
entregado a severas penitencias, ofrendando su vida por la
conversión de los pecadores. Allí le visitó el prelado de Siracusa
cuando se hallaba en la recta final de su existencia. Murió el 19 de
febrero de 1351 mientras oraba. Fue agraciado con el don de
milagros. En 1515 León X lo declaró «Beato no
canonizado» y Urbano VIII aprobó su culto el 12 de septiembre de
1625. Sepultado en la iglesia de San Nicolás de Noto, es junto a san
Nicolás de Bari, patrono de aquella ciudad.