Ante las denuncias de abusos a menores en algunos centros educativos de Cataluña, de titularidad católica, que se han hecho públicas recientemente, los Obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense reiteramos nuestra total condena a cualquier abuso, de cualquier tipo, cometido contra un niño o un menor de edad.

El papa Francisco, igual que sus inmediatos predecesores, ha repetido varias veces esta condena y ha manifestado su proximidad a las víctimas. En comunión plena con él, nos comprometemos a luchar contra esta plaga que destruye tantas infancias.

Las normas de la Iglesia son claras. Nos piden actuar con rapidez y decisión ante las denuncias, garantizar la transparencia y actuar con tolerancia cero. Entre otras medidas, siguiendo las indicaciones de la Santa Sede, se debe apartar cautelarmente de sus funciones a las personas acusadas y ofrecer toda la colaboración a la acción de la justicia y a las autoridades civiles.

La Iglesia ofrece todo su apoyo, atención, escucha y acompañamiento a las víctimas de los abusos, incluso en el caso de delitos que puedan estar prescritos penalmente. La Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, en estos últimos años, ha realizado una importante tarea de promoción de los derechos de los menores y de prevención de los abusos en todos los ámbitos, y especialmente en aquellos países con menos sensibilidad sobre la protección de los menores. Este también es nuestro compromiso y el de toda la Iglesia presente en Cataluña.

Constatamos que los Hermanos Maristas y otras instituciones realizan una tarea social y educativa con centenares de obras en todo el mundo y siempre se han dedicado a la atención y a la promoción de los niños. Las Diócesis con sede en Cataluña nos hemos beneficiado de su labor. El trabajo de las comunidades educativas, de los maestros y educadores, y de los padres y madres que dan confianza a estas Escuelas, no puede quedar cuestionado por los casos que todos deploramos y condenamos. Del mismo modo, la extensa red de instituciones educativas que la Iglesia pone al servicio de las familias del país, creemos que no puede ser sometida a una permanente sospecha.

La prevención de los abusos a los menores es una cuestión muy grave que afecta el ámbito escolar, pero también afecta otras instituciones educativas, de ocio, y también el ámbito familiar. Todas las administraciones, agentes sociales e instituciones tenemos que comprometernos en una acción efectiva que comporte una gran regeneración ética y moral de nuestra sociedad.

Tiana, 17 de febrero de 2016