El jueves de esta semana se conmemoró el noventa aniversario de la Escuela de Periodismo de El Debate. Enhorabuena, por tanto, a quienes se han formado materialmente, o espiritualmente, en esa escuela. Conviene, a título de homenaje agradecido, recordar algunos datos de esta efeméride.

Comenzó su andadura el 10 de marzo de 1926 y se cerró en el mes de junio de 1936. Fue un centro puntero en la formación de periodistas, cuando en España nadie, incluso no pocos de los miembros de la Asociación de la Prensa, apostaban por este modelo. Comenzó con un cursillo de tres meses y al cabo de un lustro se había transformado en una carrera de cinco años. Más adelante daría el salto a la Universidad.

Por aquella Escuela pasó lo más granado del mundo periodístico español de los años treinta, cuarenta y siguientes. Fueron profesores Francisco de Luis, Vicente Gállego, Nicolás González Ruiz, Manuel Graña, Fernando Martín-Sánchez, José Larraz (después ministro de Hacienda), y futuros obispos como Herrera (cardenal), Bueno Monreal (cardenal y arzobispo de Sevilla), García Goldáraz (arzobispo de Valladolid), Eugenio Beitia, de Santander o Máximo Yurramendi, de Ciudad Rodrigo.

De las listas de alumnos, podemos destacar a figuras como la de Pedro Gómez Aparicio, director de la agencia Efe y autor de esa monumental Historia del periodismo español; Dionisio Ridruejo, falangista primero y disidente después (también disidente de la Escuela, porque le parecía poco inclinada hacia el falangismo); Antonio Sánchez Gómez, fundador y propietario del ¡Hola!; José Félix Tapia, premio Nadal de novela en 1945; Julián Cortés Cavanillas, monárquico redactor de Abc …

Según el profesor Juan Cantavella, estudioso de la Escuela de El Debate, “por la carrera larga y por los cursos intensivos pasaron unos 250 alumnos, pero pudo haber más, porque carecemos de archivos de la institución a los que recurrir (lo que respetaron los republicanos se lo ha comido la desidia y la mala fe). Cuando tan escasas mujeres se acercaban a los medios, hubo quince alumnas (entre ellas la religiosa e historiadora Cristina de Arteaga)”.

Alguna curiosidad final. No todos los que pasaron por sus aulas se dedicaron al periodismo. Ahí está el caso del portero del Real Madrid, Ricardo Zamora, quien compaginó periodismo con fútbol y, como jefe de deportes de Ya a partir de 1935, enviaba sus crónicas cuando terminaba de jugar su partido en el Bernabéu; el actor Luis Escobar, marqués de las Marismas del Guadalquivir en la realidad y marqués de Leguineche en la película de García Berlanga, “La escopeta nacional”; el abogado y diputado centrista Emilio Attard, presidente de la Comisión Constitucional del Congreso; Juan Herrera, presidente de Petromed (además de sobrino de don Ángel); Alfredo López, presidente de la Junta Nacional de Acción Católica y subsecretario de Justicia; el oficial de Ingenieros, Manuel Arias Paz, autor de un Manual de Automovilismo, del que se hicieron docenas y docenas de ediciones; los catedráticos José María Sánchez de Muniain, de Estética, Isidoro Martín, de Derecho Canónico, Ortego Costales de Derecho Penal, Pérez de Armiñán de Economía Política…
Gracias Don Ángel Herrera y gracias a quienes hoy se consideran herederos suyos.